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El actual líder, con tan sólo el 49% de los apoyos, deberá competir de nuevo en febrero por la coordinación general de la coalición

Una enmienda aprobada el día anterior, que permitía votar a los coordinadores regionales, enrarece la Asamblea de Izquierda Unida

Fuentes: Fax Press

Con gritos de «fuera, fuera» y «dimisión», Izquierda Unida puso ayer punto y final a su VIII Asamblea Extraordinaria que concluye con un claro cierre en falso y un aplazamiento, hasta febrero, de la crisis que divide en dos a la coalición. Gaspar Llamazares fue reelegido este domingo coordinador general pero deberá ratificar su cargo […]

Con gritos de «fuera, fuera» y «dimisión», Izquierda Unida puso ayer punto y final a su VIII Asamblea Extraordinaria que concluye con un claro cierre en falso y un aplazamiento, hasta febrero, de la crisis que divide en dos a la coalición. Gaspar Llamazares fue reelegido este domingo coordinador general pero deberá ratificar su cargo en la primera reunión del Consejo Político Federal, que se producirá en febrero, y en la que los «críticos» de Enrique Santiago, -que hoy retiró su candidatura-, volverán a plantar cara a la actual dirección. La retirada táctica, tras tensos y acalorados debates, estuvo provocada por la aprobación de una polémica enmienda que concedía derecho al voto a los coordinadores regionales, mayoritariamente favorables a Llamazares.

«Hemos salido mucho peor de lo que entramos». Esta frase de un veterano militante de IU, curtido en mil batallas, resume a la perfección el cierre en falso que ha supuesto la VIII Asamblea Extraordinaria celebrada por la coalición durante este fin de semana. También las cifras confirman la profunda división y las posturas irreconciliables en torno a la coalición y al PCE, partido que la sustenta. Así, la candidatura de Gaspar Llamazares, con Rosa Aguilar y el poeta Luis García Montero como número dos y tres, y con los principales líderes regionales, no logró concitar más que 414 votos, un 49,52%.

La plancha del semidesconocido Enrique Santiago alcanzó los 320, un 38,10%, y la tercera candidatura nucleada en la noche del sábado y encabezada por el alcalde de Carmona, Sebastián Martín Pozo, sumó 104 apoyos, el 12,38%. Esta votación llevó al nuevo Consejo Político Federal a 54 afines a Llamazares, 42 dirigentes de la plancha de Santiago y a 14 de la de Martín Pozo. Eran estos los 110 miembros del Consejo Político -máximo órgano entre asambleas- que, junto a otros tantos elegidos en enero por las federaciones- deben ratificar al nuevo líder de IU.

Sin embargo, una enmienda introducida anoche en el plenario por la federación de Baleares dinamitó literalmente la clausura de la Asamblea. Esta reforma de los Estatutos otorgaba a los 19 coodinadores regionales derecho al voto junto a los 110 miembros electos del Consejo. El hecho de que la mayoría de los coordinadores hubieran anunciado su apoyo a la línea oficial provocó la retirada de la candidatura de Santiago y el aplazamiento de la lucha por el poder. Algunos delegados llegaron a amenazar con recurrir la decisión ante los tribunales. Por eso, será en febrero, cuando el Consejo Político esté al completo, con 220 vocales más los 19 líderes regionales, cuando Santiago, presumiblemente apoyado por la hoy tercera lista de Martín Pozo, dispute a Llamazares la coordinación general.

Tras la votación, en la que el actual coordinador obtuvo 67 votos del Consejo, frente a 51 «noes» y 8 «blancos», la tensión se hizo patente en el plenario, donde se elevaron gritos de «fuera», «tongo» y «dimisión», disimulados por apelaciones a la «unidad»; y en el hall del Palacio de Congresos de Madrid, donde el acaloramiento en las discusiones de los delegados se hizo más que visible.

«DIRECCION COLECTIVA»

Sabedores de que la batalla por el control de la coalición sigue abierta, tanto Llamazares como Santiago hicieron una reclamación a la cohesión interna y a la unidad. «Los que nos hemos presentado en la candidatura de la mayoría hemos entendido el mensaje: en esta Asamblea se apoya una dirección colectiva y eso sucederá con toda seguridad», dijo el provisionalmente reelegido coordinador. Por su parte, Enrique Santiago restó importancia al debate sobre la polémica enmienda. «Aquí no ha habido ningún pucherazo», enfatizó.

En su breve intervención ante los 880 delegados, tras ser reelegido, Llamazares abogó por mirar al futuro y por «hacer política, porque la tenemos». Por ello, llamó a los militantes de IU a «salir a la calle» a defender una línea política de izquierdas y la «movilización contra la Constitución Europea».

«Ahora, -dijo- a apoyar y promover una alternativa de izquierdas que haga posible que hoy es la duda e indefinición del gobierno socialista tenga que mirar a la izquierda». «Salimos a la calle con unidad en la diversidad», añadió.

En esta misma línea, Santiago explicó en conferencia de prensa que el mandato de la Asamblea ha sido «cambiar los métodos» para que la nueva dirección sea «colectiva, abierta y transparente». «La crisis no queda abierta, hay un mandato claro de cambio en el modelo de dirección», insistió. Como advertencia, lanzó un aviso a Llamazares: «La dirección de IU deberá estar por encima de las distintas familias, deberá actuar «primus inter pares». Santiago reveló su intención de presentar en febrero su candidatura a la coordinación general e insinuó que podría contar con el apoyo de la candidatura de Sebastián Martín Pozo de la que elogió su «absoluta sensatez y seriedad» y sus «coincidencias».

Sin embargo, entre los delegados el pesimismo era la nota predominante. Como ejemplo, el secretario general del PCE, Francisco Frutos, verdadero «muñidor» de la alternativa a los «oficialistas» de Llamazares reconoció a los periodistas que esta VIII Asamblea «no ha servido de gran cosa». «No salimos unidos de aquí. No se puede decir en ningún caso que salimos mejor que hemos entrado, sino peor», se lamentó.

Especialemente crítico se mostró Frutos con la enmienda de la polémica para favorecer el voto de los coordinadores regionales. «Se han cometido algunas arbitrariedades que vulneran el reglamento de la asamblea que se aprobó en un primer momento y, por tanto, eso puede tener consecuencias desagradables para IU», dijo.