Aunque resulte política y humanamente incorrecto, existen muchos disociados antichavistas que se sienten identificados con el llamado criminal y terrorista del desquiciado fascista Pat Robertson a que «en el nombre de Dios» y la seguridad energética de Estados Unidos se asesine al presidente Chávez. Los ejemplos sobran. Los militares fascistas que encabezaron el golpe de […]
Aunque resulte política y humanamente incorrecto, existen muchos disociados antichavistas que se sienten identificados con el llamado criminal y terrorista del desquiciado fascista Pat Robertson a que «en el nombre de Dios» y la seguridad energética de Estados Unidos se asesine al presidente Chávez. Los ejemplos sobran.
Los militares fascistas que encabezaron el golpe de Estado del 11 de abril ordenaron matar al presidente mediante la aplicación de la «Ley de Fuga». (Chávez, 5-12-2002) Ante el fracaso del golpe, el dueño de Datanálisis, J.A. Gil Yépez, manifestó en un diario de Los Angeles que «la única fórmula para salir de Chávez era la guerra.» De la misma forma, el antichavista Carlos Dorado (El Universal, 5-04-2003) aseguró soñar con «la llegada de los portaviones americanos a La Guaira, y esos soldados americanos bien uniformados subiendo por la autopista con sus tanques, mientras sus modernos aviones sobrevuelan Caracas…», al tiempo que el desequilibrado Carlos Zubillaga Oropeza (El Universal, 6-04-2003) le urgía a Bush que de una buena vez, «¡carrizo, manda los marines para acá y cáele a bombazos a Chávez y sus secuaces!».
Luego llegaron mas de cien paramilitares colombianos para asesinar al presidente, «quien debía cenar la noche del miércoles 12 de mayo con un grupo de banqueros en la residencia presidencial de La Casona.» (Punto Final, 28-05-2004) De acuerdo a uno de los paramilitares detenidos en la hacienda Daktari del guarimbero Robert Alonso, la orden era «cortarle la cabeza, ponerle el pie encima y fumarse un tabaco cubano frente a las cámaras de la TV.» (Rugeles, 20-03-2005) Por su parte, el siniestro ex-presidente Carlos Andrés Pérez le aseguraba a El Nacional (25-07-2004) estar «trabajando para sacar a Chávez [por] la vía violenta… la única que tenemos…», manifestando además que «Chávez debe morir como un perro.» En este sentido, el también desquiciado Orlando Urdaneta llamó abiertamente en un programa de televisión mayamero al asesinato del presidente mediante la contratación de un «comando israelí» de los que utilizan «rifles dotados de miras telescópicas de alta precisión» (Rugeles, 20-03-2005), lo cual «ni mi Dios condenaría», coincidiendo plenamente con lo dicho por el fascista Robertson.
Los medios de comunicación privados también han contribuido a sembrar un odio irracional contra todo lo que tenga que ver con el Jefe de Estado, que aunado a la serie de frustraciones y ataques emocionales que ha vivido el extremismo antichavista tras los fracasos golpistas del 11 de abril y sabotaje petrolero, así como la derrota del referéndum revocatorio, hace que cualquier llamado criminal y terrorista contra el presidente Chávez sea celebrado y aceptado como una forma de escapar de su propio laberinto. No es casualidad que el diario El Universal (23-08-2005) diga en uno de sus titulares que el único indignado por las declaraciones del fascista Robertson fue el «oficialismo», reconociendo así la falta de sensibilidad humana y política que existe en buena parte de la oposición ante el fascismo terrorista que practica la extrema derecha estadounidense.