Recomiendo:
0

¿Retirada de los arcos electrónicos de Netanyahu o permisividad con el derramamiento de sangre jordana?

Fuentes: Editorial Al Quds al Arabi

Que Jordania permita que el oficial de la seguridad israelí que mató a dos jordanos a sangre fría abandone su territorio para volver a su país tras alcanzar con el gobierno de Tel Aviv «acuerdos sobre Al Aqsa» es un flaco trato carente de réditos políticos que puede convencer a la calle jordana. Es un […]

Que Jordania permita que el oficial de la seguridad israelí que mató a dos jordanos a sangre fría abandone su territorio para volver a su país tras alcanzar con el gobierno de Tel Aviv «acuerdos sobre Al Aqsa» es un flaco trato carente de réditos políticos que puede convencer a la calle jordana.

Es un trato flojo porque no se trata de un intercambio político lógico ya que los arcos electrónicos colocados por Netanyahu en Al Aqsa son para empezar ilegales y el pueblo palestino se había sacrificado para que se retirasen e incluso estuvieron a punto de quitarlos horas antes del crimen israelí de Ammán. Por esto no es adecuado hablar de un acuerdo político o diplomático entre Jordania e Israel que ha terminado con la retirada de los arcos de seguridad de la ocupación a cambio de transigir con la muerte de dos jordanos en su propia tierra asesinados por el traidor fuego israelí.

Sabemos, puesto que ya no es un secreto, que Ammán y Tel Aviv habían llegado un acuerdo sobre los arcos de seguridad electrónicos para sustituirlos por cámaras inteligentes antes del traidor ataque israelí de la capital jordana.

El visto bueno a la salida de Jordania del equipo de seguridad israelí sin ninguna explicación oficial y los resultados de esta política opaca tendrán probablemente una repercusión negativa no solo para el pueblo jordano sino para las instituciones del Estado jordano que no han sabido explicar a los jordanos lo que está pasando. La salida del oficial israelí en la clandestinidad, de manera ilegal y en base a un acuerdo secreto supone un golpe doloroso para la ley jordana que afecta al buen nombre del Estado y representa una conmoción no solo para los jordanos sino también para la calle árabe, pues se esperaba como mínimo que el asesino fuera sometido a la justicia, algo que no ha sucedido. Lo que complica aún más las cosas es que Netanyahu fue quien anunció el regreso del equipo de seguridad israelí, y con él el asesino, antes de afirmar que no había habido ningún acuerdo.

Fuente original: http://www.fundacionalfanar.org/25897/