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Pongamos que hablamos (otra vez) de Madrid

Fuentes: Cuarto Poder [Foto: El skyline de Madrid contaminado. (Juan Carlos Hidalgo, EFE)]

Voces de distintos territorios hablan sobre la función que desempeña Madrid en la actual crisis del Estado español. Al habla Xavier Domènech, Ana Pontón, Oskar Matute, Àgueda Micó e Íñigo Errejón

La pandemia ha venido a agudizar problemas y tensiones. También la crisis territorial del Estado español. Esta no solo afecta a Catalunya, ni al resto de las periferias. Estos meses, más allá de la gestión específica de la pandemia por Isabel Díaz Ayuso, vemos cómo Madrid se está convirtiendo en un elemento distorsionador desde el centro geográfico español. Copa telediarios que olvidan al resto de territorios, la concentración mediática madrileña es enorme. Tiene un nivel de renta del 36% más de la media española, el 45% de los trabajadores tienen empleos altamente cualificados. El 44,5% de las 1.000 empresas mayores de España tienen su sede en Madrid. Una fuerza centrípeta que vacía el resto de España (la España vaciada), tal y como recoge Jordi Amat en su artículo Vente pa’ Madrid en La Vanguardia.

En cuartopoder, ponemos voz sobre este tema a distintas visiones desde una España plurinacional: desde Catalunya, Xavi Domènech; desde Euskadi, el diputado de EH Bildu, Oskar Matute; desde el País Valencià, Àgueda Micó, de Compromís; desde Galicia, la líder de la oposición y del BNG, Ana Pontón. También, desde Madrid, habla Íñigo Errejón, quien impulsó una fuerza de carácter madrileño, Más Madrid, ahora diputado por Más País en la Carrera de San Jerónimo. Allá donde se cruzan los caminos, que canta Joaquín Sabina, es hoy una ciudad global que somete a un estrés económico y social al resto del Estado y que expulsa de unos servicios públicos limitados a unas clases populares madrileñas que no pueden aguantar el ritmo. Algo de lo que, desde las derechas madrileñas, intentan sacar provecho azuzando una suerte de regionalismo chusco: Madrid es España. Y se victimizan hablando de la existencia de madrileñofobia.

Xavi Domènech

«A diferencia de la mayoría de otras comunidades, Madrid no se creó por iniciativa propia, ya que no respondía a ninguna aspiración popular, sino directamente por el Estado. De hecho, el centro del Estado en si mismo está radicado allí», el historiador Domènech instaura el punto de inicio de la reflexión. Para él, «las elites económicas y políticas radicadas en Madrid han podido utilizar la comunidad autónoma para realizar políticas extremadamente intensas de carácter privatizador y de dumping fiscal que han permitido acelerar la concentración de recursos». «Por otro lado, en la medida que este proyecto de clase se consumaba, se exacerbaba el discurso nacionalista español proyectado desde el poder, como forma de legitimación y de construcción de hegemonía de un proyecto que, siendo claramente de parte, se presentaba como el de todos», añade. Considera que, a diferencia de lo que ha pregonado Díaz Ayuso, «Madrid, en ese proceso de concentración, no es España y, de hecho, cada vez se parece menos a España». «Es, en este sentido, una suerte de agujero negro que drena recursos, generando el fenómeno de la España vaciada», prosigue.

¿Hacia una recentralización? En este sentido, Domènech considera que «está en disputa, más allá del modelo autonómico, una concepción de España, y en esa disputa se juega una suerte de coalición distinta de intereses». «La disputa se establece entre una España, en realidad homogénea y vacía, y por tanto mucho más útil a un discurso nacionalista neoliberal, y la idea de una España plural, que a su vez sólo es posible sobre la base de la aceptación de su propia plurinacionionalidad», explica este responsable del Institut Sobiranies, para quien «el modelo nacionalista español, que se ve como la quintaesencia de la nación, es en realidad profundamente elitista y de clase y por tanto estigmatizador de la realidad de las clases populares».

Domènech aprovecha para lanzar, a los vecinos de las zonas populares madrileñas, un mensaje «de absoluta fraternidad y solidaridad en estos momentos tan duros», en relación a las medidas diferenciadoras, por barrios, que puso en marcha el Gobierno Ayuso-Aguado. «En realidad, la suerte de los distintos sectores populares está profundamente interrelacionada en estos momentos y las soluciones a un modelo que nos ha llevado aquí tienen que provenir también de la capacidad compartida de establecer alianzas y proyectos que hablen a otras realidades más allá de la España homogénea y vacía que cada vez es más estrecha», propone a las clases populares de todo el Estado.

Ana Pontón

Desde el Pazo do Hórreo, el parlamento gallego, nos habla la líder del BNG, actual jefa de la oposición a Alberto Núñez Feijóo desde las elecciones del pasado mes de julio. Advierte: «El madridcentrismo no es un problema nuevo, sino estructural a la concepción que algunos tienen del Estado, tal y como ha reflejado recientemente Díaz Ayuso». La gallega se refiere a la famosa frase de la presidenta madrileña: «Madrid es España dentro de España. ¿Qué es Madrid si no es España?». Una frase que describe cuál es la visión de las derechas madrileñas, y algunas de más allá, sobre la función de Madrid en el Estado.

Pontón recuerda que «hay un problema económico y político de fondo, Madrid concentra inversiones, discursos, atención, población y eso nos sitúa en un plano de desigualdad. Esta situación genera desequilibrios cada vez mayores». Esta desigualdad, según la portavoz gallega, tiene una respuesta política que se está viendo en el aumento del apoyo a fuerzas que no tienen su epicentro en Madrid: «Se refleja en cómo cada vez más gente prefiere proyectos propios como el BNG».

Advierte, además, sobre la voluntad recentralizadora de las derechas: «La aspiración de recentralizar el Estado, por parte de la derecha y parte de la izquierda española, tampoco es nueva, es el debate de fondo de los últimos años». Al igual que Domènech, Pontón manda su «solidaridad con los barrios de Madrid» y recuerda: «El BNG es una fuerza política que ha apoyado que haya estados de alarma para que por delante esté la vida, da igual en Madrid, Galicia, Barcelona o Andalucía». Y manda un recado a la derecha madrileña, recelosa a que el Gobierno del Estado estableciera unas medidas concretas para Madrid: «Vemos que desde la derecha madrileña, con seguidismo de todo el PP, también Feijóo, están intentando hacer de Madrid una víctima, intentar bloquear decisiones sanitarias por un partidismo estéril demuestra el nivel de irresponsabilidad de todo el PP, no solo el de Ayuso». 

Oskar Matute

El diputado en el Congreso de los Diputados de EH Bildu, Oskar Matute, describe cómo ven desde la izquierda vasca el papel que está jugando actualmente Madrid de cara a todo el Estado. Aclara el punto de partida: «Nos sentimos más cerca de las vivencias de ciudadanos de Vallekas, Usera o Villaverde que de las oligarquías en Euskal Herria». Y es que, para Matute, la Comunidad de Madrid se ha convertido en «un laboratorio de las políticas neoliberales» en un contexto de «choque de modelos». Este choque supone, desde su punto de vista, una «batalla que alcanza tales dimensiones que extrapolan a la ciudad de Madrid y que también afectan a Euskal Herria».

«Un modelo neoliberal puro», Madrid, que «hace abandonar el barco a las clases populares». Y que, cuando estas protestan, «vemos lo que pasó en Vallekas, a porrazos». «El Madrid de las élites», para Matute, «es el capitalismo que llega a todos», y el ejemplo más sangrante, «el recorte del derecho a la sanidad».

En el aspecto concreto de la crisis territorial, según el diputado, «el Estado ha importado para Madrid un modelo que no es nuevo, el de la ciudad-estado». Asegura que la capital «lleva tiempo acumulando poder». Algo que sitúa dentro de «un proceso de recentralización» que, desde algunos sectores de los poderes del Estado, pretenden. «Ya lo vimos con la mediación del rey en el conflicto en Catalunya, y eso que dicen que el rey no se mete en nada», recuerda, añadiendo: «Decidieron sacar a muchas empresas de Catalunya, con intemediación directa del rey, y trasladarlas a Madrid». «Así se va construyendo el Madrid de las élites», concluye.

Àgueda Mico

La coordinadora general del Bloc Valencià y coportavoz de Compromís, Àgueda Micó, responde a cuartopoder y pone como ejemplo un estudio, sobre los efectos de la capitalidad de Madrid en el resto del Estado, del Institut Valencià d’Investigacions Econòmiques. Según este: «El 29% de los trabajadores públicos estatales se concentran en Madrid y esto conlleva que la capital tenga 95.000 trabajadores públicos más de lo que debería. Por otro lado, 9 de cada 10 contratos públicos se gestionan en Madrid y el 60% de las adjudicaciones públicas se realizan a empresas residenciadas allí. Estos hechos permiten a la capital dejar de ingresar 4.100 millones anuales con rebajas fiscales. Este dumping fiscal retroalimenta la absorción de empresas, capital humano, capital social y población». También habla, la dirigente valencianista, de la concentración de transportes en Madrid, la distribución radial del mismo en el Estado y la penalización que, históricamente, esto ha supuesto para el corredor mediterráneo.

Micó advierte, además: «En estos momentos la gestión de la crisis del covid-19 es una oportunidad para las derechas y Madrid es su campo de batalla». Pone ejemplos: «Estamos viviendo la gestión bilateral de la crisis entre Madrid y el Gobierno central para aplicar medidas restrictivas a todos los territorios, qué lamentable la actuación de Pedro Sánchez al respecto, su falta de criterio aviva el marco de la derecha y penaliza a los territorios que estamos gestionando bien la crisis». Para la coportavoz de Compromís, «este discurso recentralizador lo vienen utilizando desde antes de la pandemia» y considera que «más allá de Madrid, no está haciendo mella el discurso contra el Estado de las autonomías». «Al menos en el País Valencià, se esta visualizando la capacidad de gestión de la Generalitat Valenciana, cogobernada por Compromís, el PSPV-PSOE y Unides Podem, por encima del propio Gobierno central y en clara contraposición con el Gobierno autonómico madrileño: mientras en Madrid se repartían pizzas para los niños, nosotros teníamos un bono para comprar comida saludable en los supermercados locales».

También Micó hace hincapié en diferenciar la visión que desde fuera se tiene de Madrid, como pieza del sistema neoliberal, a las clases populares madrileñas. A estas, les dice: «Juntas tenemos mas fuerza de la que parece, las clases populares de todo el estado podemos provocar cambios políticos y sociales profundos«. «El movimiento social y ciudadano es igual o más importante que el partidista y debemos trabajar todos juntos para conseguirlo desde la izquierda transformadora, ecologista y feminista. Contad con nosotras, que hay muchas valencianas y valencianos que pensamos y queremos lo mismo», concluye.

Íñigo Errejón

Por último, una voz madrileña. El diputado de Más País, fundador de Más Madrid, ve con preocupación la situación y analiza: «El proceso de hiperconcentración de riqueza, decisiones, comunicaciones, infraestructuras y oportunidades de Madrid lo ha convertido en una especie de aspiradora que vacía lo de alrededor». «Esto ha convertido a una parte de Madrid en una especie de distrito federal hiperprivilegiado y a la gente que gobierna Madrid, que solo lo haga para la corte, en esa dicotomía de villa y corte. Sienten que gobiernan el corazón político, económico e ideológico de España, no gobiernan para mejorar la vida de los madrileños, sino para librar batalles españolas», explica.

Para librar estas batallas, según el diputado madrileño, «buscan la diferencia entre madrileños con el resto, especialmente con Catalunya, intentan cohesionar a los madrileños contra Catalunya para que no nos preguntemos por qué hay tanta diferencia en la esperanza de vida entre Parla y Las Rozas o entre Villaverde y Salamanca». Recuerda que todos los beneficios de la capitalidad para Madrid «se concentran en la corte, en un Madrid muy determinado». Un Madrid que «se ha convertido en un laboratorio neoliberal, desastroso en lo social y exitoso en lo ideológico».

«En Madrid, se ha generado una trama difícil de revertir por la cual se empuja a quien tiene la posibilidad a no usar los servicios públicos, rompiendo así la idea de comunidad», explica, poniendo como ejemplo los  PAU (Programas de Actuación Urbanística), los cuales, considera, «consiguen romper la comunidad y crean un tipo de individuo fuertemente neoliberal que igual al principio era partidarios de la pública y diez años después, viendo que la pública está machacada, votan para que se mantengan los beneficiós fiscales de la privada».

Esta construcción de Madrid, asegura, «solo se mantiene porque lo mantiene el Estado español». «Si Madrid fuera un país, sería insostenible con esos grados de desigualdad, endeudamiento y beneficios para los ricos, esto solo se sustenta por el beneficio de capitalidad», recoge, añadiendo: «El dinero que se ahorra por el efecto capitalidad lo utiliza para hacer rebajas fiscales a los más ricos, es un Robin Hood al revés». Advierte de que, con este modelo, se está construyendo «un país con la estructura de megaurbes conectadas por trenes de alta velocidad y enormes territorios vacíos». «Eso es un país fallido que tendrá unos efectos en el cambio climáticos enormes», prosigue.

También subraya que «esta construcción de Madrid priva a los madrileños de tener tierra propia, uno no puede ser de una city, de una fortaleza conquistada por Airbnb». «Es importante que se vea desde el resto de España que esa construcción también nos priva a tener identidad, da una sensación de desarraigo, se pierden las tradiciones, las fiestas populares…», concluye Errejón.

Fuente: https://www.cuartopoder.es/espana/2020/10/07/pongamos-que-hablamos-otra-vez-de-madrid/