Gestiones contra reloj para evitar que Estados Unidos caiga en default esta semana volvieron a complicarse hoy luego de que un nuevo plan de los líderes republicanos fuera rechazado por la Casa Blanca e incluso por las filas del partido conservador, lo que deja al país al borde del abismo.
La medida otorgaría los fondos para que el gobierno reabra tras 15 días de cierre y extendería hasta el 7 de febrero la autoridad para que el Tesoro se endeude, aunque suspendería también por dos años un nuevo impuesto a aparatos médicos y la contribución que el Estado hace a la cobertura de salud de los legisladores.
El presidente de la Cámara de Representantes, el republicano John Boehner, se reunió con miembros de su partido para presentarles la propuesta, pero cuando salió del encuentro dijo en conferencia de prensa que no se había llegado a un acuerdo.
«No hemos tomado ninguna decisión sobre qué haremos exactamente», afirmó Boehner, quien se comprometió no obstante a «trabajar» con los representantes de ambos signos políticos para «intentar encontrar una forma de avanzar».
El líder de la mayoritaria bancada demócrata del Senado, Harry Reid, quien ayer, en un hecho muy promisorio, había acercado posiciones con el jefe de la bancada senatorial republicana, Mitch McConnell, en torno a otra propuesta, criticaron fuertemente el plan de Boehner como un ataque al bipartidismo.
«No puede ser aprobado en el Senado y no será aprobado en el Senado», dijo Reid.
La líder de la bancada demócrata en la Cámara baja, Nancy Pelosi, dijo que estaba claro que Boehner «no tenía los votos» para su plan, que la propuesta presentada ayer por Reid y McConnell «dio miedo» a los republicanos y que entonces quisieron «sabotear el esfuerzo bipartidista» del Senado, informó la cadena CNN.
Estados Unidos ingresó hoy en la tercera semana de parálisis administrativa por falta de presupuesto, y este jueves próximo llegará al día a partir del cual el Tesoro ya dijo que no podrá pagar sus obligaciones y comenzará a recurrir a una reserva limitada de dinero para afrontar las deudas del país.
Reid y McConnel dijeron ayer que esperaban llegar a un acuerdo final antes del jueves, aunque la propuesta rival presentada hoy por Boehner refleja el rechazo al plan del Senado del ala más conservadora de los republicanos en la Cámara baja y complica el panorama.
La Casa Blanca y los demócratas rechazaron la iniciativa de Boehner, quien se encuentra presionado por un lado por un riesgo de default que el liderazgo republicano quiere evitar y, por otro, por el sector más radical de sus congresistas, el del movimiento ultraconservador Tea Party, que quiere concesiones.
La portavoz adjunta de la Casa Blanca, Amy Brundage, dijo que la propuesta era «un intento partidista de apaciguar a un pequeño grupo de republicanos del Tea Party que provocó el cierre del gobierno».
«Demócratas y republicanos del Senado han estado trabajando en un esfuerzo bipartidista, de buena fe. Con apenas dos días de tiempo hasta que Estados Unidos agote su autoridad de endeudamiento, es hora de que la Cámara (de Representantes) haga lo mismo», agregó.
Los republicanos están en una situación difícil, y en los últimos días fueron renunciando a la mayoría de sus exigencias al ritmo de una fuerte caída en los sondeos de opinión, que mostraban que una mayoría de los estadounidenses los cree responsables de la crisis.
Al igual que el plan de Boehner, la medida que impulsan Reid y McConnell en el Senado -aunque aún no está terminada- reabriría el gobierno hasta el 15 de enero y extendería la autoridad de endeudamiento del Tesoro hasta mediados de febrero.
«Hay negociaciones productivas en curso con el líder republicano. Estoy confiado en que seremos capaces de alcanzar un acuerdo integral esta semana a tiempo para evitar un default catastrófico», dijo hoy Reid al inaugurar la sesión del Senado.
Los planes del Senado y la Cámara están muy lejos de las demandas originales de los republicanos de desfinanciar la ley de salud promulgada por Obama en 2010 como condición para aprobar un presupuesto que permita reabrir el gobierno.
Tampoco incluye los recortes de gasto público que los republicanos habían pedido a cambio de aumentar el techo de 16,7 billones de la deuda nacional norteamericana.
Otra diferencia entre ambas medidas es que la del Senado contempla la eliminación de una tarifa de 63 dólares que las compañías deberán pagar por cada persona a la que dan cobertura médica cuando toda la ley entre en vigor, en 2014.
Los sindicatos se oponen a la tarifa, pero los republicanos de la Cámara de Representantes rechazan su eliminación.
Además, los demócratas se oponen a una propuesta de los republicanos de suspender por dos años un impuesto a los aparatos médicos que forma parte de la ley de salud.
Pero con los republicanos desplomándose en las encuestas y el país en su tercera semana casi sin administración federal, los republicanos del Senado, en particular, están ansiosos por terminar con el cierre y evitar la crisis mucho mayor -para Estados Unidos y todo el mundo- que significaría un default.
«Estamos deseosos de reabrir el gobierno. Con suerte, lograremos hacer algo también para lidiar con el tema del gasto», dijo el representante republicano Steve Scalise.