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PP, PSOE y las «reglas del club» contra la mayoría de la población

Fuentes: Rebelión

El problema no es Grecia, el problema es la Eurozona y sus políticas. Si no se reforma la Eurozona, la reacción popular será inevitable.Joseph Stiglitz, Nobel de Economía en 2001 y profesor de la Universidad de Columbia (Nueva York).   Los miembros del Gobierno de España hablan continuamente de un «club» y de unas «reglas […]

El problema no es Grecia, el problema es la Eurozona y sus políticas. Si no se reforma la Eurozona, la reacción popular será inevitable.
Joseph Stiglitz, Nobel de Economía en 2001 y profesor de la Universidad de Columbia (Nueva York).

 

Los miembros del Gobierno de España hablan continuamente de un «club» y de unas «reglas del club» que tenemos que asumir todos: «la Unión Europea es un club donde se tienen que cumplir las reglas», «estamos en el club para cumplir las reglas y eso es lo que tienen que hacer todos, cumplir las reglas que nos hemos dado» (Montoro, ministro de Hacienda); «cuando uno entra en un club como el de la Unión Europea hay que asumir sus reglas» (Fernández, ministro del Interior); «cumplir las reglas del club del euro», «si quieren salvar al euro, dejen de incumplir las reglas del club» (el expresidente Aznar); «la UE ha sido solidaria y mucho con Grecia, debe cumplir las reglas» , » sólo hay futuro respetando las reglas» (el presidente Rajoy).

Ese «club» del que hablan es la eurozona, con su eurosistema; es decir una zona para una moneda única, con una autoridad monetaria que impone sus «reglas» a países con economías desiguales. Ese «club» es una sociedad fundada para promover la acumulación de capitales por parte de una minoría.

El enriquecimiento de esa minoría se realiza, en detrimento del conjunto de las y los ciudadanos, mediante la privatización del sector público rentable (como es el actual caso de AENA o el caso de ENDESA, empresa privatizada, que ahora realiza fuertes subidas de las tarifas eléctricas que nos empobrecen a todos y condenan a cuatro millones de españoles a la pobreza energética). También procuran favorecer los intereses de esa minoría rica por medio de la conversión de los servicios públicos en negocios privados, despojando a los servicios públicos, incluidos los sanitarios y educativos, de bienes y personal. Otra fórmula clásica del modelo neoliberal del «club» para maximizar los beneficios del capital es la «flexibilización» laboral, mediante las consabidas reformas en contra de las y los trabajadores: desregulación laboral, precarización del empleo, bajos salarios, despidos colectivos, paro de larga duración, paro sin prestaciones, con todas las consecuencias que suponen para el ser humano en todas las etapas de la vida. También se ha potenciado a las rentas del capital, a los fondos buitres, para que puedan comprar a precio de ganga las viviendas de las que desahucian a muchas familias trabajadoras que se quedan sin casa y con deudas. España está en venta, a precios de saldo y lo demuestra, por ejemplo, el enriquecimiento a nuestra costa de especuladores financieros como Georges Soros que en una semana ha ganado 29 millones, con la compra de acciones de AENA. También queda en evidencia con la venta de un grupo de viviendas públicas en alquiler realizada por la Alcaldesa de Madrid, Ana Botella, a un fondo buitre que ahora ha subido mucho los alquileres, desahuciando a las familias que no pueden pagarlos.

Y para afianzar la primacía del capital y terminar de quebrar lo público, el «club» prohíbe el préstamo del dinero público del Banco Central Europeo a los Estados, empresas e instituciones públicas. Por lo tanto, el dinero público es entregado, a muy bajo interés, a la banca privada, para que este a su vez se lo preste a los Estados e instituciones públicas, a intereses muy elevados. El resultado es que los cinco grandes bancos (Santander, BBVA, Caixabank, Sabadell y Popular) obtuvieron un beneficio neto de 9.751 millones de euros en 2013 (2000 millones más que en 2012) mientras la deuda pública española creció en el tercer trimestre de 2014 en 7.630 millones de euros, alcanzado la cantidad escandalosa del 96,80% del PIB. Y para colmo, la desregulación permite a los especuladores financieros obtener enormes beneficios atacando a la deuda pública de los países, utilizando esos momentos de pánico en su propio interés.

Y ¿cuál es la regla número uno del «club»? Pagar la deuda. La deuda amañada e impagable, con sus intereses abusivos. Es una prioridad que ha sido constitucionalizada en el artículo 135, vaciando la Constitución Española de todo su contenido político, social y económico. En Grecia tenían una deuda con los bancos privados alemanes y franceses, entre otros, que pasó al Fondo Europeo de Estabilidad Financiera público. Todos los países de la eurozona, incluida España, tuvieron que poner en ese Fondo el dinero público que le exigía el «club». Por lo tanto, no se rescató a Grecia, como dicen. En realidad, el «club» rescató a los bancos privados alemanes y franceses.

Hablaba Julio Anguita, en el Foro de la Izquierda Europea, celebrado en Madrid, en julio de 1999 del acuerdo entre los clásicos partidos socialdemócratas y conservadores «en los aspectos cruciales del modelo de construcción europea, en la primacía del euro, en la hegemonía del Banco Central Europeo, en las aplicación del Pacto de Estabilidad con sus recortes presupuestarios, recortes de pensiones, de los servicios públicos, de los gastos sociales, con la desreglamentación y la flexibilidad laboral, etc.»

Y decía Julio Anguita, en aquellos años, después de un análisis riguroso: «¿Se está construyendo Europa? Se está construyendo algo similar al monstruo de Frankenstein que se volverá contra sus creadores.»

Contra ese monstruo se está iniciando una reacción popular de la mayoría que crece día a día. Sus creadores pierden votos y se ponen a descalificar, amenazar, perseguir política y laboralmente a los nuevos dirigentes, en lugar de rectificar y reconocer que no se puede salir de la situación de empobrecimiento colectivo al que nos han sometido, si no se cambian las «reglas» que no son otras que la usura institucionalizada y las políticas neoliberales contra la mayoría de la población. En democracia, el pueblo es soberano y decide las políticas que quiere y las que no quiere. Y está cada vez más claro que los pueblos no quieren a ese club monetario que impone reglas de usura inhumanas. O se crea la sociedad del pleno empleo y los derechos sociales para el conjunto de la sociedad o el «club» terminará hecho añicos.

María Puig Barrios forma parte de la Coordinadora Popular por la Vivienda y los Derechos de la Clase Trabajadora AVANCE SOCIAL.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de la autora mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.