Desde que se anunció públicamente que el terrorista confeso Luís Posada Carriles había entrado a territorio estadounidense e intentaba solicitar asilo político han aparecido muchos documentos que han aportado datos interesantes sobre este caso, pero uno en el que se afirma: «El caso Posada demuestra que usted no se tomó el trabajo de usar sus […]
Desde que se anunció públicamente que el terrorista confeso Luís Posada Carriles había entrado a territorio estadounidense e intentaba solicitar asilo político han aparecido muchos documentos que han aportado datos interesantes sobre este caso, pero uno en el que se afirma: «El caso Posada demuestra que usted no se tomó el trabajo de usar sus oficinas y su Fuerza especial para el Terrorismo Internacional para investigar las actividades de un conocido terrorista internacional. (…) fue debido a los vínculos pasados de Posada con la CIA (…)?» compite en elocuencia.
Pudiera pensarse que dicho fragmento forma parte de uno de los más recientes pronunciamientos de Cuba, pero no -y he ahí lo interesante-, corresponde a la intervención de un senador norteamericano en una sesión del Senado de septiembre de 1988 dedicada al escándalo Irán-Contra.
Tom Harkin, senador demócrata por Indiana desde 1984, en esa sesión emplazó directamente al entonces Vicepresidente George H. W. Bush a explicar todo lo que sabía sobre Posada Carriles y por qué no habían actuado contra él. Desde esa fecha este senador concluyó: «Usted le debe esto a los votantes de Estados Unidos para reafirmar su compromiso en contra del terrorismo (…) y el primer paso es confesar todo acerca de Luis Posada, el terrorista internacional.»
Acta del Senado
Jueves, 22 de septiembre de 1988
(Día legislativo del Miércoles, 7 de septiembre de 1988)
Congreso 100, Segunda Sesión
Acta del Congreso 134 S 13037
Referencia: Vol. 134 No. 131
Sr. [Tom] Harkin (Senador demócrata por Indiana): Sr. Presidente, cuando el pueblo norteamericano se prepara para tomar una decisión final acerca de los dos candidatos presidenciales, merece saber cuál es la posición de los candidatos con respecto a importantes temas políticos.
Encabezando la lista debe estar el terrorismo internacional y el respectivo record de acciones de los candidatos en contra de conocidos terroristas internacionales.
Por esta razón, el votante norteamericano se merece respuestas de George Bush a algunas preguntas difíciles acerca de sus relaciones y las de su oficina vicepresidencial con un conocido terrorista internacional, Luis Posada Carriles.
Pregunta 1. Sr. Bush, ¿qué usted sabe acerca de Luis Posada?
Luis Posada Carriles, también conocido como Ramón Medina, fue asistente del jefe de logística de Félix Rodríguez, quien desde 1985 hasta 1986 dirigió una operación secreta de la Casa Blanca radicada en la Base Aérea de Ilopango en San Salvador para transportar armas a los Contras [nicaragüenses].
Posada, quien ha sido identificado por el mismo Rodríguez durante las audiencias del Iran-Contras, pasó 10 años en una cárcel de Venezuela por hacer estallar un avión de Cubana, asesinando a 73 personas en 1976. Después de escapar de la prisión en agosto de 1985, Posada se unió a su compañero de Bahía de Cochinos, Félix Rodríguez y asumió el alias de Ramón Medina para su trabajo en Ilopango.
Pregunta 2. ¿Qué sabía su asesor de Seguridad Nacional Donald Gregg sobre Posada Carriles y le preguntó usted alguna vez sobre él?
Don Gregg, el asesor de Seguridad Nacional del Vicepresidente [Bush], era el supervisor de la CIA de Félix Rodríguez durante la guerra de Vietnam y ayudó a colocar a Rodríguez en El Salvador como asesor de contrainsurgencia en 1984. Menos de un año después, el Tte Coronel Ollie North reclutó a Rodríguez para dirigir los suministros secretos de armas a los Contras con base en Ilopango.
Para finales de 1985, Rodríguez había ayudado a preparar la llegada de Luis Posada a la Base Aérea de Ilopango en El Salvador.
Así que yo pregunto, Sr,. Presidente: ¿Podemos realmente nosotros creer que Don Gregg nunca le preguntó a su ex colega de la CIA Félix Rodríguez acerca de las operaciones secretas de abastecimiento o acerca del compañero de Rodríguez, el terrorista internacional Luis Posada?
Pregunta 3. Sr. Bush, en sus numerosas reuniones con Félix Rodríguez, al que usted se ha referido como su «buen amigo», ¿nunca le preguntó acerca de sus asociados y si tenía o no empleado a Posada?
Los ayudantes de Bush reconocen que Rodríguez mantenía contactos regulares con la oficina del Vicepresidente. En tres ocasiones distintas, el Vicepresidente se reunió con Rodríguez mientras éste dirigía la operación secreta de abastecimiento de los Contras durante la prohibición del Congreso de dar ayuda militar a los Contras entre 1984 y 1986.
En un memo del propio Don Gregg al Vicepresidente para la reunión del 1 de mayo de 1986 con Félix Rodríguez se menciona específicamente como un tópico de la reunión una información sobre «el reabastecimiento de los Contras.»
¿Debemos creer que ni usted ni su asesor para la Seguridad nacional Don Gregg, quien fuera socio por largo tiempo de Rodríguez, nunca le preguntó a este acerca de sus asociados en Ilopango, acerca de con quién él estaba trabajando, y quiénes eran algunas de las personas que lo ayudaban en Ilopango? Por supuesto, ellos nunca le preguntaron acerca de Luis Posada.
Pregunta 4. Sr. Bush, ¿Cuándo usted fue director d ela CIA en 1976, investigó usted alguna vez el papel de Posada y de otros cubanos en el atentado al avión de Cubana?
Bush era el director de la CIA en 1976 cuando tuvo lugar el atentado al avión – como dije, perdieron la vida 73 personas – y se tomó un interés personal en esto y en una serie de atentados anticastristas que sacudieron al hemisferio ese año, 1976.
El atentado aéreo de 1976, de acuerdo con funcionarios federales en Miami, fue realizado por una coalición de grupos paramilitares anticastristas que se hacía llamar Coordinadora de Organizaciones revolucionarias Unidas, o CORU. La CORU había estado implicada en una serie de atentados y asesinatos en estados Unidos y América Latina, incluyendo el atentado con bomba el 21 de septiembre de 1976 al líder chileno exiliado Orlando Letelier en Washington DC. Eso tuvo lugar aquí mismo en Washington DC, por supuesto murieron Orlando Letelier y una joven norteamericana que iba con él en el auto.
En relación con esta ola de atentados, Bush como director de la CIA hizo un viaje de fin de semana a principios de noviembre a Miami con un funcionario del FBI para, según se informó, investigar la conexión cubana con los atentados al avión y a Letelier aquí en Washington. No solo era Posada un miembro de la CORU, sino que trabajaba para la CIA por contrato hasta 1975.
De acuerdo con los propios documentos de la CIA, Posada, identificado como experto en demoliciones, trabajó virtualmente a tiempo completo para la CIA desde la invasión de Bahía de Cochinos en abril de 1961 hasta 1967.
Asumió un puesto de alto nivel en la inteligencia venezolana, donde continuó trabajando como informante de la CIA hasta junio de 1974.
La pregunta real es, dado los vínculos pasados de Posada con la CIA, el conocimiento de la CIA de la conexión cubana con el atentado al avión comercial y el atentado a Letelier en 1976, ¿por qué, como director de la CIA, usted no tenía conocimiento de la existencia de Posada en ese tiempo? ¿Por qué no fue tomada ninguna acción en ese momento?
Preguntas 5 y 6. ¿Por qué, Sr, Bush, después que la prensa informó en octubre de 1986 que Posada, el terrorista internacional responsable del atentado al avión comercial en 1976, era la misma persona que trabajaba con su «buen amigo» Félix Rodríguez en Ilopango, usted no investigó estas acusaciones? Y ¿Por qué la Fuerza de Tarea para Combatir el Terrorismo, que usted encabezaba, no investigó las acusaciones de las conexiones de Posada con la operación secreta de abastecimiento a los Contras?
Sr, Vicepresidente, en un informe de 1986 de su Fuerza de Tarea para Combatir el Terrorismo, usted describió la política de Estados Unidos sobre el terrorismo como «fuerte y resuelta», y más adelante escribió que «nosotros firmemente nos oponemos al terrorismo en todas las formas y dondequiera que este tenga lugar.»
Pero en noviembre de 1986, fue reportado por la UPI, la AP, Newsweek, el Miami Herald, el Christian Science Monitor y el Washington Post, que el Ramón Medina identificado por Eugene Hasenfus como asistente jefe de Félix Rodríguez en Ilopango, era Luis Posada el terrorista internacional. Sin embargo, nada se hizo.
El vínculo Medina-Posada fue confirmado por Félix Rodríguez en su testimonio del 28 de mayo de 1987 ante el panel Iran-Contras.
Sin embargo, cuando el papel de Posada se hizo público a finales de 1986, Don Gregg, asesor de Seguridad nacional del Vicepresidente, dijo que George Bush, que había sido designado por el Presidente para dirigir la política de esta administración contra el terrorismo internacional, «no le prestó mucha atención» a los informes de prensa, y no hizo ninguna investigación después que los periodistas le preguntaron acerca de los vínculos del fugitivo con Rodríguez.
Un terrorista internacional, que hace explotar en pleno vuelo un avión comercial, que asesina a 73 personas, que escapa de la prisión – lo encontramos en Ilopango asistiendo a Félix Rodríguez, su viejo amigo de la CIA, en una operación ilegal encubierta para reabastecer a los Contras. Sin embargo, el Vicepresidente dijo que no le había prestado mucho atención a los reportes de prensa – no un solo reporte, sino reportes de UPI, AP, Newsweek, el Miami Herald, el Christian Science Monitor y el Washington Post.
En cuanto al asesor para la Seguridad nacional del Vicepresidente, Don Gregg, él «no sabía acerca de cuando salieron a la luz las acusaciones contra Posada Carriles, y no les presté atención.»
Déjenme repetirlo. A pesar de los numerosos reportes e investigaciones hechos por la prensa que aparecieron en octubre y noviembre de 1986, el Vicepresidente, que dirigía la Fuerza de Tarea Especial del Presidente para la Lucha contra el Terrorismo Internacional, ni siquiera se molestó en preguntarle a Félix Rodríguez, su llamado buen amigo, ni le pidió a su propio asesor de Seguridad nacional que investigara a los socios del ex asociado de la CIA del Sr. Gregg acerca del asistente principal de Rodríguez en Ilopango, el Sr. Luis Posada.
O bien el Sr. Gregg y el Sr. Bush no nos están diciendo toda la historia acerca de lo que sabían sobre la operación Rodríguez-Posada en Ilopango, o el Vicepresidente estaba haciendo un muy mal trabajo para el Presidente como su hombre clave para el terrorismo internacional. Si el Sr. Posada, quien era compañero de trabajo de un cercano asociado del Vicepresidente y un aliado por mucho tiempo del asesor de seguridad nacional del Sr. Bush, pudo escapar del escrutinio de la Fuerza especial para el Terrorismo del Vicepresidente, entonces, necesitamos preguntarnos a que otros terroristas internacionales no se ha molestado en investigar el Vicepresidente.
Lo cual me lleva a mi última pregunta para el Sr. Bush: ¿Cuál es su política hacia el terrorismo internacional?
Usted afirmó que la administración Reagan-Bush se opuso al «terrorismo en todas las formas y dondequiera que tenga lugar». Parece ser que usted encuentra ciertos tipos de terrorismo internacional menos ofensivos, o al menos, menos dignos de investigación que otros.
El caso Posada demuestra que usted no se tomó el trabajo de usar sus oficinas y su Fuerza especial para el Terrorismo Internacional para investigar las actividades de un conocido terrorista internacional. ¿Fue debido, Sr. Vicepresidente, a los vínculos de Posada con su «buen amigo» Félix Rodríguez? ¿O fue debido al papel de Posada en la organización de la operación de suministro a la Contra desde la base de Ilopango? ¿O fue debido a los vínculos pasados de Posada con la CIA, que usted dirigió a mediados de los 70?
¿Qué dice esto de su posición, Sr. Vicepresidente, contra otros terroristas – u otras figuras internacionales involucradas en actividades ilegales como la droga?
Sr. Vicepresidente, creo que esto es un dilema: Es duro luchar contra el terrorismo cuando los terroristas son amigos de uno de sus «buenos amigos» y son parte de una operación ilegal que se lleva a cabo bajo sus propias narices.
Sr. Presidente, el pueblo norteamericano merece una completa rendición de cuentas del S. Bush y de la oficina del Vicepresidente y de su conocimiento del papel de Luis Posada en la operación secreta de suministro a la Contra y del por qué el Sr. Bush nunca se molestó en utilizar sus oficinas para investigar las acusaciones de los vínculos de Posada con la operación de suministros y Félix Rodríguez incluso después que la prensa lo reportara a finales de 1986.
Como jefe de la Fuerza especial del Presidente para el terrorismo Internacional, Sr. Vicepresidente, usted debió haber hecho el juramento – la promesa – de acabar con los terroristas en todas las formas, cualquiera que sea su afiliación.
Sr. Vicepresidente, usted le debe al pueblo norteamericano confesar todo y explicarle dónde usted estaba a finales de 1986 cuando el vínculo de Posada se hizo público.
Usted le debe esto a los votantes de Estados Unidos para reafirmar su compromiso en contra del terrorismo retomando su promesa de cortar de raíz, de investigar y de erradicar al terrorismo internacional dondequiera que este tenga lugar; y el primer paso es confesar todo acerca de Luis Posada, el terrorista internacional.