Recomiendo:
3

Trabajadoras sexuales cuestionan el pensamiento dominante sobre prostitución

Fuentes: Rebelión

En el conversatorio “Hablan las Prostitutas” en la Universidad de València compartieron sus experiencias y opresiones, además de exigir derechos laborales.

El pasado jueves, el Comité de Ayuda a las Trabajadoras del Sexo (CATS) organizó una conferencia en la Facultad de Derecho de la Universidad de València, en la que cuatro trabajadoras sexuales hablaron sobres sus experiencias ejerciendo la prostitución, de las opresiones por parte de las instituciones y administraciones del Estado y también de sus demandas y reivindicaciones.

CATS es una organización sin ánimo de lucro que lleva trabajando más de 22 años en el sudeste español, con sede en Murcia. Proporciona servicios sociales, sanitarios, jurídicos y lucha contra las distintas violencias en el trabajo sexual incluyendo la prostitución forzada y la explotación. También realizan trabajo político, luchando contra la criminalización y la estigmatización de las trabajadoras sexuales, para que se tenga en cuenta ante todo su voz. El conversatorio “Hablan las Prostitutas” es parte de esta labor, el cuál ya ha sido presentado en otras ciudades como Salamanca, Santander y A Coruña. En la actualidad, es una asociación formada mayoritariamente, un 80%, por trabajadoras sexuales, quienes también hacen parte del voluntariado, equipo técnico y junta directiva.

La mesa estuvo conformada por cuatro trabajadoras sexuales independientes. Séfora, activista gitana antirracista, Eva, sumisa profesional y activista por los derechos de las prostitutas, Vea, experta en el trabajo en los países nórdicos donde se ha establecido el modelo abolicionista y Linda, madre soltera, artista y activista por los derechos de las prostitutas, quien también forma parte de CATS y fungió como la moderadora de la sesión.

La charla/debate pretende principalmente cuestionar el pensamiento dominante sobre la prostitución y escuchar las voces de las trabajadoras sexuales que ejercen el oficio en primera persona. “Acordamos visibilizar las violencias tal como las viven las trabajadoras sexuales, para presentar otra mirada” así lo señaló, Ruth Mestre, representante de la Comisión de Igualdad de la Facultad de Derecho de la UV quien fue la encargada de presentar a las ponentes. Linda, en su introducción, señaló también la importancia de que se escuchen otras voces. “Hay una sola voz en todo el discurso del feminismo español, que es la válida, sin cuestionamientos, desde una perspectiva victimista”. La activista continuó asegurando que sí viven violencias “pero sobre todo institucional, del Estado, los clientes son el menor de nuestros males”. Además, señaló que es muy importante que se escuchen sus demandas “despenalización, descriminalización y derechos” y que no se les silencie con adjetivos como “proxenetas, alienadas o privilegiadas”.

Linda es mexicana, con amplia experiencia como trabajadora sexual en su país de origen y en el Estado Español. Ha trabajado para terceros, pero durante muchos años ha sido independiente. Tiene experiencia en pisos, clubs, como dómina, en cine para adultos, lo cuál relaciona con su circunstancia “mi trayectoria en el oficio está relacionada con el ser madre, pobre, migrante y racializada, que he tenido la necesidad de cruzar las fronteras”. Linda es enfática en la comparación entre blancas occidentales y personas racializadas, respecto al movimiento transfronterizo, “hay pasaportes que son aceptados en todo el mundo, pero nuestra entrada es negada, nos vemos obligadas a arriesgarnos para poder cruzarlas”. La activista continuó, criticado el estigma que se tiene en la sociedad sobre la prostituta migrante “se cree que somos analfabetas, que no podemos desarrollar otro trabajo. Sí podemos, pero nos obligan a elegir entre otros mucho más esclavizantes o precarios, como el campo, de interna en una casa, o de camarera”.

En el caso de las migrantes, hay un estereotipo que proviene de la colonia, asegura la activista “valemos menos, y como somos ignorantes, solo nos queda follar, es una visión colonial y racista”. La dómina explica que el colonialismo se ha perpetuado desde la conquista “ahora mismo, se evidencia claramente con el cierre de las fronteras. América fue espoleada y saqueada, un genocidio, pero hoy todavía se nos niega la entrada y si logramos entrar, ¿cuales son los trabajos que podemos ejercer para sostener la sociedad del bienestar de la gente blanca?”. Para la mexicana, mientras el feminismo blanco rompe el techo de cristal “nosotras lo barremos, las panchitas, las migrantes”. Finalmente, Linda denunció que el trabajo las escoge a ellas, no ellas al trabajo “¿Libre elección? Sólo para las personas que tienen el privilegio de hacerlo. Yo no decido ser camarera o trabajadora sexual, las necesidades, el sistema racista, capitalista, machista me lo impone”.

Tras Linda, vino la palabra de Séfora quién comenzó señalando la situación en las casas de acogida, “a las migrantes se nos quita el pasaporte y toda la documentación, a las gitanas el DNI, el libro de familia, la tarjeta sanitaria, del banco, para controlarnos, para tutelarnos”. La ponente criticó que esto sólo ocurre con las personas racializadas “eso a las pallas no se les hace”. También denunció los problemas que tienen cuando optan por rebelarse “nos amenazan con hacer informes negativos y enviarlo a menores, para que nos quiten la custodia de los niños”.

Séfora también denunció el estigma en el ámbito sanitario “tengo una dolencia desde hace 5 años, pero los médicos de la sanidad pública y privada, cuando les dices que eres TS y llegas con lumbago, lo primero que te hacen es la prueba del VIH. Dicen que todo viene de nuestro trabajo”. Sin embargo, asegura que su dolencia no tiene nada que ver con su trabajo como TS. “Ahora sí que me hacen caso, cuando me tuve que dejar el trabajo. Ahora, que para ellos no soy puta, me han hecho la resonancia, estoy en lista de espera”.

Dicho esto, continuó explicando otras dificultades personales por el hecho de encarnar el estigma “salí del armario como TS cuando mi hijo cumplió los 18”. En su opinión, en esta sociedad “es lo mismo ser TS que mala madre, no quería que en el instituto se enterasen y enviaran un informe a la trabajadora social”. La activista aseguró que, sin embargo, con su trabajo ha conseguido beneficios económicos y una calidad de vida, que nunca conseguiría con trabajos precarios “Tengo mi propia vivienda en condiciones, mi hijo está estudiando, lleno mi nevera todas las semanas”. Y ¿cuáles son nuestras demandas? preguntó al público: “Alternativas económicamente dignas para las que quieran dejar de ejercer. Y derechos para las que queremos seguir ejerciendo”. La activista terminó cuestionando el Plan Camino (2) del Ministerio de Igualdad, anunciado como la “primer política pública estatal dirigida a todas las víctimas de trata, explotación sexual y mujeres en contextos de prostitución”. Con dicho programa, el Ministerio financia cursos para dejar la prostitución. Sin embargo, Séfora lo cuestionó “cobrar 450€ por los cursos cómo va a ser una solución para una mujer con hijos?”.

Llegó el turno de Eva, migrante húngara con 16 años en el Estado Español. Hace cuatro comenzó a trabajar como sumisa profesional. Antes de su nuevo trabajo, asegura que su situación era insostenible “madre soltera, hijo con problemas, tenía 48 kilos y 2 trabajos”. Señala que trabajaba todo el día, con una hora para comer. “Estaba de limpiadora en una oficina, tenía una hora de descanso y luego, saliendo, de pinche de cocina, hasta que se cerraba el restaurante”. Cuando enfermó, decidió dejar el trabajo de pinche. Los servicios sociales metieron a su hijo en una guardería. “Un año después decidí ser TS, para mejorar mi situación, porque los servicios sociales no te ayudan”.

Fue así como Eva se fue convirtiendo poco a poco en trabajadora sexual sumisa “Es increíble lo bien que me sienta cuando me castigan. 58 castigos la última sesión, con la vara. Entiendo la humillación, como algo benéfico y lo que quiero, es quitar el estigma a sumisa. Yo soy sadomasoquista”. Según Eva, hace 30 años estaba prohibido decir que eras lesbiana “Ahora está prohibido decir que eres sumisa. No saben cómo me han criticado, que cómo me atrevo a denigrarme a mi misma, pero no es lo mismo violencia de género, que sumisa voluntaria” aseguró la sumisa profesional. “El 80% de los golpes están estudiados, hay cubo de hielo. Yo sé hasta dónde puedo llevar la sesión. Adoro este trabajo”.

Finalmente habló Vea, “vengo de Rusia, llevo en España 10 años, 8 de carrera como TS”. La activista ha trabajado en doce países diferentes, por ejemplo en Suecia, Noruega e Islandia, donde aplican el modelo abolicionista. “A mi me deportaron una vez de Oslo y otra vez de Estocolmo, teniendo el permiso de residencia de España, aún así me deportaron. Han puesto en el informe que yo no tengo motivos suficientes para visitar el país. Que yo me gano la vida mediante una vía no honesta”. A raíz de estas deportaciones se hizo activista.

La trabajadora, asegura que en lugar de encontrar protección, fue víctima de persecución. “Pensé que me ofrecerían cursos, permiso de residencia, pero nada, lo que había era persecución por parte de la policía, por lo que teníamos que movernos de un hotel a otro, o de un sitio a otro, muy frecuentemente. Aún así se ganaba bien”. Denunció que son policías los que se hacen pasar como clientes para echarlas de los hoteles. “Ellos llaman falsamente y nos echan a la calle. En Estocolmo una vez me dejaron en la calle. Antes me llevaron a comisaría, me tomaron las huellas, como una delincuente. Nunca me han ofrecido alguna ayuda, las ayudas que tienen en esos países son para residentes y nacionales. Y como somos todas no residentes, no hay ayudas” sentenció Vea, además aseguró estar “en una lista negra de hoteles. Me echaron del Radisson Oslo y la red no me acepta”. Ante este panorama, la activista y trabajadora sexual aseguró que en los países nórdicos “las condiciones de trabajo han empeorado”.

Tras la palabra de las ponentes, se abrió el conversatorio. El público universitario quiso saber más y se hicieron preguntas y comentarios de todo tipo, desde protección en el momento de ejercer, hasta demandas a nivel político, principalmente en el ámbito laboral Linda cerró el evento dando las gracias por la asistencia y recordando “que las putas siempre han sido feministas y que seguirán luchando por sus derechos laborales y en contra del estigma”.

Notas:

(1) Asociación para la Prevención, Reinserción y Atención a la Mujer Prostituida – Wikipedia, la enciclopedia libre

(2) NdeP_PlanCamino_200922.pdf (igualdad.gob.es)

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de las autoras mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.