Fueron suspendidos alrededor de 800.000 empleados públicos sin goce de sueldo y varios servicios quedarán paralizados.
Horas después de que la pelea por el presupuesto culminara con la temida paralización administrativa federal, los efectos se hicieron sentir, algunos de modo más visible, como el cierre de la Estatua de la Libertad, y otros más silenciosos y críticos, como la suspensión de programas de asistencia a gente pobre. ampliar
Se desconoce aún cuánto tiempo podría durar la paralización, aunque los economistas advierten que la recuperación económica de Estados Unidos -luego de su peor recesión en décadas- podría verse severamente afectada si el cierre del gobierno se extiende más allá que algunos pocos días.
La crisis se desencadenó luego de que la oposición republicana, especialmente el sector ultraconservador del Tea Party, condicionara la financiación del gobierno a una revocación o demora en la aplicación de la reforma de salud del presidente Barack Obama.
La ley fue promulgada en 2010 y es el mayor logro político interno del mandatario desde que llegó al poder, en 2009. Cada uno de los intentos de los republicanos, que controlan la Cámara de Representantes, fue derrotado por la mayoría demócrata en el Senado, lo que dejó al gobierno en un limbo anoche a la medianoche al iniciarse un nuevo año fiscal sin que el Congreso hubiera podido aprobar una ley de presupuesto.
En un discurso desde la Casa Blanca, Obama fustigó hoy duramente a los republicanos y los acusó de «mantener a toda la economía de rehén de demandas ideológicas».
«Mientras sea presidente, no cederé a demandas imprudentes por parte de algunos en el partido republicano de negar seguro de salud accesible a millones de trabajadores estadounidenses», afirmó el presidente.
Obama aprovechó además para celebrar la «histórica» apertura de los llamados «mercados de seguros médicos», una de las disposiciones clave de la reforma sanitaria, que comenzaron a funcionar con algunas demoras y problemas menores, informó la agencia de noticias EFE.
El mandatario ya había dejado claro en los últimos días que los mercados de seguros médicos entrarían en vigor hoy con independencia de si se producía el cierre parcial de las operaciones de la Administración, que es el primero desde 1996, cuando gobernaba el también demócrata Bill Clinton.
En esos mercados, los casi 48 millones de personas, aproximadamente un 15 % de la población, que no tienen cobertura o médica en Estados Unidos, podrán acceder a uno a precios asequibles y, en algunos casos, beneficiarse de subsidios.
En 34 de los 50 estados del país el gobierno federal regulará total o parcialmente el funcionamiento de esos mercados, que estarán abiertos durante seis meses, hasta finales de marzo.
El objetivo es que el mayor número de personas posible tenga una cobertura sanitaria garantizada para el 1 de enero de 2014, cuando debe entrar en vigor la obligatoriedad del seguro médico, la cláusula fundamental de la reforma sanitaria.
La entrada en vigor de los mercados de seguros médicos coincidió con los efectos, mucho más ostensibles, del cierre del gobierno.
Por empezar, las actividades de unos 800.000 empleados públicos quedaron suspendidas hasta nuevo aviso.
Al regresar hoy a sus oficinas para juntar sus pertenencias hasta que sean destinadas nuevas partidas, estos empleados se encontraron con una carta de Obama donde les agradecía su trabajo y les solicitaba hicieran todo lo que estuviera a su alcance para retomar el ritmo normal de las actividades.
En la Casa Blanca, el 75% de los empleados regresarán a sus hogares sin goce de sueldo hasta que termine la medida; en el Departamento de Defensa 400.000 empleados civiles del Pentágono correrán la misma suerte; y en el Departamento del Tesoro el 88% de los asalariados quedará temporalmente sin trabajo.
En la NASA, el porcentaje de cesados llega al 97%.
Numerosos centros públicos deberán cerrar sus puertas con las únicas excepciones de los servicios de emergencia y los encargados de la seguridad del país.
Así, cerraron museos, atracciones turísticas -incluida la neoyorquina Estatua de la Libertad-, parques nacionales y oficinas donde se tramitan los pasaportes; las que efectúan el mantenimiento de armas e instalaciones militares; las de recaudación fiscal y las de otorgamiento de préstamos.
Los guardias de prisiones, agentes de frontera y controladores aéreos continuarán trabajando sin recibir provisoriamente su sueldo, en tanto que los militares recibirán su paga ya que el Congreso aprobará una ley que les garantizará su remuneración.
Un último intento de evitar la paralización fracasó esta madrugada cuando el Senado rechazó una medida de la Cámara baja que proponía celebrar una «conferencia legislativa» para crear una comisión bicameral que acordara un presupuesto temporario.
El presidente de la cámara baja, el republicano John Boehner, subrayó hoy en un comunicado la disposición de su partido para llegar a un acuerdo y culpó al oficialismo en el Senado de haber cerrado «de un portazo la puerta para reabrir el gobierno».
Además de significar la paralización de servicios, la falta de presupuesto representará a las arcas del Estado un costo cercano a los 1.000 millones de dólares.
En el primer día del cierre del gobierno, los principales departamentos (ministerios) amanecieron con anuncios en sus páginas web sobre cómo serán llevadas adelante las gestiones bajo el escenario actual y alertando sobre la falta de información, actualización o seguimiento que podrían sufrir sus portales. Pero los problemas podrían agravarse aún más.
Los republicanos también están exigiendo a Obama que haga concesiones respecto a su ley de Salud si quiere que la oposición le apruebe una elevación en el techo de endeudamiento -que actualmente es de 16,7 billones de dólares-.
Sin esto, Estados Unidos incurriría a mediados de mes en el primer default de sus deudas de la historia.