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Hiroshima y Nagasaki, un ejemplo temprano

Sobre el uso del Terrorismo de Estado por Estados Unidos

Fuentes: CounterPunch

Terrorismo de estado es el uso de la violencia del estado contra civiles inocentes para crear miedo en búsqueda de un objetivo político. Ha sido llamado «el lado feo» del imperialismo (llamado correctamente ahora como «globalización»). En ocasiones promueve la sumisión de naciones a la dominación por el ocupante, o en otras palabras, del estado […]

Terrorismo de estado es el uso de la violencia del estado contra civiles inocentes para crear miedo en búsqueda de un objetivo político. Ha sido llamado «el lado feo» del imperialismo (llamado correctamente ahora como «globalización»). En ocasiones promueve la sumisión de naciones a la dominación por el ocupante, o en otras palabras, del estado terrorista. Hay dos variantes, la abierta y la encubierta. Antes de los años de 1930s, la variedad abierta era rechazada en las sociedades occidentales como supuestamente repulsiva para las mentes civilizadas, sin embargo con el advenimiento de los bombardeos aéreos y los cohetes, con sus aterrorizantes cargas y sus posibilidades, estos escrúpulos fueron superados.

Ejemplos tempranos de este terrorismo de estado abierto fueron los bombardeos a la ciudad de Guernica en 1937 y los bombardeos atómicos de 1945 que segaron las vidas de cientos de miles de vidas de japoneses inocentes en cuestión de minutos, lo que provocó que el Imperio Japonés se disolviera y que sus pobladores y gobernantes se sometieran a la ocupación extranjera, sin embargo el terrorismo abierto no atómico ha sido a menudo un fracaso porque si bien ha provocado una reacción de sumisión y miedo, también de respuesta liberadora. Ejemplos tenemos en el bombardeo de la Luftwaffe a Londres en 1940, el bombardeo con NAPALM entre 1965-72 de grandes áreas de Vietnam, y el bombardeo para «aturdir y amedrentar» de Bagdad en el 2003. Un factor clave en el éxito o el fracaso del terrorismo de estado abierto es la dicotomía liberación-dominación.

Por tanto, eso justifica el uso continuado del terrorismo de estado encubierto como el método preferido de promover el proyecto neo-liberal global. Sin embargo este método también tiene sus dificultades y problemas y se encuentran muchos ejemplos cuando se lee la publicación Acción Encubierta. Supuestamente el pueblo Americano ha autorizado por medio de sus llamados «representantes, a la CIA para usar la violencia encubierta para crear miedo y sumisión para lograr los objetivos de nuestros gobernantes. Aunque supuestamente nuestros representantes tienen «control» sobre la conducta de la CIA, parecen constantemente sorprendidos o ignorantes por lo que en ocasiones se filtra al conocimiento público por parte de agentes con conciencia o por sus informes no destruidos.

Los aviones civiles transportan personas y su destrucción en pleno vuelo es una forma de crear miedo y sumisión hacia otros, pero el problema con el terrorismo encubierto además del enfoque liberación-dominación es mantenerlo en secreto. Debe crearse una distancia entre los proyectos de la CIA y las consecuencias deseadas (el miedo necesario para lograr la sumisión). Como todos los proyectos gubernamentales norteamericanos, el terrorismo de estado encubierto se ha convertido en un asunto de mercadeo o de » relaciones públicas » pero esto también tiene sus límites en lo que a la razón y la racionalidad respecta. El caso en cuestión fue el atentado realizado por la CIA de un avión de Cubana el 6 de Octubre de 1976, matando a 73 civiles inocentes en un fracasado esfuerzo por aterrorizar y someter a la nación cubana.

El agente de la CIA Luis Posada Carriles había sido entrenado por la CIA en explosivos a principio de los años 1960s. Fue ostensiblemente militar de EE.UU. desde febrero de 1963 a marzo de 1964, que fue la fachada que la CIA dio entonces a sus agentes en entrenamiento. Hay evidencias de que estaba en la Plaza Dealy en Dallas, Texas, el 22 de noviembre de 1963. Ha tenido estrechas relaciones con la Mafia así como con la Mafia Cubano-Americana de Miami. Durante los años 1960s como agente asalariado dirigió una escuela en Florida entrenando a otros en su especialidad que era financiada por la CIA. También hizo incursiones a otros países para hacer sabotajes encubiertos, poner bombas y asesinar. La CIA dice ahora que estuvo en contacto con el hasta 4 meses antes del sabotaje al avión cubano. En 1972 estableció su residencia permanente en Miami. Cuando en 1974 dejó la Florida para ir a Caracas a trabajar para la agencia de inteligencia venezolana, la DISIP, llevó con él un suministro substancial de explosivos y materiales para fabricar bombas suministrados por la CIA. En el otoño de 1976 supuestamente dejó la DISIP y operaba una agencia de detectives privados en Caracas.

Informes de la CIA recientemente desclasificados y tachados parcialmente, (vea el Libro Electrónico No. 153 de Archivo de Seguridad Nacional, Peter Kornbluh), sugieren que la CIA estuvo involucrada en la planificación del sabotaje del 6 de Octubre al avión de Cubana. Algunos informes son de las reuniones de planificación en Caracas y Santo Domingo que involucraban a Posada y a su socio Orlando Bosch y a otros agentes de la CIA y la DISIP, referidas al vuelo de Cubana así como al asesinato de Letelier, ocurrido en Washington, DC a mediados de septiembre. A finales de septiembre Posada informó a la CIA: «Vamos a golpear un avión de Cubana.» El 1 de octubre, el Departamento de Estado a solicitud de Posada expidió, con un procedimiento especial, una visa a uno de los saboteadores (su empleado) válida una semana después del sabotaje.

Estos reportes e informaciones (y cualquier otro informe o información de la CIA que todavía existen) no fueron entregados a los funcionarios venezolanos que estaban juzgando a Bosch y Posada en los años 1980s.

George Bush padre era el Director de la CIA en el momento del sabotaje. Nadie avisó a Cuba o a los pasajeros potenciales de su próximo destino. Bush padre era Vicepresidente cuando a Posada se le permitió escapar durante su juicio en Venezuela y se presentó al Coronel Oliver North en El Salvador en la operación de abastecimiento de armas a la Contra Nicaragüense llevada a cabo por la Casa Blanca. La CIA había sobornado a sus guardias. Bush Sr. era Presidente cuando perdonó a Bosch en contra de la recomendación de su Departamento de Justicia, albergándolo en Miami.

La CIA estaba al tanto en 1976 de que la familia Bush tenía importantes conexiones en el negocio del petróleo y estaba tratando con políticos clave en Venezuela. El joven Jeb Bush (ahora gobernador de Florida) estaba establecido en Caracas con el Banco de Comercio de Texas, propiedad del amigo de la familia Bush y luego Secretario de Estado, James Baker. Cuando Bosch arribó a Caracas el 8 de septiembre (después de una visita a funcionarios de Pinochet en Chile), el entonces Presidente de Venezuela, Carlos Andrés Pérez, permitió a Bosch y a Posada realizar recolectar fondos y operar libremente en Venezuela, contribuyendo incluso con fondos personales a sus proyectos. En ese momento, Bosch, representaba al CORU, una organización pantalla de los grupos anti-Castro en EE.UU., que la CIA había obligado a formar. Dos altos oficiales de la DISIP estuvieron involucrados en las reuniones de planificación con Bosch y Posada en Caracas, por tanto el sabotaje al avión de Cubana la explosión en la embajada de Guyana en Puerto España, y el intento de asesinato de un diplomático cubano en México, que ocurrieron en septiembre y octubre, al parecer fueron proyectos conjuntos de la CIA y la DISIP. Por otra parte el asesinato de Letelier (planeado en Santo Domingo sin la participación de la DISIP) parece haber sido un proyecto conjunto CIA-«Cóndor». Un informe de la CIA indica, que Posada amenazó, después del sabotaje al avión de Cubana que si fuera obligado a hablar por las autoridades, el gobierno de Venezuela caería y EE.UU. tendría otro Watergate.

Por tanto hay señales de que otro encubrimiento tipo Watergate está en marcha. La Seguridad Interna ha acusado a Posada solo por no informar inmediatamente de su arribo, un asunto sencillo que puede ser resuelto con una pequeña multa, en cambio, ha sido citado para una audiencia el 13 de junio y los abogados de Miami de Posada, están hablando de presentar mociones para trasladar el caso a Miami, llenar peticiones de asilo y otras tácticas dilatorias. De la declaración de la Secretaria Rice del 21 de mayo uno puede pensar que ese caso de inmigración se demorará muchos meses y no tendrán la obligación de extraditarlo hasta que concluya. También se ha informado que Posada está enfermo.

No hay una razón valida para que Posada no deba ser extraditado a Venezuela ahora. Esta administración, más que ninguna otra, sabe quién es el responsable del sabotaje al avión cubano. No necesita esperar que Venezuela produzca o traduzca las pruebas, muchas de las cuales están en informes confidenciales de la CIA. No hay una razón válida para esperar mientras los abogados enredan el insignificante cargo de entrada ilegal o cualquier solicitud de asilo para Posada que pudieran hacer.

El 27 mayo el Secretario de Estado Asistente Roger Noriega dijo que la solicitud de extradición de Venezuela había sido rechazada como inadecuada porque no estaba apoyada por pruebas, pero la embajada de EE.UU. en Venezuela había dicho que se debían traducir las 700 paginas de evidencias (sin ningún límite de tiempo) y el 27 de mayo dijo que estaba lista para recibir la solicitud. Puso entonces un tiempo limite para la entrega de la evidencia traducida, con el cual Venezuela había dicho que cumpliría.

Washington había denegado la solicitud de Venezuela de mantener a Posada en custodia pendiente de extradición. Como están las cosas ahora y de acuerdo con la afirmación de Washington de que no hay solicitud de extradición por parte de Venezuela, esto le permitiría enviar a Posada a un país como El Salvador donde presumiblemente podrían evitar que hablara o podrían desaparecerlo en el Programa de Protección de Testigos. Estas soluciones sin embargo no están libres de riesgos.

Al parecer la Administración está tratando de usar el caso de inmigración con la cooperación de Posada para demorar o evitar la decisión de extraditarlo con la esperanza de evitar que se hagan públicas evidencias de la participación de la CIA en el sabotaje y quizás en otros hechos feos en el pasado en un juicio en Venezuela. También promueve a través de funcionarios anónimos que EE.UU. tiene alguna política que evita la extradición o que la solicitud de Venezuela fue rechazada como inadecuada porque las evidencias no fueron presentadas a tiempo. Nada de eso es cierto.

Este caso demuestra el tipo de problemas de encubrimiento que pueden surgir por el uso tonto del terrorismo de estado encubierto. Puede explotar en el área de las relaciones públicas aunque el daño es primeramente en la arena internacional, donde los medios no son controlados por las oligarquías comerciales, pero más y más periodistas y el pueblo norteamericano están demandando que Posada sea juzgado en Venezuela donde fue cometido el crimen y que la CIA abra sus archivos sobre el caso.