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Una análisis desde Euskal Herria

Pensamientos huelguísticos

Fuentes: Berria

Traducido para Rebelión por Daniel Escribano

Ha pasado ya una semana desde que se llevó a cabo la huelga general del 29 de septiembre. Empezaré con datos ─ordenados por mi, claro─ ofrecidos por Rebelión sobre esa jornada de lucha.

Según la agencia Reuters, los sindicatos han dicho que participaron en la huelga más de diez millones de trabajadores. Los manifestantes, en total, fueron más de un millón y medio: 500.000 en Madrid; 400.000 en Barcelona; 144.000 en Andalucía; 100.000 en Aragón; 109.800 en Galicia; 90.000 en Valencia; 100.000 en Asturias; 40.000 en Valladolid; 22.000 en el País Vasco Sur, y más en otros tantos lugares grandes y pequeños.

Ha aparecido una corriente sindical y social radical: 40.000 manifestantes en Vigo; 10.000 en Gijón; en el centro de Madrid un pasacalles de 7.000 huelguistas; una marcha ciclista organizada por Ecologistas en Acción; un piquete formado por 3.000 personas en Murcia; las entradas a Sevilla cerradas por los piquetes en doce puntos.

La violencia policial ha sido grande: agentes antidisturbios en la universidad de Sevilla, grandes incidentes en el centro de Barcelona. CGT, CCOO y UGT han denunciado la brutalidad de las cargas policiales. Siete disparos al aire en los alrededores de la empresa CASA. Centenares de agentes antidisturbios en la Gran Vía de Madrid y una virulenta operación policial en El Corte Inglés de la Puerta del Sol. A juicio de un cargo de la intersindical valenciana, «el Gobierno quiere ocultar el éxito de la huelga con la represión». 30 detenidos. Una sindicalista gravemente herida al atropellarla un esquirol.

Los estudiantes, el mundo de la cultura, los periodistas han hecho huelga. Los estudiantes de Sevilla, Madrid, Valencia, etc. en huelga. Las televisiones autonómicas catalanas y el Canal Sur andaluz en huelga. En Telemadrid: «cancelada la emisión a causa de la huelga».

El 29 de septiembre ha sucedido algo especial en todos los territorios del Estado español, algo potente, interesante e importante para cualquier proyecto liberador. El 29 de septiembre en el País Vasco Sur no se ha demostrado, claramente y porque así se ha decidido, la capacidad de lucha existente. Pero la fuerza está ahí y una parte del proletariado vasco ha ejercido la lucha este día. Ver unidos a los sindicatos en la lucha por la defensa de los intereses de los trabajadores ─en la calle o en la lucha en la negociación─, sin duda, da ánimos y confianza. Pero la unidad sindical es algo que hay que trabajar. No basta con proclamar la unidad. Y, además, la unidad en abstracto no debe tomarse como condición imprescindible. La huelga general del 21 de mayo de 2009 dejó patente la total incapacidad de materializar la unidad sindical. El paro y la precariedad crecía terriblemente, los ERE se multiplicaban, pero entonces las cúpulas de UGT y CCOO no quisieron luchar. En esa situación y en esas condiciones era imposible la unidad sindical y realizar esa huelga general ─contra la propaganda de la patronal, de los gobiernos y de UGT y CCOO─ fue un paso importante.

CCOO también participó, con su propio mensaje, en la huelga convocada el 29 de junio por la mayoría sindical vasca.(1) UGT y los sindicatos corporativos ─los de Sanidad, por ejemplo─ se quedaron al margen. Y creo que la huelga del 29 de junio ─aun teniendo mayor seguimiento que la del 29 de septiembre─ fue menor que la del 21 de mayo de 2009.

En la huelga de septiembre de 2010 se han unido los grandes sindicatos de todo el Estado y casi todos los denominados minoritarios ─salvo, de nuevo, los corporativos. Las iracundas posturas adoptadas en torno a esta huelga por la patronal y el PP han sido anuncios de sus virulentas intenciones. Esta huelga general ha demostrado que la política aplicada hasta ahora por UGT y CCOO es puro mercadeo y que la mesa de negociación ha sido una auténtica tomadura de pelo del gobierno y de todos los partidos burgueses (PP, CiU y PNV). Esta huelga ha puesto de manifiesto que en todos los territorios del Estado, y en gran medida también en el seno de los sindicatos mayoritarios, existe una profunda división sobre la orientación sindical. Y pienso que ELA y LAB han dejado escapar una buena oportunidad para hacer aún más evidente la fuerza del ─y estrechar las alianzas entre el─ sindicalismo que reivindica otro modelo social.

Existe otro conflicto en torno a la unidad sindical, importante y que la dificulta: la posición nacional de los sindicatos. Yo no admito que en nombre de la unidad obrera se apoye la indisoluble unidad nacional de España o se menosprecie la gravedad de su injusta imposición. Antes bien, en nombre de la unidad obrera internacional los sindicatos deberían enfrentarse a esa imposición y alzar la voz en defensa de la autodeterminación. Creo, empero, que el comportamiento de UGT y CCOO está bien integrado, entre otras cosas, en el marco del pacto constitucional y que ellos también son pilares de esa injusticia. Pero también en lo tocante a este asunto me parece que se ha dejado escapar la oportunidad de evidenciar la identidad propia del proletariado vasco y reforzar las posturas favorables a la lucha del País Vasco.

En la primavera de este año la Comisión Europea y el Banco Central, de consuno con el FMI, han declarado la guerra económica al proletariado europeo. Estamos en el principio. Decide el comando oculto del Mercado que nadie ha elegido y los estados que aplican las operaciones juegan un papel decisivo. Estamos en las primeras batallas. La única vía que aceptan los capitalistas es la del fuerte apretón del cinturón; como mucho, están dispuestos a dar migajas para engañar a los necios. Están amenazados todos los ámbitos de la vida: el pensamiento y la tierra, los salarios y las libertades, la paz y la solidaridad. Ante esta situación, la harto colaboracionista Confederación Europea de Sindicatos (CES) se ha visto obligada a convocar movilizaciones a escala europea y las cúpulas de UGT y CCOO, a ir a la huelga general.

No podemos equiparar las bases de las huelgas y movilizaciones con las incoherencias y proyectos de las cúpulas burocráticas. Es también el momento del internacionalismo. Al tiempo, implicando a nuestra identidad en la lucha desbrozamos también el camino para animar en muchos luchadores sindicalistas la posición favorable a los derechos nacionales, la justicia y el derecho de autodeterminación del País Vasco. ELA ha participado en la euromanifestación de Bruselas. Y me parece bien. ¿Pero no es también la CES bastante colaboracionista? Que yo sepa LAB apoyó la huelga general francesa del 7 de septiembre.(2) Y estoy de acuerdo en que lo hiciera. ¿Pero no son también los convocantes colaboracionistas de clase y totalmente franceses?

Veremos de nuevo problemas de gestión y la necesidad de una corriente sindical radical y fuerte. Las tres huelgas generales de estos dos años deben ser estudiadas y hay que aprender de ellas. Estamos a la espera de la experiencia de una huelga europea.

Notas:

  1. Formada por las centrales ELA, LAB y ESK, el Sindicato de los Trabajadores de la Enseñanza de Euskadi (STEE-EILAS), el sindicato agrario EHNE y el sindicato de transportistas Hiru. (N. del t.)

  2. LAB tiene también presencia en el movimiento obrero del País Vasco Norte, donde apoyó la convocatoria de huelga general contra las últimas medidas antisociales del gobierno francés. (N. del t.)

Joseba Barriola es miembro de Gorripide

Fuente: Berria, 6 de octubre de 2010. http://paperekoa.berria.info/iritzia/2010-10-06/004/005/greba_gogoetak.htm