Recomiendo:
0

Palestina y Cuba, las coincidencias y las urgencias

Fuentes: Rebelión

Traducido para Rebelión por Ángel Petricca y revisado por Manuel Talens

La invasión de Irak es ya un hecho consumado, pero el programa de intoxicación mediática para justificarla no se está llevando a cabo, en absoluto, según los deseos de los invasores. Si se desea hacer previsiones realistas, algunas sencillas lecciones se imponen por sí mismas: no es el Presidente quien dirige los Estados Unidos, sino que son diversas fuerzas políticas no elegidas las que se disputan el control del país. Su talón de Aquiles es que sus posiciones de poder no reflejan ninguna voluntad popular real, ni en los Estados Unidos ni en el resto del mundo.

Es esta debilidad del gobierno oficial la que explica que ninguna personalidad -entre todas las que, en Francia, en Inglaterra, en el Vaticano, y con mil discretas voces, han intentado que el presidente Bush entrara en razones- haya podido imponer al ejército estadounidense, en expedición de conquista, ni un solo gesto humanista, que hubiera podido restaurar el respeto mutuo. Se han causado destrucciones y matanzas sin justificación militar, y no se ha podido ocultar la lógica de pura cólera y espíritu de venganza de los políticos, que han enviado al ejército yanqui, una vez más, a perder el honor frente a un pueblo previamente desarmado.

La expresión de ciertas conclusiones revisionistas para el periodo 1939-1945 están prohibidas en los países occidentales, pero su difusión (a la que, a su pesar, contribuyen todos los que tienen necesidad de demostrar que el antisemitismo se ha vuelto una grave amenaza conectada al terrorismo [1]),unida al significado mismo de la represión de la que son objeto, parece estimular el desciframiento de la actualidad; esto se observa no sólo en internet, sino también, de rebote, en los medios de comunicación, a despecho de la voluntad de sus propietarios de controlar el contenido. Los esfuerzos de los periodistas por dar cuenta honradamente de los hechos, a pesar de las directrices vergonzosas de sus directores, producen una cacofonía en el límite de lo cómico, y la población no tiene reparo en escribir por sí misma las páginas que faltan del Canard Enchaîné global o en murmurar en el teléfono árabe mundializado. Mientras que, en estos últimos tiempos, la tensión social se atenuaba en Cuba y los artistas e intelectuales se beneficiaban de una libertad de movimientos y de diálogo con los cubanos del exterior que jamás habían conocido antes, Reporteros Sin Fronteras (RSF) lanza una campaña sostenida por enormes medios financieros sobre el tema Cuba, la prisión más grande del mundo. RSF se desenmascara hoy como órgano de propaganda para preparar la invasión de Cuba por los Estados Unidos y como punta de lanza de la censura mundializada, en una de sus modernas modalidades: sobreabundancia de publicaciones, que repiten las mismas informaciones amputadas y que intoxican con las mismas conclusiones deletéreas, de cara a paralizar el instinto de resistencia popular. Es necesario aprovechar la ocasión para avanzar en la preparación de las próximas batallas.

Coincidencias 1

Venezuela ha incluido en su constitución un artículo que prohíbe la instalación de bases extranjeras en su territorio; se trata de un gran productor de petróleo y del núcleo en el que históricamente se origina el proyecto de unidad latinoamericana; es uno de los pocos países de ese continente que se ha dotado de una diplomacia ambiciosa; el pasado 14 de abril se ha conmemorado el primer aniversario del fracaso de un golpe de estado lamentablemente urdido entre los Estados Unidos y los hombres de negocios locales.

Colombia, país vecino de Venezuela, muy rico también, agoniza en una guerra civil, con 150 bases militares americanas y bandas de paramilitares armadas, formadas y dirigidas por israelíes que ponen en práctica la experiencia adquirida en Palestina yen el Líbano. Estas bandas están agrupadas en la AUC (Autodefensa Unida Colombiana) y han sido reconocidas oficialmente como organización terrorista por los Estados Unidos, lo cual no les supone ninguna dificultad de actuación sobre el terreno [2]. Todo esto es la continuación de la implicación de Israel en América Central, patente desde la presidencia de Jimmy Carter. Entre las actividades de la nebulosa paramilitar, destaca el interés por las personalidades católicas que anunciaba ya la obstinación sobre la basílica de la Natividad en Belén: el asesinato del obispo monseñor Romero, en 1980, y de seis jesuitas de la UCA en el Salvador; el del obispo de Guatemala, monseñor Gerardi, el 26 de abril de 1998; después, el año pasado, el de Isaías Duarte Cansino, obispo de Cali (que era, sin embargo, conservador, pero que se hacía preguntas sobre el papel político de los narcotraficantes). Nunca se encuentra a los instigadores de los atentados contra representantes de la Iglesia, a pesar de que se trata de países en donde el catolicismo está aún muy enraizado, vivo y poderoso.

Cuba, después de haber contribuido decisivamente a eliminar el apartheid en Sudáfrica, tan querido por los mercaderes de armas y guerra israelíes, sostiene al gobierno de Venezuela y defiende el derecho de todos los países a la soberanía nacional, incluidos iraquíes y palestinos; Cuba ha sido el último país que mantuvo su embajada en Bagdad. No sorprende en absoluto, por lo tanto, que los servicios de información estadounidenses e israelíes hayan buscado implantarse en Cuba, país empobrecido donde la población tiene mil excelentes razones para lamentarse de la situación económica y para soñar con una sociedad de la abundancia. Con una ingenuidad que resulta indispensable para alimentar el sueño utópico, a fin de cultivar la energía necesaria a la supervivencia en condiciones extremas, una parte de esta población imagina en qué se metamorfosearía, como por encantamiento, si simplemente se encontrara inmersa en un contexto favorable: se ve complacientemente rica, próspera, soberana y solidaria, si, únicamente cambiara de gobierno y escapara a su insularidad, inscrita tanto en la historia cultural como en el entorno geográfico de este país singular.

Pero de la misma manera que el trazado de las costas del pequeño caimán en medio del Mediterráneo americano no cambiará probablemente en el curso del próximo milenio, se puede pronosticar que el carácter de los cubanos no se diluirá en el conformismo consumista y sumiso que tanto convendría a los intereses imperialistas y mafiosos, tan cercanos, lo cual sería el único resultado real, brutal y triste, de un cambio de gobierno por la acción combinada de los recursos imperiales corruptores y de los simplones sueños calurosamente mantenidos por quienes poseen el poder militar para devolverlos a la realidad cuando llegara el momento.

Desde la época prehispánica, el impulso demográfico empuja a los habitantes de la región caribeña desde el Sur hacia el Norte y desde el Este hacia el Oeste. Primero fueron los taínos y otros arawaks de la América profunda y de las pequeñas Antillas; después, españoles procedentes de Canarias; enseguida, afroamericanos de Haití y de Jamaica y, a partir de 1850, cubanos de tinte diverso en dirección a la Florida. El contrabando, forjador del sentimiento rebelde en Cuba desde el siglo XVII y, después, las guerras de la independencia contra España, han utilizado la vía marítima, con pequeñas y discretas embarcaciones. Las trágicas aventuras de los balseros forman parte de esta tradición, a menudo espantosa e inevitable. También los haitianos, los negros habitantes de la isla vecina, sistemáticamente martirizados por los sucesivos imperios, baten récords en materia de embarques clandestinos, de naufragios y de gente rechazada, a golpe de metralleta, por las autoridades de inmigración estadounidenses. Estos días, el gobierno cubano ha condenado a muerte a tres desgraciados representantes de esta atracción fatal; y confiando en sus servicios de información y extrayendo las lecciones oportunas de la invasión de Irak, como ha hecho todo el mundo, ha intentado adelantarse a los potenciales invasores deteniendo a quienes podían constituir una quinta columna perfectamente real. Para los servicios de propaganda yanquis ha sido una ganga: una vez más, el gobierno cubano daba pruebas de crueldad.

Y los medios de comunicación franceses, que siempre han mantenido un enfoque sentimental y erótico hacia Cuba, se han volcado sobre la patética suerte, innegablemente patética (tanto como la de los trágicos haitianos, por supuesto), de los hermosos cubanos que sufren… porque nuestras empresas no tienen el valor de afrontar la intimidación estadounidense y de invertir masivamente allí, como desea el gobierno. Esto permitiría relanzar la actividad y el consumo locales, de manera que la gente buscaría menos ir a ganarse la vida a otros lugares.

Por otra parte, existen toda clase de indicios para afirmar que la percepción de los medios de comunicación franceses es perversa y está, a la vez, hábilmente instrumentalizada por las fuerzas imperialistas al acecho. En noviembre de 2002 sólo tres países votaron contra la resolución 56/9 de la ONU, que exigía el levantamiento del bloqueo contra Cuba: USA, Israel y las Islas Marshall; estos días, en Ginebra, en la 35 sesión de la ONU, a pesar de sus esfuerzos, los Estados Unidos no han logrado que se condene a Cuba por violación de los derechos humanos; y Cuba acaba de ser reelegida como miembro de la misma comisión que se ocupa de esas cosas (porque Cuba siempre recuerda que el derecho a la alimentación para todos, a la educación y a la salud para todos, son derechos de toda la humanidad). La ONU, hay que recordarlo, es un foro donde el poder imperial no llega a imponerse siempre, y es justamente en estas cuestiones, aparentemente periféricas donde los representantes de numerosos países consiguen resistir las fuertes presiones de que son objeto y que no siempre logran neutralizar.

En Nicaragua acaba de producirse una tentativa de ocupación de la embajada de Cuba con la misma modalidad que en París, como una performance, un circo filmado casi de antemano, con profesionales del espectáculo y cadenas: un teatro que no estaba dirigido en absoluto al embajador de Cuba, al cual se hubieran podido dirigir de otras mil maneras, sino al conjunto de la jauría mediática.

No cabe duda alguna acerca del apoyo natural hacia este tipo de provocaciones por parte de los servicios de información y de otros sectores oficiales y belicistas de los Estados Unidos. Pero el aspecto folclórico tropical de todo lo que los medios de comunicación transmiten como imagen de Cuba insinúa, para mucha gente honrada, la idea de que esta isla no puede ser un objetivo serio para los Estados Unidos, que jamás se verá amenazada como otros países inquietantes, solemnes, misóginos y religiosos. ¿Acaso la imagen del Che no ha llegado a ser un simple motivo romántico para camisetas en todos los mercados? Con ocasión del trigésimo aniversario de su muerte, ¿no ha conseguido el revisionismo oficial reducir doctamente su mito a la insignificancia histórica, a algo incluso turbio, a fuerza de subrayar los errores del Che como economista, como político y como militar? ¿Qué relación tiene esto con el poder simbólico de un keffieh -el tocado palestino­-, cuando se lleva en un país occidental? La imagen frívola que se ofrece de Cuba es en sí misma el resultado de hábiles manipulaciones. Así, el ministerio francés de cultura no ha creído adecuado señalar, en su sitio web oficial, entre las efemérides, que el año 2003 es el ciento cincuenta aniversario del nacimiento de José Martí, cubano, primer analista de la lógica imperialista estadounidense desde 1880 y el primero en declararles la guerra en profundidad, persuadiendo a Cuba a lanzarse a una guerra de independencia contra España para que el país se encontrase preparado, armado y aguerrido cuando fuera preciso afrontar las tentativas de invasión de su poderoso vecino del norte. El pasado año, en Cuba, se ha subrayado mucho lo que acerca a Martí y a Victor Hugo: envergadura política y compromiso sobre los mismos valores, potencia creativa, penetración en el análisis y prodigiosa densidad en la síntesis. Pero Martí ha sido más fecundo que Victor Hugo, que resistió muy justamente los golpes de timón del gobierno francés, y fue honrado como padre espiritual de la Tercera República. Pero Martí, más de un siglo después de su muerte, continúa en la lucha, inspirando a creadores, dirigentes políticos y guías espirituales de toda América. Su estatura es, más bien, la de un profeta, en el sentido en que Mahoma es el profeta, no solamente un anunciador, sino un guerrero espiritual, un edificador de pueblos, mucho después de su paso por la tierra. Es Martí, aunque las culturas francesa y española sean remisas a reconocer su grandeza, quien inspira al gobierno cubano actual; él impulsa este esfuerzo popular que renace en cada crisis internacional que termina rebotando en Cuba.

Coincidencias 2

Para Europa, un golpe de estado en Cuba, ahora, sería trágico: significaría la confirmación de la quiebra de la ONU y abriría la puerta a nuevas intimidaciones, a nuevos montajes hollywoodienses destinados a aterrorizar a las poblaciones, a nuevas invasiones. El presidente Chirac ha llegado a frenar considerablemente la maquinaria de supercherías, a escala mundial, de la propaganda estadounidense. Si bien su actitud a sido justamente calificada de gaullista, también es preciso reconocer que es notablemente cubana, ya que, ya desde finales del siglo XIX, Cuba dio el primer impulso al antiimperialismo al declarar una guerra de independencia contra España, en la que se ocultaba y preparaba otra contra los Estados Unidos, guerra que se inició en vida de Victor Hugo, que firmó las peticiones de los primeros revolucionarios cubanos en París, en el año 1870.

José Martí estaba muy aislado cuando analizaba la amenaza que se cernía sobre el continente latinoamericano. Pero toda la historia del siglo XX le ha dado la razón. Es en Cuba donde, por primera vez, un atentado contra inocentes, de proporciones inimaginables para la época, fue instrumentalizado eficazmente para empujar a los Estados Unidos a una guerra contra Europa. La explosión del acorazado Maine en la bahía de La Habana, en 1898, imputada naturalmente a los españoles, permitió que el gobierno de MacKinley, con el apoyo del electorado, declarase la guerra a España y hundiera su flota, lo que significó la sentencia de muerte del imperialismo castellano, pero también del proyecto de la América latina concebido por Napoleón III para permitir que Europa volviera a poner pie en lo que, sin embargo, se convertiría durante un siglo en el coto de caza de los Estados Unidos. Inmediatamente después de la explosión del Maine, especialistas en explosivos, de nacionalidad estadounidense, acusaron a los servicios de información de ese país de haber permitido o fomentado el atentado, de haber realizado una autentica operación de terrorismo de estado. Ya desde el año pasado, hay quien ha hecho comparaciones entre la forma en que la opinión pública fue preparada para una guerra contra Cuba hace un siglo y el clima en el que se ha envuelto a Irak antes de invadirlo [3]. Después del 11 de septiembre se vuelve a constatar con angustia que, contrariamente a lo que el racionalismo pseudomarxista relegaba como fenómenos alucinatorios, la historia se repite a veces, y las coincidencias en este terreno son tanto más turbadoras cuanto que ya no se creía que fuerzas ocultas intervinieran en el ámbito de las ciencias sociales (a pesar de que algunos jefes de estado acuden a los astrólogos, como mucha gente ordinaria). Para hacer vaticinios correctos, puede ser útil hacer aproximaciones consideradas oscurantistas o políticamente incorrectas. Inmediatamente después del 11 de septiembre de 2001, algunos exiliados cubanos condenados en Estados Unidos por terrorismo fueron liberados. La senadora Ileana Ros Lehtinen -la primera mujer cubanoestadounidense elegida gracias al apoyo de Jeb Bush-, ayudada por Lincoln Díaz Balart, consejero de George W. Bush, hizo liberar al más temible de los terroristas condenados, Orlando Bosch, también de origen cubano, que había trabajado para la CIA a las ordenes de Bush en los años setenta [4)]. ¿ Existe alguna relación con la operación de camuflaje e intimidación internacional que rodeó a los atentados del World Trade Center…?

Urgencias 1

Ahora es el paralelismo entre el destino de Cuba y el de Palestina el que se impone: dos pequeños países sin recursos energéticos especiales ni riquezas materiales de ninguna clase, pero dotados por la geografía y por la historia de una responsabilidad extraordinaria en el terreno espiritual: Tierra Santa para todas las culturas que se reclaman descendientes de Abrahán (e incluso más allá) y pesadilla para Israel, en un caso; bastión de la resistencia de David contra Goliat, espina en la carne del coloso de los pies de barro del imperialismo estadounidense desde hace más de cien años, en el caso de la gran Antilla. Más allá de los aspectos poéticos de la comparación entre ambos, las características inéditas del contexto político mundial nos obligan a asociarlos de forma radical: los dos países tienen los mismo enemigos y la lógica israelí demostrada en la devastación vengativa de Mesopotamia trata de imponerse en el caso de Cuba. Algunos hechos de notoriedad pública bastarían para mostrar que es una dinámica antigua y profunda la que se está actualizando en estos momentos en los tratos entre los garantes del sionismo en los Estados Unidos y Cuba.

En 1947, Cuba fue el primer estado de América Latina que, por medio de su embajador, se opuso a la creación del estado de Israel. Los otros países de la región acabaron por ceder a las presiones del grupo de cabildeo sionista, pero Cuba resistió hasta el final. Desde 1959, el gobierno apoya fielmente a los palestinos y las relaciones diplomáticas (con Israel) se rompieron como consecuencia de la guerra de 1973. La comunidad judía en Cuba nunca ha sobrepasado los 15.000 miembros [5]; los asquenazíes, mayoritarios en ella, han aterrizado a menudo en la isla en tránsito hacia su objetivo de instalarse en los Estados Unidos, mientras que la política migratoria de dicho país discriminó oficialmente hasta 1940 a quienes proclamaban su judaísmo. Un episodio muestra claramente hasta qué punto esta emigración era escasamente alentada en Cuba: en 1938, un barco de refugiados, el Saint-Louis, fue reenviado a Hamburgo, después de que el gobierno cubano exigiera considerables garantías financieras a cambio de los visados y de que las instituciones judías estadounidenses no lograran aportar a tiempo la suma exigida ni obtener de los Estados Unidos que acogieran a las 900 personas implicadas. Es preciso señalar, por el contrario, que la República Dominicana, dirigida entonces por el dictador Trujillo, hizo todo lo contrario para atraer a estos mismos inmigrantes, pues deseaba convertir a algunos en pioneros de la modernización de la agricultura y la ganadería y, a los demás en trabajadores asalariados, como otros refugiados en condiciones similares. Pero no logró retenerlos de ninguna forma. En la actualidad, según la sinagoga de los asquenazíes en La Habana, el 90 % de la población cubana que se consideraba judía ha emigrado y se encuentra en Miami. Es principalmente la Ley de Reforma Urbana de 1961 y la nacionalización de las empresas lo que ha afectado a una clase en la que se encontraban numerosos especuladores inmobiliarios, de diamantes y otros agentes comerciales. Es imposible imaginar que el gángster Meyer Lansky, que controlaba el juego y la prostitución florecientes en Cuba, no se encontrara entre ellos.

Urgencia 2

La articulación de los intereses sionistas y cubanos en Miami merecería ser estudiada en detalle. Jorge Mas Canosa ha reconocido haberse inspirado en los métodos de la AIPAC para ejercer su influencia a través de la Fundación Nacional Cubano-Americana. Pero son a menudo las mismas personas las que controlan los dos grupos de cabildeo. [6]. Así, el senador D’Amato, artífice de las leyes que refuerzan el embargo contra Cuba y que pretenden prohibir a otros países el comercio con la isla, ha sido presidente de la comisión de reparaciones que ha obtenido de los bancos suizos sumas considerables, una comisión de la que se ha comprobado su relación a el Banco Leumi, el banco nacional de Israel, con grandes malversaciones de fondos [7]; tras lo cual ha emprendido el mismo chantaje contra Polonia. Otto Reich, hoy a cargo de la reconquista de Cuba, es de origen cubano. Tiene un enorme poder ante la familia Bush y su trayectoria es impresionante: nombrado por dos veces responsable para América Latina en el Departamento de Estado, contra la opinión de Colin Powell, ya en 1980 fabricaba propaganda para los contras nicaragüenses y se dedicaba a la propagación de falsos rumores. Así, difundió la calumnia de que el gobierno sandinista perseguía a los judíos, antes de imputarles el genocidio de los indios misquitos con pruebas de fotos falsificadas. Después, de forma sorprendente, salió indemne del escándalo Irangate, a pesar de ser uno de sus principales incriminados. Con posterioridad, ha continuado sus invenciones en Venezuela, destinadas esta vez a acusar a los cubanos de injerencia militar, y se reconoce su estilo personal en la fabricación del fracasado golpe de estado del año pasado. Ha sido en Miami donde han tenido lugar las muy extrañas manifestaciones de apoyo a la invasión de Irak; la CNN y la Fox no se han privado de filmar, estos últimos años, las banderas israelíes agitadas con profusión en todas las manifestaciones de hostilidad hacia el gobierno cubano. Y, esta vez, los eslóganes eran inequívocos: Después de Irak, Cuba.

El revanchismo sionista, nacido de viejos rencores y, de hecho, decisivos en la historia política de Cuba, tiene su base en Miami. La Fundación Weinberg envía fondos y vuelos chárters repletos de turistas judioestadounidenses a Cuba. Hay inversores israelíes en los sectores agrario e inmobiliario (poblaciones residenciales donde los extranjeros no residentes en Cuba tienen el derecho de adquirir propiedades, lo cual es absolutamente ilegal fuera de estos guetos estancos), sin contar a «los canadienses (que reivindican sus lazos con Israel) en los sectores mineros y petrolero, a los panameños, en las finanzas y también a los argentinos, mexicanos e italianos» (Richard Pava, op. cit., pág. 100). Estos movimientos de capitales y personas son perfectamente incompatibles con las leyes estadounidenses que tienden a reforzar el embargo contra Cuba. En estos movimientos, tan escasamente recogidos en los medios, ¿no estará implicado ni tan sólo un agente del Mossad, cuando están presentes en todos los países de América Latina junto a los gobiernos dóciles a los Estados Unidos, y hacen cualquier cosa para liquidar los movimientos populares armados?

Cuba, como Palestina, debe una vez más enfrentarse, con su energía espiritual como única arma decisiva, a las dos grandes potencias aliadas e incontestablemente bien dotadas de armamento nuclear, químico, bacteriológico, financiero y mediático: los Estados Unidos de América e Israel. En tiempos de guerra, la disciplina en torno al mando es una condición importante si se quieren ganar batallas. Cuba tiene la suerte de tener un jefe de estado que ha sabido escapar de trampas que resultaron fatales, por un lado, a muchos otros gobernantes latinoamericanos y, por el otro, a todo el socialismo soviético. De esta forma, la pequeña isla continúa encendiendo la llama de la esperanza a su alrededor. Ya va siendo hora de reconocer en este extraño fenómeno cultural una intensidad similar al excepcional destino de Palestina, cuna de nuestros valores no solamente occidentales, atlánticos, sino mediterráneos, euroafroasiáticos, e incluso más lejanos. Hay lugares por los que sus habitantes, y mucha gente de fuera, escogen sacrificarse. Judíos estadounidenses ofrecen hoy su vida para liberar Palestina. Pero ni las manifestaciones mundiales ni los escudos humanos han logrado detener las palas excavadoras en Palestina ni las bombas en Irak. El arrojar luz sobre el vínculo carnal entre el sionismo y el imperialismo, incluso en las más alejadas latitudes, es ahora una tarea necesaria para que la solidaridad no sea, una vez más, una guerra aplazada.

* Maria Poumier es profesora universitaria francesa, traductora de José Martí, José Lezama Lima y Cintio Vitier.



NOTAS

[1] Véase Le Nouvel Observateur, 6-12 février 2003, informe «Antisémitisme, ce qu’on n’ose pas dire».

[2] Véase Alberto Giordano, Bigwoods Report, http://www.narconews.com .

[3] The Guardian, 19 septiembre 2002, artículo de Richard Gott, traducido al francés en http://cubasolidarité.fr.st/ [este sitio ofrece informes muy completos y constantemente actualizados sobre las maniobras estadounidenses en Cuba, entre las una de las más escandalosas fue la condena de cinco cubanos que realizaban una encuesta sobre el terrorismo estadounidense en Miami, según modalidades jurídicas inadmisibles]. Fue el imperio periodístico de Hearst quien inició un enorme movimiento de opinión pública para sostener la legitimidad de una intervención militar en Cuba, en nombre de la compasión hacia las víctimas de la bárbara, arcaica y oscurantista tiranía de los españoles, en línea con la tradición de la apocalíptica leyenda negra que rodea a España desde 1492.

[4] Véase Ann Louise Bardach, Cuba Confidential, Love and Vengeance in Miami and Havana, y el artículo de Jane Franklin «The Cuban Obsession», en The Progressive, julio de 1993, publicados en el sitio web http://cubasolidarité.fr.st/ . He aquí lo que se puede leer sobre la conexión de Orlando Bosch con el presidente Bush:

«Desde 1988, la CANF [Cuban American Nacional Foundation] y el Servicio de Inmigración y Naturalización de los Estados Unidos de América han mantenido un acuerdo único, el Proyecto Exodus, que permite a los exiliados cubanos de terceros países entrar en los Estados Unidos si la CANF los patrocina. El proyecto aumentó el número de partidarios de CANF en los Estados Unidos mientras, coincidentemente, obtenían más subvenciones de dinero gubernamental.

«Mas [Canosa] entiende, por experiencia propia, que la práctica de la democracia estadounidense incluye operaciones encubiertas, la cara oculta de la ley. Utiliza su red subterránea para implementar una política exterior contraria a cualquier grupo o nación que se alíen con Cuba de cualquier forma. Sus relaciones con los cubanoestadounidenses Félix Rodríguez, Luis Posada y Orlando Bosch son un caso a resaltar. Al igual que Mas [Canosa], los tres estuvieron implicados en la invasión de la Bahía de Cochinos y continúan trabajando con la CIA. Rodríguez se jacta de la ejecución del Che Guevara después de que éste fuera herido y capturado en Bolivia por un comando de la CIA. En 1982, cuando Rodríguez quería poner en práctica su «concepto helicóptero» contra las guerrillas en El Salvador, Mas [Canosa] le presentó al antiguo senador Stone, enviado especial de Reagan a Centroamérica. Rodríguez y Posada fueron los agentes estadounidenses a cargo de la ayuda ilegal a los contras en Nicaragua desde la base aérea de Ilopango, en El Salvador, cuando el avión de Eugene Hasenfus fue derribado en 1987, lo cual comprometió la operación y dirigió el escándalo Irangate hacía los contras nicaragüenses.

«Posada y Bosch estuvieron involucrados en la explosión del avión de pasajeros de Cubana de Aviación en 1976, en el que murieron 73 personas. Bosch también ha sido condenado de otros actos terroristas, como el ataque con bazookas contra un barco polaco en Miami en 1968 y el envío de amenazas de muerte a responsables de Francia, España e Italia por comerciar con Cuba. En 1983, Mas [Canosa] lideró un comité que intercedió por la liberación de Bosch de una cárcel venezolana. ¿Supuso algún daño para su reputación abogar por un terrorista convicto? No en Miami, donde se creó el «Día de Orlando Bosch».

«Después de que Bosch fuera liberado en 1988, el Departamento de Justicia de los Estados Unidos solicitó su deportación citando informes de la CIA y del FBI acerca de la enormidad de sus actos terroristas. Al tiempo, la CANF apoyaba a la republicana Ileana Ros-Lethinen para reemplazar en el Congreso a Claude Pepper en su escaño por Miami. Con Jeb Busch como gestor de campaña y el presidente Bush de padrino, venció y llevó la campaña a favor de Bosch hasta Washington. Jeb Busch y la senadora Connie Mack, republicana por Florida, también hicieron campaña a favor de la liberación de Bosch.

«Bosch fue liberado en 1990 por la administración Bush. Bush fue director de la CIA en 1976, cuando Bosch, agente de la CIA en esa época, fundó los Comandos de las Organizaciones Revolucionarias Unidas [CORU] para atacar globalmente objetivos cubanos.»

[5] Véase, para la mayor parte de las informaciones citadas, Richard Pava, Les juifs à Cuba, Nantes, le Petit Véhicule, 2002.

[6] Para los contactos entre la AIPAC y el grupo de cabildeo cubano, el sitio de la misma AIPAC es evidentemente el más interesante, por ejemplo, en la página http://www.aipac.org/newthisweek.html; a tener en cuenta también las investigaciones de Jane Franklin, autora, entre otros libros de Cuba and the USA, a Chronological History, Ocean Press, 1997,en http://ourworld.compuserve.com/homepages/JBFranklins/canf.htm