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Transversalidad y horizontalidad

«Podemos» vs. poder

Fuentes: Rebelión

La lucha en Podemos no es solo un debate sobre qué familia tiene más fuerza, sino que estrategia política se llevara al Parlamento

Una vez más, la lucha por el poder causa destrozos, políticos en cuanto que los más directamente afectados, lo son, pero sociales, ya que el Podemos parlamentario solo fue posible porque millones de personas estaban asqueadas de los comportamientos y políticas que imponían el bipartidismo.

Es verdad que se partía de cero organizativo en muchas de la poblaciones del estado español, pero lo que está pasando, la bronca sectaria, no es por ser novatos, sino una táctica de desgaste con intencionalidad de variar la estrategia.

Defectos organizativos fueron y son, el grandísimo peso que tienen la organización y políticos del Podemos madrileño, o que se escoja en un principio a un Sergio Pascual como Secretario de Organización de Podemos y se llevan a cabo unas políticas territoriales que crean descontento, y también desconfianza. Pero como todos sabemos, esto es fácil de corregir si no se entra en peleas con sectores que crean organizaciones dentro del propio partido..

Lo que es más difícil de corregir son las luchas internas por parcelas de poder, la creación de familias, el intento de hacer carrera política -como la casta a la que se pretende desplazar-, la camarilla de empleados cercanos, el control de los círculos, y la expulsión de los mismos de los que tiene otra idea.

Las tácticas sectarias vuelven a intentar destruir el movimiento social y acaparar -como iluminados salvadores- la estrategia, la dirección y el hasta donde se hace política social o se «negocia». Monedero decía que no dudaba que algunos dirigentes de Podemos -Errejón y Tania Sánchez- no son personas conservadoras, pero recordad que la transversavilidad puede significar solo una tercera vía de la que IU sabe bastante, y nunca le funcionó.

Filosófica, sociológica y políticamente, no es lo mismo ser de derechas que de izquierdas; la derecha no vota a izquierdas nunca, y si alguien vota a la izquierda es que ya no es de derechas. Un millón, cien mil votos menos lo demuestran, y esa abstención no la hizo el votante de derechas, sino gente que se pudo identificar en un principio con las tesis de Podemos, pero que cuando empezó la deriva en la que toda daba igual para conseguir más votos, dijo: «Son lo mismo».

Algunos dirán que la política es así, que ya Nietzsche dijo que cuando veía a un hombre veía deseo de poder, y este es un pensamiento de un gran filosofo, pero la realidad es más mediocre, ya que al fin, la mayoría de los que discuten, se pelean por un puesto de trabajo duradero, que, eso sí, puede servir para hacer mucho daño a la población, o para suavizar los rigores que sufren los más desfavorecidos. Y con esto entramos en la estrategia.

El Podemos parlamentario llega al parlamento porque su estrategia gustó a millones de personas, y esta estrategia hablaba de casta, de bipartidismo y sus políticas antisociales, de corrupción y de un IBEX 35 que lo dirige todo.

Por lo tanto, no es una transversalidad interclasista la que pone a Podemos en el Parlamento, y sí un deseo de horizontalidad en cuanto a la discusión de ideas, pero también en lo organizativo, así como el compromiso de descabalgar a los corruptos, pero también a los prepotentes y arribistas, y como no, la rotación en los cargos y trabajos, no dando lugar a vividores de la política.

Esta estrategia está muy teñida de ética, de esa ética que molesta a los políticos profesionales y sus dirigentes económicos, de esa ética fuera de la ética de la tribu [1] y que se intenta anatemizar con la palabra realista, palabra que  tiene un significativo punto de unión al poder, de intención de poder. La realidad no es ambigua, recrea relaciones de poder, y por eso, realidad y verdad no son lo mismo. La realidad es social impuesta y objetiva, aunque se sustente de la mentira y sea reflejo de intereses y deseos. La verdad es individual y subjetiva, ya que incluye valoraciones éticas unidas al conocimiento empírico de la realidad. La subjetividad es nuestra forma de ver aquello que somos, pero si esta no se profundiza, es la forma particular de No-ver lo que hacemos.

Ser realista en política lleva a los políticos a adormecerse y enriquecerse, y a los/sus partidos, ser brazos ejecutores de políticas antisociales.

Nota;

[1] La ética de la tribu es todo el aprendizaje, tradición, domesticación, gobernación, sumisión, cultura transmitida en cualquiera de sus formas, que marcan antropológicamente al sujeto, pero que el individuo responsable de sus actos, interioriza y repite. En la abstracción tribu se horizontaliza una humanidad que antropológicamente bebe de lo mismo, en la que la pirámide social es innegable y no abstracta, pero en la que la ética de la tribu, aunque emane en gran medida de las élites, es asumida, integrada y reproducida por casi todos.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.