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¿Queda alguna esperanza de atención sanitaria en Gaza?

Fuentes: Middle East Monitor

Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández

Una niña palestina recibe atención médica en Gaza tras resultar herida por las fuerzas israelíes (Mohammed Talatene/Apaimages)

La Conferencia Mundial del Empleo de 1976 propuso que el objetivo primordial de cualquier política de desarrollo es la satisfacción, a nivel nacional e internacional, de las necesidades básicas de los seres humanos. Cuando consideramos tal política, pensamos en la lista tradicional de necesidades básicas inmediatas: alimento, agua, refugio y ropa. Podría añadirse fácilmente saneamiento, educación y atención sanitaria. Abraham Maslow, en su documento de 1943 «Una teoría de la motivación humana» estableció la «jerarquía de las necesidades». E incluyó seguridad, sentido de pertenencia y estima para describir el modelo por el que se mueven generalmente las motivaciones humanas. Esos términos pueden ofrecerse a muchas personas por todo el planeta, pero ¿qué sucede con los empobrecidos gazatíes?

En el transcurso de las décadas, la población palestina en Gaza se ha visto sometida a unas condiciones que la mayoría de nosotros difícilmente toleraríamos. Mientras el mundo se prepara para las festividades del Nuevo Año 2018, para los gazatíes no hay ni un atisbo de esperanza, apreciándose tan sólo un continuado sentimiento de desesperación entre los habitantes de esta pequeña franja de territorio rodeada de tierra y vías de agua fuertemente militarizadas.

Hay dos cruces para entrar y salir de Gaza: uno es hacia Egipto, a través de la frontera de Rafah; y el otro hacia Israel, a través del paso de Erez. Los permisos concedidos a los gazatíes para salir por este último punto se redujeron en más del 50% en la primera mitad de 2017, si comparamos este período con su equivalente de 2016. Con una tasa de desempleo cada vez más elevada, muchos de sus habitantes viven muy por debajo del umbral de la pobreza. Puede decirse que la situación es terrorífica. Sus habitantes sufren muchas enfermedades contagiosas que podrían prevenirse, debido a la falta de agua potable por la destrucción de la planta purificadora y por la carencia del combustible necesario para bombear y tratar las aguas residuales, todo lo cual se añade a una situación cada vez más deteriorada a todos los niveles.

La sanidad pública está en crisis mientras el mundo observa y no hace casi nada. Se exhiben todo tipo de trapicheos políticos mientras los peones de este juego mayor, a saber, los seres humanos normales y corrientes de Gaza, continúan sufriendo. Muchos se preguntan por qué sus vecinos árabes hacen muy poco o nada para solucionar una situación tan grave.

La UNRWA describe la situación en la Franja de Gaza del siguiente modo: «Una población que sufre unos traumas psicológicos, pobreza y degradación medioambiental que han tenido un impacto negativo en la salud mental y física de sus habitantes; muchos de ellos, incluidos los niños, sufren ansiedad, angustia y depresión».

En julio, la Organización Mundial de la Salud describió la situación como «próxima al colapso». Los cortes de electricidad y las continuadas carencias de medicinas y suministros médicos en la Franja de Gaza están impidiendo cruelmente el acceso de dos millones de personas a cuidados sanitarios fundamentales, según ha advertido la OMS. Al menos 30 hospitales, 70 centros de atención primaria y un banco de sangre están a punto de cerrarse total o parcialmente debido a los continuados cortes de electricidad y al escaso combustible o carencia de repuestos para los generadores.

En octubre, Fatah y Hamas firmaron un acuerdo preliminar de reconciliación sobre el control de la Franja de Gaza, como parte de una serie de intentos para poner fin a una década de escisión territorial, política e ideológica que ha estado paralizando las aspiraciones personales y estatales. En virtud de este acuerdo, la Autoridad Palestina asumiría en diciembre el control total de la Franja de Gaza gobernada por Hamas. A cambio, se levantarían las devastadoras restricciones sobre el suministro eléctrico. Sin embargo, los habitantes de Gaza no tienen ninguna esperanza; les han prometido muchas cosas a lo largo de los años pero la situación ha ido siempre a peor.

El líder del movimiento palestino Fatah, Azzam al-Ahmad (dcha.), y el vicepresidente del Buró Político del Movimiento, Saleh Al-Aruri (izq.), se estrechan la mano tras firmar el acuerdo de reconciliación para construir consenso firmado en El Cairo el 12 de octubre de 2017 (Ahmed Gamil/Agencia Anadolu)

El Dr. Shadi Al-Yazji, cirujano dental en Gaza, llevó a cabo su formación inicial en Bangalore, India, trasladándose después a la capital sudanesa, Jartum, y relata cómo el gobierno sudanés le financió para que se convirtiera en un especialista en su campo. Sudán es bien conocido por apoyar a muchos pueblos desfavorecidos de todo el mundo.

Al-Yazji habló de los problemas generales a que se enfrenta la atención sanitaria en Gaza. «La falta de disponibilidad de medicinas básicas que se suponía tendrían que llegar desde Ramala (en la Cisjordania controlada por la AP) crea grandes problemas que están agravándose. Hay diversas especialidades que no pueden ofrecerse, como cirugía cardiaca y neurocirugía, que proporcionan una atención que salva vidas. Por otra parte, las dificultades para trasferir enfermos a través de los pasos de Erez y de Rafah, que a menudo permanecen cerrados durante meses, son insalvables en numerosas ocasiones».

Al-Yazji describe los desafíos diarios para poder completar su trabajo, incluyendo la falta de electricidad. «Ahora disponemos tan sólo de cuatro horas al día». Esto, explica, impone graves restricciones sobre cuándo y durante cuánto tiempo puede tratar a sus pacientes.

Los bajos ingresos de los habitantes de la Franja implican que los pacientes no pueden permitirse el tratamiento que necesitan, por lo que Al-Yazji ofrece grandes descuentos y precios mínimos que sólo cubren sus gastos generales y la alimentación de su familia.

¿Qué debería hacerse?

Al-Yazji considera que en los próximos años el gobierno central debe desarrollar un esfuerzo concertado para atender determinadas necesidades y concentrarse en campañas de salud preventiva. Si se ignora esta necesidad, la tasa de morbilidad seguirá incrementándose, en particular respecto a los pacientes de oncología y cardiología. «Estamos viendo un grave repunte en los casos de cáncer en Gaza», explica.

Está más que claro que se está llevando a cabo un esfuerzo continuo para inutilizar los servicios de salud pública y dejar a la población sobreviviendo en la miseria. El desempleo acarrea conflictos pecuniarios que provocan carencias nutricionales. Esto es de particular importancia durante el embarazo, para los recién nacidos y los bebés. La desnutrición puede llevar a los niños a un estado de carencia de inmunidad que les expone a verse infectados por enfermedades ante las cuales un niño saludable no sucumbiría.

Castigo colectivo

Cualquiera que sea el punto de vista político de uno, la pregunta que cabría plantear es si también hay que someter a las madres y a los bebés a un castigo colectivo.

«¿Por qué en el mundo se destina tanta financiación a tratar enfermedades como la diabetes, tensión arterial, colesterol alto, que causan tantas bajas, pero que a menudo están causadas por excesos y abusos, cuando en Gaza las madres y los bebés mueren debido a la falta de atención médica?», se pregunta Al-Yazji.

Para poder llevar paz a cualquier tierra y a cualquier ser humano, tiene que haber justicia. Si un niño que está creciendo en Gaza o Cisjordania no ve justicia por ningún lado, ¿cómo puede entonces confiar en que el mundo decida algo en su nombre y sienta realmente que la paz es posible? ¿Es la paz un mero parloteo? ¿Tienen razón sus abuelos cuando dicen que no habrá nunca paz sin justicia?

Es posible que para los habitantes de Gaza la Conferencia Mundial del Empleo y la jerarquía de necesidades de Marlow sólo sean otro ejercicio sobre el papel a las que ellos no tienen derecho mientras el resto del mundo sí puede disfrutar de ellas.

El Dr. Munir Ravalia trabaja en prácticas de sedación. Ha viajado extensamente por Oriente Medio y tiene un interés especial en la atención dental caritativa que se lleva a cabo por todo el mundo para atender a los miembros más vulnerables de la sociedad.

Fuente: https://www.middleeastmonitor.com/20171201-healthcare-in-gaza-is-there-any-hope-left/

Esta traducción puede reproducirse libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, a la traductora y a Rebelión.org como fuente de la misma.