Por estos días termina su servicio activo y pasa a retiro el Jefe del Comando de Operaciones Especiales de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos, Almirante William McRaven, quien ha estado al frente de esa organización militar en los últimos tres años. Para muchos estadounidenses, víctimas de la desinformación a que son sometidos, se trata […]
Por estos días termina su servicio activo y pasa a retiro el Jefe del Comando de Operaciones Especiales de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos, Almirante William McRaven, quien ha estado al frente de esa organización militar en los últimos tres años.
Para muchos estadounidenses, víctimas de la desinformación a que son sometidos, se trata del héroe que organizó la operación que concluyó con la presunta muerte de Osama Bin Laden en mayo de 2011. La revista estadounidense Politico tituló un artículo sobre McRaven «El último héroe estadounidense», en el que considera a este periodista devenido en Rambo «como el más exitoso de los altos jefes militares norteamericanos de las últimas décadas».¹
Esta es la visión que sobre McRaven y las «hazañas» de sus subordinados se puede vender y promover desde el Norte; pero ¿qué podemos contar nosotros, los del Sur?
Al Almirante McRaven se le da crédito asimismo por la captura del derrocado presidente iraquí Saddam Hussein, mientras se desempeñaba en suelo iraquí como jefe de la Fuerza de Tarea 121,² una unidad secreta de las Fuerzas de Operaciones Especiales (FOE por sus siglas en inglés) que se dedicaba a la búsqueda y captura o asesinato de funcionarios del derrocado gobierno iraquí, líderes de la insurgencia y terroristas. Esta Fuerza de Tarea cambió varias veces de nombre -FT 6.26; FT 88; FT 145. ¿Sería con el presunto objetivo de ocultar sus actividades y confundir a los terroristas?
Sin embargo, sería bueno preguntarle al Almirante por las actividades que efectivos de esa Fuerza de Tarea cumplían en un centro de detención en Bagdad en 2004, donde mediante métodos ilegales que incluían la tortura a los prisioneros iraquíes, buscaban información de Inteligencia para capturar o eliminar «objetivos de alto valor».
Al centro de detención de máximo secreto se le conoció como la «Habitación Negra». Están documentadas las golpizas y vejaciones a los prisioneros en manos de las FOE norteamericanas en Camp Nama, en el aeropuerto internacional de Bagdad, sede del centro.³
Esa instalación, subordinada a la unidad que dirigía McRaven, tenía un lema revelador colgado en sus paredes: «sin sangre, no hay delito», en referencia a que si los prisioneros no sangraban, no se podía juzgar a sus carceleros y torturadores.⁴ ¿Duda alguien que McRaven estuviera al tanto de lo que acontecía en la «habitación negra»?
Lo triste es que esto sucedió antes y después de conocerse de abusos similares cometidos en Abu Ghraib, en abril de 2004. De hecho, la «Habitación Negra» era, en muchos casos, el primer destino de los reclusos de Abu Ghraib, a la que llegaban después de habérseles sacado, a cualquier precio, la información de Inteligencia que necesitaban los discípulos del entonces Contraalmirante McRaven de las FOE.
El triste legado del Almirante William McRaven alcanza también a Afganistán. Ya como Jefe del Comando de Operaciones Especiales, tuvo que enfrentarse y ceder a la demanda del presidente afgano, Hamid Karzai, de que EEUU retirase a las FOE de la provincia de Wardak, al suroeste de la capital afgana, por estar involucradas en la tortura y asesinato de civiles.⁵
En particular, una comisión de la ONU, la Cruz Roja y el gobierno afgano consideraron creíble la responsabilidad de las fuerzas estadounidenses en el asesinato de al menos 10 civiles afganos, en el distrito de Nerkh, ocupado por efectivos de las Fuerzas Especiales del Ejército.⁶ No obstante, una investigación de las Fuerzas Armadas norteamericanas dijo no haber encontrado evidencias y los asesinos, por supuesto, quedaron sin castigo.
Volviendo a 2014, ahora se habla de la reactivación de la Fuerza de Tarea Negra, unidad compuesta por fuerzas especiales británicas y estadounidenses, que «casualmente» formaba parte de la Fuerza de Tarea 121, comandada por McRaven, que operó en Iraq hasta los años 2006-2007.
Su nueva misión será capturar o eliminar a los líderes del grupo terrorista Estado Islámico, que opera en Iraq -territorio conocido para ellos por sus anteriores operaciones- y en Siria, a cuyo gobierno no pedirán autorización para sus incursiones en la búsqueda de terroristas, irónicamente aquellos que EEUU armó y entrenó para derrocar a Bashar al Assad.
Si no bastan estos ejemplos para ayudar a que la historia juzgue adecuadamente a McRaven, recordemos que las FOE son responsables de organizar la subversión y el derrocamiento de un gobierno establecido como parte de una campaña de Guerra No Convencional, tan de moda en estos tiempos, ya sea como opción principal o en apoyo a una guerra convencional. En cualquier caso, solo han servido para desestabilizar países y regiones enteras, como lo demuestra con creces la realidad actual de Libia, Siria, Afganistán e Iraq.
Al pasar a retiro, McRaven ya no dirigirá campañas de este tipo ni estará al frente de la nueva Fuerza de Tarea Negra, pero pueden estar tranquilos los jerarcas del Pentágono y sus aliados, a la vez que alertas los países del Tercer Mundo. Las FOE de EEUU siempre contarán con un nuevo Rambo, que se esfuerce en revivir las tristes hazañas del «último héroe estadounidense».
Notas:
(¹) Ver «Politico Magazine». Artículo «The Last American Hero». Publicado en su sitio web el 19.6.2014.
(²) Ver http://www.theguardian.com/World/2013/apr/01/camp-nama-iraq-human-rights…
(³) Ver http://www.nytimes.com/2006/03/19/international/middleeast/19abuse.html?…
(⁴) Ver diario «The New York Times». Artículo «In secret unit’s «Black Room», a Grim Portrait of US abuse». Publicado en su sitio web el 19.3.2006.
(⁵) Ver diario «The Washington Post». Artículo «Afghan governor details alleged abuse by US special forces». Publicado en su sitio web el 25.3.2013.
(⁶) Ver revista «Rolling Stone». Artículo «The A-TEAM killings». Publicado en su sitio web el 6.11.2013.