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Una vez más la ONU no ha podido nombrar a las empresas que se benefician de las colonias ilegales de Israel

Fuentes: The National

Traducido del inglés para Rebelión por J. M.

Por tercera vez las Naciones Unidas pospusieron la semana pasada la publicación de una lista negra de firmas israelíes e internacionales que se benefician directamente de las colonias ilegales de Israel en los territorios ocupados. 

El organismo internacional había estado bajo una enorme presión para mantener la base de datos en secreto después de que Israel, Estados Unidos y muchas de las más de 200 compañías que estaban a punto de ser nombradas ejercieran presión entre bambalinas

Los funcionarios de la ONU sugirieron que podría publicarse la lista en unos pocos meses.

Pero sin avances desde que el Consejo de Derechos Humanos de la ONU solicitó la base de datos a principios de 2016, los líderes palestinos temen cada vez más que haya sido archivado definitivamente.

Eso era exactamente lo que Israel esperaba. Cuando se hicieron los primeros esfuerzos para publicar la lista en 2017, Danny Danon, embajador de Israel en la ONU, advirtió: «Haremos todo lo posible para garantizar que esta lista no vea la luz del día». Añadió que penalizar a las colonias era «una expresión del antisemitismo moderno».

Tanto Israel como los Estados Unidos se retiraron del Consejo de Derechos Humanos el año pasado, alegando que se estaba aislando a Israel. Israel tiene buenas razones para temer una mayor transparencia. Una mala publicidad probablemente llevaría a muchas de estas firmas, algunas de ellas nombres familiares, a salir de las colonias bajo la amenaza de una reacción de los consumidores y la retirada de inversiones por parte de organizaciones religiosas y fondos de pensiones.

Según informes, las Naciones Unidas ya han advertido a Coca-Cola, Teva Pharmaceuticals, la compañía de electrónica de defensa Elbit Systems y Africa Israel Investments sobre su posible inclusión. Las empresas israelíes de telecomunicaciones y servicios públicos están particularmente expuestas porque las redes que sirven a las colonias están integradas con las de Israel.

Existe un peligro adicional de que las empresas puedan ser vulnerables a los procesos judiciales, en caso de que la Corte Penal Internacional de La Haya finalmente abra una investigación sobre si las colonias constituyen un crimen de guerra, como exigió el liderazgo palestino.

El éxodo de estas empresas de Cisjordania dificultaría, a su vez, que Israel mantenga sus colonias en tierras palestinas robadas. Como resultado, los esfuerzos para promover un Estado palestino se fortalecerían.

Muchas de las colonias, contrariamente a las impresiones generalizadas que se tiene de ellas, se han convertido en grandes ciudades. Sus habitantes esperan todas las comodidades de la vida moderna, desde sucursales bancarias locales hasta restaurantes de comida rápida y cadenas de ropa.

En la actualidad una proporción significativa de los 750.000 colonos de Israel apenas comprenden que sus comunidades violan el derecho internacional. Las colonias también se están integrando gradualmente en la economía global, como se pudo ver a finales del año pasado en referencia a Airbnb, un sitio web de reservas de alojamiento, que anunció un plan para eliminar la lista de propiedades en las colonias de la Ribera Occidental.

Posiblemente la compañía estaba tratando de evitar la inclusión en la base de datos, pero en cambio se enfrentó a una reacción severa de los partidarios de Israel.

Este mes el estado estadounidense de Texas aprobó una prohibición de todos los contratos con Airbnb, argumentando que la acción de la compañía en internet fue «antisemita». Como ambas partes entienden, mucho depende de la lista negra que se está haciendo pública.

Si Israel y los Estados Unidos tienen éxito y las corporaciones occidentales quedan libres para ignorar el despojo y el sufrimiento de los palestinos, las colonias hundirán sus raíces aún más profundamente en Cisjordania. La ocupación de Israel será cada vez más irreversible y la perspectiva de un Estado palestino cada vez más distante.

Un informe de 2013 sobre los vínculos entre las grandes empresas y las colonias señaló que el impacto en los derechos de los palestinos fue «generalizado y devastador». Lamentablemente la cobardía de los líderes de las Naciones Unidas sobre lo que debería ser un asunto sencillo y parte de una norma de conducta: las colonias violan el derecho internacional y las empresas no deberían ayudar a esas políticas delictivas.

En repetidas ocasiones Israel ha ejercido una gran presión sobre la ONU para mantener a su ejército fuera de la «lista de la vergüenza» de los violadores graves de los derechos de los niños. Israel incluso evitó una lista en 2015 después de su ataque de 50 días en Gaza el año anterior que dejó más de 500 niños palestinos muertos. Docenas de ejércitos y milicias son nombradas cada año.

La Corte de La Haya también se ha venido arrastrando durante años para decidir si abrir una investigación adecuada sobre crímenes de guerra tanto por las acciones de Israel en Gaza como por las colonias.

La batalla para exigir cuentas a Israel es probable que reaparezca este año, luego de la publicación el mes pasado de un informe condenatorio de expertos legales de la ONU sobre el asesinato por francotiradores israelíes de manifestantes palestinos en la cerca perimetral de Gaza.

Las dramáticas condiciones de los dos millones de palestinos de Gaza han aumentado desde que Israel impuso un bloqueo, impidiendo el movimiento de bienes y personas, hace más de una década.

El informe de la ONU descubrió que casi todos los muertos por los francotiradores, 154 de 183, estaban desarmados. Unos 35 niños palestinos se encontraban entre los muertos y de los 6.000 heridos más de 900 eran menores de edad. Otras víctimas incluyen periodistas, personal médico y personas con discapacidades.

Los expertos legales concluyeron que había evidencia de crímenes de guerra. Todos los comandantes y francotiradores que se puedan identificar, agregó, deberían enfrentar el arresto si hay una visita de los estados miembros de la ONU.

Sin embargo el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, rechazó el informe como «mentiras» nacidas de «un odio obsesivo hacia Israel».

Ciertamente esto ha tenido poco eco en las capitales occidentales. El líder de la oposición de Gran Bretaña, Jeremy Corbyn, fue una voz solitaria que pedía un embargo de armas a Israel en respuesta.

Es esta excepcionalidad de Israel lo que llama la atención. Cuanto más violento se vuelve Israel hacia los palestinos y cuanto más rechaza llegar a la paz, menos presión se ejerce sobre Israel.

Israel no solo continúa disfrutando del generoso apoyo financiero, militar y diplomático de los Estados Unidos y Europa, sino que ambos están trabajando cada vez más para silenciar las críticas de sus acciones emanadas de sus propios ciudadanos.

A medida que el movimiento internacional de boicot, desinversión y sanciones se hace más fuerte, las capitales occidentales han dejado de lado los compromisos de libertad de expresión en un intento por aplastarlo.

Francia ya ha criminalizado el apoyo al boicot a Israel, y su presidente Emmanuel Macron propuso recientemente declarar ilegal criticar al sionismo, la ideología que sustenta la política del Gobierno de Israel sobre los palestinos.

Más de dos docenas de estados de EE.UU. han aprobado leyes contra el BDS negando a las compañías y contratistas individuales que tratan con el Gobierno de ese estado en particular el derecho a boicotear a Israel. En todos los casos, Israel es el único país protegido por estas leyes. El mes pasado el Senado de EE.UU. aprobó un proyecto de ley que agrega peso federal a esta campaña de intimidación a nivel estatal.

La hipocresía de estos estados, que llaman a la paz en la región mientras hacen todo lo posible por socavarla, es clara. Ahora el peligro es que los líderes de la ONU se unan a ellos.

Fuente: https://www.jonathan-cook.net/2019-03-10/un-list-firms-profit-israel-settlements/

Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, a la traductora y Rebelión.org como fuente de la traducción.