Traducido del inglés para Rebelión por Beatriz Morales Bastos
Foto: Rawda Odeh lleva una foto de su hijo, que ha sido liberado, pero no ha vuelto a casa con su familia, en Jerusalén, sino que ha sido deportado a Gaza, «una cárcel inmensa», dice Rawda.
Rawda Odeh* tuvo una mezcla de sentimientos cuando oyó que su hijo de 33 años, Loai Mohammad Ahmed Odeh, iba a ser liberado a consecuencia del reciente acuerdo de intercambio de presos entre Israel y Hamas.
«Esperaba que iba a poder abrazar a mi hijo cuando fuera liberado y lo he estado esperando durante diez años. Pero cuando oí que lo iban a liberar en Gaza, me sentí decepcionada. Me di cuenta de que lo iban a deportar a Gaza para siempre. Nunca volverá a casa», dijo Odeh, cuyo hijo fue detenido en 2002 y condenado a 28 años de cárcel.
Sentada en las instalaciones del Comité Internacional de la Cruz Roja en Jerusalén Oriental, donde ella y otras dos mujeres están en huelga de hambre en solidaridad con los presos palestinos que continúan en las cárceles israelíes, Odeh explicaba que no sabe si podrá viajar a Gaza o a otra parte para ver a su hijo.
«Por el momento, no sé si podré ver a mi hijo. Quizá Estados Unidos está más cerca [para que podamos reunirnos] que Gaza», dijo Odeh. «Tenía una mezcla de sentimientos, porque la libertad es lo más hermoso del mundo. Creo que mi hijo ha logrado estar libre, aunque Gaza sea una cárcel enorme. Me sentía un poco decepcionada aunque feliz de que mi hijo esté libre».
Con la mediación de las fuerzas de seguridad de Egipto, el pasado 11 de octubre Hamas e Israel llegaron a un acuerdo para liberar a 1.027 presos palestinos a cambio del capturado soldado israelí Gilad Shalit.
Los presos palestinos serán liberados en dos fases: el martes se empezará a liberar a un primer grupo de 477 y los otros 550 serán liberados en el plazo de dos meses.
Según una lista proporcionada por las Instituciones Penitenciarias israelíes el 15 de octubre, de los 477 presos palestinos que serán liberados en primer lugar, 41 presos serán deportados a terceros países, 146 – incluyendo al hijo de Rawda Odeh – serán enviados a Gaza permanentemente y 18 serán enviados a Gaza por un espacio de tres años.
Miles de presos siguen sufriendo
«Los presos son personas a las que protege la Cuarta Convención de Ginebra y no pueden ser deportados de sus casas o de su patria. Al hacer hincapié las deportaciones, Israel sigue con su política de deportar palestinos», afirmó Shawan Jabarin, director general de Al-Haq, una organización palestina de derechos humanos con sede en Ramala en la ocupada Cisjordania.
«Debido a las deportaciones, a la transferencia de presos, muchas personas no pueden reunirse con sus familiares a causa de las restricciones que pone Israel a los movimientos [de todos los palestinos y palestinas]», añadió.
Jabarin afirmó que aunque daba la bienvenida a la liberación de Gilad Shalit y de los 1.027 presos palestinos, miles de otros palestinos más siguen en cárceles israelíes y continúan padeciendo unas condiciones difíciles e inhumanas.
«Si bien se ha liberado a más de mil palestinos y palestinas, lo cual es bueno para sus sus familias, para su sociedad y para ellos mismos como seres humanos, el problema continúa todavía [en las cárceles]. Hay unos cinco mil presos que permanecerán en prisión y sufrirán sin derechos fundamentales», afirmó.
Miles de presos y presas de todas las principales facciones políticas palestinas han participado en una huelga de hambre indefinida que empezó el 27 de septiembre para protestar contra las cada vez peores condiciones de encarcelamiento y la falta de derechos básicos en las cárceles israelíes.
Sin embargo, el martes los presos anunciaron que habían suspendido temporalmente la huelga por tres días después de que las Autoridades Penitenciarias israelíes accedieran a acabar con las políticas de aislamiento.
Las reivindicaciones de los huelguistas de hambre no se han conseguido hasta el momento
El primer ministro israelí Benjamin Netanyahu anunció en junio que había impuesto unas restricciones más duras a los presos palestinos debido al hecho de que el soldado israelí capturado, Gilad Shalit, seguía en poder de Hamas en Gaza. Habrá que ver si estas condiciones continúan en vigor tras la liberación de Shalit.
Actualmente, en su tercera semana sin comida, los huelguistas de hambre palestinos exigen que Israel acabe no sólo con la política de aislamiento, incluyendo el de Ahmad Saadat, secretario general el Frente Popular para la Liberación de Palestina (PFLP, por sus siglas en inglés), sino también con los actos de castigo colectivo, como las restricciones al acceso a la educación, a las visitas de los familiares y de los abogados, y a la atención sanitaria.
«Las autoridades israelíes no los tratan como presos, sino como personas sin derechos, y utilizan su situación para fines políticos. Después del intercambio espero que mejore, aunque tengo dudas porque los israelíes llevan mucho tiempo utilizando esta política, no solo en relación a Shalit», afirmó Jabarin.
En un comunicado publicado el 9 de octubre, las Instituciones Penitenciarias israelíes describían la situación de los presos palestinos en huelga de hambre como «satisfactorias» y afirmaban que estos se encuentran bajo supervisión médica diaria y que han recibido visitas de miembros del Comité Internacional de la Cruz Roja.
Sin embargo, grupos palestinos de derechos humanos han informado que se ha denegado regularmente a los presos palestinos las visitas de sus abogados y agua, y que las Autoridades Penitenciarias israelíes han golpeado y atacado a los presos en un intento de que dejaran la huelga de hambre.
«Es un momento peligroso. Las vidas de los presos están en peligro. Creo que si los israelíes siguen ignorando sus reivindicaciones y peticiones, la situación se puede deteriorar no solo en las cárceles sino también fuera de éstas. Si muere alguno de los presos, entonces la situación puede deteriorarse fuera y los israelíes deberían saberlo», declaró Jabarin.
De vuelta en Jerusalén Oriental, Rawda Odeh afirmó que a pesar de la liberación de su hijo y de más de mil presos palestinos, es crucial seguir presionando a las autoridades israelíes para que mejoren las condiciones de encarcelamiento y respeten el derecho internacional.
«Estoy en huelga de hambre no sólo por mi hijo; todos los presos son mis hijos», afirmó Rawda Odeh.
«Todo el mundo conoce el nombre de Shalit, pero no conocen los nombres de nuestros presos y presas que están en la cárcel, así que yo estoy en huelga de hambre. Tengo dos cánceres, uno de mama y otro de hígado. Tengo diabetes. Tengo muchos problemas de salud, pero he decidido estar con los presos. Los estoy apoyando porque es mi deber estar con ellos. Estamos en la misma lucha y siempre estaremos juntos».
* Vease sobre Rawda Odeh, «Rawda, el vigor de Palestina», http://www.rebelion.org/noticia.php?id=17042
Fuente: http://electronicintifada.net/content/mother-still-restricted-visiting-son-after-his-release-prison/10502#.Tp6lsIaA8UM