Recomiendo:
0

Entrevista al economista Manuel Garí

«Podemos logró sacudir el tablero político, pero el terremoto no ha afectado todavía al poder de la oligarquía»

Fuentes: Kokkino

Para empezar, y antes de pedirte opinión política, queremos aprovechar que eres economista para conocer tu opinión sobre la situación actual de la economía en España. ¿Es verdad que se espera, como se dice, una recuperación de la economía española? En 2014, según Eurostat, el aumento de la producción anual, alcanzó casi el 1,15%, revirtiendo […]

Para empezar, y antes de pedirte opinión política, queremos aprovechar que eres economista para conocer tu opinión sobre la situación actual de la economía en España. ¿Es verdad que se espera, como se dice, una recuperación de la economía española?

En 2014, según Eurostat, el aumento de la producción anual, alcanzó casi el 1,15%, revirtiendo la tendencia negativa de los dos ejercicios precedentes, y según los datos del gobierno español el Producto Interior Bruto (PIB) aumentó el pasado año un 1,4%, después de tres años consecutivos de recesión. El Banco de España dice que en 2015 el PIB crecerá 3,1% respecto al año anterior y en 2016 anuncia un crecimiento de 2,7%. Estas previsiones forman parte del discurso del presidente Mariano Rajoy en defensa de su política. Pueden ser exageradas con intención electoralista. Pero los organismos internacionales apuntan en el mismo sentido; si se cumplen las previsiones del Fondo Monetario Internacional (IMF en sus siglas en inglés), en los próximos años la tendencia será moderadamente ascendente. Pero si no analizamos más elementos, no sirven para conocer la realidad. La recuperación es frágil y tiene los pies de barro.

¿Por qué?

En primer lugar porque PIB es un indicador económico -muy criticado por cierto por los economistas ecologistas pues no mide los efectos económicos de la pérdida de patrimonio natural o de los costes de los resultados nocivos de la actividad productiva- que mide en términos monetarios la producción anual de bienes y servicios pero que por si solo no explica la evolución y consistencia de la economía. Es un indicador arbitrario, como caso anecdótico te señalo que el PIB español ha crecido en 2014 un 0,4% de la noche a la mañana al comenzar a computar el volumen económico estimado de la prostitución y del tráfico de drogas, negocios ambos muy importantes en el país.

Pero volviendo a tu pregunta, en el caso español parte del crecimiento se debe a factores externos que pueden variar rápidamente, factores que ni el gobierno ni los empresarios españoles controlan: bajada del precio del petróleo del que España es muy dependiente; aumento de las exportaciones por la baja cotización del euro; o espectacular aumento del turismo extranjero debido a la situación de guerra e inestabilidad política de otros destinos turísticos del Mediterráneo. En un contexto de crisis de algunos países emergentes como en el caso de Brasil o de desaceleración del crecimiento en China, con inestabilidad en la zona euro que no ha superado la crisis de las deudas y la débil recuperación de la demanda europea, principal destino de nuestras ventas, la volatilidad de la recuperación es muy alta. Y además esa recuperación es muy limitada si analizamos otros indicadores y el tipo de modelo productivo que se está impulsando.

¿A qué te refieres?

El nivel de producción alcanzado en 2014 fue un 5% inferior al de 2007. La economía productiva no remonta: la producción manufacturera ha experimentado una gran caída ya que en 2013 era un 12% inferior al nivel de 2007. La formación bruta de capital en 2014 fue un 14% menor que la de 2007. El retroceso en investigación, desarrollo e innovación es muy grande: en 2009 el esfuerzo inversor fue del 1,35% del PIB (unos 321,9 euros por habitante) y en 2013 solo alcanzó el 1,24% (279,3 euros por habitante). La población activa se ha reducido desde 2011 en medio millón de personas debido al retorno de parte de la población emigrante a sus países de procedencia y la salida de jóvenes españoles en busca de empleo.

El modelo productivo que impulsa de nuevo el Partido Popular (PP) desde el gobierno es el que fracasó: construcción de viviendas en un país con muchas casas vacías y el impulso de obras públicas faraónicas que endeudan al tesoro público sin dar beneficios a la ciudadanía. La burbuja financiera y bancaria que estalló en 2008 en España no se entiende sin la burbuja del sector de inmobiliario y de la obra pública para beneficio de las grandes multinacionales españolas del sector y de la banca española y alemana. Por otro lado la economía española está viviendo un bucle de difícil salida: la reducción de la demanda interna al retraer el consumo y debilitarse la inversión -lo que refuerza la amenaza deflacionista- ha hecho crecer de forma desorbitada la deuda pública (del 30% al 100% del PIB en los cuatro años de gobierno conservador) e impide el necesario desapalancamiento público y privado -este último alcanza el 300% del PIB, particularmente por parte de la banca y las multinacionales-, lo que acentúa la dependencia de la economía de las exportaciones en un contexto donde estas no están aseguradas.

¿Cómo ha afectado la crisis la vida de los sectores populares y de los jóvenes?

Desde varios años antes del estallido de la crisis los salarios disminuían año tras año, lo que supuso un aumento de los beneficios empresariales que encontraron una nueva fuente de rentabilidad en los mercados financieros. Los bancos impulsaron el negocio mediante el crédito masivo muy barato, al que acudió mayoritariamente la clase obrera para adquirir viviendas y otros bienes. Como el nivel de empleo era muy alto, nadie temía no poder pagar. Digamos que el aumento de la desigualdad condujo a las clases trabajadoras antes de 2007 a paliar la pérdida salarial mediante el crédito barato. El nivel de endeudamiento de las familias fue muy alto, pero también el de las empresas y la propia banca.

Cuando estalló la crisis, los efectos fueron devastadores. Ya he indicado la disminución de la población activa y paralelamente aumentó el desempleo que el pasado mes alcanzó cifras cercanas al 23% en el conjunto de la población, siendo el juvenil superior al 51%. Teniendo en cuenta que un contrato laboral por una hora un solo día en un mes cuenta como un empleado, ya que no se computan debidamente las horas jornada completa anual por persona, ello significa que el número real de desempleados es mayor que lo que expresan las cifras oficiales. En torno al 10% de las familias tienen a todos sus miembros en paro y crece el número de desempleados de larga duración -sin trabajo desde más de un año-. A la vez aumenta el trabajo precario, a tiempo parcial, con salarios por debajo del salario mínimo y sin derechos.

Ello ha producido un aumento de la desigualdad: las rentas del capital son superiores a las del trabajo por primera vez en el país; pero, además en el seno de los asalariados ha aumentado la desigualdad en los ingresos entre el 5% que más cobra y el 50% que gana menos. Podríamos utilizar la metáfora de la tijera para describir el aumento de la desigualdad. El índice Gini que mide la desigualdad en ingresos es muy alto, el 0,347. Según un informe que acaba de publicar Caritas -organización vinculada a la Iglesia Católica y poco dudosa de anticapitalista- tener trabajo no asegura salir de la pobreza. Según el Instituto Nacional de Estadística (INE) en 2013 el 22,2% de los españoles está por debajo del umbral de la pobreza. No voy a abrumarte con más cifras pues los números que te doy son significativos. El resultado es terrible: aumento de la pobreza energética en muchas familias, personas sin casa y aumento de la mal nutrición infantil en los barrios populares.

Los resultados de las elecciones catalanas reflejan dos terrenos. El de SI y el de NO en la independencia. ¿Es así? ¿Que muestra el resultado de las elecciones y cuál era la postura de Podemos?

En Cataluña existía una identidad nacional catalana basada en su identidad cultural y su lengua que no se traducía en una propuesta política independentista. La polarización política en torno a la independencia es un hecho reciente. Hace cuatro años el pueblo catalán aprobó una reforma de su Estatuto, votada mayoritariamente por el parlamento catalán y por el parlamento español, pero el PP presentó un recurso ante el Tribunal Constitucional, órgano muy conservador, que finalmente eliminó de forma antidemocrática importantes aspectos de la nueva ley. Ello junto con diferentes campañas del nacionalismo español contra los sentimientos catalanes, ha desembocado en un distanciamiento político de una gran parte del pueblo catalán respecto al Estado español.

La Constitución española y los partidos que la apoyan, PP y el Partido Socialista (PSOE) impiden el ejercicio del derecho a la libre autodeterminación de las nacionalidades. Junto al independentismo nacionalista catalán de naturaleza identitaria ha aparecido y crecido el independentismo de naturaleza política que defiende la soberanía política del pueblo catalán para decidir su fututo. Este independentismo ha crecido tanto entre sectores burgueses como también entre sectores populares, incluidos sectores de las clases trabajadoras cuyo origen familiar era de otros puntos del Estado español y asentados en Cataluña tras la gran migración en la época del desarrollo industrial de los años sesenta del pasado siglo.

Lo que muestra el resultado de las elecciones para el parlamento catalán es el avance de las posiciones a favor de la independencia en detrimento de las posiciones unionistas -que a su vez son muy plurales y van desde federalistas a gente que propone un mayor grado de centralización «españolista»-. Pero también queda claro que la sociedad catalana solo puede encontrar la solución a su encrucijada política mediante el libre ejercicio del derecho a decidir cuyo resultado debería ser vinculante y por tanto respetado por el Estado y los partidos. Es claro que la organización territorial que surgió tras la muerte del dictador Franco, el Estado de las Autonomías, no satisface al pueblo catalán.

Podemos se ha colocado muy mal en este conflicto. La Secretaria General del partido en Cataluña, Gemma Ubasart, ha dimitido el día 10 de octubre criticando a Pablo Iglesias que lideró la campaña, por el enfoque de un confuso discurso unionista en el que incluso al reconocer el derecho a decidir, no se acepta que sea el pueblo catalán quien decida, sino «todos» a partir de un proceso a nivel español.

El resultado electoral ha sido muy malo, inferior al que arrojaban las encuestas dos meses antes de comenzar la campaña, pero también al obtenido en las anteriores elecciones autonómicas por uno de los socios de Podemos en estos comicios, Iniciativa per Catalunya. O sea en vez de sumar votos la coalición los perdió. Podemos se quedó en tierra de nadie con una campaña «españolista» vergonzante lo que le alejó de los sectores más a la izquierda del movimiento popular. Ello ha beneficiado el avance de un partido de izquierda independentista y anticapitalista llamado Candidatura de Unidad Popular. La crisis interna en Podemos de Cataluña poco antes de las nuevas elecciones generales al parlamento español es un mal dato.

¿Cuál es la relación de la izquierda y el nacionalismo en el Estado español y como se relaciona con la historia de la transición? ¿Cómo se responde a la compleja cuestión de clase y nación?

España no es el Reino Unido. En este último existen naciones en las que Inglaterra es una de ellas y todas ellas pueden seguir unidas o no. Al contrario, el nacionalismo español no admite la existencia de otra nación que la española que está «por encima» de las diferentes realidades nacionales o regionales existentes en el Estado español; la soberanía nacional, para el nacionalismo español, reside en el conjunto español por ello niega el derecho a decidir en Cataluña, Euskalherria o Galicia.

La mayor parte de las clases trabajadoras de Madrid o Andalucía tienen identidad nacional española y en general tienen escasa sensibilidad ante la identidad nacional diferente que tienen sectores muy amplios de las clases trabajadoras catalana o vasca. A su vez podemos hablar de un nacionalismo burgués español y de un nacionalismo burgués en las nacionalidades sin estado. La izquierda mayoritaria socialdemócrata abandonó la defensa del derecho a la autodeterminación de las nacionalidades en 1978 al hacer suya la Constitución que sustituyó al régimen franquista. Los eurocomunistas en la práctica olvidaron la reivindicación. La Transición no resolvió la cuestión nacional, bien al contrario para no dar una solución democrática específica a las demandas populares en las nacionalidades, se inventó el Estado de las Autonomías para nacionalidades y regiones, de manera que si bien dio competencias de autogobierno estas fueron limitadas. La izquierda revolucionaria los siguió defendiendo pero durante años, hasta el surgimiento del 15 M, tuvo poca fuerza en el conjunto del Estado exceptuando en Euskadi. Pero lo malo es que la colaboración entre los diferentes grupos de izquierda radical en todo el Estado español fue durante años muy baja.

En 1978 se habría podido construir un estado federal o confederal si de entrada se hubiera reconocido el derecho a la autodeterminación incluida la posibilidad de independencia. Hoy es imposible. En 1978 habría sido posible pero habría exigido que la clase obrera hubiera liderado un proceso constituyente y una labor de solidaridad internacionalista entre todos los componentes de las clases trabajadoras del Estado español y que hubiera tenido un proyecto propio de organización territorial, o sea que hubiera jugado un papel dirigente en el proceso político. En ese momento la clase obrera había perdido ya autonomía y peso político y el asunto se resolvió entre las élites procedentes del régimen franquista y los partidos obreros mayoritarios. Volviendo al presente, para que se resuelva la cuestión nacional de forma democrática será preciso impulsar procesos constituyentes (en plural) en todas las dimensiones que componen el actual territorio español que permitan desde la posibilidad real de ejercer la independencia, volver a establecer el modelo de relación con el resto: separación, federación o cualquier tipo de asociación imaginable. Y hacerlo en condiciones de igualdad y libertad. Ello implica una ruptura con el régimen del 78.

La cuestión nacional y la cuestión de clase no son realidades puras separadas, las clases tienen identidades nacionales y la clase trabajadora no es una excepción. El internacionalismo radica en la puesta en pie de proyectos emancipadores de las clases subalternas que convergen, que encuentran un terreno común por encima de los intereses territoriales, capaz de romper con la dirección burguesa de la nación, de cada nación. Pero ello exige a su vez que la clase obrera se convierta en líder de la sociedad -«caudillo» de la nación, también en las nacionalidades oprimidas- y que las izquierdas revolucionarias ganen la hegemonía en el seno de la izquierda y de las clases trabajadoras. Sustituir el trabajo político de unir la cuestión nacional y la cuestión social por un internacionalismo abstracto es lo mismo que renunciar al avance de las ideas socialistas internacionalistas, lo que equivale a dejar en manos de la burguesía el gobierno de la nación y los procesos de organización política supra nacional y supra estatal. La izquierda de las nacionalidades oprimidas deberá ponerse a la cabeza de la lucha democrática por el derecho a decidir y la defensa de la soberanía nacional. La izquierda de la nación dominante deberá jugar un papel activo de educación de su clase trabajadora para impulsar el respeto por el derecho a decidir en las nacionalidades… y la solidaridad activa.

¿Cuáles son las perspectivas hacia las elecciones generales? ¿Puede la izquierda expresar la voluntad para el cambio?

Desgraciadamente los partidos del régimen del 78, PSOE y PP, se están recuperando de la sorpresa que supuso la aparición de Podemos y, en el caso de la derecha, el capital ha impulsado el crecimiento de un partido de repuesto, Ciudadanos, que viene a suplir las carencias de un PP corrupto e inmovilista que ha defraudado a una parte de su electorado. Ciudadanos es el populismo de derechas que gana parte del terreno al populismo de izquierdas. El régimen del 78 sigue teniendo importantes problemas pero está disminuyendo la indignación y movilización popular. Existe voluntad de cambio pero no se ha plasmado todavía en un programa concreto y sencillo de ruptura con el régimen del 78 y contra las políticas de austeridad; y lo que es peor las próximas elecciones se van a afrontar con al menos tres candidaturas de izquierda. ¿Podíamos haber impulsado un proceso de unidad popular ante las elecciones generales? Sí. Sin duda, Pero ello habría requerido hacer unas elecciones primarias para determinar las candidaturas de forma abierta con una participación masiva y también haber impulsado un debate público de masas sobre el programa del cambio. Vamos a intentar obtener el mejor resultado, pero no soy optimista. Creo que se aleja la posibilidad de un gobierno de izquierdas en torno a Podemos, pero podremos al menos tener un buen grupo parlamentario.

El gran movimiento de 15M, las mareas, el movimiento obrero dieron a luz un nuevo sujeto político, Podemos. Hoy este movimiento esta en recesión. Lo mismo pasa con Podemos. ¿Crees que se está cerrando un ciclo político? Parece que cuando el movimiento da la espalda a un partido algo pasa.

Yo reformularía tu última frase. Es verdad que cuando el movimiento da la espalda a un partido algo pasa, pero también lo contrario: cuando un partido da la espalda al movimiento, nada positivo va a pasar. El problema actual de fondo es doble. Por un lado la movilización popular ha retrocedido, de hecho Podemos es la expresión política del movimiento de los indignados pero cuando el movimiento ya no está activo ni Podemos lo impulsa de nuevo. Y por otro, la correlación de fuerzas entre las clases sigue siendo muy favorable al capital. El 15 M y las mareas despertaron del letargo al movimiento popular, Podemos logró sacudir el tablero político, pero el terremoto no ha afectado todavía al poder de la oligarquía. Nada está decidido. El proceso de cambio es posible que no triunfe en las próximas elecciones, pero va a continuar por otras vías, con otras formas.

Nada va a ser igual que antes del 15 M y Podemos. Todavía es posible construir un amplio movimiento de unidad popular capaz de impulsar una ruptura democrática e iniciar procesos constituyentes. Podemos tiene problemas de orientación y de funcionamiento que intentaremos resolver en clave de izquierda y democrática, pero hay más anclajes para la izquierda. Las recientes elecciones municipales significaron la irrupción de un nuevo actor político unitario y amplio: las candidaturas por el cambio, las candidaturas de unidad popular, lograron muy buenos resultados en las principales ciudades del Estado español. Después de las elecciones generales habrá de nuevo una recomposición de los instrumentos políticos de la izquierda. Tras las elecciones generales del próximo 20 de diciembre se cierra un ciclo electoral y político. Pero, a su vez se abre una nueva situación que exigirá un avance en la construcción de la respuesta de la izquierda.

Anticapitalistas es una organización que con Podemos tiene representantes populares elegidos en muchos municipios y autonomías. ¿Cómo podemos tener una política radical y eficaz usando las instituciones? ¿Nos puede dar algunos ejemplos exitosos de este trabajo tan importante?

Nuestra orientación en las instituciones es solucionar los problemas que tiene el pueblo intentando impulsar su autorganización y su participación en las decisiones. O sea no intentamos «solucionar» los problemas desde nuestra labor de gobierno o de oposición como «vanguardia» elegida capaz de gestionar muy bien la miseria porque dispongamos de los mejores técnicos, sino promover en cada paso que demos la actividad popular. Ello implica por un lado poner al servicio de ese proyecto de cambio los medios institucionales, pero también hacer la desobediencia a los límites que impone el neoliberalismo, por ejemplo en el caso español el Ministerio de Hacienda que intenta ahogar la labor de los ayuntamientos gobernados por la izquierda aplicando las normas ordoliberales sobre el déficit e impidiendo que esas instituciones tengan ingresos fiscales. Se avecinan grandes tensiones y batallas entre el poder local y el poder central.

Algunos ejemplos de éxito limitado y desigual: se ha logrado detener algunos desahucios de viviendas, se han creado mesas con participación popular para resolver el problema habitacional, se ha combatido la pobreza energética con eficacia positiva (de momento), se ha asegurado el suministro de agua en las viviendas, se han paralizado algunas de las operaciones inmobiliarias y urbanísticas especulativas, se están realizando experiencias concretas de elaboración de los presupuestos con participación popular, se han impulsado nuevas actividades culturales de interés general y desde los municipios se tomó la iniciativa para acoger a los exiliados de las guerras cercanas… pero todo ello es muy poco todavía. Solo hace 100 días que se crearon los gobiernos municipales en unos ayuntamientos endeudados. Hablaremos dentro de cuatro años.

En el caso de los parlamentos autonómicos -desde la oposición porque no se gobierna en ninguna Comunidad- se han logrado varios avances en la lucha contra la corrupción del PP, en el reconocimiento de los derechos de gays y lesbianas, en el impulso de nuevas leyes -todavía no aprobadas- para un cambio de modelo productivo que a la vez respete al medio ambiente y cree empleo.

Los dirigentes de Podemos, se refieren a menudo al populismo de América latina haciendo referencia a Laclau y dicen que tenemos que superar los divisiones de izquierda y derecha, y de los clases. ¿Cual tiene que ser la postura de una izquierda radical de siglo XXI a estas nuevas ideas? Si es que son nuevas…

Trasladar recetas políticas bolivarianas propias de los países andinos de América Latina a un país europeo es una insensatez imposible pues las sociedades, su composición de clase, la estructura del poder oligárquico, etc. son muy diferentes, pero trasladar la filosofía política que ha servido de coartada intelectual al matrimonio Kitchner a nuestra realidad impide el avance y consolidación de una conciencia socialista de las masas populares. Las ideas de Laclau realmente nacen a posteriori de un proyecto fracasado que es el propio peronismo de Perón. El discurso político de Laclau es complejo y tiene aspectos muy interesantes para reflexionar, pero lleva a una sobrevaloración del papel del propio discurso como elemento transformador de la realidad, intenta crear un sujeto político amorfo interclasista y por tanto de perfiles ambiguos, relega a un segundo plano el movimiento social autónomo y autorganizado de las clases subalternas y por supuesto no tiene en cuenta su lucha autónoma, lucha que supedita a la labor política de las minorías que se dedican a la política, introduce un relativismo del programa político -las propuestas aparecen o desaparecen según convenga para lograr seguidores- y conlleva la ausencia de un proyecto emancipador. En el fondo para Laclau el estado es neutral en el conflicto social por lo que lo importante es llegar al gobierno y gobernar, sin necesidad de cambiar, transformar conflictivamente o destruir la institución, simplemente se trata de establecer nuevas alianzas con parte de las élites institucionales o sustituirlas. O sea las conclusiones políticas del pensamiento de Laclau, más allá de los juegos de palabras filosóficos, eluden el conflicto de clases y lo ocultan y mistifican, alejan la posibilidad de un cambio social radical y sirven de maniobra de distracción en la confrontación política y social.

Vamos a Grecia. En base de la experiencia griega, hay un debate internacional sobre la moneda y la ruptura con la eurozona. ¿Cómo estimas la postura del gobierno de Syriza alrededor de este asunto? ¿Que más tiene que incluir un programa de un gobierno de izquierdas para luchar contra la austeridad?

Una compañera de Anticapitalistas, diputada andaluza, Teresa Rodríguez, dijo en un twit que a Tsipras le habían flojeado las piernas ante la Troika. O sea que no tuvo valor para defender el No que había expresado el pueblo griego en el referéndum. Hoy pienso que el asunto es más grave. No tuvo valor para defender el programa de Salónica ni la voluntad de su pueblo pero sobre todo no tenía ideas independientes, no tenía un proyecto alternativo al de la Troika y por eso giró 180 grados, dejando a su partido y al pueblo griego a los pies de los caballos. Sus ideas habían comenzado a encaminarse hacia el posibilismo social liberal. Un gobierno de izquierdas de la zona euro debe estar dispuesto a amenazar con salir del euro y desobedecer las normas de Maastricht o el Plan de Estabilidad. Es la única forma de crear otra correlación de fuerzas en ese pantano neoliberal en el que se ha convertido la Unión Europea y en concreto la zona euro. Y para eso tiene que tener una política activa de buscar otras fuentes de financiación -cosa sumamente complicada- y desplegar una iniciativa política internacional que genere nuevas alianzas políticas y gubernamentales. Cierto es que el panorama no era propicio. Y sobre todo adoptar medidas de control de capitales y de los recursos estratégicos del país. Desposeer a la oligarquía, quitarles sus armas. Lo principal es que el gobierno legítimo salido de las urnas gane una nueva legitimidad porque es útil para la gente de forma inmediata. Que cuente con la participación popular en la lucha contra la austeridad. Salir o no del euro, dado el nivel de conciencia popular sobre el tema, solo puede ser la conclusión de la lucha contra la austeridad, no una premisa incomprensible para el pueblo. Implica un cambio de conciencia popular a partir de su propia experiencia.

¿Cómo compararías los dos ejemplos de Europa, Syriza y Podemos en su formas organizativas y en sus propuestas programáticas? Recientemente Pablo Iglesias apoyó abiertamente la política de que no hay alternativa de Tsipras. ¿Qué piensas?

Creo que son partidos con tradiciones políticas y composición muy diferentes. Syriza fue el resultado de una confluencia de partidos y corrientes políticas de izquierda con una gramática común aunque se plasmara en proyectos diferentes. Syriza se reforzó por el empuje de la lucha en la calle porque la gente confió en la vía electoral. Podemos es el resultado de un movimiento popular que no logra sus objetivos, que fracasa y se desmoviliza sin disponer de estructuras organizativas y solo piensa en términos electorales. El funcionamiento interno era diferente y si bien en los dos casos la dirección tiene un gran poder y particularmente los líderes, en Syriza había una tradición de debate político mayor que en Podemos, vuestra antigua organización tenía un programa claro, Podemos lo tenía en las elecciones europeas pero luego comenzó una labor de borrado y nueva escritura que no ha terminado todavía. La marcha hacia la «respetabilidad» política y los modos poco democráticos en lo interno llegaron muy pronto en Podemos. En el fondo el apoyo a Tsipras de Pablo Iglesias es la metáfora de su giro hacia el «realismo» según se acercan las elecciones y los medios de comunicación y los partidos del régimen critican por izquierdismo a Podemos.

¿Cómo ha influido en la situación interna de Podemos el camino que ha elegido Tsipras? ¿Cómo piensa la base de los partidos de izquierda?

Se debatió mucho unos pocos días de manera informal no organizada. En Podemos hay poca deliberación bien organizada. El efecto es devastador porque implica que el primer gobierno que se enfrentó a la Troika, acabó aceptando un Memorándum peor que el que el pueblo rechazó. Esto implica que se refuerzan las ideas del «no hay alternativa». Favorece las posturas de adaptación y respeto al poder oligárquico. Los militantes de izquierda recibieron la postura de Tsipras como un jarro de agua fría, nadie significativo la defendió, pero muchos lo justificaron diciendo que Tsipras no tuvo otra salida. Políticamente la postura de Tsipras supone un duro golpe para la izquierda europea. Tendremos que establecer nuevos lazos internacionalistas para impulsar un proyecto alternativo al proyecto europeo neoliberal y a la claudicación social liberal. La lucha contra las políticas de austeridad implica imaginar alternativas económicas, pero especialmente alternativas políticas democráticas. Eso supone crear nuevos espacios de confluencia y colaboración.

Fuente: http://www.vientosur.info/spip.php?article10682

Manuel Garí, economista, histórico dirigente de la izquierda revolucionaria del Estado español, actualmente es activista de Anticapitalistas, miembro de Podemos y de la redacción de Viento Sur.