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Esto es lo que significa el fracaso de las conversaciones sobre el clima

Réquiem por un planeta abarrotado

Fuentes: The Guardian

La última vez que unas negociaciones globales se desmoronaron como estas fue en Doha, en el año 2001. Después del fracaso de estas conversaciones sobre el comercio, la Organización Mundial del Comercio (OMC) tranquilizó a los delegados diciéndoles que no había nada que temer: se irían a México, donde se lograría un acuerdo. Las negociaciones […]

La última vez que unas negociaciones globales se desmoronaron como estas fue en Doha, en el año 2001. Después del fracaso de estas conversaciones sobre el comercio, la Organización Mundial del Comercio (OMC) tranquilizó a los delegados diciéndoles que no había nada que temer: se irían a México, donde se lograría un acuerdo. Las negociaciones se celebraron en la arena del centro turístico mexicano de Cancún, para nunca reaparecer. Tras ocho años de vacilaciones, no se ha llegado a ningún acuerdo.

Cuando la semana pasada terminaron en fracaso en Copenhague las conversaciones sobre el clima, Yvo de Boer, encargado del proceso, nos pidió al mundo que no nos preocupáramos: todo se solucionará «en México dentro de un año».(1) ¿Acaso México es el equivalente diplomático del basurero del Pacífico: el lugar donde van a morir las negociaciones fracasadas?

De Boer puede pretender que solo se trata de una complicación temporal, aunque sabe lo que sucede cuando las conversaciones pierden impulso. Hace un año le pregunté que qué era lo que más temía. «La peor situación, para mí, es que Copenhague se convierta en un segunda ronda del OMC. … Para mí, Copenhague es un plazo límite muy claro que debemos cumplir, pues me temo que si no lo hacemos, el proceso comenzará a deslizarse cuesta abajo y, como en el caso de las negociaciones comerciales, se incumplirá un plazo tras otro y terminaremos por convertirnos en la pequeña orquesta que tocaba en el Titanic».(2)

Podemos vivir sin un nuevo acuerdo para el comercio mundial, pero no podemos vivir sin un nuevo acuerdo por el clima. Uno de los errores de quienes hemos intentado movilizar el apoyo a un tratado del clima es que hemos complicado demasiado el planteamiento de la cuestión. Propongo aquí el resumen más simple que puedo hacer acerca de por qué esto importa.

Los seres humanos pueden vivir en una gama de condiciones mucho más amplia que cualquier otra especie. Pero el clima de los últimos mil años ha sido notablemente benigno para nosotros. Nos ha permitido extendernos por casi todas las regiones del mundo y crecer en las favorables circunstancias ecológicas que ha creado. Actualmente disfrutamos de las condiciones óptimas para permitir la vida de siete mil millones de personas.

Un cambio en la temperatura global reduce el ámbito de lugares que pueden permitir la vida humana. En la última era glacial, los seres humanos se vieron confinados a las latitudes bajas. La diferencia en la temperatura global media entre este y aquel momento ha sido de cuatro grados centígrados. El calentamiento global producirá el efecto opuesto, empujando a la gente hacia las latitudes superiores, principalmente conforme disminuyan los suministros de agua.

La producción de alimentos en las latitudes elevadas debe crecer con la misma rapidez con la que caiga en otros lugares, pero es poco probable que suceda esto. De acuerdo con la institución que resume los descubrimientos de la ciencia climática, el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático, el potencial de la producción global de alimentos «es muy probable que se reduzca por encima de los 3º C».(3) El panel usa la frase «muy probable» para indicar una probabilidad superior al 90%.(4) A menos que se llegue pronto a un acuerdo importante sobre el clima, el resultado probable es un crecimiento de tres o más grados para finales de siglo.

El área de tierra habitable se reducirá incluso en las latitudes superiores, conforme aumente el nivel del mar. El crecimiento probable en este siglo, seguramente menos de un metro, solo amenaza a algunas poblaciones, pero el proceso no se detiene en el 2100. En el anterior período interglacial, hace unos 125.000 años, la temperatura global media era aproximadamente 1,3 grados superior a la de hoy, como consecuencia de los cambios producidos en la órbita de la Tierra alrededor del Sol. Un nuevo artículo publicado en la revista Nature muestra que durante ese período los niveles del mar eran entre 6,6 y 9,4 metros superiores a los de hoy.(5) Una vez que la temperatura haya crecido, la expansión de las aguas del mar y la desaparición de los casquetes polares de Groenlandia y la Antártida no podrán detenerse. Me pregunto si el Gobierno de Dinamarca, cuya atroz gestión de la Conferencia ha contribuido a su fracaso, se habría esforzado más de haber sabido su pueblo que dentro de unos siglos no existirá ese país.

Conforme los pueblos sean desplazados desde donde viven por la sequía y el crecimiento del nivel del mar, y conforme se reduzca la producción de alimentos, el planeta ya no podrá ser el soporte de la población actual. No es probable que la caída de la demografía humana se produzca de una manera suave o indolora; si bien la temperatura media global crecerá gradualmente, los acontecimientos con ella asociados se producirán a tropezones: sequías repentinas y oleadas de tormentas.

Por eso los países menos desarrollados, que serán los que reciban los golpes más duros, fueron los más exigentes en Copenhague. Ciento dos naciones pobres pidieron que el crecimiento máximo de la temperatura global se limitara no a dos grados, sino a grado y medio. El negociador jefe del bloque G77 se quejaba de que a África se le pidiera «que firmara un pacto suicida, un pacto de incineración, para mantener el dominio económico de unos cuantos países».(6)

La razón inmediata del fracaso de las conversaciones se puede resumir en dos palabras: Barack Obama. El hombre elegido para dejar a un lado las ideas infantiles resultó ser tan susceptible a los intereses propios como cualquier otro político. Igual que hizo George Bush en el enfoque de la guerra de Irak, Obama acudió al proscenio de la ONU, habló con la mayoría de sus Estados miembros y formó una coalición que tenía la voluntad de lograr un acuerdo que atentaba contra el resto del mundo. Por eso se les presentó a las naciones más pobres sin negociación; o bien lo firmaban o perdían los fondos de adaptación necesarios para ayudarles a sobrevivir las primeras décadas de alteración del clima.

Los Gobiernos británico y estadounidense han acusado al Gobierno chino del fracaso de las conversaciones. Es cierto que los chinos hicieron lo que pudieron por echarlo todo a perder, pero también que Obama puso a Pekín en una posición imposible. Pidió concesiones sin ofrecer nada. Debía haber conocido la importancia de no perderle la cara a la política china: su diplomacia unilateral acabó produciendo una demanda de autodegradación. Mi conjetura es que se trató de una maniobra calculada para provocar intransigencia, por la que se podría culpar a China del resultado que esperaba.

¿Por qué hizo esto Obama? Basta con prestar atención al alivio de los círculos demócratas para obtener la respuesta. Impulsar un programa por el clima en el Senado, muchos de cuyos miembros son totalmente subsidiarios del sector de la energía, hubiera significado la batalla política de su vida. Una vez más, la ausencia de una reforma eficaz de las finanzas de las campañas en Estados Unidos hace casi imposible el progreso del mundo.

Y ahora, ¿qué? Dependerá de quienes no han tenido ningún papel en Copenhague: vosotros. En los últimos años, buenas personas, liberales y compasivas, como las que leen The Guardian todos los días, han sacudido la cabeza, han chasqueado la lengua y se han pregunta que por qué nadie hace nada. Sin embargo, el número de los que han pasado a la acción ha sido patético. Las manifestaciones que deberían haber sacado a la calle a millones de personas, se han esforzado para movilizar a unos cuantos miles. En consecuencia, el coste político del fracaso de Copenhague es cero.

¿Es esta música de su gusto, señor o señora? Quizás le gustaría que nuestra pequeña orquesta tocara algo más fuerte, para apagar ese horrible ruido del estancamiento.

Referencias:

1. Yvo de Boer, 19 de diciembre de 2009. http://unfccc.int/2860.php

2. De la transcripción de una entrevista en vídeo para la serie «Monbiot Meets» de The Guardian. Aquí pude ver (en inglés) el debate editado: http://www.guardian.co.uk/environment/video/2008/dec/08/monbiot-yvo-de-boer-climate

3. IPCC, 2007. Assessing key vulnerabilities and the risk from climate change. Table 19.1. http://www.ipcc.ch/pdf/assessment-report/ar4/wg2/ar4-wg2-chapter19.pdf

4. http://www.ipcc.ch/pdf/supporting-material/uncertainty-guidance-note.pdf

5. Robert E. Kopp et al, 17th December 2009. Probabilistic assessment of sea level during the last interglacial stage. Nature Vol 462, pp. 863-868. doi:10.1038/nature08686

6. http://www.guardian.co.uk/environment/2009/dec/20/copenhagen-obama-brown-climate

Traducido por Víctor García para Globalízate
http://www.globalizate.org/monbiot110110.html

Fuente: http://www.monbiot.com/archives/2009/12/21/requiem-for-a-crowded-planet/