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Seguridad Social Alimentaria

Fuentes: Rebelión

Versió original a LaConca’51. Gustavo Duch. 12/12/22

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I. Preámbulo. El derecho a la alimentación

Reconociendo el derecho fundamental de toda persona a estar protegida contra el hambre y el derecho a disfrutar de una alimentación adecuada en cantidad y calidad. Ante la situación de crisis alimentaria que afecta a nuestra sociedad y que se recrudecerá según todas las previsiones. Ante la situación de crisis que afecta al sector primario y que se agravará según todas las previsiones. Advertidos de los impactos que genera el sistema agroalimentario industrial sobre el clima, la biodiversidad y la calidad de nuestros ecosistemas, así como sus repercusiones en la salud de la población. Conocedores de las bondades y externalidades positivas que nacen de un sistema agroalimentario basado en los principios políticos de la soberanía alimentaria como fijación de población en el medio rural, captura de gases con efecto invernadero, mejora de la fertilidad del suelo, incremento de la biodiversidad, entre otros.

Consideramos que se hace necesaria una propuesta desde la administración pública que asimile el Derecho a la Alimentación al Derecho a la Educación y al Derecho a la Sanidad

DISPONEMOS:

II. La Formalización de la Seguridad Social Alimentaria

Queda aprobada la creación de la Seguridad Social Alimentaria, un mecanismo público-comunitario que garantiza la realización del derecho de toda la población a una alimentación suficiente y que a su vez se convierte en palanca de transformación del sistema alimentario en todas sus dimensiones (producción, transformación, distribución y consumo)

En concreto, y siguiendo el modelo de la Seguridad Social, se establece que toda la población recibirá una “tarjeta vital alimentaria” que dará acceso a productos homologados en establecimientos homologados.

III. Pilares

La Seguridad Social Alimentaria se asienta sobre tres pilares, a saber:

Universalidad: Cualquier mecanismo discriminatorio, aún sea basado en apoyar a las personas más vulnerabilizadas, equivale a una suerte de violencia y estigmatización sobre su status. Las desigualdades en cuanto a la riqueza, como veremos, tienen que ser corregidas en el capítulo de las contribuciones.

Agroecología: El modelo alimentario público que desde ahora se promoverá no solo producirá alimentos básicos de la mejor calidad, sino que tanto sus métodos de producción como de distribución serán sostenibles y basados en las características de cada territorio. La proximidad, la optimización de recursos y la creación de puestos laboras serán pilares fundamentales de esta cadena alimentaria agroecológica.

Contribución Social: Siguiendo el patrón de los sistemas de contribución que sostienen la Seguridad Social sanitaria, se desarrollarán los mecanismos de financiación de las tarjetas vitales para toda la población.

IV. La Tarjeta Vital Alimentaria

Este dispositivo permitirá adquirir alimentos básicos (verduras, fruta, carnes, lácteos, huevos, pescados, aceite, legumbres, harinas…) en los establecimientos o sistemas de venta habilitados para ello en cada territorio. Todos ellos funcionarán según modelos de economía descentralizada, social y solidaria (por ejemplo cooperativas de consumo, economatos sociales, mercados de venta directa, supermercados cooperativas y otras fórmulas similares) y estarán conectados con proveedores locales que practican la agroecología. Los precios serán establecidos de forma participativa y transparente para garantizar rentas suficientes al sector primario a la vez que sean asumibles y populares para quien los adquiera.

V. Ejecución

Bajo estos pilares, se acuerda la aprobación de la Seguridad Social Alimentaria y la aplicación efectiva de la Tarjeta Vital Alimentaria, a partir del 1 de Abril de 2023, fijando su dotación mensual en 150 euros por persona. En reglamentos posteriores, establecidos en el plazo de 3 meses, se detallarán aspectos más técnicos que permitan la puesta en marcha de forma efectiva el 1 de Abril de 2023.

Y, algo así, más o menos, podría ser un decreto valiente para afrontar una situación muy seria. Porque algo vital como la alimentación (y consecuentemente, la agricultura), no puede seguir prisionera del mercado y, como desde hace unos años se viene promoviendo entre organizaciones francesas, aspirar a un mecanismo como la Seguridad Social para la Alimentación, ¿puede ser una buena fórmula?

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.