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A propósito del acto convocado en la Facultad de Letras de Ciudad Real

Una Siria irreal, ficticia y vil en el centro del mundo

Fuentes: Rebelión

Este Martes 29 de Noviembre se celebró un acto en la Facultad de Letras de Ciudad Real cuyo título fue «Siria en el centro del Mundo» cuyo ponente fue José Antonio Egido y que estuvo respaldado por organizaciones sociales y políticas de diversa índole de Ciudad Real. Se trata de un acto que, en definitiva, […]

Este Martes 29 de Noviembre se celebró un acto en la Facultad de Letras de Ciudad Real cuyo título fue «Siria en el centro del Mundo» cuyo ponente fue José Antonio Egido y que estuvo respaldado por organizaciones sociales y políticas de diversa índole de Ciudad Real. Se trata de un acto que, en definitiva, defiende al régimen Sirio de Asad, atribuyéndole la condición de mera víctima de un proceso de dominación y guerra civil instigada por el imperialismo occidental, y en el que dicho régimen no tendría nada que ver ni con la represión sangrienta de la Primavera Árabe en su territorio, ni los con los barriles de dinamita arrojados sistemáticamente por el régimen contra su propia población civil.

Es verdad que la complejidad del mundo actual, en la que no es posible una comprobación directa sobre los hechos y la realidad, requiere siempre de unos medios de comunicación que no siempre dicen (toda) la verdad, y en los que la forma y el cómo se nos presenta la información obedece, a menudo, a determinados intereses. Pero no es menos verdad que los medios de comunicación todo no se lo inventan, que todo no se lo pueden inventar, que nada de lo que dicen e informan es 100% mentira y que, pretender lo contrario, representa un temerario desprecio por la realidad.

Porque si Siria sufre de una guerra civil altamente sangrienta desde el 2011, y en la que el (auto)denominado ISIS o Estado Islámico ha terminado por representar el bárbaro rostro de la principal oposición a Asad, no es menos cierto que el anacronismo, la barbarie y la sin razón del ISIS ha tenido su origen en la represión brutal y feroz del pueblo y oposición siria que, en la Primavera Árabe, pedía democracia y libertad. Pero la respuesta del régimen de Asad (un régimen que se pretende que sea tenido por democrático por parte de algunos; pero que es fallidamente democrático al completo) fue ametrallar y lanzar barriles de dinamita a su propio pueblo, un método éste último altamente destructor, sencillo y barato.

No deja de sorprender que muy representativas organizaciones políticas de Ciudad Real del más variado espectro ideológico (desde la corriente del comunismo hasta del anarcosindicalismo) respalden un acto que, a fin de cuentas, ensalza a un régimen sangriento como el de Asad que, en aras de perseguir a la oposición política a su propio régimen, ha generado en su propio territorio otro monstruo casi peor: el ISIS, el cual pretende derrocar al régimen de Asad, generando un califato mundial teocrático, integrista e islámico. Pero la oposición siria no estuvo desde el estallido de la Primavera Árabe representada por el ISIS: es más ni siquiera existía allí, en Siria, por aquél entonces. Surgiría posteriormente; pero, aún así, no todos los elementos de la oposición siria giran en torno al ISIS y responden a los parámetros inhumanos y aberrantes del mismo. Tampoco deja de ser sorprendente que organizaciones de estudiantes y alguna otra de Bienvenida a refugiados presten sus siglas y logotipos a un acto de tal calibre. Sobretodo porque, los refugiados que llegaban y pretenden todavía llegar a Europa, huían básica y principalmente de la represión del régimen sirio y, luego, de los bombardeos rusos; porque, tanto se estuviese en una zona opositora como del régimen, se sufría igualmente la feroz represión de Asad y su coalición internacional con Rusia e Irán.

En Siria, sí, hay una multitud de potencias internacionales inmiscuidas de una forma u otra en la guerra: desde Francia (antigua metrópoli), a los EEUU, Reino Unido, Arabia Saudí, etc. Pero también la Federación Rusa, que tiene en Siria su base militar más importante en el Mediterráneo y para la que Siria es un interés altamente geopolítico y estratégico. Pero claro, que haya eje pro-Asad y otro contrapuesto al régimen no implica de suyo que haya que atribuir a Rusia y al régimen sirio la condición de antiimperialistas. No porque, entre otras cosas, el camino que parece que va a terminar imponiéndose tras la llegada de Trump a la presidencia de los EEUU es la unión de los EEUU a una coalición con Rusia para derrocar al ISIS. Algo de lo cual, el enviado especial de la ONU a Siria, ya ha advertido de que conducirá a un recrudecimiento del fenómeno del ISIS y del terrorismo todavía peor, tanto en la propia Siria como en Europa. Lo apropiado, para la ONU, sería una solución pactada y dialogada con la oposición siria, de la que, claro está, no es ni será parte ni interlocutor válido el ISIS en ningún momento. Claro, que todavía algunas personas dirán, no obstante y con todo: «Naciones Unidas es la verdaderamente imperialista en todo el problema de Siria y la que no quiere acabar con el ISIS».

Porque, claro, resulta que hay o existe en la práctica un uso bastante extendido del principio de que toda excepción confirma la regla; pero en su uso erróneo. Un uso erróneo que consiste en que la realidad se niega sistemáticamente cuando ésta nos presenta casos que no responden o recogen las reglas o teoría que tenemos sobre dicha realidad. Una teoría que, en nuestro caso, son ciertas concepciones teóricas clásicas o dogmáticas izquierdistas que no hacen referencia, ni aluden acertadamente a la realidad; sino que fracasan estrepitosamente. Porque una cosa es negar la realidad como se hace, es decir, las cosas que ocurren porque contradice lo expresado por la teoría y otra cosa bien distinta es negar validez a las acciones que dan lugar a que ciertas cosas sucedan. En base, esto último, a lo que debería ser, es decir, en base a fundamentos éticos o morales. No habría que confundir nunca ambas cosas, lo que parece que se hace bastante frecuentemente. Porque las excepciones a la regla o concepción teórica no refuerzan precisamente a dichas teorías erradas en su verdad.

Lo que sucede, en realidad, es que muchas personas en la denominada izquierda se encuentran realmente a gusto y reconfortadas en sus concepciones teóricas resguardadas de la comprobación y correspondencia con la realidad; pensando que, si la realidad les niega sus teorías, siempre llevarán razón, por mucho en contra que les diga la realidad y por mucho que la realidad cambie y las cosas presenten casos que niegan la validez de dichas teorías. Porque es tremendamente ilustrador el hecho de que la denominada como izquierda lastre todavía categorías y conceptos, como poco, del siglo XX, de la Guerra Fría y de los tiempos en los que existía el denominado campo socialista frente a un enemigo imperialista representado por EEUU y sus potencias aliadas, es decir, la OTAN. Pero la realidad ha cambiado mucho desde entonces: si el eje socialista se derrumbó y terminó por caer a finales del siglo pasado, pretender que Rusia (que ya es una potencia capitalista e imperial de pleno derecho, aunque oriental) siga representando un eje del bien o antiimperialista, es altamente incongruente y representa un temerario desprecio por la realidad y, por ende, de la verdad.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.