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Un proyecto hídrico transfronterizo refuerza la lucha contra la inseguridad alimentaria y la pobreza a lo largo del río Komati, que fluye a través de Sudáfrica, Swazilandia y Mozambique

Sueños de agua que se hacen realidad

Fuentes: IPS

El proyecto, administrado por la Autoridad Hídrica de la Cuenca del Komati (KOBWA), ha reunido a 66 familias en un proyecto de agricultura colectiva en la región de Hhohho, en el norte de Swazilandia.  KOBWA es un organismo intergubernamental creado en 1993 por Sudáfrica y Swazilandia para el manejo compartido del río.  La entidad «creó […]

El proyecto, administrado por la Autoridad Hídrica de la Cuenca del Komati (KOBWA), ha reunido a 66 familias en un proyecto de agricultura colectiva en la región de Hhohho, en el norte de Swazilandia. 

KOBWA es un organismo intergubernamental creado en 1993 por Sudáfrica y Swazilandia para el manejo compartido del río. 

La entidad «creó una reserva importante, de 332 millones de metros cúbicos de agua, que distribuye a las comunidades locales para garantizar un manejo sustentable y efectivo de este recurso escaso en esta parte de África gracias al compromiso de los gobiernos de los dos países», dijo a IPS el director ejecutivo del proyecto, Sipho Nkambule. 

Según él, la mejor manera de hacer esto era reubicar a las comunidades o familias en torno a proyectos agrícolas compartidos. 

«Esto ya permitió concretar actividades a gran escala y beneficiar a más personas a la vez», agregó. 

«Vinimos desde diferentes aldeas a 50 kilómetros de aquí para establecernos en la aldea de Nyonyane, gracias a este proyecto, y para trabajar en la producción de 200 hectáreas de caña de azúcar y verduras, aprovechando un punto de irrigación compartida instalado por KOBWA», dijo a IPS el jefe de Nyonyane, Luke Kunene. 

«La superficie que ahora cultivamos colectivamente equivale al área combinada que las familias cultivaban individualmente en nuestras aldeas antes de que nos juntáramos en Nyonyane. Y luego de cubrir los gastos operativos y el aporte al funcionamiento del proyecto, los beneficios se reparten realizando un prorrateo según el tamaño de cada predio», explicó Kunene. 

Según él, antes cada miembro de la comunidad tenía su granja individual. Pero esto ya no era viable debido a que los terrenos eran muy pequeños, apenas suficientes para la agricultura de subsistencia. 

«Ahora tenemos un proyecto mucho más amplio, que nos une y que genera ganancias de unos 750.000 dólares al año», dijo. 

Como la mayor parte del año escasea el agua, el terreno está cada vez más seco, dijo Henson Lukhele, un conductor de autobús que vive en el área. 

«Ésta es la base de la inseguridad alimentaria, dado que la productividad agrícola claramente ha caído. El proyecto revivió la agricultura en esta parte del país y restableció los recursos para las familias que viven allí, incluida la mía», destacó. 

Lukhele está a favor del proyecto. Según él, el manejo efectivo del agua es un desafío enorme en esta parte del país, que se ha vuelto árida. 

El administrador ambiental Sibongaye Mkhatshwa cree que, en el contexto del cambio climático, las dificultades que enfrenta Swazilandia están en dos planos: el acceso al agua y la lucha contra la inseguridad alimentaria y el hambre. 

«Este proyecto toma en cuenta los desafíos actuales y brinda respuestas que los habitantes de Nyonyane pueden sentir en sus vidas cotidianas», dijo. 

«El agua es un recurso escaso en Swazilandia. Esto significa que toda el agua residual debería reciclarse, purificarse y redistribuirse. Cuando uno visita el norte del país se da cuenta de que la sequía está atacando a la agricultura», declaró Mkhatshwa a IPS. 

KOBWA construyó un canal de 24 kilómetros de largo que abastece a la comunidad agrícola de Nyonyane, agregó. 

«El proyecto permitió incluso la construcción de dos escuelas primarias y una secundaria para los residentes. Pero otro desafío es que toda la aldea acceda al agua potable. Tenemos agua para irrigación, pero el agua para beber es inusual», dijo Phillip Maduna, habitante de Nyonyane. 

Sudáfrica y Swazilandia aportaron 60 y 40 por ciento respectivamente a la instalación y el funcionamiento del proyecto, valuado en unos 238 millones de dólares. 

La iniciativa ya benefició a unos 2.000 habitantes de Swazilandia y a 6.000 de Sudáfrica desde 2002, lo que se refleja en aspectos como un mayor empleo y en que los estudiantes asisten a las nuevas escuelas.

http://ipsnoticias.net/nota.asp?idnews=98780