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¿Qué significa la absolución de Trump?

Fuentes: Rebelión

Los demócratas rechazaron la comparecencia de Joe Biden (de la elite demócrata) y su hijo, con el fin de ocultar la corrupción en Ucrania, afianzando, contradictoriamente, una derrota espectacular para el partido del expresidente Bill Clinton.

Finalmente, Donald Trump, fue absuelto del impeachment que le aperturó Nancy Pelossi (líder del partido demócrata). Y es que como señalamos en una nota anterior, la estrategia demócrata (minoría en el Senado), no era vacarlo sino “minar” su imagen electoral. Y en efecto, los demócratas, desde un principio, vacilaron con el impeachment y, al parecer, solo se animaron a presentarlo, el 24 de septiembre, al ver que Trump estaba “chocando” con la “tradicional” estrategia yanqui de fortalecer los lazos político-comerciales con la UE.

No obstante, a pesar de acusarlo de abuso de poder y obstruccionismo, la dirección política demócrata nunca utilizó la artillería pesada del FBI y la CIA, a pesar de estar estas instituciones de su lado, talvez por temor a vulnerar el sistema bipartidista. Justamente, el sustento demócrata se basó en la denuncia a Trump de retener un cargamento de armas para Ucrania, con el fin de favorecer a Putin.

Así las cosas, la estrategia demócrata de “demolición”, si bien es cierto, “golpeó” a Trump desde su asunción a la Casa Blanca por temas como la no declaración de sus impuestos (NYT, 02/10/18) o su alianza con el líder de Kremlin (BBC, 14/01/19), para ganar las elecciones presidenciales pasadas, logrando desarticular su gabinete (renuncia de secretarios y ministros, incluido John Mattis y James Comey, jefes del Pentágono y del FBI, respectivamente), pues, el éxito político del magnate presidencial en relación al TLC con México y Canadá (bloqueando a China), fue aplaudido por un sector de la Elite (que también estaba en la oposición), y del propio partido demócrata.

Y si bien es verdad que Putin tiene coincidencias con Trump en cuanto a las alianzas con el neofascismo europeo, pues, la misma es compleja ya que el magnate acaba de prohibirle a las empresas yanquis invertir en el negocio de la construcción del gasoducto que vincula a Rusia con Alemania y donde la Grazpon es el inversionista estratégico.

“…En cambio, las opiniones de los estadounidenses sobre Trump se hicieron más arraigadas en los últimos cuatro meses. De hecho, en las últimas semanas, las encuestas realizadas por Gallup han visto que los índices de aprobación de Trump aumentaron hasta un 49 por ciento, el más alto que la encuesta ha registrado desde que Trump asumió el cargo…No crearon la masa crítica que necesitarían para obtener una condena», dice David Winston, un estratega republicano (Time, 06/02/20).

Y es que, si bien es cierto, la crisis industrial continúa, pues, se ha evitado la “catástrofe”, el desempleo se ha reducido, los salarios aumentaron un 16% y el salario mínimo subió a $15 la hora.

En la absolución de Trump fue clave la formación de un equipo legal (argumentando que la evidencia de la Cámara baja se basó en rumores y conjeturas), articulado por su yerno Jared Kushner con los operadores políticos Tony Sayegh (ex alto portavoz del Departamento del Tesoro de Trump) y Eric Ueland (director de asuntos legislativos de la Casa Blanca), así como la carta de Pat Cipollone (abogado de la Casa Blanca), a los demócratas declarando “inviable constitucionalmente” el impeachment y negándose a facilitar documentación, a la vez que vetaron la comparecencia de testigos en la Cámara de senadores, así como las declaraciones públicas de testigos como John Bolton (ex secretario de Seguridad Nacional), quien asevera haber escuchado a Trump extorsionar al presidente ucraniano Volodymyr Zelensky. A esta cuestión habría que agregar el magnicidio del jefe militar iraní Qasem Soleimani.

Por su lado, los demócratas, rechazaron la comparecencia de Joe Biden (de la elite demócrata), y su hijo, con el fin de ocultar la corrupción en Ucrania, afianzando, contradictoriamente, una derrota espectacular para el partido del expresidente Bill Clinton.

“…Fue malvado. Fue corrupto. Eran policías sucios. Fueron filtradores y mentirosos. Y esto nunca debería sucederle a otro presidente…”, declaró Trump (Washington Post, 06/02/20).

Es un lugar común que Trump salió fortalecido del impeachment y ahora se apresta a la reelección con mejores probabilidades de ganar (fortaleciendo la tendencia a una mayor polarización). Y es que, durante las últimas décadas, los presidentes yanquis han logrado reelegirse como es el caso de Bush Jr. o Barak Obama. Esta tendencia apunta a debilitar el régimen político tradicional y a la vez a afianzar un régimen más bonapartista (personalista), y neofascista, que podría imponerse sobre el Congreso y volatilizar más la política norteamericana y sus relaciones con el mundo, como estamos observando ahora con la presencia de Guaidó en el acto de “Estado de la Unión” y el recrudecimiento del bloqueo a Venezuela (medidas contra CONVIASA), el nuevo plan de anexiones sobre Palestina, la política antinmigrante, y la intensificación en la guerra comercial contra China y la UE a partir del Brexit.

César Zelada: Director de la revista La Abeja.