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Una donación a la campaña de Kerry/Edwards: Diez propuestas para derrotar a Bush

Fuentes: CounterPunch

Traducido para Rebelión por Felisa Sastre

La campaña de Kerry/Edwards no consigue distinguirse lo suficiente de la que llevan a cabo Bush/Cheney porque no ofrece soluciones a las necesidades diarias del pueblo estadounidense, ni presenta una alternativa real en política exterior a la doctrina de la guerra preventiva de Bush ni combate con seriedad la relación de fracasos de Bush.

1. Los fracasos presidenciales de George W. Bush muestran que es un conservador implacable.

Tanto en el interior del país como en el resto del mundo, el presidente Bush ha fracasado. Sus logros económicos, no son sino el déficit, la pérdida de puestos de trabajo y la creación de empleos de bajo salario. Ha fracasado en elaborar un presupuesto que ponga las necesidades de la gente por encima de la codicia de las grandes empresas y nos ha hecho menos seguros en el interior, ha convertido a nuestros aliados en adversarios y nos ha metido en una ciénaga ilegal por la que debería ser procesado. El récord de estos cuatro años de Bush ha puesto de manifiesto que su retórica del 2000 no era coherente con lo que nos ha deparado su presidencia: mayor pobreza, salarios más bajos, más gente sin servicios de salud, menor protección contra la contaminación, la enfermedad y el riesgo de la pérdida de trabajo; y muchas más víctimas civiles y militares.

2. Bush no dice la verdad sobre las víctimas en Irak, sobre la probable reimplantación del servicio militar obligatorio o sobre cómo afrontar el desafío por la paz entre Israel y Palestina.

Coherente con las mentiras y engaños que nos llevaron a la guerra, y atrapada en su cenagal, la Administración Bush quita importancia a las víctimas en Irak al no informar acerca de los miles de soldados heridos y enfermos fuera de combate. También está ocultando a los estadounidenses la probable reinstauración del servicio militar obligatorio, porque ¿de dónde van a salir las tropas para la escalada bélica en Irak si ya el 40% de las que están allí proceden de la Guardia Nacional y de la Reserva?

Es preciso elaborar un plan definitivo de paz para Israel y Palestina, que sustituya a la financiación y apoyo de la Administración Bush. El setenta por ciento de los estadounidenses de religión judía quieren la paz entre Israel y Palestina por medio una solución pacífica, que establezca dos estados, es decir, una solución definitiva. Lo que no es necesario es la aceptación de la política del Gobierno militarista de Ariel Sharon. Busque la paz en Oriente Próximo apoyando las palabras del comprometido y extenso movimiento pacifista israelí que incluye, entre otros, a antiguos oficiales del ejército, rabinos, funcionarios de los gobiernos local y nacional, juristas, y académicos, con sus colegas palestinos y estadounidenses.

3. Proteger el medioambiente y afrontar el cambio climático global.

Ha llegado el momento de afrontar la crisis medioambiental en la que nos encontramos. La epidemia silenciosa de violencia contra el medioambiente continúa. Entre las emergencias medioambientales se encuentran los 65.000 estadounidenses que mueren cada año por la contaminación atmosférica, los 58.000 que fallecen por la exposición tóxica en sus trabajos, y el cruel racismo medioambiental que permite que los pobres y sus hijos, con frecuencia asmáticos, vivan en lugares contaminados cercanos a zonas de gran toxicidad. La evidencia del calentamiento global se está manifestando en Alaska, en los Andes y en la Antártida por lo que ha llegado el momento de romper con nuestra dependencia de los carburantes fósiles cuyo uso constituye una amenaza permanente para el medio ambiente en el mundo. Pero no se trata sólo de una amenaza ecológica sino que es asimismo una tremenda amenaza económica a la que se enfrenta la humanidad entera. El calentamiento global ha hecho saltar las alarmas de las compañías de seguros, propaga las enfermedades tropicales, causa enormes desequilibrios ecológicos; es causa asimismo del aumento grave, impredecible de las temperaturas que repercutirá en la agricultura, en el comercio y en los ciudadanos de Estados Unidos y del resto del mundo.

4. Poner coto a los delitos empresariales, a la protección de las grandes empresas y terminar con el control que ejercen sobre el Gobierno.

Ha llegado también el momento de poner fin a los programas de subvenciones a las grandes empresas, tan costosos para los contribuyentes; de perseguir los delitos empresariales, el fraude y el abuso; de transferir la responsabilidad a los accionistas, que son los verdaderos propietarios. Además, debemos comprometernos a que representantes de las grandes empresas no sean nombrados para desempeñar puestos en las instituciones que regulan a sus empresas.

5. Desarrollar una Ley Constitucional del Trabajo, que amplíe los derechos de los trabajadores y que garantice un salario vital y un servicio de salud para TODOS NOSOTROS.

La renta salarial de los trabajadores en relación con el PIB ha venido disminuyendo hasta llegar a los porcentajes más bajos desde 1929, fecha en la que se empezaron a recoger datos. Es el momento de cambiar la tendencia y dar a nuestros trabajadores- que constituyen la columna vertebral de la economía estadounidense- lo que se merecen. Los trabajadores necesitan un salario vital para ellos y sus familias- no un salario mínimo- que compense la pérdida de poder adquisitivo de las familias medias, los recortes de servicios médicos y de pensiones para las personas en activo y para los pensionistas y el acceso al servicio de salud,. Es necesario quitar los obstáculos para la organización de los sindicatos, entre otros la Ley Taft-Hartley que debe ser derogada. Estados Unidos deberá denunciar los tratados sobre libre comercio que lesionan los derechos de los trabajadores y atentan contra la protección del medio ambiente y los derechos de los consumidores al anteponer los beneficios de las grandes empresas a la soberanía nacional. Estados Unidos debería renegociarlos para que en lugar de ir en contra del comercio justo lo favorecieran. (Para más información, véase: Workplace Fairness, www.nerinet.org

6. Acabar con la guerra contra las drogas, restaurar y ampliar las libertades civiles y los derechos constitucionales.

Las libertades civiles y las garantías judiciales han sufrido graves limitaciones bajo la excusa de la «guerra contra el terrorismo» y gracias a las nuevas tecnologías que permiten introducirse con facilidad en la vida privada de las personas. Los estadounidenses de ascendencia árabe y los musulmanes del país sufren el impacto de estas prácticas inquisitoriales arbitrarias. Es necesaria una defensa activa en pos de la recuperación de las libertades ciudadanas y la derogación de la Patriot Act; es preciso acabar con las detenciones secretas, los arrestos sin acusaciones, la privación de asistencia jurídica y la utilización de «pruebas» ocultas; con los tribunales militares para civiles; el estatuto de no-combatiente y las actuaciones hacia los «sospechosos» de delito. Las libertades civiles deben ampliarse para incluir los derechos humanos básicos en el trabajo y la verdadera igualdad de derechos con independencia del género, orientación sexual, raza o religión. Se debe poner fin a la costosa y fallida lucha contra las drogas mediante medidas de salud pública, servicios sociales y una atención personalizada a los adictos, en especial a los más jóvenes, en nuestra deshumanizada sociedad. Las leyes represivas deberían ser el último paso y no el eje de la política sobre las drogas.

 

7. Establecer un sistema fiscal justo en el que los primeros 50.000 $ de salario de los trabajadores estén exentos y los más ricos y las grandes empresas paguen lo que deban. Gravar más el capital que el trabajo; imponer impuestos a las actividades que nos perjudican en lugar de a los productos de primera necesidad.

Los impuestos están diseñados para favorecer a las grandes fortunas y corporaciones, que se benefician de paraísos fiscales, de la insuficiente normativa y de la evasión legal de impuestos. La contribución fiscal de las grandes empresas en el porcentaje de los ingresos federales ha ido disminuyendo desde hace cincuenta años y ahora se encuentra en el 7,4%, a pesar de los enormes beneficios obtenidos. El establecimiento de un mínimo impuesto (una pequeña fracción del porcentaje en las ventas) para las acciones, bonos y transacciones que se efectúen, produciría ingresos anuales de decenas de miles de millones y podría compensar algunos de los impuestos sobre las rentas del trabajo y sobre los productos de consumo esenciales. Un cambio fundamental de nuestras leyes fiscales debería comenzar con el establecimiento del principio de que los impuestos deberían aplicarse prioritariamente a aquellos actuaciones y actividades que menos nos benefician, como las industrias de productos adictivos (alcohol, tabaco), las que contaminan, la especulación bursátil, las compañías de juego y los productos de lujo.

8. Crear más empleos mediante la inversión en infraestructuras en EE.UU., invertir en los estadounidenses y retirarse de los Acuerdos sobre Libre Comercio que nos hacen perder puestos de trabajo.

Desde enero de 2001, se han perdido 2 millones de puestos de trabajo, de los cuales más del 75 % eran empleos de altos salarios, puestos de trabajo en fábricas con alta productividad. En total, el 5,6% de los estadounidenses está en paro, de los cuales el 10,5 % de los afro-estadounidenses. El desempleo entre los latinos es casi un 30% superior al existente el 20 de enero de 2001. Podríamos cambiar esta tendencia y crear millones de empleos con un comercio justo en las dos direcciones, la inversión urgente en la creación de puestos de trabajo en el ámbito local en infraestructuras públicas (mejora de las infraestructuras), aplicando nuevas políticas de energías renovables eficientes, con una financiación total de la educación, y reconduciendo los enormes gastos de la burocrática y fraudulenta atención sanitaria hacia programas de salud preventiva.

9. Anunciar una estrategia de salida de Irak con una fecha definitiva de retirada.

La única manera de reducir la escalada de violencia en Irak es anunciar que nos vamos a retirar de Irak, en ambos sentidos, militar y empresarialmente, para que la mayoría de los iraquíes sepan que volverán a ser dueños de su país. La retirada de Estados Unidos debería ir precedida por la celebración de unas elecciones supervisadas internacionalmente para reemplazar al Gobierno títere que hemos colocado. La previsión de una presencia continuada de nuestro ejército y corporaciones empresariales alimenta la resistencia e impide la instauración de la democracia y el autogobierno en Irak.

10. Hacer frente a la creciente pobreza especialmente entre los niños y exigir el fin de la explotación comercial de nuestros hijos.

La explotación comercial de la infancia parece no tener límites. Se anima a los niños a consumir productos basura y a contemplar espectáculos dañinos para su salud mental y física. Tenemos que rescatar el papel de los padres en la educación de los niños de las influencias de las empresas. Debemos combatir el aumento de la pobreza- el Departamento de Agricultura estima que 34,9 millones de estadounidenses (entre ellos 13 millones de niños) sufren carencias alimentarias o no tienen acceso a los alimentos necesarios para una vida activa y saludable. En total, los hogares con niños presentan más de dos veces el índice de carencias alimentarias del de las familias sin hijos, el 16,8 % frente al 8,1 %. El cuarenta y siete por ciento de los hogares de madres solteras sufren carencias alimenticias. Haga prioritario el acabar con la pobreza entre los estadounidenses, y teja una red de medidas bien conocidas y experimentadas, muchas de ellas puestas en marcha hace años por conservadores y economistas. Véase: Growing Empty: The hunger Epidemi in America (Crecimiento en el vacío: La Epidemia de Hambre en Estados Unidos), por Loretta Schwartz-Nobel (Harper Collins, 2004).