Recomiendo:
4

Una auto-entrevista de Iosu Perales

«¿Qué pasa si se habilita un puesto para Irene Montero?»

Fuentes: Rebelión

Las izquierdas a la izquierda del PSOE están atrapadas en una noria que gira y gira sobre el mismo eje sin posibilidad de romper una inercia centrífuga, enfermiza.

SUMAR lo intenta y fija su atención en conectar con la sociedad, con propuestas para un cambio de país, pero Podemos se ha instalado en una trinchera que exige la incorporación de Irene Montero en las listas electorales, se supone que en un puesto privilegiado que le garantice un escaño. Si una de las partes elige la opción de proseguir el “debate” es muy difícil acabar con el actual escenario nada edificante.

¿Qué opinión te merece este escenario?

No me sorprende. He visto de cerca procesos autodestructivos de las izquierdas, devoradas por su incapacidad de gestionar correctamente la relación entre ideología y política en las instituciones. Las tendencias cainistas hacen lo demás. En las izquierdas cualquier discrepancia se convierte en una batalla que hay que ganar. Querer ganar sacrificando incluso la razón está por encima de todo, incluso por encima de la razón de ser de la izquierda.

Cuando digo que el sentido de la izquierda es la esperanza dudo mucho que se comprenda y se asuma en las filas de las izquierdas. Una consecuencia de la aceptación de esta razón de ser sería alcanzar la unidad. La unidad no es una mera suma de individuos y de grupos, es más que eso. Es la posibilidad de crear una realidad social y política inédita. La unidad es una victoria sobre el rumor desmovilizador, la certeza de que lo que cuenta es hacer de la palabra pueblo una comunidad en marcha. La unidad es más importante que la suma de partidos.

¿Te atreves ha valorar la posición de SUMAR y de Podemos?

La pregunta incluye la conflictividad de la respuesta. Ciertamente no es fácil atreverse, cuando las izquierdas no tenemos la habilidad de discutir bien. Ni siquiera con respeto. Con frecuencia todo fracasa desde el principio, cuando el primer cruce de palabras desvela que no nos escuchamos. Sin escuchar bien no puede haber un buen intercambio de puntos de vista. Me ha pasado que, tras unas pocas palabras, el interlocutor me ha mostrado un desacuerdo o su lealtad a un determinado líder o lideresa. “Pero si aún no he dicho nada significativo” ha sido mi queja, “ya, pero ya sé por dónde vas”.

Bueno, pero voy con la pregunta. El orden de la secuencia empieza cuando Pablo Iglesias nombra, a dedo, a Yolanda Díaz, como su sucesora. Pablo creyó entonces que podría tutelar a Yolanda, tenerla a su servicio. Eligió bien en cuanto que es una mujer de amplios conocimientos, gran comunicadora, con fuertes principios de izquierda y excelente negociadora. Pero eligió mal, por cuanto Yolanda ni necesita ni quiere tutelajes. Tan pronto se vio investida trazó su propia ruta y, sobre todo, elaboró un proyecto político para un nuevo país. Lo hizo con apoyos de mucha gente experta. Pablo no aceptó y monto en torno a Yolanda un movimiento para desgastarla y desprestigiarla.

Podemos, su cúpula, ha tenido varias oportunidades de renovarse. Pero ha preferido ir rompiendo el acuerdo interno de no permanecer más de ocho años en las instituciones y buscar su continuidad. Me suena a casta. El paso dado en su momento por Pablo Iglesias, abandonando la primera línea del partido pudo ser la señal para un refresco necesario de nombres y modos de actuar. Se optó por la continuidad de la dirección del partido y de Pablo Iglesias como intelectual orgánico y jefe político. Esta continuidad implicaba guerra contra quienes tomaron el liderazgo de Yolanda como un relevo real en la dirección, nada más lejos de la realidad.

¿Por qué crees que Pablo optó por pelear su jefatura en podemos?

Creo que Pablo se considera a sí mismo como un hombre providencial que tiene un deber histórico. Se ve llamado por una misión que nadie la puede hacer como él. No tengo duda que cuando dejó por unas semanas el partido lo hizo con buena voluntad, pero eso era ir contra la historia que le ha designado el rol de un líder carismático conduciendo a su pueblo a la tierra prometida. En esa batalla interna se ha ido imponiendo el Pablo interventor, el que actúa por encima de las normas y va y viene cuando quiere. Ha vuelto a ser el que era en la política y en los medios. Es en cierto modo una víctima de su propio ego.

Por cierto, a Pablo hay que darle mucho mérito en la ruptura del bipartidismo y la apertura de un nuevo tiempo para la política en el estado español. Sería errático no reconocerlo así.

Pero todo el debate público está centrado en Irene Montero.

Y sin embargo Pablo ha movido las piezas para mantener la tensión, combinando la seducción y los ataques sin filtro. En todo caso Irene ha tenido en sus manos la posibilidad de cerrar este episodio con la cabeza muy alta. Bastaba con saber marcharse. No le hubiera resultado difícil entender que ella iba a ser el pim pam pum de la derecha con la ley del solo el Si es Si y eso era muy perjudicial para SUMAR y para Podemos. Echarse a un lado hubiera elevado su prestigio, pero se han empeñado Irene y Ione en una guerra de posiciones a la que solamente pondrá fin los plazos electorales.

¿No es verdad que Yolanda Díaz ha abordado este asunto con rigidez?

Creo que Yolanda ha ido, por un lado, a los datos: las últimas elecciones han dejado a Podemos a casi cero, y su incorporación en las listas de SUMAR ha sido incluso magnánima. Otra cosa es lo que significa Irene como símbolo para mucha gente y este detalle no menor, merecía ser tenido en cuenta.

¿Quieres decir que hubiera sido mejor ceder, incorporarle en las listas?

Yo hubiera dejado claro que su figura era y es un riesgo, después de su mala gestión de la ley. Y a renglón seguido hubiera buscado una salida a la crisis.

Espera, ¿por qué dices que gestionó mal?

Es evidente. La ley es una buena ley, pero ella había sido advertida que supondría un rebaje de penas, a menos que se incorporara a la ley una disposición transitoria que asegurara una buena aplicación. Irene pudo corregir rápidamente el desajuste. Martín Pallin y Pérez Royo lo dijeron. Pero ella se montó una barricada y dijo que no lo haría. Pudo el orgullo. Y el caso es que las bondades de la ley quedaron dañadas por sus carencias. Claro que la campaña contra Irene y la ley se endureció y amenazaba con ser el núcleo del debate electoral. En un asunto de primero de Derecho la ministra suspendió.

Repito, ¿era mejor ceder?

Lo primero es que a las elecciones se va a ganar. Y para ganar el ruido sobra. Y sobra quien está fabricando el ruido. Un modo de amortiguar el ruido hubiera sido flexibilizando la posición de SUMAR. Sé que para mucha gente de izquierdas esto es un anatema, algo así como ¡darles la razón es sucumbir! Pero lo que debe interesarnos es la gente, y si para ganar por y para la gente hay que ceder…se cede. Es seguro que una cesión supondría que gente de Podemos pasearía su “victoria”, que en realidad no sería tal. Ceder es muchas veces señal de fortaleza, es también cerrar una coyuntura que estorba al propósito de ganar.

Esto no va, o no puede ir, de pulso emocional. La razón debe ocupar su lugar. No importa dar un paso atrás si es para dar un salto más grande y ganar. No me gustan las barricadas de ninguna de las partes. Ceder no es señal de debilidad, sino de fortaleza. Dejaría a la otra parte con muchos menos argumentos.

¿Supondría poner fin al ruido?

Seguramente el ruido seguiría, pero amortiguado. La cesión de un puesto a Irene debería ser parte de un acuerdo que comprometiera a todos y todas a poner fin a los ataques a Yolanda. También Pablo Iglesias debería comprometerse a poner fin a su intervencionismo.

¿Ceder no sería echar a perder las elecciones?

No tiene por qué. Por suerte o por desgracia la gente, el electorado, tienen poca memoria. Si entramos en un tiempo con poco o ningún ruido, todo lo demás va quedando atrás. Bastaría con que el potencial de Yolanda conectara con el temor de mucha población a los avances de la derecha, y la movilización de la gente progresista. No es tiempo de lucir el orgullo, es tiempo de inteligencia.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.