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Tres días en Palestina

Fuentes: L’Humanité

Traducido para Rebelión por Caty R.

 El cineasta ha pasado unos días en Jerusalén, Tel Aviv, Ramala…, acompañando a un centenar de cargos de izquierda de toda Francia. Éste es su diario de viaje.

Jerusalén, Shufat, Ramala… A mediados de abril, Robert Guédiguian acompañó a una delegación de cargos comunistas y personalidades invitadas por la Asociación de hermanamiento entre campos de refugiados palestinos y ciudades francesas. Pasado el Festival de Cannes, en mayo, donde Guédiguian presentó la película «l’Armée du crime«, un homenaje contemporáneo al grupo Manouchian, de «l’Affiche rouge», el cineasta tomó la pluma para escribir su diario de viaje, que envió a l’Humanité.

Montreuil. Asistían al viaje un centenar de cargos locales de izquierdas de toda Francia -grandes ciudades, pueblos pequeños, barrios de París…- Me propusieron acompañarlos… pagándome mis gastos. Acepté porque el ataque israelí a Gaza me parece totalmente injusto… y además he trabajado durante un año sobre la resistencia extranjera en Francia, «l’Affiche rouge»… El Yiddishland rojo…

Aeropuerto Charles de Gaulle. Me presentaron a una joven participante de Marsella. Risueña, con un acento terrible, me contó que ha visto todas mis películas. Y con razón, hace treinta y cinco años que milito con sus padres. Me explicó que habían recogido veinticinco toneladas de mercancías diversas para los niños de Gaza… Los trabajadores del puerto cargaron un contenedor en dirección a Alejandría, después a Rafah… Curiosa impresión de volver mucho tiempo atrás… A la época de la película de Paul Carpita «Le Rendez-vous des quais», donde la solidaridad internacional formaba parte de la vida cotidiana… ¡El internacionalismo proletario!

En la sala de embarque me crucé con el director del Festival de Avignon y el célebre autor y actor Wadji Mouawad… Sé que es de origen libanés y me preocupaba su llegada a Tel Aviv… No hay problema, me dijo, la embajada francesa se ocupa.

Aeropuerto Ben Gurion. Pasamos fácilmente, excepto seis personas de origen magrebí y… Wadji Mouawad quien, enmarcado por dos policías, me dirigió una sonrisa triste y resignada… Esto aún va a durar mucho tiempo para él. Todavía estaríamos allí cuatro horas. Para nada. Los controles terminaron, pongamos, en una hora… Las otras tres horas, para mantener el miedo.

Jerusalén Este. La puerta de Damasco… Amanecía… Ese sentimiento de los orígenes, del principio de todo… El viejo árabe que nos acogió en el hotel con sus costumbres ancestrales, parecía escapado de un libro de imágenes… Seguramente está allí desde la noche de los tiempos… Por fin nos acostamos. Resonaba la primera llamada del muecín.

Silwan. Dejamos a la derecha la Cúpula de la Roca y a la izquierda el Monte de los Olivos, y ahí, bajo las murallas, está el barrio palestino de Silwan. En 1967 tenía 65.000 habitantes… Actualmente 300.000. Están amontonados como pueden, porque no les conceden ningún permiso de construcción. Casas primitivas, anárquicas, de cualquier manera… 88 habitantes han recibido una orden de expulsión porque… no tienen títulos de propiedad. Debajo, incrustado en la colina, hay un pequeño edificio en el que ondea la bandera israelí. Ésta es la forma legal que toma la colonización aquí. Al lado de una casa destruida, una tienda de campaña en la que sobrevive una familia que no quiere marcharse. Los ataques de las excavadoras no consiguieron destruir la estructura, de la que quedan restos que cuelgan de los pedazos de hormigón… Como si hubiera caído una bomba sobre la casa.

Campo de Shufat. Cisjordania, miserable… Calor y polvo… Semejante a todos los países pobres del sur… Detritus… Cítricos en el suelo para vender… Casas en construcción que no se terminan nunca, tierras baldías… Y un alto muro de hormigón adornado con alambre de espino… El famoso muro no es medianero. Está construido sobre territorio palestino y aleja un poco más la línea verde de 1967. Pasamos un puesto de control para volver a Jerusalén. Nos cruzamos con los niños que volvían de la escuela. Los controles cotidianos no les impiden ser como todos los niños del mundo. Se ríen, corren, gritan, son felices. El palestino que nos acompañaba increpó al militar israelí que le había tuteado… No soporta que se maltrate a todas estas personalidades francesas que son sus huéspedes… La discusión subía de tono… Los separamos. El joven soldado imberbe frente al palestino mayor me hizo pensar en un hijo frente a su padre… Nos acercamos a la obra del tranvía que está construyendo la empresa francesa Alstom. El tranvía cruza las tierras palestinas (todavía un poco más de tierra anexada) para conectar las colonias israelíes entre sí… No está previsto que pare en Palestina.

En la ciudad vieja de Jerusalén, siempre los policías y militares que, sin ninguna razón, prohíben girar a la izquierda, después a la derecha… Otra vez el temor… Mantener el miedo… Sobre todo mantenerlo…

El Santo Sepulcro, el Muro de las Lamentaciones, la Cúpula de la Roca, todas esas personas encorvadas, arrodilladas… ¿Piensan en sus semejanzas? ¿En su situación social?

La falta de cultura religiosa de los cargos comunistas me hizo sonreír… me convertí en su guía.

Entrevista con los padres de Salah Hamouri. Su hijo, estudiante y militante del FPLP, está detenido por pasear cerca de la residencia de un jefe religioso. Me contaron que está en la cárcel desde hace cuatro años, tres de ellos sin juicio, y después le han condenado a siete años. La «democracia» israelí dispone de un procedimiento administrativo de encarcelamiento: hay 11.000 presos políticos palestinos.

Fadwa Khader, del Partido Popular Palestino, está triste porque las relaciones entre progresistas, pacifistas israelíes y palestinos se han desvanecido desde el ataque a Gaza. «Si el muro respetase las fronteras de 1967, yo lo construiría con ellos», nos dijo. Un joven cargo de Septèmes (cerca de Marsella) me palmeó la espalda para saludarme… Me volví y contemplé a un grupo de jóvenes cargos, árabes, franceses y comunistas… Eso me complació.

Tel Aviv, sección del Partido Comunista israelí. Entrevista con Dov Khenin, diputado comunista en la Knesset. Dos pinturas con los retratos Lenin y Marx adornan las pareces de la sala de reuniones. Tuve la impresión de estar en un decorado, una reconstrucción histórica. Dov también citó a Rosa Luxemburgo y Antonio Gramsci… Sigo pensando que son buenos autores. La coalición que dirige Dov obtuvo el 35% de los votos en las elecciones municipales, contra el Likud, los laboristas, el Kadima, los religiosos… En resumen, contra todo el mundo y contra todo el dinero del mundo. Es la campaña más cara que han llevado a cabo todos esos partidos. Y sin embargo el Hadash, esta nueva coalición dirigida por Dov, sólo ha tenido pancartas en los balcones de los militantes… 2.800 balcones como cartelera. La elección se disputó sobre la cuestión palestina, porque Dov fue el abogado de los «refuznik» (soldados objetores israelíes, N. de T.) y por eso lo arrastraron por el lodo. Su posición está clara sobre dos pueblos/dos Estados… El 75% de su 35% de votantes son jóvenes menores de 35 años… Aunque Tel Aviv es una ciudad muy especial en Israel, un poco como una isla… Una esperanza, a pesar de todo…

Bajo las murallas de Jerusalén. Ante un olivo, Hagit Ofran nos contó el actual declive de la paz. ¡Cómo no pensar en todos los predicadores, en todos los hombres de buena voluntad!

Entrevista con Hind Khoury. Es hermosa como esas mujeres que cuando sonríen vuelven a ser las niñas que fueron. Se siente desesperada por la dislocación de las relaciones que hacen que un pueblo sea un pueblo, las relaciones pequeñas, íntimas; habló de la desaparición de los cumpleaños, bodas, ritos familiares… De todas las fiestas… De la extrema dificultad para estar juntos debido a los impedimentos de todo tipo que disuelven a este pueblo, le convierten en partículas aisladas, le dispersan.

Tumba de Arafat. Pensé en la desesperación de Arafat asediado, rodeado por los tanques israelíes al final de su vida, caminando cien pasos en su despacho como único ejercicio diario. La señora Barghouti vino a hablarnos de su marido y los otros cuarenta y cinco parlamentarios encarcelados. «¡Ay de país que necesita héroes!» (Bertolt Brecht, N. de T.)

Bir Zeit. Las opciones de los universitarios… Salen con banderas de todas las tendencias, estudiantes en tejanos, con cabellos largos o barbudos, muchachas muy veladas o muy maquilladas… Gran diversidad. Muy próximo, el antiguo pueblo de Bir Zeit se reconoce desde lejos por la torre de su iglesia cristiana.

Ramala. Fiesta en la casa de la cultura… La acogida fue tan impresionante como pobre es el lugar. Modestos trajes de danza, sillas de plástico, sonido deplorable… En un bar, la señora Rameh parece decirnos que mientras Israel no llegue a la madurez, la causa palestina no podrá avanzar. La ayuda internacional es una trampa, porque impide el desarrollo más que favorecerlo. Genera corrupción y mendicidad.

Puesto de control de Ramala. Vimos hombres de azul y muchachas uniformadas. Los hombres de azul: es el comienzo de la privatización de la vigilancia en los puntos de paso. Son más de seiscientos. Este jugoso negocio se ha concedido a una de las grandes fortunas de Israel. La muchacha en uniforme no sonreía. Nos hizo bajar del bus y quería revisar nuestros equipajes. Pasamos por un corredor con una rejilla sobre nuestras cabezas, uno por uno, como las fieras a la jaula; las puertas giran como las de los grandes hoteles. Pero aquí son muy estrechas, demasiado estrechas para las personas corpulentas, las maletas grandes no pasan. Examinaron nuestros equipajes y también nuestros papeles. El control había terminado. ¡No!, continuaba, todavía había que cruzar dos puertas sin ninguna razón aparente… ¿Para rebajarnos? ¿Para humillarnos? No lo sé… Lo que sé es que mi chaqueta y mis pantalones estaban repugnantes, impregnados del polvo pegajoso de todas las barreras con las que me había rozado. Es demencial.

Me dije entonces que si no hubiera ningún control, ninguna barrera, ninguna espera interminable bajo el calor tórrido o bajo una lluvia torrencial para llegar al trabajo o a la universidad… habría menos atentados, menos kamikazes… Habría, pero habría menos… Es una cadena de fabricación de locos, no de terroristas, de locos.

Visita a los alrededores de Jerusalén. Pasamos sobre los nuevos y flamantes puentes israelíes que van por encima de los caminos de tierra palestinos. Las infraestructuras modernas conectan las colonias entre sí… El muro que las rodea por todas partes para protegerlas, se incluye de facto en Israel; aquí también, como siempre, la anexión encubierta. Entre las colonias siempre se colocan una gasolinera y una zona industrial. Como en las películas del Oeste el punto del agua para las locomotoras, la gasolinera es necesaria para la conquista del Este hacia el Jordán…

En resumen, del mar al Jordán, una continuidad espacial de Israel que reduce las tierras palestinas a más o menos el 14% de la Palestina histórica. Dos países, pero uno debajo del otro, dicen los humoristas; otros hablan de «gruyere», a propósito de Cisjordania. Las negociaciones de paz cubren las apariencias para que pase el tiempo: el tiempo necesario para la conquista del Este. De Ben Gurion a Sharon la estrategia no ha cambiado un ápice… No habrían podido soñar nada mejor que el terrible ataque de Israel de 1967 que desde entonces proporcionó la excusa, la ocasión, el pretexto inesperado para continuar. Los palestinos nunca han tenido el apoyo de los demás países árabes. Actualmente, el aliado objetivo de Israel es Irán, a través de sus declaraciones negacionistas y antiisraelíes… Los campamentos palestinos en los países árabes son guetos…

La idea de una gran Palestina donde vivirían en paz judíos, árabes y otras comunidades, es un sueño que sólo se podría materializar después de una larga etapa en la que existieran dos Estados sobre las bases dictadas en 1967 por la ONU. En la actualidad, el hecho nacional palestino es tan irreversible como el hecho nacional israelí. La existencia de Palestina debería recibir el reconocimiento y las garantías de la comunidad internacional por unanimidad y de esa forma, además, liberaría a Israel de su miedo. Después, más tarde, los imperios, las naciones, las regiones, el mundo, quizás regresará a las formas internacionalistas, comprenderá por fin que nuestras identidades particulares están por construir tanto como por afirmar y que no existe ninguna nación étnica. En el sentido estricto, sólo existen las naciones democráticas y, por lo tanto, inevitablemente multiétnicas. El Occidente imperialista ha creado y continúa creando las identidades para servirse de ellas. Al diablo la historia, al diablo el derecho de suelo y el derecho de sangre… No puedo creer que el pueblo israelí acepte que su existencia deba hacer que desaparezca el pueblo palestino. Y también sé que un pueblo que oprime a otro forja sus propias cadenas.

En el autocar, en dirección al aeropuerto Ben Gurion, seguía pensando que es insoportable ver a pobres gentes que se matan por intereses que no son los suyos, pobres gentes instrumentalizadas por las «élites» alejadas de la vida misma. Pensé también en todos estos cargos que, en sus comunidades, van a ser los portavoces del pueblo palestino para que no desaparezca y del pueblo israelí para que ya no tenga miedo.

Me digo que aunque no nos falte el comunismo (que lo dudo), tenemos mucha falta de comunistas.

Texto original en francés: http://www.humanite.fr/Trois-jours-en-Palestine-par-Robert-Guediguian