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Sionismo, antisemitismo y colonialismo

Fuentes: Al-Yazira

Traducido para Rebelión por J. M. y revisado por Caty R.


Los líderes sionistas reconocieron conscientemente que el concepto del antisemitismo era esencial para su proyecto colonial. Benjamín Netanyahu sostuvo en su discurso del año en las Naciones Unidas que «la resistencia palestina a los asentamientos coloniales judíos en Cisjordania y Jerusalén Este se debe al antisemitismo» [Reuters].

Desde el inicio del movimiento sionista, los pensadores sionistas presentaron su proyecto colonial nacional como respuesta al antisemitismo. Mientras los sionistas vieron el antisemitismo como un síntoma, cuando no un diagnóstico de la cuestión judía, entendieron el sionismo como la cura definitiva que erradicaría de una vez por todas el antisemitismo en Europa.

Herzl y sus seguidores insistieron en que es la presencia de los judíos en las sociedades gentiles la causante del antisemitismo. Herzl lo determino así en su folleto fundacional del sionismo Der Judenstaat: «Los desafortunados judíos están llevando ahora las semillas del antisemitismo a Inglaterra y ya lo han introducido en los Estados Unidos».

Al compartir este diagnóstico con los antisemitas, los sionistas pidieron la salida de los judíos de las sociedades gentiles para «normalizar» su «anormal» situación, su transformación en una nación como las demás.

El sionismo sólo podría llevarse a cabo a través de un proyecto colonial de asentamientos, que sus fundadores entendieron era alcanzable sólo a través de una alianza con las potencias coloniales. Considerando que la colonización de Palestina empezaría tarde, en la víspera del eclipse del colonialismo europeo, el sionismo prosperó en sus primeros años precisamente porque tanto el antisemitismo como el colonialismo estaban vigentes en Europa a finales del siglo XIX y principios del siglo XX.

En sus primeros años, el sionismo judío, junto con sus patrocinadores cristianos europeos habría de invocar la afirmación protestante milenarista de que los judíos europeos se vincularon histórica y geográficamente con Palestina a la que deben «regresar». La oposición palestina a la colonización judía sería interpretada como la resistencia indígena fanática a la dominación europea, así como una afrenta a las reclamaciones judías y cristianas de Palestina para constituir un «hogar nacional» para los judíos de Europa.

Antisemitismo patrocinado por el Estado

Necesariamente un antisemitismo patrocinado por el Estado resultaría más útil al sionismo. De hecho, los líderes sionistas reconocieron conscientemente que el antisemitismo era esencial para su proyecto colonial. Herzl no se anduvo con rodeos al respecto. Declaró en su folleto fundacional que «los gobiernos de todos los países azotados por el antisemitismo estarían muy interesados en ayudarnos a obtener [la] soberanía que queremos», y en efecto, que «no sólo los judíos pobres» contribuirían a una inmigración fundamental para los judíos europeos, «sino que también los cristianos que querían deshacerse de ellos».

Herzl concluía en su diario que «los antisemitas serán nuestros amigos más confiables, y los países antisemitas nuestros aliados». No eran resbalones o errores, en realidad era una estrategia a largo plazo que el sionismo e Israel continúan desplegando en la actualidad.

Es sabido que Arthur Balfour era un conocido antisemita protestante que en el año 1905 apoyo un proyecto de ley (Ley de Extranjería) para evitar que los judíos del este europeo huyeran de los pogromos emigrando a Inglaterra, que resulto funcional al hecho de que los sionistas se apresuraron y lograron su apoyo al proyecto sionista a través de la «Declaración Balfour», para redireccionar a los judíos fuera de Inglaterra.

Cuando los nazis tomaron el poder en Alemania, los sionistas, compartiendo el principio de Herzl de que el antisemitismo es el aliado del sionismo, fueron el único grupo judío que colaboraría con ellos. De hecho, contra todos los demás judíos alemanes (y todos los demás dentro y fuera de Alemania) que reconocieron al nazismo como el más amargo de los enemigos de los judíos, el sionismo vio la oportunidad de fortalecer su colonización de Palestina.

En 1933, el sionismo laborista firmó el acuerdo de transferencia «Ha’avara» con los nazis, rompiendo el boicot internacional contra el régimen de la Alemania nazi que compensaría por sus propiedades perdidas a los judíos alemanes que emigraron a Palestina mediante la exportación de productos alemanes a los sionistas del país rompiendo así el boicot. Entre 1933 y 1939, el 60% de todo el capital invertido en la Palestina judía provenía de dinero judío alemán a través del Contrato de Transferencia. Por lo tanto, el nazismo fue una bendición para el sionismo lo largo de la década de 1930.

En 1935, la rama alemana sionista era la única fuerza política que apoyaba las leyes nazis de Nuremberg en el país, y era el único partido al que todavía se le permitía publicar su propio periódico Rundschau hasta después de la Kristallnacht en 1938. Oficiales nazis que visitarían Palestina en calidad de invitados de los sionistas en 1934 y en 1937. En este último año, fue nada menos que Adolf Eichmann y Hagen Herbert quienes llegaron al país. Los dos fueron llevados por el enviado sionista Feivel Polkes al Monte Carmelo para visitar a un asentamiento colonial judío.

La segunda llegada de Eichmann al país en los años 60 fue para ser juzgado y ejecutado en su segunda visita, algo que la propaganda israelí olvida siempre de mencionar. Sin embargo, el sionismo siempre afirmaría que su colaboración con el antisemitismo era estratégica, o sea, para salvar judíos.

Aun así, esto no cuadra con los hechos de que durante el régimen nazi, los judíos de Gran Bretaña y los Estados Unidos tenían prioridad para los sionistas sobre los judíos alemanes para la inmigración a Palestina. De hecho, dos tercios de los judíos alemanes aspirantes a emigrar a Palestina fueron rechazados por los sionistas, cuyos criterios para el inmigrante ideal era un judío comprometido con el sionismo, la juventud, la buena salud, la formación, la riqueza, las habilidades necesarias y el conocimiento del hebreo.

El mundo después de la Segunda Guerra Mundial

El estado patrocinador del antisemitismo desapareció con la derrota de los nazis y el conocimiento de los horrores del holocausto nazi, entonces los sionistas buscaron ocultar gran parte de su historia de colaboración con los regimenes y movimientos anti-semitas. Sin embargo, la desaparición del estado patrocinador del antisemitismo creo un dilema para el proyecto sionista.

Si el sionismo se considera una respuesta a las amenazas antisemitas contra los judíos, el fin del antisemitismo dejaría sin la razón de ser del estado sionista y estaría en peligro, de que los judíos no estén convencidos de la necesidad de trasladarse al nuevo estado de Israel. Por otra parte, el antisemitismo llegó a ser rechazado por el mundo post Segunda Guerra Mundial, y lo mismo ocurrió con el colonialismo. La época colonial se terminaba y un mundo post-colonial de Estados independientes surgía, el colonialismo como el antisemitismo fue deslegitimado completamente en las relaciones internacionales y en la jerga europea.

Esta transformación coloco al sionismo en un dilema. Como el sionismo sólo podría funcionar con mayor colonización de tierras palestinas y reconociendo la creciente hostilidad al colonialismo, comenzó a presentar su proyecto colonial como lucha anticolonial. Como sus patrocinadores británicos tuvieron que retirarse y limitar su apoyo para el proyecto sionista desde el comienzo de la Segunda Guerra Mundial, los sionistas de derecha se volvieron contra ellos.

Lanzaron ataques terroristas contra las fuerzas británicas, los colonos judíos insistieron en que Gran Bretaña les había traicionado. En el período comprendido entre 1944 y 1948 el terrorismo judío y la respuesta británica causo la muerte de 44 terroristas judíos y 170 soldados británicos y civiles, una proporción de 4 a 1 a favor de los terroristas. A diferencia de otras luchas anti-coloniales donde las cifras de víctimas serían astronómicamente a favor de los colonizadores, el sionismo comienza a llamar a su guerra terrorista contra Gran Bretaña una «guerra de independencia», proyectándose como movimiento anti-colonial.

Así fue como los sionistas comenzaron a recodificar su proyecto colonial como «anti-colonial», mientras que continuaban con la colonización, entendieron que podían sacar provecho del reciente encono hacia el antisemitismo en la opinión pública europea. Mientras que en el pueblo palestino crecía la resistencia a la colonización judía año tras año y década tras década, el sionismo comenzó a luchar por etiquetarlos de antisemitas.

Todo reclamo de poner fin a la colonización sionista se enfrentaría con el argumento de la lucha contra el antisemitismo. Israel decidió entonces que si el estado anti-semita dejo de existir, debe ser conjurado, si los ataques contra judíos por ser tales cesaron, deben ser diseñados, si se puede discernir una actitud antisemita, debe ser aprovechado, generalizado y exagerado. Para su única defensa, Israel sólo podría argumentar en el nuevo mundo que se opone tanto al colonialismo como al antisemitismo y utilizar una defensa para la otra.

El sionismo comenzaría a reescribir la lucha palestina contra la colonización judía no como una lucha anti-colonial, sino como un proyecto anti-semita. La historia del Mufti palestino Haj Amin palestino al-Husseini se convertiría en un Documento A de la versión sionista de la historia palestina.

Desesperado por convencer a Gran Bretaña para que ponga fin a su apoyo al proyecto colonial sionista y horrorizado por la colaboración nazi-sionista que fortaleció el despojo sionista de Palestina aún más, el líder palestino elitista y conservador Haj Amin al-Husseini (que se opuso a la rebelión campesina palestina de 1936 contra la colonización sionista) busco relaciones con los nazis para convencerlos de poner fin a su apoyo a la inmigración judía a Palestina, que habían promovido a través del Contrato de Transferencia con los sionistas en 1933.

Fueron los mismos colaboradores sionistas con los nazis, que más tarde vilipendiarían a al-Husseini, a partir de la década de 1950 hasta la actualidad, describiéndolo como un hitleriano de proporciones genocidas, a pesar de que su limitado papel terminó siendo el de propagandista en la radio a favor de los nazis parea con la Europa del Este y los musulmanes soviéticos.

No obstante, cuando la cuestión de la colonización judía fue planteada por los palestinos, la respuesta sionista sería insistir siempre en que la colonización judía era la única manera de terminar el antisemitismo y proteger a judíos, y que cualquier oposición a la colonización judía de Palestina es nada menos que una continuación del antisemitismo. Israel comenzó a insistir en que cualquier conversación sobre la colonización de la tierra palestina era nada menos que una distracción del antisemitismo dirigido a los judíos.

A la luz del nuevo período de la posguerra que vio el final del Estado patrocinador del antisemitismo, los sionistas salieron a atacar judíos en varios países para alimentar el espectro del antisemitismo en los países que se opusieron al sionismo. En Irak, el Mossad israelí planto bombas en sinagogas, librerías y cafés en la década de 1950, que mataron e hirieron a judíos iraquíes y sembraron el pánico entre ellos con el argumento de que eran el blanco de los musulmanes y los cristianos iraquíes. Se produjo una colaboración entre Israel y el régimen iraquí patrocinado por los británicos para provocar el éxodo de los judíos iraquíes a Israel.

Cuando los judíos de Egipto aún se negaban a ir a Israel, el Mossad nuevamente puso bombas en los cines egipcios, estaciones de tren y oficinas de correos. Cuando las autoridades egipcias descubrieron la operación terrorista, que más tarde se hizo famosa bajo el nombre de «asunto Lavon», y sus autores judíos fueron capturados y juzgados, Israel lanzó una campaña de propaganda afirmando que Nasser era «Hitler en el Nilo».

En la Unión Soviética después de Stalin, que a diferencia de su predecesor estalinista, se opusieron al sionismo, y donde todos los ciudadanos soviéticos tenían prohibido emigrar, una importante campaña de propaganda israelí y estadounidense durante la guerra fría. Insistía en que los soviéticos eran antisemitas. Los estadounidenses y los israelíes se dispusieron a conceder privilegios especiales a los judíos soviéticos con respecto de otros ciudadanos soviéticos, forzando al gobierno soviético a concederles visas de emigración.

Los judíos soviéticos que emigraron lo hicieron por razones económicas y así fue que (para disgusto de Israel) viajaron a los Estados Unidos, situación que obligó después a Israel a colaborar con el dictador rumano Nicolae Ceausescu para redirigirlos a Israel por la fuerza. De hecho, mas tarde, los israelíes tratarían de introducir una legislación en los EE.UU. para evitar su emigración a ese país, que luego les cerraría sus fronteras después de la caída de la URSS. Esto obligaría a muchos judíos soviéticos (la mayoría de los cuales resultaron ser soviéticos no-judíos que se hicieron pasar por judíos) para ir a Israel como refugiados económicos en la década de 1990.

El mundo post-soviético

Israel y el sionismo han estado en profundo duelo por el fin de los auténticos regímenes antisemitas y de los regímenes que puedan encajar en ese rol, ya que estos regímenes le proporcionaban la alimentación y propaganda para justificar su proyecto colonial. Después de la caída de la URSS, los sionistas se quedaron sin los argumentos de los regímenes que podían etiquetar como «anti-semitas». En esta nueva situación, la propaganda israelí sería francamente histérica. Con el intento de calificar algunos de las declaraciones anti-sionistas del presidente iraní Ahmadinejad como antisemitismo genocida, Israel tiene la esperanza de poder encubrir su continua colonización de Cisjordania y Jerusalén Este.

«El antisemitismo en el discurso israelí es y ha sido nada menos que un camuflaje para la continuación de la colonización judía de Palestina.»

En caso de que este argumento no funciona, la semana pasada, la embajada israelí en Dublín en un mensaje navideño convocó a los poderes sobrenaturales de Jesucristo para ayudar a cubrir el colonialismo sionista. En un mensaje de Navidad a los irlandeses en su página oficial en Facebook, la embajada anunció que los palestinos probablemente «lincharían» a Jesús y a su madre María en Belén si hoy estarían vivos por ser «judíos desamparados», de ahí la necesidad de que Israel siga colonizando tierras palestinas al tiempo que garantiza la seguridad de sus colonos judíos.

De hecho, Benjamín Netanyahu sostuvo en su discurso ante la ONU del año pasado que la resistencia palestina a los asentamientos judíos coloniales en Cisjordania y Jerusalén Este es un acto anti-semita. Incluso comparo a las leyes de la Autoridad Palestina que penalizan la colaboración con la colonización judía como algo similar a las leyes de Nuremberg: «Hay leyes hoy en Ramallah que hacen de la venta de tierras a judíos punibles con la muerte Eso es racismo Y ustedes saben que evocan estas leyes». Netanyahu parece haber olvidado que se trataba de los sionistas, no de los palestinos, que fueron cómplices de los nazis en 1935 cuando apoyaron las Leyes de Nuremberg.

Los palestinos entendieron bien estos argumentos y siempre insistieron e insisten en que su lucha es contra la colonización judía de sus tierras y no en contra de los judíos como tales. Cuando Jaled Meshal llegó a Gaza hace un par de semanas atrás y pronunció un discurso en este sentido, insistió: «Nosotros no luchamos contra los judíos, por ser judíos. Luchamos contra el ocupante y agresor sionista. Y vamos a pelear contra quien sea que quiera ocupar nuestras tierras o atacarnos».

El British   Observer tradujo mal su discurso: «Nosotros no matamos a los judíos porque son judíos. Matamos a los sionistas, ya que son conquistadores y vamos a seguir matando a cualquiera que tome nuestra tierra y nuestros lugares sagrados.». Mientras que the Observer más tarde haría una corrección después de que el incansable Abunimah Ali expuesto las citas adulteradas, su error de traducción se ajustaba a la propaganda sionista.

La estrategia de Herzl sigue siendo la estrategia del sionismo y el Estado de Israel. Considerando que el Estado patrocinador del antisemitismo desapareció, Israel debe crearlo y conjurarlo, ya que es su principal línea de defensa contra cualquier y todos las críticas internacionales y la censura de su colonización permanente de Palestina.

Mientras que los cuatro miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU censuró a Israel la semana pasada por sus planes para expandir aún más sus asentamientos coloniales en Cisjordania y Jerusalén Este, los EE.UU. seguramente vetaran una posible resolución del Consejo de Seguridad de la ONU que condena estas actividades coloniales. Si esto ocurre, inmediatamente se oirá el coro israelí y pro-israelí diciendo que esa resolución del organismo internacional es, una vez más, «anti-semita».

Que esta estrategia ha seguido su curso y ya no intimida a los actores internacionales ha dado lugar a mucho pánico en los círculos sionistas e israelíes. Israel y el sionismo ahora entienden muy bien que cuando el mundo, incluyendo los Estados Unidos (a excepción de Barack Obama), oye «anti-semitismo» como argumento para defender a Israel, lo toman como una táctica de distracción que hace Israel para distraer al mundo del colonialismo israelí judío y colonial de asentamientos en tierras palestinas.

No nos equivoquemos al respecto, el antisemitismo en el discurso israelí es y ha sido nada menos que un camuflaje para la continuación de la colonización judía de Palestina. Sólo los ingenuos continúan siendo engañados.

Joseph Massad es profesor asociado de política árabe moderna e Historia Intelectual de la Universidad de Columbia. Es autor de La persistencia de la cuestión de Palestina publicado por Routledge.

Fuente: http://www.aljazeera.com/indepth/opinion/2012/12/201212249122912381.html