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Por una Euskadi en paz y democracia

Suerte a Sortu

Fuentes: Rebelión

La proximidad de las elecciones municipales en Euskadi, a las que podría presentarse el nuevo partido abertzale Sortu, agrupación presentada el pasado lunes en Bilbo, ha levantando una ola de condenas, suspicacias y comentarios despectivos, que demuestran la poca salud de este régimen que se dice democrático. Comenzando por la Ley de Partidos políticos, a […]

La proximidad de las elecciones municipales en Euskadi, a las que podría presentarse el nuevo partido abertzale Sortu, agrupación presentada el pasado lunes en Bilbo, ha levantando una ola de condenas, suspicacias y comentarios despectivos, que demuestran la poca salud de este régimen que se dice democrático.

Comenzando por la Ley de Partidos políticos, a todas luces ilícita e impensable en un sistema basado en el respeto a las ideas, continuando por la detención arbitraria y sin pruebas de decenas de ciudadanos, siguiendo con la criminalización de cualquier persona que se adhiera a los postulados independentistas, defendidos por una buena parte de la sociedad vasca, y terminando por las amenazas de un partido totalitario y de corte netamente fascista, como es el PP, la monarquía española en nada tiene que envidiar a la que rige en Marruecos, territorio en el que, al parecer, ninguno de los periodistas que hoy claman en Egipto (corresponsales de cadenas y diarios) observa ninguna conculcación de los derechos humanos. Solo se referirán a ella cuando el jefe de turno les conceda venia (porque así lo ordena también el ministerio de Interior, vía Casa Blanca) para iniciar su paseo por las capitales de aquel país, en el caso de que el monarca alahuita, un dictador tan peligroso como Bush, Berlusconi o Mubarak, tuviera que soportar las manifestaciones populares en su contra.

La vergüenza ajena que uno padece cuando contempla a colegas como Pepa Bueno o Rosa Molla, dando aparentes lecciones de independencia y objetividad ante las cámaras, es tanta como la ausencia voluntaria de criterio en ambas. Ellas y otros, quedarían sin voz ante un suceso para el que no hubieran recibido el plácet correspondiente. Ninguna de las dos citadas como muestra (a ellas añado a la mayoría de periodistas que hablan hoy de Egipto y Túnez en los medios oficiales), se ven invadidas por el sonrojo, ante el verdadero ejemplo que sí dieron los colegas que sufrieron en Irak, en sus carnes y en su profesionalidad, los ataques de unos mercenarios (asesinos del cámara José Couso) a quienes amparan Zapatero, Caamaño, Jiménez y Conde Pumpido, según la documentación revelada por Wikileaks, para que no sean perseguidos, procesados, juzgados, y menos aún condenados por un tribunal español.

En el asunto del nuevo partido vasco sucede exactamente lo mismo. Los periodistas reciben órdenes de cómo tratar el tema, haciendo hincapié en el rechazo de Sortu a la violencia de ETA, que se ilustraba manipuladoramente en la TVE, ayer mismo, con imágenes de algunas acciones armadas de ETA, con el solo propósito de influir negativamente en la audiencia, para que la desconfianza y el recelo sean el común denominador a la hora de justipreciar al nuevo partido.

Hay quienes lamentan que ETA no siga en activo. Y no me refiero a los jóvenes más radicales, sino a aquellos que apuestan hoy para que no valga la mera condena de la violencia, de cara a que un partido pueda ser legal; sino que, en el colmo del cinismo y el despropósito, aplauden que se hurgue en las heridas y el dolor, con objeto de que a ese colectivo se le exija además un período de «arrepentimiento, contrición y propósito de la enmienda«, que pudiera bastar al gobierno para comprobar sus buenas intenciones.

Y quienes lo demandan, curiosamente, se jactan en público y en privado de no condenar los crímenes y el genocidio sufrido bajo la dictadura franquista, que se saldó con un millón de veces más de víctimas, asesinatos indiscriminados, raptos, torturas y cárceles repletas de verdaderos demócratas. ¿No opina lo mismo usted, ciudadano Juan Carlos de Borbón?

¿Qué talla moral pueden tener el rey, Rajoy o Rubalcaba (que ahora echa la pelota a los jueces, para lavarse las manos en caso de que Sortu fuese legalizado), o cualquiera de los diputados y senadores en ambas cámaras, realmente incómodos ante la posibilidad de un escenario en el que no exista un apoyo social y político a la lucha armada?

Naturalmente que al PP y al PSOE (siameses en el fondo y gemelos en las formas) les conviene políticamente un País Vasco en el que resuenen disparos y bombas; de esa forma seguiría viva la estrategia del miedo, llevando a sus predios los votos de una ciudadanía amedrentada. Lo malo para ambos colectivos se produce, cuando quienes presuntamente amparaban a ETA rechazan tales acciones, condenan las acciones armadas y preparan a Euskadi ante ese esperanzador y nuevo panorama, donde la independencia sea un objetivo tan alto y elevado, como la profundización en eso que se llama democracia, concepto violentado hoy en casi toda Europa.

Los portavoces de Sortu, Rufi Etxeberría e Iñigo Iruín lo dejaron nítido y claro al afirmar: «El objetivo del nuevo partido es cambiar la cultura política en la soberanía, la independencia y el impulso progresivo a la convergencia y la acumulación de fuerzas, como una herramienta para influir en el cambio político y social«, insistiendo en que «No hay vuelta atrás…/… porque el compromiso de este nuevo proyecto puramente político y democrático es firme e inequívoco, no está sujeto a variables o factores de la situación táctica. En esto no hay vuelta atrás«; para terminar con una lapidaria frase: «La izquierda abertzale rechaza todas las formas de violencia y se opone al uso de esta o la amenaza para obtener objetivos políticos, incluyendo la de ETA»

Las reacciones no se han hecho esperar. Mientras Cayo Lara, desde IU, apoyaba sin reservas la legalización del nuevo partido abertzale, José Antonio Pastor, portavoz del PSE, en el poder en la Comunidad Autónoma Vasca, destacaba que la izquierda abertzale hubiese un paso en la dirección correcta, señalando que «No podemos ocultar la importancia de una declaración que, por primera vez en la historia de este mundo, rechaza explícitamente la violencia de ETA«. De acuerdo con Jon Abril, dirigente del Aralar, el Estado español tendría grandes dificultades para no legalizar el nuevo partido. «No hay ninguna razón para prohibir el nuevo partido», dijo, por su parte un portavoz de Eusko Alkartasuna. Según Mikel Arana, Ezker Batua-Berdeak (Izquierda Unida – Los Verdes): «Hoy es un día extraordinariamente importante puede marcar un antes y un después en la política vasca y en la desaparición de ETA».

Pero, como siempre, para su vergüenza y oprobio profesional, el 99% de los periodistas de los medios públicos y privados, a los que añado el 99% de los contertulios de todos los programas que se dan en el 99% de las televisiones autorizadas, no cederán ante la posibilidad de que Sortu sea legalizado. Y si existiera alguna persona que se mostrara a favor de esa alternativa, estoy seguro de que jamás volvería a trabajar en el espacio en donde hubiera hablado (1).

Con ese periodismo y este régimen monárquico, hemos de desear mucha suerte a Sortu, por su coraje y decisión. Si ETA ya ha silenciado sus armas, bienvenidas las voces que claman por la democracia, por la verdadera paz.

Hoy, tiendo la mano a los gestores de esta iniciativa, en la convicción de que hay otras manos (que se dicen blancas), a las que les vendría al pelo una bañera repleta de sangre, para justificar la continuidad de la tortura y el terrorismo de estado en todas sus formas.

Únicamente tienen miedo quienes aún creen en las pistolas. ¿Verdad, José Mª Aznar?

Notas.

Me he permitido la licencia (para algunos, imperdonable) de alterar la obra de José Luís Zumeta (perdón, lagunak), para la portada de uno de los discos más bellos del inolvidable músico y cantante vasco, Mikel Laboa, titulado Lore Sortu Orduko, para saludar el nacimiento de ese nuevo partido político, en el que se depositan miles de esperanzas por una Euskadi verdaderamente democrática.

1.- Eso le ocurrió a una colega anónima (ni siquiera su nombre se vio en pantalla), que en la 1ª cadena de RTVE, desde Nueva York, el 11-S, con un plano en la mano, mientras al fondo de la imagen se veían enormes columnas de polvo y humo, afirmó: «Quienes hoy respiren el polvo de ambas Torres destruidas, desarrollarán cánceres y otros tipos de enfermedades, dado que ambos edificios se construyeron con asbesto, material derivado del amianto, prohibido por las autoridades norteamericanas por su altísima toxicidad«. Los bomberos de la ciudad, trabajadores de los servicios de limpieza y otros profesionales, ya han comenzado a morir por esa causa. Algunos de ellos fueron tratados en La Habana («Sicko«, Michael Moore), para que su estado mejorara, ya que la sanidad americana les ha abandonado a su suerte.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.