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Una marcha para el mundo entero, una marcha por los derechos del pueblo kurdo

Fuentes: Rebelión

Es una marcha que nunca olvidaremos, fuimos «todas juntas de caravana» con un mismo ideal y objetivo, compartiendo alegrías y fatigas, apoyo mutuo y consignas. Hace pocos días que todo llegó a su cénit con la manifestación final del día 11 de febrero en Estrasburgo, a la que acudieron cerca de 30.000 personas entusiasmadas y […]

Es una marcha que nunca olvidaremos, fuimos «todas juntas de caravana» con un mismo ideal y objetivo, compartiendo alegrías y fatigas, apoyo mutuo y consignas. Hace pocos días que todo llegó a su cénit con la manifestación final del día 11 de febrero en Estrasburgo, a la que acudieron cerca de 30.000 personas entusiasmadas y dispuestas a dejar huella. La inmensa columna de gente, encabezada por los grupos de activistas internacionales y marchantes kurdas y kurdos, inundó las calles de la ciudad y sede del Parlamento Europeo con dos reivindicaciones claras y estentóreas: la libertad inmediata de Abdullah ‘Apo’ Öcalan, primer referente del movimiento de liberación kurdo, y una solución política para Kurdistán.

El territorio kurdo se extiende a través de las fronteras de Turquía, Irán, Siria e Irak, en el punto de encuentro de sus extremos. Por mucho tiempo, el pueblo de Kurdistán ha sido vilipendiado y negado del ejercicio de sus derechos más básicos, como el de autodeterminación. Sus gentes han sufrido por la tiranía de los países ocupantes y luchado por la libertad y la justicia durante décadas. Hace ya 18 años que su figura más emblemática, Öcalan, fue capturado por el gobierno turco con la complicidad de Occidente y, desde entonces, continúa en prisión.

Tras el reciente golpe de Estado fallido en Turquía, el presidente Erdoğan amenaza con restaurar la pena de muerte e intensificar las medidas represivas sobre la población. Así es que el próximo mes de abril se celebrará un referéndum que podría implicar una mayor concentración de poder en su persona. Esta situación supone un grave peligro para las gentes de Bakur (Kurdistán en Turquía) y para la integridad de su líder. Es por eso que, en este momento crítico, las distintas marchas kurdas se iniciaron desde diferentes puntos para converger en la defensa de los derechos humanos y en contra del fascismo del gobierno turco.

El miércoles, 1 de febrero, la caravana Luxemburgo-Estrasburgo comenzó su andadura a las puertas del Tribunal Penal Internacional, donde se enarbolaron por primera vez las banderas de Öcalan y las pancartas que exigían su excarcelación. Allí mismo, bajo las insignias de la revolución y la lucha feminista de Rojava, se leyeron los manifiestos de las representantes del movimiento kurdo en Europa y de las diferentes comitivas internacionales procedentes de naciones (19 en total) como Alemania, Argentina, Francia o los diferentes territorios del Estado Español. Todos ellos recogieron esa idea, la búsqueda de la dignidad y de la justicia social y política, un principio que ha sido conculcado a lo largo y ancho del planeta y que, una vez más, exigimos que se cumpla para los habitantes de Kurdistán.

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