Un fragmento de tres párrafos de un libro aún no publicado causó revuelo en la capital estadunidense pues revela que el presidente George W. Bush y sus más cercanos colaboradores estuvieron «involucrados» en dar información falsa a la prensa respecto de la supuesta «filtración» a los medios de la identidad de la agente de la […]
Un fragmento de tres párrafos de un libro aún no publicado causó revuelo en la capital estadunidense pues revela que el presidente George W. Bush y sus más cercanos colaboradores estuvieron «involucrados» en dar información falsa a la prensa respecto de la supuesta «filtración» a los medios de la identidad de la agente de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), Valerie Plame. El ex secretario de prensa de la Casa Blanca Scott McClellan afirma en un libro, que será publicado pronto, que fue engañado por Bush y otros funcionarios para desinformar sobre el caso.
McClellan dijo que exoneró públicamente a los ex asesores de la Casa Blanca Karl Rove y Lewis Scooter Libby porque Bush le pidió que le ayudara a restaurar su credibilidad después del fracaso en la búsqueda de armas de destrucción masiva en Irak, que fue el argumento que esgrimió Washington para invadir al país árabe en marzo de 2003.
«Sin saberlo pasé información falsa. Y cinco de los más altos cargos del gobierno estuvieron involucrados en ello: Rove, Libby, el vicepresidente, el jefe de gabinete y el propio presidente», dijo McClellan en un extracto dado a conocer el martes.
McClellan, un asesor de Bush que fue secretario de prensa entre 2003 y 2006, no estuvo disponible para hacer comentarios.
Su libro What happened: Inside the Bush White House and what’s wrong with Washington (Lo que sucedió: Dentro de la Casa Blanca de Bush y lo que no funciona en Washington), saldrá a la venta en abril del próximo año, pero la editorial Public Affairs ha publicado varios extractos en la web.
En su momento, como funcionario, McClellan desmintió cualquier involucramiento de los principales asesores del presidente, Karl Rowe y Lewis Scooter Libby, y del vicepresidente Dick Cheney en la revelación del nombre de Plame.
«El hombre más poderoso del mundo me pidió que hablara en su nombre y recuperara la credibilidad que había perdido después que no se descubrió ningún arma de destrucción masiva en Irak», escribe McClellan en un pasaje de su libro difundido en el sitio de internet de su editor, Public Affairs.
«Me encontré entonces en la sala de prensa de la Casa Blanca bajo la luz de las cámaras durante cerca de dos semanas disculpando públicamente a dos de los principales asesores de la Casa Blanca: Karl Rove y Scooter Libby».
«Había un problema. (Todo eso) no era verdad», escribe el ex vocero en su libro.
«Sin saberlo propagué informaciones falsas. Y cinco de los más altos funcionarios de la administración estaban involucrados en esa acción: Rove, Libby, el vicepresidente (Dick Cheney), el director de gabinete del presidente (Andrew Card en aquella época) y el propio presidente», agrega.
El vocero de la Casa Blanca, Tony Fratto, recalcó la postura oficial al negar que Bush haya mentido a McClellan: «El presidente jamás suministró informaciones inexactas a sus voceros para confundir a los periodistas», dijo Fratto.
La investigación penal sobre quién filtró la identidad de la ex agente de la CIA Valerie Plame alcanzó las filas más altas de la Casa Blanca y acabó en la condena de Libby por perjurio y obstrucción de la justicia el pasado mes de marzo.
Libby, ex jefe de gabinete del vicepresidente Dick Cheney, fue condenado a dos años y medio de prisión, una condena que le fue conmutada por Bush en julio.
El secreto de la identidad de Plame fue revelado después de que su esposo, el ex embajador en África, Joseph Wilson, acusó al gobierno de Bush de manipular la información sobre las armas de exterminio en Irak en su argumentación en favor de la guerra. La revelación de la identidad de su esposa fue considerada una venganza de la Casa Blanca por las denuncias de Wilson.
En 2003 Wilson cuestionó una de las principales justificaciones del gobierno para declarar la guerra a Irak en marzo de 2003: que el entonces presidente iraquí Saddam Hussein intentó dotarse de uranio en Níger para producir armas atómicas, cosa que Wilson investigó y denunció como una mentira.
La opinión pública supo algunos días después, también por la prensa, que Wilson era el marido de Valerie Plame, agente de la CIA, lo que sugería que pudo investigar el tema para la propia CIA en 2002 gracias a sus relaciones personales.
La sospecha de que la fuga informativa pudo ser organizada por la Casa Blanca provocó un escándalo en momentos en que se multiplicaban las dudas sobre el argumento empleado por el gobierno para declarar la guerra a Irak.
Nadie fue acusado de revelar la identidad de la agente de la CIA, lo que según las leyes estadunidenses, constituye un delito federal. Rove, antiguo asesor político del presidente, fue investigado pero no acusado.