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¡Qué facil es desprendernos de nuestra responsabilidad sobre Gaza!

Fuentes: www.nrg.co.il/online

Traducción de J.M.

El barco de los activistas por los derechos humanos que llega a Gaza no es una expedición para salvar a Hamas -es para salvar la vida de los palestinos. Respuesta a Ben Dror Iamini.

En su artículo «Vísperas (ó libertad) del barco del odio que salvará a Hamas», Ben Dror Iamini menciona el apoyo de Hedí Epstein, sobreviviente del Holocausto de 84 años de edad, integrante de la travesía de ese barco. «El barco que apoya el régimen asesino» (de Hamas) así denomina Iamini a la embarcación, después de describir detalles espantosos del régimen, como por ejemplo llenar de gas el cuerpo de sus opositores. Extraño, él escribe, que una mujer que sobrevivió a las cámaras de gas apoya un régimen que elimina compatriotas con gas. Como hija de sobrevivientes deseo exponer la relación que veo entre la biografía de la Sra. Epstein y su activismo.

Pero en principio, es necesario contar el objetivo de esta navegación, que no tiene nada que ver con el apoyo al régimen de Hamas. Los dos barcos emprendieron la tarea con el objetivo de intentar y romper el cerco cerrado sobre la Franja de Gaza, en la cual viven 1.400.000 mil seres humanos a los cuales se les impide los derechos humanos elementales tales como salud, asistencia y bienestar económico. Las personas que están en la cubierta, activistas en derechos humanos y ayuda humanitaria, fueron voluntarios por años en Gaza y también en la Cisjordania, hasta que el estado de Israel les impidió la entrada a esos lugares.

Me entristece la ramplona descripción de Iamini sobre Hamas, como si fuera el reino del terror. Es muy fácil así dividir el mundo entre buenos y malos. Demasiado fácil. Pero sí estoy convencida que el malvado no está solamente en Hamas, así como tampoco solamente entre los nazis. El potencial malvado se encuentra dentro de cada uno de nosotros. Tuvimos una dolorosa muestra en el año 1961, en el experimento que llevó a cabo Stanly Milgram y en el cual participaron jóvenes estudiantes de la universidad de Yale que dieron a personas desconocidas por ellos golpes de electricidad de un potencial de 315 voltios suficientes para matar un ser humano. No eran ni musulmanes ni tampoco ignorantes de ideas. Eran blancos, judíos y católicos., que en nombre de obediencia a órdenes superiores accedieron a pasar corriente eléctrica frente a sus ojos. Iban viendo a los interrogados desfallecer, escucharon sus gritos, aún así siguieron, porque así les ordenaron y ellos obedecieron (los católicos fueron más obedientes que los judíos)

Antes de llamar a los activistas por los derechos humanos hipócritas ó partícipes de sectas diabólicas, como lo hace Iamini en su artículo, invito a cada uno de nosotros que se pregunte si habría estado dentro del 35% que se negó a obedecer la orden, ó entre la mayoría de los participantes y que en nombre de la ciencia, da golpes de electricidad fatales a otros seres humanos.

NO BUSCAR EXCUSAS

Si el accionar de Hamas no es aceptable, no podemos hacer otra cosa más que lamentarnos por la forma en que las personas deciden dirimir sus conflictos. Pero en principio nuestra responsabilidad es examinarnos a nosotros mismos. Cómo dirimimos el conflicto con los palestinos, ¿acaso no con fuerza y más fuerza?, ¿acaso no con todo tipo de medios extremos y obsoletos, incluyendo el estrangulamiento de poblaciones civiles? Y en general, ¿Cuándo estuvimos por última vez en Cisjordania? ¿Quién de nosotros, que habitamos el occidente de la línea verde, sabemos cómo se vive la ocupación?

Si habríamos estado en Gaza veríamos un modelo de ocupación sin presencia. Una especie de patente mundial de estar afuera pero ahorcar adentro. Quien eligió estar a bordo de uno de los barcos que navegan hacia Gaza, y entre ellos también la Sra Epstein, saben lo que nosotros nos negamos a saber: que Israel continúa gobernando Gaza a pesar de haber declarado la desocupación física. Que Israel impone a la Franja una política de estrangulamiento económico, sanitario y espiritual.

Me uno a la Sra Epstein y sus compañeros de navegación que desean que no olvidemos y que no nos escabullamos del crimen que ocurre en Gaza y que debe finalizar; que le imponen a Israel tomar la responsabilidad que le cabe sobre lo que ocurre en Gaza, sin buscar excusas y sin decirnos, como siempre, qué malos son los demás.

http://www.nrg.co.il/online/1/ART1/769/944.html