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¿Se abre un nuevo escenario político en el País Valencià?

Fuentes: Periódico En lucha / Diari En lluita

Hace poco tiempo una encuesta de El País pronosticaba un cambio histórico en la composición de las Corts valencianes. Después de más de veinte años de gobierno del PP, el diario anunciaba que, si las elecciones se hubiesen celebrado el pasado 9 de octubre, un hipotético tripartito formado por PSPV, EUPV y Compromís podría gobernar […]

Hace poco tiempo una encuesta de El País pronosticaba un cambio histórico en la composición de las Corts valencianes. Después de más de veinte años de gobierno del PP, el diario anunciaba que, si las elecciones se hubiesen celebrado el pasado 9 de octubre, un hipotético tripartito formado por PSPV, EUPV y Compromís podría gobernar con mayoría absoluta.

Desde una visión anticapitalista en seguida surge la discusión sobre hasta qué punto un tripartito de esas características cambiaría las cosas. Probablemente poco. Según la encuesta, el PSPV sería la formación con más escaños (27), aunque bajaría con respecto a las elecciones anteriores, y EUPV y Compromís subirían y conseguirían el mismo número (13) cada uno. Las políticas más comprometidas que discretamente podría impulsar EUPV encontrarían impedimentos obvios en las filas del PSPV, pero también de Compromís.

El PSPV es conocido por la inexistente resistencia que ha ofrecido al PP. Se sitúa como el primer grupo de la oposición porque es una expresión de ese tic político adquirido, el bipartidismo, no porque tenga un papel creíble en el País Valencià.

El otro elemento del tripartito, Compromís (coalición formada por el Bloc Nacionalista Valencià, Equo y Els Verds), es la pieza más interesante del supuesto nuevo parlamento. Sin embargo, siguen sin fijar su posición política y económica. Por una parte, dan señales de reformismo democrático y economía social: han introducido mecanismos de participación directa a través de internet, por ejemplo, y hablan de cooperativismo. Pero, por otra parte, sus bases, sobre todo las del Bloc, también están formadas por la derecha moderada cristiana o el nacionalismo valenciano conservador.

Aumenta la combatividad

Pero si asumimos durante un momento que se da el cambio, surge otra reflexión: ¿Por qué perdería ahora el PP? ¿Qué ha pasado que no pasaba hace unos años?

Podemos situar el inicio más inmediato del cambio en 2011, momento en que se conoció que la empresa Orange Market había vestido a Francisco Camps. La respuesta popular se oyó en València en una manifestación masiva en contra de la corrupción política. Éste fue el inicio del declive del PP. El 15 de mayo surgió el movimiento 15M y muchas ciudades y pueblos del País Valencià aprendieron qué eran las asambleas.

Desgraciadamente, el 15M era demasiado joven para evitar con su efecto despertador que una semana después la derecha volviera a ganar las elecciones. Aun así, se sentía en el ambiente que algo trascendental había cambiado. De hecho, el PP había perdido muchos votos. Al cabo de un mes el ex presidente renunciaba al cargo con un discurso casi psicótico: «ofrezco este sacrificio personal», dijo refiriéndose a su partido y a Rajoy. Y Alberto Fabra fue el presidente. Un hombre menos mediático, pero igual de españolista y neoliberal.

En la calle, las luchas se han sucedido. Los disparates cometidos contra la educación sacaron a la calle el 15 de febrero de 2012 a las estudiantes del IES Lluís Vives. El jefe de la Policía los identificó como el «enemigo» y salieron también los antidisturbios a cargar contra la juventud. Su resistencia y la solidaridad del resto de estudiantes de València hicieron que llegara la Primavera unos meses antes que al resto del Estado.

Los trabajadores y trabajadoras de la EMT (empresa de autobuses urbanos de València), de Metrovalencia i de RTVV, por ejemplo, han protagonizado luchas laborales potentes. En el primer caso se hizo una huelga de cuatro días en junio de 2012, coincidiendo con el premio de Fórmula 1 y la Nit de Sant Joan. En diciembre, la plantilla de Metrovalencia protestó con huelgas contra un ERE que iba a despedir a 450 personas. La lucha de RTVV sigue encendida: a mediados de octubre empezó el juicio por los despidos masivos.

Además, están vivas en diversos puntos del País Valencià las PAHs, las asambleas de estudiantes y otros proyectos autogestionados. La última huelga en educación, el 24O, tuvo un seguimiento del 90%.

En definitiva, lo que ha cambiado en el País Valencià es que se está aprendiendo otra forma de hacer política que tendrá que continuar pase lo que pase en las Corts.

Adelina Cabrera (@oh_adelain) es militante de En lluita / En lucha

Fuente: http://www.enlucha.org/site/?q=node/19104