En nuestro país existe un alto control de la transmisión vertical del VIH, pero cerca de la mitad de las personas infectadas con el virus o no lo sabe o no recibe tratamiento. Este déficit afecta la eficacia de los tratamientos para todos aquellos que se diagnostican en etapas avanzadas de la enfermedad.
En Cuba, de cada cien niños de madres portadoras del VIH, menos de dos nacieron con el virus durante los últimos tres años. La cifra es tan baja que llevó a la Organización Mundial de la Salud (OMS) a considerar eliminada la transmisión vertical (de madre a hijo) en la isla, convirtiéndola en el primer país del mundo en lograrlo.
La clave del éxito han sido la prevención y el tratamiento temprano, factores que la naturaleza del sistema de salud cubano ha permitido llevar a la inmensa mayoría de la población infectada con VIH en la isla.
Massimo Ghidinelli, jefe de la unidad de VIH de la Organización Paramericana de Salud (OPS), dependiente de la OMS, participó en el comité que certificó el logro cubano. Según señaló a la BBC, el cubano es un «sistema equitativo» que al brindar un servicio universal enfocado en la atención primaria, ha podido «llevar servicios incluso de prevención hasta el nivel más cercano de los hogares y es un sistema gratuito».
En 2013, más de 2 mil 600 mujeres entre 15 y 49 años vivían con VIH en Cuba. El alcance del sistema de salud de la isla permitió que ese año el 98,6% de las embarazadas infectadas y el 100% de sus guaguas recibieran tratamiento, según los datos oficiales disponibles hasta septiembre de 2013.
En Chile, explica Alejandro Afani, director del Centro de VIH del Hospital Clínico de la Universidad de Chile, «la transmisión madre a hijo está muy controlada porque existe un programa de detección precoz para mujeres embarazadas. Hoy el 94% de la infección es por transmisión sexual y sólo el 1,8 es de madre a hijo», dijo a El Desconcierto.
Sin embargo, nuestro país todavía no alcanza a Cuba en la eliminación de este tipo de transmisión del VIH. ¿Por qué?
LA IMPORTANCIA DE UN DIAGNÓSTICO TEMPRANO
Desde 1996, explica Afani, «cambió la evolución natural de la infección, pasando de ser una enfermedad mortal a una crónica y controlable como la diabetes o la hipertensión». Esto fue posible debido a la «triterapia», medicamentos gracias a los cuales «la gente infectada puede tener una vida normal, siempre y cuando comiencen el tratamiento de manera oportuna».
«Si antes se tomaban muchas pastillas, hoy una sola tableta contiene la triterapia; las drogas son más poderosas y han ido disminuyendo sus efectos adversos y toxicidad. De esta manera, el tratamiento hoy es más amigable y ha disminuido la mortalidad, ha aumentado la sobrevida y la calidad de vida de las personas», destaca Afani.
El tratamiento contra el VIH forma parte de las prestaciones consideradas GES, como la patología 18. Tanto en el sistema público como privado los pacientes tienen acceso al tratamiento. En el público es gratuito y en el privado, dependiendo del plan, tiene un copago máximo de un 20%.
El problema que tenemos, explica Afani, es que «todavía hay mucha gente que llega al diagnóstico en etapas avanzadas de la enfermedad y eso hace que, a veces, el tratamiento no sea tan eficaz».
EL FOCO DE LAS CAMPAÑAS
Según el director del centro de VIH del Hospital Clínico de la Universidad de Chile, en nuestro país todavía existen problemas de prevención y un déficit en el acceso a tratamiento temprano. A su juicio, para eliminar la transmisión de madre a hijo las campañas deben focalizarse allí.
«Está muy bien que se centren en el uso del condón, pero no es menos cierto que la evidencia científica ha demostrado que lo mejor es el tratamiento oportuno. Y en Chile tenemos cerca de 30 mil personas notificadas y 22 mil 500 en tratamiento, pero se estima que hay entre 45 mil y 50 mil infectadas. Eso te da que la mitad de las personas infectadas o no saben o no se están tratando», recalca.
Según Afani, para lograr la eliminación de la transmisión vertical «hay que promover el acceso al examen de diagnóstico». Conseguirlo, dice, pasa por derribar varias barreras, entre las cuales la tecnológica no es la principal.
«La tecnología para hacer antes los diagnósticos, está, las barreras son otras. No hay acceso al examen fuera del sistema de salud porque se requieren profesionales formados en consejería, gente llega tarde al diagnóstico, entonces hay cosas que ampliar el enfoque y eso requiere una nueva política desde el ministerio», señala el médico.
«Los exámenes son completamente confiables, lo que debemos hacer comprender a la gente es que se debe hacer el examen como se hace un perfil bioquímico, un hemograma o un chequeo. En la medida que hagamos eso, vamos a aumentar el diagnóstico y disminuiremos la transmisión vertical», argumentó.