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Al servicio de una geopolítica

Presencia mundial del armamentismo israelí

Fuentes: Rebelión

https://revistafuturos.noblogs.org/

Israel se ha caracterizado por un extraordinario desarrollo militar, de las técnicas y los armamentos. Y con una acentuada modernización, tecnologización  de esa actividad.

No sabemos si por su condición de estado colonialista, empeñado en adueñarse de tierra ya ocupada por otra población, o por algún otro motivo más ideológico (no es que el colonialismo carezca, por cierto, de ideología, pero puede haber otros impulsos militaristas no vinculables con la conquista directa, material,  de territorio), lo cierto es que la industria de armamentos israelí llama poderosamente la atención en un presente por lo demás ya sobresaturado de armas.[1]

El sitio antimilitarista If Americans Knew ha elaborado un formidable relevamiento de armas israelíes y su uso en situaciones socialmente delicadas y penosas como es la presencia, en el mundo entero, de cada vez mayor cantidad de refugiados. Raciales, ambientales, religiosos, políticos. IAK lo presenta en un video, “Israel y la crisis mundial de refugiados”.[2]

El estudio observa que las tres cuartas partes de todas las migraciones más o menos forzadas provienen apenas de 6 países: Siria, Afganistán, Sudán del Sur, Myanmar, Somalía, Palestina.

IAK nos informa que cuatro de ellos tienen un rasgo, siniestro, en común: que han sido bombardeados en menos de 48 horas con armas israelíes.

IAK presenta diversos testimonios, como el de un diplomático pakistaní explicando  que tanto los talibanes en Afganistán como en Pakistán disponen de armas israelíes.

Por su parte, el periódico israelí Haaretz acusó a Israel de contrabandear armas a Somalía.

El informe sigue repasando diversas fuentes: que la revista estadounidense +972Magazine, se refirió el 28 mayo 2015 a la callada historia de las exportaciones militares a Sudán del Sur. «Desde su independencia, Israel le ha vendido permanentemente armas, entrenamiento militar, seguridad nacional y tecnologías de control.” ¿Algún problema? se pregunta IAK. Y responden: esas armas están siendo utilizadas para cometer crímenes de guerra y potencialmente de lesa humanidad.

IAK sigue su recorrida. Middle East Monitor titula: «Informe de la ONU: armas israelíes estimulan la guerra civil sudanesa.«

Y el New York Times complementa: 383 000 los muertos en la guerra de Sudán del Sur. Un estado, el sudanés, que cumplió el diseño del Plan Yinon (israelí, 1982) de ‘divide y dominarás’: Sudán fue partido en dos en 2011 con activa participación israelí.

Otro título de Haaretz: Israel vendió armas supertecnologizadas a Myanmar durante la campaña de limpieza étnica en ese país contra la etnia Rohingya.

IAK recoge otro testimonio del Middle East Monitor: «Amnesty [International]: Israel provee de armas a violadores de derechos humanos en Emiratos Árabes Unidos y en Myanmar«.

El M E M, otra vez: «armas israelíes usadas en genocidio contra los musulmanes Rohingya.”

IAK nos recuerda que Israel ocupa el 7o. puesto entre los principales productores de armamento en el mundo. Pero su producto bruto interno figura en el mundo en el 32o. puesto.

IAK destaca  no sólo el alcance, las dimensiones de las ventas de armas israelíes. También destacan el tipo de armamento, por ejemplo los atroces ‘proyectiles de fósforo blanco’, que hacen un daño irreversible penetrando en los cuerpos heridos, y que siguen haciendo daño, como una entidad viviente, luego del impacto (se trata de un fuego que no se apaga). La observación de IAK es clara: “no sólo venden las armas y los disparos, también producen el sufrimiento de las víctimas de semejantes armas.”

El informe nos dice que la mitad de los misiles israelíes tienen como destino la India. IAK nos recuerda que India a su vez ocupa militarmente Cachemira, territorio en disputa con Pakistán y que es, justamente, musulmana.

¿Somos inocentes y decimos que es casualidad o parece ser que Israel está empeñado en una guerra exterminadora contra los países islámicos?

IAK resume que Israel le ha vendido armas a países como Ruanda, Bosnia o Sri Lanka, justamente en los períodos en que en esos países ha habido guerras intestinas o directamente políticas genocidas.[3]

El ya citado periódico israelí Haaretz lo confirma al menos parcialmente: «Las armas israelíes tomaron parte en el genocidio ruandés«.

Y dicho periódico es todavía citado con otra frase estremecedora: «Detrás del sombrío mundo de los vendedores de armas israelíes”.

IAK concluye que Israel es responsable o corresponsable del 81% de la peripecia de los refugiados de todo el mundo.

Un dato, ya muy ventilado: «EE.UU. finaliza un acuerdo para dar a Israel 38 mil millones de dólares en ayuda militar.» (NYT). Piénsese un segundo: EE.UU. entrega a Israel, cada día, 10 millones de dólares… durante 10 años, todos, todos los días (aparte de todas las ventajas impositivas, pérdida de aranceles y tantas otras medidas benéficas con que Israel cuenta dentro de EE.UU.)

IAK levanta la denuncia del periódico de investigación The Intercept, fundado por los periodistas Laura Poitras, Jeremy Scahill y Glenn Greenwald, este último estrecho colaborador de Julian Assange, que titula una de sus notas: “The Booming Business of War in Israel” (El floreciente negocio de la guerra en Israel).

Podríamos agregar el inaudito costo ambiental que tienen todos los desarrollos y aplicaciones militares, en los territorios y mares usados y, particularmente en los cuerpos de las víctimas.

La conclusión de IAK es terminante: “que Israel [es] una fuerza importante de desestabilización entre las naciones del planeta. Pero no oirá nada de ello en los medios de comunicación de EE.UU.”

Esta última observación la podemos hacer extensiva a mucho más que EE.UU.: Israel goza de tanta impunidad mediática como para que podamos afirmar que la inmensa mayoría de los datos presentados por IAK y recogidos en esta reseña, resultan desconocidos al gran público… de Europa, al de la devastada África, al del tan golpeado continente asiático, desconocido  o casi en  la tierra que dio nacimiento al formidable luchador contra la impunidad, Julian Assange, y que en las otras Américas, en la nativa, en la latina –entre nosotros, en suma− esto tampoco se oye. O que, apenas se oye.


[1]   La idea de overkill, de uso en análisis militares, procura estimar cuantas veces la humanidad entera puede ser acabada con los armamentos disponibles, y si las primeras, y preocupantes estimaciones llegaron a establecer que la acumulación de armas permitía matar a toda la humanidad una o varias veces, el poder de destrucción se ha agigantado tanto en las últimas décadas que hemos perdido toda relación o medida: el planeta está recontracargado de armas de destrucción… y masiva.

[2]  https://www.youtube.com/watch?v=fEKDlmf8xyo&feature=emb_title

Israel and the World Refugee Crisis. SPANISH SUBTITLES. IAK. 8 oct. 2020.

[3]   En Ruanda, en 1995, se perpetró un genocidio considerado el mayor desde el fin de la 2ª.GM. Estimado en alrededor de un millón de seres humanos.