Traducido por Carlos Sanchis y revisado por Caty R.
¡Qué agradable es en este momento ser un representante oficial de Israel en Europa! Hace mucho tiempo que no era tan gratificante. Y no sólo por la primavera espectacular de los jardines de Luxemburgo en París, las atestadas tabernas de Atenas o los jóvenes que toman el sol desnudos en Estocolmo. Es por la fresca simpatía hacia Israel que sopla en casi todas las capitales. Todos los periódicos franceses acudieron a nuestro sexagésimo aniversario, las soldados israelíes aparecen como estrellas en las portadas de las revistas, e incluso los periódicos suecos perdieron un poco su interés por el sufrimiento de los palestinos, por quienes habían demostrado, durante años, una profunda simpatía.
La semana pasada, cuando el Centro Internacional Olof Palme de Estocolmo celebró un simposio sobre la paz en Oriente Próximo, estalló un escándalo porque los organizadores se atrevieron a invitar al profesor de estudios islámicos Azam Tamimi, un simpatizante de Hamás de Londres. Incluso en Suecia, esta simpatía por Israel, junto a una ferviente antipatía por los palestinos, los árabes y los musulmanes, incluye, por supuesto, la participación activa europea en el boicot de Gaza y Hamás, que puede alcanzar nuevas cotas esta semana. El Consejo de Ministros de Asuntos Exteriores de la Unión Europea pone mañana en la agenda la cuestión de la mejora del estatus de Israel en la UE y después, durante la semana, los ministros de los estados miembros de la UE también lo harán. Sólo un país se opone a esa revisión de las relaciones que generaría importantes ramificaciones económicas para Israel.
Pero hay grandes probabilidades de que Europa, exactamente igual que decidió boicotear a Gaza por unanimidad, acepte mejorar los vínculos de Israel con la UE. Para el Israel oficial, ésta es una noticia excelente. Quizás por primera vez, prevalece un extraño cúmulo de circunstancias: Europa, que pone en lo más alto la legislación sobre los derechos humanos y las libertades, está boicoteando al pueblo ocupado. Y por si fuera poco, actualiza y mejora sus relaciones con el ocupante. Mientras la mayoría de los israelíes perciben a Europa como una entidad hostil, por no decir antisemita, sus gobiernos se unen para apoyar a Israel casi sin importarles lo que está haciendo.
La obediencia ciega de Europa a Estados Unidos, que la llevaron a Afganistán e Iraq, combinada con la culpabilidad por el Holocausto, se manifiesta en su relación hacia nosotros. La xenofobia, y especialmente el odio a los musulmanes, al ascenso de Hamás en Gaza y la percepción europea de esa organización como parte de una peligrosa conspiración islámica cuyos miembros restantes son Al Qaeda y Hezbolá, también está encontrando actualmente una expresión en la relación con Israel.
Es verdad que los representantes de Israel siguen quejándose amargamente de hostilidad. El enviado de Israel a Londres la semana pasada lamentaba que Gran Bretaña se ha convertido en un semillero de radicales puntos de vista antiisraelíes; Israel considera que siempre vale la pena protestar. También es verdad que la opinión pública en Europa todavía tiene más simpatía por los palestinos. Pero los gobiernos europeos están volviendo la espalda a este sentimiento y están conduciendo una política increíblemente cordial hacia Israel. No hay prácticamente ningún país que no haya enviado recientemente a un funcionario a Israel; todos ellos vuelan a Sderot para hacerse una foto con un Qassam y se alejan de Gaza en tropel, a pesar de que el sufrimiento es mucho mayor allí.
No debemos permitir que este falso encanto mágico nos engañe. Estas no son buenas noticias para quienes desean el final a la ocupación israelí y todavía piensan que Europa puede y debe jugar un papel útil para lograr la paz en la región. Europa, que actualmente sigue incomprensible y ciegamente a EEUU, no sólo es una Europa que ignora los valores que proclama, sino que además es una Europa que perderá cualquier posibilidad de influir en la región. Eso no es bueno para Oriente Próximo y también es malo para Europa, en cuyo patio trasero empieza nuestro conflicto.
Israel ya tiene un mediador unilateral que le da rienda suelta para que ejecute todos los caprichos de su ocupación: los Estados Unidos de América. No necesitamos otro. El especial estatus de Europa -como principal mercado económico de Israel que mantiene también una red extensa de relaciones con el mundo árabe- se está erosionando. A cambio estamos consiguiendo un Occidente que ya no plantea exigencias a Israel, se aviene a los términos de la ocupación criminal y sólo actúa con mano dura en lo que concierne a los palestinos. Es cierto que Europa también es el mayor donante de la Autoridad Palestina, pero al hacerlo de esta forma lo que hace es subvencionar la ocupación, nada más.
Cuando el primer ministro de la Autoridad Palestina, Salam Fayyad, el querido de Israel y Estados Unidos, se atrevió a trabajar recientemente en contra de la revisión, Israel rápidamente golpeó a la AP en el bolsillo y confiscó el dinero de los impuestos que le pertenecen; un escándalo en sí mismo. Lo mismo se hará con cualquiera que intente exigir que Europa mantenga alguna medida de equilibrio.
Europa debe recobrar la consciencia esta semana. Debe condicionar la revisión de las relaciones con Israel a una serie de medidas prácticas, que el Estado judío debe asumir, según el espíritu de los valores europeos declarados. ¿Quieren una revisión? Por favor, compórtense ustedes con arreglo a las leyes internacionales; por favor, respeten los derechos humanos más elementales; por favor, levanten el asedio de Gaza. Así es como actúa la UE con los demás países que llaman a su puerta. Una revisión incondicional sería un premio para los asentamientos, una medalla para el asedio, los cierres y la inanición. ¿Ésta es la imagen que quiere dar Europa? ¿Despilfarrar regalos para el ocupante, boicotear al pueblo ocupado y convertirse en un títere de los estadounidenses?
Original en inglés: http://www.haaretz.com/hasen/spages/992688.html
Carlos Sanchis y Caty R. pertenecen a los colectivos de Rebelión, Cubadebate y Tlaxcala. Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, al traductor y la fuente.