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A vuela pluma

Rubalcaba comienza mal

Fuentes: Rebelión

«Tuvimos 8 años para pinchar la burbuja inmobiliaria y no lo hicimos» (Alfredo Pérez Rubalcaba en una entrevista radiofónica este domingo, 31 de julio). ¿Burbuja inmobiliaria? ¿Alguien pensó alguna vez en ese gobierno que existía una burbuja inmobiliaria en este país y no que el crecimiento de nuestra economía era, precisamente, el producto de su […]


«Tuvimos 8 años para pinchar la burbuja inmobiliaria y no lo hicimos» (Alfredo Pérez Rubalcaba en una entrevista radiofónica este domingo, 31 de julio).

¿Burbuja inmobiliaria? ¿Alguien pensó alguna vez en ese gobierno que existía una burbuja inmobiliaria en este país y no que el crecimiento de nuestra economía era, precisamente, el producto de su atinada política económica? Mire usted por dónde que lo que ayer se vendía como prosperidad y crecimiento ahora se reconoce que era una burbuja artificialmente inflada.

¿Pinchar? ¿Alguien pensó alguna vez en ese gobierno que se debía intervenir sobre los sectores inmobiliario y bancario para tratar de reconducir la situación de alguna manera? ¿Alguien dijo algo diferente a que los precios del sector inmobiliario acabarían experimentando un «aterrizaje suave» y que, por lo tanto, la intervención no era necesaria? Es más, ¿alguien pensó alguna vez en ese gobierno que su política económica lo que estaba haciendo era, precisamente, insuflar aire en esa burbuja?

Es por ello que ni en términos de reconocimiento de culpa ni de petición de disculpas pueden aceptarse las palabras de Rubalcaba. Existía una burbuja y se la ignoró. Cuando se dispuso de la oportunidad, faltó la voluntad. Y, lo que es peor, cuando la voluntad orientó la acción política, ésta operó precisamente en sentido contrario al necesario para desinflarla. Y de todo ello, para más inri, se hizo vanagloria pública.

En roman paladino: no lo hicieron porque su opción política fue no sólo no pinchar la burbuja sino alimentarla. Ni más ni menos. Así que, ahora, en lugar de tanto golpe de pecho, se agradecería se asumieran responsabilidades no por los errores sino por las políticas; no por la torpeza sino por la estrategia; no por las consecuencias sino por los principios. Por ahí debería comenzar todo.

Alberto Montero Soler ([email protected]) es profesor de Economía Aplicada de la Universidad de Málaga y puedes leer otros textos suyos en su blog La Otra Economía.

 

 

 

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.