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Un tsunami de mierda

Fuentes: Rebelión

La primera vez que vi caer mierda del cielo estaba en un pequeño pueblecito rural cercano a Bethlehem, en Palestina. Ibrahim se empeñaba en enseñarnos los nombres en árabe de las verduras en un huerto cercano. Alguien le preguntó sobre la colonia inmediata a la villa. En un tiempo a aquellos campos les lamaban Valle […]

La primera vez que vi caer mierda del cielo estaba en un pequeño pueblecito rural cercano a Bethlehem, en Palestina. Ibrahim se empeñaba en enseñarnos los nombres en árabe de las verduras en un huerto cercano. Alguien le preguntó sobre la colonia inmediata a la villa. En un tiempo a aquellos campos les lamaban Valle Verde, hoy, en cambio, allí no se puede cultivar nada -nos explicó mostrándonos el gigante de cemento-, cuando construyeron la colonia desviaron los cursos de los regatos y nos cortaron las fuentes de agua. Además mirad eso -continuó señalando un gran tubo que sobresalia de la ladera-, por ahí nos arrojan sus aguas fecales a las huertas.

En toda Palestina tienen graves problemas con la gestión tanto de las aguas como de las aguas fecales, pero esta situación a llegado a ser si cabe más insoportable en Gaza. Alli no hay rio alguno y la única via que el millón y medio de habitantes de la franja tiene para abastecerse de agua son 137 pozos subterraneos y la escasa lluvia. El litro de agua purificada de cisterna cuesta 50 shekel -cifra inalcanzable para la empobrecida población gaciana-. En consecuencia, las amebas y las enfermedades intestinales están muy extendidas, especialmente entre los niños.

Pero lo que ha encendido todas las alarmas es la gestión de las aguas fecales. Se nos avecina un tsunami de mierda! -advertía Bashar Ashur, ingeniero de la Agencia Municipal de Aguas de Gaza al diario el País-. A falta de posibilidades de gestionar la inmundicia, la acumulan en dos grandes estanques o la arrojan directamente al mar. El pasado marzo, uno de esos contenedores, el de Beit Laihya, se revasó y cinco vecinos murieron ahogados en heces.

Hace 60 años un auténtico tsunami de mierda asoló las tierras palestinas. Desde entonces ha estado lloviendo sobre mojado, no agua, sino mierda, ante el silencio cómplice de la comunidad internacional, y la bazofia ya nos llega al cuello.