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Sin Salida

Fuentes: Al Ahram Weekly

Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández


  • Tragedia dentro de la catástrofe: Los palestinos desplazados ante el temor de ser asesinados en Iraq se encuentran sin un lugar donde ir, sobreviviendo en tiendas de campaña en las fronteras de Iraq en escenas que recuerdan las del año 1948. Por otra parte, en Gaza, muerte y destrucción se constituyen en escenas cotidianas; mientras tanto, la comunidad internacional se limita a mirar en silencio.

Esta semana, el gobierno palestino de Hamas pidió que se hiciera pública la información sobre las circunstancias del asesinato de un miembro dirigente de la comunidad palestina en Iraq. En una apelación presentada ante el gobierno iraquí, y en peticiones a la Liga Árabe y a las organizaciones humanitarias competentes, el gobierno de Hamas rogó que se pusiera fin a la matanza de palestinos en Iraq.

Desde que en 2003 diera comienzo la invasión de Iraq dirigida por EEUU, la numerosa comunidad palestina en el país ha estado sometida a continuos ataques. Durante el pasado año, al haber evolucionado las confrontaciones civiles en Iraq hasta una declarada guerra sectaria, la situación de los palestinos ha ido de mal en peor. Miles han intentado escapar del país, algunos con más suerte que otros.

Según Radhouane Nouicer, director adjunto de la Alta Comisión de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), que presta asistencia a los palestinos fuera de los territorios ocupados y los campos de refugiados, alrededor de 35.000 palestinos vivían en Iraq bajo el gobierno de Saddam Hussein. Actualmente, no se sabe nada del destino de alrededor del 15% de esos palestinos a los que el régimen del derrocado jefe de estado iraquí prestaba gran apoyo.

Aunque Nouicer no está sugiriendo directamente que esos palestinos hayan sido asesinados o sometidos a algún tipo de agresión violenta, argumentó que no estaba claro su paradero. Algunos podrían haber escapado a los países vecinos, especialmente a países árabes, mientras otros podían haber terminado en los países de residencia de sus familiares, especialmente en EEUU y en Australia. «A estas alturas muchos habrán salido de Iraq por vías legales o ilegales», dijo Nouicer. Algunos pueden haber perecido o permanecer detenidos en las cárceles iraquíes o estadounidenses en Iraq.

Durante el pasado mes, las autoridades palestinas hicieron varios llamamientos por el arresto por parte de EEUU de hombres y mujeres palestinos en Iraq. Ni EEUU ni el gobierno iraquí pudieron proporcionar a las autoridades palestinas cifras exactas de los palestinos en sus cárceles – o de algún detalle de los posibles cargos presentados contra ellos. Los funcionarios palestinos dicen que hay una especie de acusación general de prestar apoyo a los grupos de militantes que combaten la ocupación estadounidense en Iraq.

Asesinados por los chiíes, al considerar que forman parte de la población sunní, y por los sunníes, en venganza del trato privilegiado de que gozaron con Saddam a expensas de los propios iraquíes, los palestinos están en las listas negras de la mayoría, si no de todas, de las facciones que combaten en el Iraq actual. Como consecuencia, muchos palestinos, dijo Nouicer, han tratado de escapar del infierno de Iraq por todos los medios imaginables. El problema, añadió, es que aparte de los que tenían recursos y contactos para poder acceder a una residencia alternativa, la gran mayoría no tiene medio alguno para encontrar un refugio donde llegar.

Se sabe que miles han intentado, sin conseguirlo, entrar en las vecinas Siria y Jordania. Otros aspiraban a poder residir en Egipto, pero han sido expulsados de allí del mismo modo. Algunos seguramente regresaron a Iraq tras haber sido rechazados en varios países; otros están todavía varados en las fronteras de Iraq con Siria y Jordania. «Los gobiernos sirio y jordano han acomodado a unos cuantos cientos de refugiados palestinos, pero han rechazado admitir más, porque como han señalado legítimamente, tienen ya grandes problema con el inmenso número de refugiados que viven dentro y fuera de los campos de refugiados administrados por la UNRWA», dijo Nouicer.

Como consecuencia, aquellos que estaban demasiado aterrados como para volver por las anteriores amenazas de muerte lanzadas contra ellos, decidieron quedarse en tierra de nadie. «Están acorralados en las fronteras en condiciones miserables y espantosas de vida que no son dignas de ningún ser humano. Viven en zonas estrictamente fuera de control sin apenas un tejado sobre sus cabezas, excepto las vulnerables tiendas que han tenido que ser cambiadas porque la fuerza de los elementos las ha destrozado. No tienen acceso a electricidad ni a agua potable y tienen muy limitadas posibilidades de recibir alimentos y medicinas», dijo Nouicer. Añadió: «A pesar de las condiciones tan penosas de vida, y a pesar de que las zonas donde están, en pleno campo, están plagadas de serpientes y escorpiones, nosotros, como ACNUR, no nos atrevemos a animarles a volver a Iraq porque hay un riesgo muy grave de que sean asesinados al llegar».

Aunque es verdad que hasta el momento sólo son unos cuantos cientos los que están empantanados en las fronteras, como las fuentes de atención humanitaria informan que la situación continúa deteriorándose en Iraq -como se temía-, la cifra podría de repente llegar hasta varios miles. El ACNUR no descarta un escenario peor, pero confía en que un milagro impida otro desastre humanitario para los palestinos.

Actuando con realismo, el ACNUR ha enviado ya cartas a todos los países árabes pidiéndoles que proporcionen refugio a algunos de los palestinos que están buscando desesperadamente una salida de Iraq. Ninguno de los 21 países árabes ha manifestado voluntad alguna de acoger a alguno de esos palestinos. Tampoco Israel le permitió al ACNUR entrar a considerar ningún plan de ayuda a algunos palestinos que están amenazados de muerte en Iraq para reunirse con los igualmente devastados, pero irónicamente en menor situación de peligro, palestinos en Gaza y Cisjordania. Se está presionando a Austria, EEUU, Nueva Zelanda y Canadá para que acojan más.

Decenas de familias palestinas están ahora asentadas en Australia y Canadá y muchas más tratan de completar el papeleo para poder llegar allí. Sin embargo, este hecho no es valorado positivamente por el Ministro palestino para Asuntos de los Refugiados. El lunes 27 de noviembre, el ministro expresó oficialmente su consternación por la decisión del gobierno australiano de garantizar estatuto de refugiado a los palestinos que confían en escapar de Iraq, calificando la decisión de intento de diluir el derecho al retorno que la Resolución 194 de la AGNU garantizó a los refugiados palestinos. El gobierno australiano, acusa el Ministro palestino, está sólo tratando de ayudar a Israel a conseguir su objetivo de eliminar el derecho al retorno de los nacionales palestinos.

El ACNUR ha intentado razonar que es mejor garantizar una residencia temporal a los desesperados palestinos para mantenerles fuera del peligro, que dejarles a merced de los grupos militantes armados iraquíes que mantienen rencores obvios contra ellos. «En cualquier caso, tiene que quedar claro que el reasentamiento no excluye el derecho al retorno cuando éste sea factible», dijo Nouicer.

Nouicer confía en encontrar una situación en la que los palestinos que huyen no tengan que verse forzados a ir de una residencia de refugio a otra, pero no es muy optimista. Según Nouicer, el gobierno iraquí, con todas las responsabilidades a las que tiene que hacer frente, ha sido incapaz de proporcionar los recursos necesarios para aumentar la seguridad en los distritos de clara densidad de población palestina, ni tampoco el gobierno kurdo, en el relativamente tranquilo norte de Iraq, desea permitir la reubicación de palestinos de los distritos sunníes o chiíes. Porque, añadió, con una respuesta obvia, Iraq no fue nunca la nación originaria de los palestinos.

Según informan algunas fuentes, por su parte, el gobierno de Hamas ha tratado de utilizar sus estrechos lazos con Irán, el principal partidario de los chiíes en Iraq, para que obligue a la milicia chií Sadr a poner fin a la masacre de palestinos. También ha enviado mensajes a figuras dirigentes sunníes en Iraq para que ayuden y proporcionen seguridad a los palestinos que no tienen medios para salir de Iraq.

Para Nouicer y otros miembros del cuerpo internacional de organizaciones internacionales con sede en Ginebra, la capital humanitaria mundial, el problema de los palestinos en Irag es sólo una parte de la grave situación de la cuestión global palestina, que parece no tener nunca un final feliz a la vista. Aunque cada funcionario humanitario por separado está empeñado en no hablar de política -y así no culpan a Israel de las agonías sin fin infligidas a toda una población que, como consecuencia de la ocupación, vive escindida con un inacabable estatuto de refugiado- los trabajadores del área humanitaria están manifestando una profunda preocupación por el impacto de la deteriorada situación en las condiciones humanitarias de los palestinos.

La pasada semana, durante una visita de cinco días por Oriente Medio, la Alta Comisionada para los Derechos Humanos de Naciones Unidas, Louise Arbour, expresó su preocupación por el destino y el bienestar de los civiles inocentes como consecuencia de la violencia sin fin. Cuando llegó a Israel y a los territorios ocupados palestinos tras la masacre de Beit Hanoun perpetrada por Israel, Arbour dio licencia a Israel para «protegerse contra los cohetes Qassam» pero insistió en que cualquier medida que tome el gobierno israelí no debería socavar la seguridad de los civiles palestinos inocentes.

Sin embargo, durante meses, según diversas organizaciones humanitarias, la supuesta estrategia de Israel de autodefensa ha comprometido el bienestar y los medios de vida de los palestinos de Gaza y Cisjordania. Según el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), el deterioro de las economías domésticas tanto en Cisjordania como Gaza ha ido in crescendo durante años pero ha alcanzado su punto más alto durante el pasado año, en gran medida como resultado de los cierres y otras medidas económicas y militares adoptadas por el gobierno israelí. En la actualidad, el 60% de los palestinos que viven en Gaza y Cisjordania, afirma el CICR, son o pobres o muy pobres. «Esto confirma los temores repetidamente manifestados por el CICR sobre las consecuencias en cuanto a la situación económica en ambas zonas», dijo el CICR la pasada semana.

Según un informe reciente, los hogares investigados por el CICR estaban por debajo de los límites de la pobreza que fija el Banco Mundial, valorados en ingresos monetarios. Considerando los «mecanismos para afrontarla», que incluyen el acceso a ayudas, compras a crédito y acceso a los préstamos, la situación no es mucho mejor, especialmente en vista al estrangulamiento efectivo de esos mecanismos durante los últimos meses por el mantenimiento de sanciones draconianas contra el gobierno de Hamas.

El CICR está informando también del deterioro de los servicios sanitarios en un momento en que las necesidades sanitarias han aumentado como consecuencia de la suspensión de financiación impuesta «por Israel y el Cuarteto» sobre la Autoridad Palestina, aunque no se ha conseguido que esa suspensión fura total. Porque ante la situación, han declarado fuentes del CICR, la organización internacional de ayuda humanitaria ha aumentado rápidamente su presupuesto de ayuda a los palestinos durante los últimos doce meses para poder afrontar el empeoramiento.

Según Dorotea Krimitsas, la oficial del CICR para las relaciones con los medios, al comienzo del presente año, el CICR designó unos 43 millones de francos suizos para programas de asistencia a palestinos bajo la ocupación en Gaza y Cisjordania. Unos meses después, el CICR decidió aumentar ese presupuesto hasta 53 millones, «sencillamente porque era necesario». Y para el próximo año, el presupuesto fijado en principio se ha subido a 71 millones de francos suizos. Teniendo en cuenta el alto grado de preocupación por la actual catástrofe humanitaria, que probablemente se agravará, Krimitsas dijo que el CICR podría tener que aumentar de nuevo su presupuesto para ayudas, que es sólo una parte del presupuesto más amplio para asistencia que se pone en marcha a través de un gran grupo de organizaciones de Naciones Unidas y otros.

La carrera interminable de esas organizaciones para atender las demandas básicas de los palestinos bajo la ocupación no ha tenido mucho éxito, admiten. «Hay una [apremiante] problemática sanitaria y de empobrecimiento», dijo Krimitsas. No es probable que esos problemas puedan desaparecer pronto.

«La época de pesca de la sardina se acerca, pero los palestinos tienen prohibido el acceso al mar en Gaza y los pescadores dependen de ese ingreso. Si no lo consiguen, van a tener problemas los próximos tres meses», dijo Krimitsas. Añadió que, teniendo en cuenta que cada barca es compartida por unos 10 a 12 pescadores, y que cada uno de esos pescadores tiene por termino medio una familia de seis miembros que mantener, el impacto de la prohibición tan sólo sobre una barca va a tener un impacto sobre 200 personas. «Y esto no es nada más que un ejemplo», manifestó.

Las consecuencias irán mucho más allá que afectar con malnutrición a las familias y a sus niños. También afectarán a las mujeres, que tendrán que dar a luz en casa o en cualquier sitio, sin ninguna asistencia médica. Recientemente, el CICR documentó casos de doctores que se habían puesto en huelga porque al no recibir salario declinaron proporcionar asistencia médica a individuos que no tenían medios para acceder a la atención sanitaria privada. El resultado, en algunos casos, fue la muerte de algunas personas y, en otros, daños permanentes en la salud. «Todo esto está relacionado con el problema del deterioro de las condiciones sanitarias, empeorando los servicios sanitarios y provocando el empobrecimiento de toda la población», dijo el funcionario del CICR.

Para el CICR y otras organizaciones humanitarias que han estado trabajando sobre el terreno desde las guerras de 1948 y 1967, la situación actual de Cisjordania y Gaza es probablemente la peor de todas las que viene sufriendo el pueblo palestino. «La gente no puede satisfacer sus necesidades básicas», dijo Krimitsas.

Según muchos diplomáticos y funcionarios humanitarios, la mejora de la situación requeriría hacer algo más que aumentar los fondos dedicados a asistencia humanitaria. Algunos dicen que es necesario implicarse en una solución por parte de toda la comunidad humanitaria, especialmente del Consejo de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, y emitir claras e inequívocas directivas sobre lo que es preciso hacer para contrarrestar el sufrimiento palestino. Otros sugieren que es necesaria una voluntad política inequívoca del Consejo de Seguridad que condene el sufrimiento de los palestinos e imponga las acciones necesarias para impedir un deterioro aún mayor.

«El quid de la cuestión es que cuando negociamos la redacción de las resoluciones que el Consejo de Derechos Humanos podría emitir, nos enfrentamos con la oposición, por parte de ciertos estados partidarios de Israel, a utilizar un lenguaje más contundente en la presunción de que esa redacción no es la que adopta el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, comentó un diplomático árabe que vive en Ginebra. Añadió que este «efecto del desbordamiento» de la «predisposición trasatlántica a favor de Israel» va permitir «que la situación humanitaria de los palestinos sobre el terreno se deteriore aún más».

Por eso, mientras el Consejo por los Derechos Humanos está aún haciendo declaraciones en apoyo de los palestinos y oponiéndose a las violaciones cometidas por Israel, bien contra los civiles inocentes o bien mediante la construcción de asentamientos ilegales en los territorios ocupados, su lenguaje no ha servido para provocar ningún cambio de actitud por parte de Israel.

Según el Embajador Saad El-Fararguie, el Representante Permanente de la Liga Arabe en Ginebra, los países árabes tienen que trabajar para asegurarse más simpatías políticas si desean cosechar mayores apoyos. Este año, señaló El-Faraguie, los países árabes han conseguido respaldo suficiente por parte del Consejo por los Derechos Humanos, teniendo en cuenta el buen número de sus miembros que pertenecen a grupos árabes e islámicos. Pero, considerando el próximo cambio de miembros del Consejo, no hay ninguna garantía de que la situación no tome un rumbo diferente.

El-Fararguie sostiene que se necesita un «esfuerzo diplomático total y consistente para reavivar el apoyo mundial a los legítimos derechos de los palestinos».

Texto original en inglés:

http://weekly.ahram.org.eg/2006/822/focus.htm

Sinfo Fernández forma parte del colectivo de Rebelión.