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¿Son transparentes las elecciones en EE.UU.?

Fuentes: Rebelión

«La enfermedad política más seria de los EE.UU. es ser una nación que se cree superior«-Norman Mailer) Estamos acostumbrados a escuchar, por parte de los voceros de la derecha política y mediática de prácticamente todos los países occidentales, la profunda legitimidad de la democracia norteamericana, la legitimidad de su sistema electoral, a la vez que, […]

«La enfermedad política más seria de los EE.UU. es ser una nación que se cree superior«
-Norman Mailer)

Estamos acostumbrados a escuchar, por parte de los voceros de la derecha política y mediática de prácticamente todos los países occidentales, la profunda legitimidad de la democracia norteamericana, la legitimidad de su sistema electoral, a la vez que, por supuesto, se critica el sistema político de otros países (típicamente los que se enfrentan al capitalismo y al imperialismo estadounidense), tildando alegremente de «dictaduras» a países como Cuba, Venezuela, Bolivia, etc., que, según ellos, no representan ningún referente de libertad ni de democracia.

Vamos a intentar demostrar, con ayuda de los autores Pablo A. Pozzi y Fabio G. Nigra, las debilidades, trampas, fraudes y falsedades del sistema electoral norteamericano, que como podrán comprobar los lectores, adolece de muchos más defectos que los sistemas de los países puestos como ejemplo, donde en cada proceso electoral, un grupo de observadores internacionales da fe de la legitimidad, limpieza y corrección del proceso. En efecto, uno de los aspectos más curiosos de la hegemonía norteamericana es que Estados Unidos tiene la (falsa) reputación de ser uno de los sistemas más democráticos y transparentes del planeta. Sin embargo, un grupo de especialistas extranjeros, que fueron invitados a observar la elección de 2004 por la organización internacional de derechos humanos Global Exchange, concluyó que éstas habían sido aún menos limpias que las de Kazajstán realizadas unos meses antes.

Los datos disponibles son abrumadores. Veamos siquiera unos cuantos:
1.- En Nevada y en Oregón, una compañía empleada para empadronar votantes republicanos sistemáticamente destruyó las fichas de empadronamiento de los votantes demócratas.
2.- Los republicanos declararon que un triunfo de John Kerry generaría nuevos ataques terroristas, mientras que el Episcopado Católico señaló que un voto por Kerry podría llevar al infierno.
3.- Las encuentas realizadas a boca de urna en Florida, Ohio, Nuevo México, Colorado, Nevada y Iowa, daban por vencedor a Kerry, y en todos esos Estados ganó Bush. Varios analistas plantearon entonces la sospecha de fraude electoral a través de los sistemas informáticos. De hecho, en el Condado de Franklin, en Ohio, se comprobó que por un «error informático» Bush había recibido 3.500 votos de más.
4.- En el Condado de Broward, en Florida, desaparecieron 58.000 votos, y tanto Broward como Franklin son condados considerados demócratas.
5.- En Columbus, Ohio, el empadronamiento de decenas de miles de nuevos votantes negros y latinos fue anulado por Ken Blackwell, entonces Secretario de Estado. Blackwell no sólo presidió el acto electoral, sino que es un funcionario republicano.
6.- En el bastión demócrata de Taos, Nuevo México, se «perdieron» cientos de votos.
7.- Varios periodistas informaron de que en Columbus, Ohio, casi el 40% de los votantes urbanos (léase «demócratas») fueron registrados como «provisionales», a ser contabilizados sólo si podía comprobarse posteriormente su residencia en dicho distrito electoral (algo casi imposible, dado que los norteamericanos no tienen un documento de identidad).
8.- En el Condado de Franklin, Ohio, 170.000 votantes fueron eliminados del censo de empadronamiento en 2004 bajo el ridículo pretexto de «no haber votado en las dos últimas elecciones».

Es de notar que el voto en Estados Unidos no es obligatorio. Podríamos agregar muchos otros datos, pero basta con señalar que las elecciones no cuentan con fiscales de los partidos opositores, que los votos los cuenta el Secretario de Estado nombrado por el Gobernador, que los reglamentos electorales varían de condado en condado, que no hay incompatibilidad entre ser funcionario electoral y candidato por un partido, que el derecho a votar también varía según la circunscripción (por ejemplo en Florida no pueden votar aquéllos ciudadanos/as que hayan sido arrestados, aún sin condena, tres o más veces, lo cual afecta sobre todo a los negros, que votan mayoritariamente a los demócratas).

Y bajo este impresionante currículum, ¿se permite Estados Unidos dar lecciones de democracia al resto del mundo? En cualquier otro sitio del planeta mínimamente democrático esta serie de práticas serían indudablemente tachadas de antidemocráticas, pero no en Estados Unidos. En el proceso electoral de referencia, John Kerry perdió por tres millones de votos, pero ¿realmente perdió? A pesar de la abundante información de fraude electoral, los demócratas aceptaron los resultados.

Como puede fácilmente concluirse, el sistema electoral norteamericano, además de más complejo, es bastante menos transparente que el de otros países, con lo que se vuelve a caer así otro de sus mitos en el resto del mundo, como ya han caído tantos otros falsos mitos, que colocaban, por ejemplo, a USA como uno de los países que más respetaba los Derechos Humanos (continúa existiendo allí la pena de muerte, sin ir más lejos) o que más respetaba las minorías étnicas, o que contribuía mejor a la reducción de los efectos causantes del cambio climático. Nada más lejos de la realidad, y por tanto, hemos de seguir contribuyendo a aclarar la auténtica realidad, y difundiendo al mundo la imagen verdadera de un país en decadencia, con el problema añadido de que, al ser tan potente, está arrastrando en su caída a gran parte de la Humanidad.
(http://rafaelsilva.over-blog.es/)

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.