Jim Crow* era un pilar de la segregación durante los 100 años posteriores a la Guerra Civil, los demócratas blancos del Sur impidieron que los negros con derecho al voto lo ejercieran por medio de impuestos de votación, pruebas de analfabetismo y exigencias de poseer propiedad. A partir de la década de 1960, el Tribunal […]
Jim Crow* era un pilar de la segregación durante los 100 años posteriores a la Guerra Civil, los demócratas blancos del Sur impidieron que los negros con derecho al voto lo ejercieran por medio de impuestos de votación, pruebas de analfabetismo y exigencias de poseer propiedad. A partir de la década de 1960, el Tribunal Supremo de EE.UU. declaró inconstitucionales estas violaciones que apuntaban al corazón de la democracia norteamericana.
Ahora, con la ayuda de una decisión del Tribunal Supremo, pero de 2008, en el caso de Crawford vs. Junta Electoral del Condado de Marion (Indiana), los republicanos blancos en algunas áreas impedirán que negros con derecho al voto lo ejerzan por medio del requerimiento de poseer licencia de conducción. Esta nueva discriminación no solo es nueva, sino que se está extendiendo.
Los proponentes republicanos de esta medida dicen que simplemente están tratando de reducir el fraude en las votaciones. Pero mientras los esfuerzos ocasionales por rellenar las urnas por medio de falsos votos por correo aún salen a la superficie, la incidencia del fraude individual -votar sin tener derecho al voto– es prácticamente inexistente, como muestra claramente «La Verdad Acerca del Fraude Electoral» («The Truth About Vote Fraud»), un estudio realizado por el Centro Brennan por la Justicia, de la Universidad de Nueva York. En otras palabras, no existe el problema que los republicanos aseguran que quieren combatir con mayores requerimientos de posesión de identificación. Mientras tanto, esos obstáculos de identificación a los que se enfrentan los individuos no funciona para detener a los que tienen acceso organizado y aún tratan de burlar el sistema.
El motivo es político, no racial. Los republicanos no son fanáticos intolerantes como los segregacionistas Jim Crow. Pero saben que la creciente presencia en las urnas en los barrios negros pobres favorece a los demócratas. En ese sentido, el esfuerzo por suprimir la votación aún equivale a racismo.
En el caso Crawford, el tribunal confirmó una ley de Indiana que en esencia exige un pasaporte o licencia de conducción para poder votar. Pero más de dos tercios de los adultos de Indiana no tienen pasaporte y casi 15 por ciento no posee licencia de conducción. Estos electores, desproporcionadamente afro-norteamericanos, tendrán que tomar un autobús o pedir a un amigo que los lleve al Buró de Vehículos Automotores para poder obtener una identificación fotográfica sin derecho a conducir. De otra manera, no podrán votar en Indiana este año.
Para tener una idea de cuántos afro-norteamericanos en todo el país carecen de una licencia de conducción, recuerden al huracán Katrina en el 2005, cuando miles quedaron abandonados sin transporte. Los «republicanos del caso Crawford» pudieran hacer lucir como palomitas a los «demócratas de Jim Crow» en lo que se refiere a supresión del voto.
Considérese a Wisconsin, un estado clave. Los funcionarios republicanos allí han hecho una reclamación judicial y están tratando de poner en práctica una disposición de las regulaciones estatales por la cual los electores no solo deben mostrar una identificación con foto, sino demostrar que el nombre y el número son idénticos a los que aparecen en la base de datos del Departamento de Vehículos Automotores o de la Administración de la Seguridad Social. (Los demócratas se oponen a la reclamación.) Estas listas están repletas de errores en todos los estados, como ha demostrado el Centro Brennan en su informe «Restaurando el derecho al Voto» («Restoring the Right to Vote».)
¿Cuánta tendencia al error? La Florida eliminó erróneamente a miles de electores respetuosos de la ley, mayoritariamente demócratas, de las listas electorales en el 2000, bajo el pretexto de que eran delincuentes. (Este hecho, entre otras cosas, costó a Al Gore la presidencia.) Aún después de la Ley de Ayuda al Voto en Estados Unidos (HAVA) y la atención de todo el mundo, el software de la Florida sigue teniendo imperfecciones. Requiere solo 80 por ciento de coincidencia con el nombre de un delincuente condenado. «así que si hay un asesino llamado John Peterson, el software elimina a todos los que se llamen John Peters», escribió Andrew Hacker en una reciente edición de New York Review of Books.
Los electores atrapados por estos errores pueden reclamar su derecho, pero no si no logran arreglar las cosas antes del Día de Elecciones. De otra forma, se les concede una «boleta provisional», que a veces es contada y a veces no. Pero en algunos estados para obtener una boleta provisional a veces hay que comparecer ante un juez. Ante tales problemas, la mayor parte de los electores se dan por vencidos.
La capacidad de los verdaderos delincuentes para obtener el derecho al voto varía de un estado a otro. A los delincuentes les cuesta más trabajo votar en Virginia, y les resulta más fácil en Pennsylvania y Michigan. (Otros países son mucho más generosos con los ex convictos, ya que suponen que estos han pagado su deuda con la sociedad y se les debe permitir votar de nuevo.)
Todo esto parece que favorece a John McCain por sobre Barack Obama este año, pero algunas tendencias de derecho al voto están señalando en la dirección opuesta.
En Ohio, donde el gobernador y el secretario de estado cambiaron en 2006 de republicanos a demócratas, una nueva ley permite a los electores inscribirse para votar y al mismo tiempo llenar una boleta por correo entre el 30 de septiembre y el 6 de octubre. Esto significa una semana de furiosa campaña y votación temprana en un estado clave.
Ventaja para Obama: Con 470 000 estudiantes matriculados en las universidades públicas de Ohio (y nueve de cada 10 son residentes de Ohio), se puede esperar una gran afluencia de jóvenes electores.
La combinación de supresión de electores y votación temprana hace difícil el pronóstico. Y sin saber la asistencia a las urnas, la mayor parte de las encuestas no tienen validez.
Así que lo único que sabemos con seguridad este año es que con la decisión del caso Crawford vemos un retorno a los días cuando un partido político hallaba una gran ventaja en evitar que la gente pobre votara. Desde el punto de vista político es comprensible, pero también es anti-norteamericano.
* Jim Crow es el nombre de un personaje negro en una canción acerca de las plantaciones en el siglo 19 que se convirtió en sinónimo de las prácticas discriminatorias contra los negros.