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Un recorrido por algunas canalladas que el PP ha venido diciendo sobre los inmigrantes

Un Partido Popular profundamente xenófobo

Fuentes: Rebelión

      Es cierto que la actuación que el Gobierno del Partido Popular viene llevando a cabo en materia de inmigración y de una manera particular sobre Ceuta y Melilla tiene mucho de oportunista, intentando por un lado generar una alarma social deliberada difundiendo mensajes y datos equívocos, al tiempo que se proponen centrar […]


 

 

 

Es cierto que la actuación que el Gobierno del Partido Popular viene llevando a cabo en materia de inmigración y de una manera particular sobre Ceuta y Melilla tiene mucho de oportunista, intentando por un lado generar una alarma social deliberada difundiendo mensajes y datos equívocos, al tiempo que se proponen centrar la atención mediática y social sobre fenómenos que puedan galvanizar a la opinión pública desviando con ello la atención sobre otros problemas reales que azotan a la ciudadanía, derivados con el deterioro de la situación económica y social junto a su progresivo empobrecimiento. Lo hemos explicado con detalle, al analizar «Las verdaderas razones del Partido Popular tras la muerte de los inmigrantes en Ceuta».

 

Sin embargo, desde que el PP existe como partido, sus máximos dirigentes, a todos los niveles y en todas sus administraciones y territorios, han convertido la inmigración y a los inmigrantes en el centro de odios y rechazos tan profundos como injustificados. Y ello lo han hecho al margen de todo lógica y del más mínimo respeto, construyendo sobre todas estas personas un imaginario de odios, culpas y acusaciones que en nada ha ayudado a la adecuada comprensión de un fenómeno que si algo necesita es sosiego en los análisis y rigor en sus valoraciones.

Ahora bien, la gravedad de muchas de estas acusaciones calumniosas contra los inmigrantes que el PP ha venido alimentando y difundiendo, incluso contra toda lógica y razón, de espaldas a la tolerancia y acogida que la sociedad española ha demostrado, su persistencia en el tiempo, así como el deliberado intento por alimentar alarma social y sentimientos de rechazo hacia ellos, evidencia que la actuación que ha protagonizado a raíz de la muerte de quince inmigrantes en aguas de Ceuta asediados por fuerzas de la Guardia Civil, las barbaridades y canalladas repetidas un día tras otro, son un episodio más en la larga historia de infamias y ruindades del PP contra la inmigración cuto nombre es xenofobia. Sí, xenofobia con todas las letras, porque el PP y sus dirigentes han demostrado que son un partido xenófobo sin matices, que alimentan odio y rechazo hacia los inmigrantes, construyendo un discurso político de extrema derecha que apela a los sentimientos de rechazo hacia los extranjeros pobres, sin reparar en falsedades y acusaciones disparatadas.

Todo ello pueden parecer afirmaciones exageradas o carentes de fundamento. Sin embargo, nada mejor como repasar y recoger los muchos testimonios de destacados responsables del PP que están reflejados en los medios de comunicación, dejando así que sean estos mismos dirigentes políticos quienes hablen y expresen sus ideas más profundas. No se podrá decir, de esta forma, que se desvirtúe ninguna opinión meridiana, por contundente que ésta sea.

Hagamos, por tanto, un trabajo de análisis en las hemerotecas para recoger la trayectoria de dirigentes del Partido Popular en materia de inmigración. Que sean sus propias palabras las que hablen.

Un recorrido por algunas canalladas dichas por el PP

Posiblemente, uno de los argumentos más repetidos en el Partido Popular viene siendo que la inmigración y los propios inmigrantes son un problema, un gigantesco problema que incluso está poniendo en peligro nuestra convivencia. Así lo señaló repetidamente Mayor Oreja, siendo ministro del Interior: «La inmigración será el principal problema de convivencia» (El País, 17 de mayo de 2000). Este argumento ha sido repetido en tromba una y otra vez por los máximos dirigentes del PP, incluso en momentos en los que no existían particulares inquietudes entre la población, tanto desde el Gobierno, como desde la oposición. Así lo afirmó años después el exministro, Ángel Acebes desde la oposición, al señalar que «la inmigración será un problema irresoluble con este Gobierno (del PSOE)» (El País, 9 de noviembre de 2004). Así lo repetía también Mariano Rajoy cuando estaba en la oposición, en plena campaña electoral del año 2008: «La inmigración es un problema real» (El País, 10 de febrero de 2008).

No es de extrañar así que algunos dirigentes del PP hayan llegado a afirmar con contundencia que los inmigrantes son los culpables de los problemas en todos los servicios públicos, como afirmó el portavoz del PP en el ayuntamiento de Alicante, Pedro Romero, al acusarles de «todos los fallos en los servicios públicos» (Información, 1 de febrero de 2005).

Claro que si tenemos en cuenta la insistencia histórica del PP en asociar inmigrantes e inmigración con la delincuencia, no es de extrañar que luego tengan la culpa de todo. Y es que esta relación ha sido sistemática y continuada. Lo dijeron, entre otros muchos, Eduardo Zaplana en febrero de 2002, José María Aznar en abril del mismo año, el propio Delegado del Gobierno para la inmigración que es quien debería velar por los inmigrantes, en mayo del mismo año, y hasta el propio Mariano Rajoy, cuando era Ministro del Interior en febrero de ese año. Es evidente que la coincidencia en fechas evidenciaba una campaña deliberada por trasladar esa imagen a la sociedad.

Incluso ha habido dirigentes políticos del PP que han llegado a anticipar que muchos inmigrantes acabarían siendo delincuentes, se entiende lógicamente que los que todavía no lo fueran, como hizo el entonces alcalde de Alicante, Luis Díaz-Alperi, en el Pleno Municipal de la Ciudad, «Con la crisis de la construcción, muchos inmigrantes tendrán que delinquir» (Información, 14 de febrero de 2008). Paradojas de la vida, sin embargo, la delincuencia en Alicante ha descendido con la crisis, mientras que Díaz-Alperi está procesado por tres delitos fiscales y cohecho, pidiendo la fiscalía para él casi diez años de cárcel y 1,4 millones de responsabilidad civil. Todo ello no es un hecho aislado, ya que el portavoz del Partido Popular en Callosa d’En Sarriá llego a avisar a la población de que los inmigrantes «pueden empezar a violar a niñas» (Información, 10 de enero de 2004), de la misma forma que el entonces alcalde de Almoradí presiona a inmobiliarias para que no vendieran pisos a inmigrantes o gitanos en el municipio (El País, 25 de febrero de 2003).

Es así que el Partido Popular ha venido siempre proponiendo medidas expeditivas contra los inmigrantes, como hizo el PP de Fuerteventura, al pedir «la intervención de la Armada para impedir la llegada de pateras» a las Canarias, (Información, 25 de octubre de 2002). No es de extrañar que así las cosas, los centros para mujeres maltratadas de la Comunidad Valenciana tuvieran como norma «avisar a la policía de cada extranjera sin papeles que acogían» para que las expulsaran (El País, 4 de octubre de 2002). Pero es que mucho más recientemente, la dirigente del PP en Cataluña, Alicia Sánchez-Camacho, llegó a proponer en plena campaña electoral «la repatriación de los inmigrantes si quedan tiempo en el paro», (El País, 11 de noviembre de 2010), algo que en estos momentos supondría la repatriación de cerca de unas 500.000 personas.

Pero siendo llamativa esta propuesta, no lo es menos la alarma que hizo Mariano Rajoy por el hecho de que los inmigrantes cobraran el paro, «Rajoy critica que 180.000 inmigrantes cobran el paro» (El País, 16 de septiembre de 2008), cuando es evidente que si lo perciben se debe a que han acumulado cotizaciones y pagos con anterioridad y es, por tanto, un derecho incuestionable. Pero es que Rajoy incluso llegó a culpar a los inmigrantes del incremento en el gasto sanitario, (El Correo, 19 de septiembre de 2008), en contra de todos los informes, estudios e investigaciones que se han venido publicando en España en los últimos años. Claro que si estos inmigrantes son católicos, posiblemente sí que puedan tener algún derecho, ya que como afirmó el entonces Delegado del Gobierno para la Inmigración, Enrique Fernández-Miranda, «Ser católico facilita la integración del extranjero». (Información, 13 de marzo de 2001).

Ninguno de estos dirigentes políticos del PP se ha disculpado nunca por estas barbaridades, ni ha sido desautorizado por su partido. Muy al contrario, muchos de ellos ejercen las máximas responsabilidades políticas o fueron promocionados posteriormente.

Por tanto, lo que estamos contemplando estos días en relación a la inmigración por este Gobierno del PP es una pieza más en un proceso político que pasa por construir sobre los inmigrantes una imagen de rechazo y desprecio social sobre la base de acusarles de todo tipo de delitos, maldades y peligros. La inmigración para el PP no es más que un gigantesco problema que amenaza nuestra convivencia y ante la que todo está permitido para evitar así, males mayores. ¿Cómo les va a escandalizar, por tanto, la muerte de 15 inmigrantes, sus penalidades o incluso la situación por la que estas personas deciden emigrar? No es posible, porque para el PP los inmigrantes son «no personas», una figura cercana a la de los animales, aunque con estos muchos de los dirigentes del PP seguro que tienen un trato más afectivo de la que tienen con los inmigrantes.

Carlos Gómez Gil (Twitter: @carlosgomezgil) es Sociólogo. Puedes leer otros textos suyos en su Blog Palabras Gruesas)

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.