Recomiendo:
0

Vuelve la ley de fugas

Fuentes: Rebelión

El ministro de Interior Pérez Rubalcaba ha tenido que exponer la versión (o más bien sucesivas versiones que el benemérito cuerpo le ha facilitado) oficial de porqué Igor Portu Juanena está ahora mismo en la UCI en vez de incomunicado en Madrid a la larga espera de su puesta a disposición judicial, esto es, de […]

El ministro de Interior Pérez Rubalcaba ha tenido que exponer la versión (o más bien sucesivas versiones que el benemérito cuerpo le ha facilitado) oficial de porqué Igor Portu Juanena está ahora mismo en la UCI en vez de incomunicado en Madrid a la larga espera de su puesta a disposición judicial, esto es, de ser llevado a los juzgados de la Audiencia Nacional. En una rueda de prensa convocada en el Ministerio, Rubalcaba ha explicado que las lesiones que presentaban los presuntos etarras se deben a que, para reducirlos, fue necesario «emplear la fuerza». A pesar de ello, el ministro aseguró que en todo momento «se cumplió escrupulosamente la legalidad».

Lo menos que se es espera de una versión oficial es un mínimo coherente, un relato que reclame de la lógica la suficiente base como para que los ciudadanos confirmen el recto proceder y buena fe que tienen depositadas en sus instituciones y quienes las sirven. A saber, los 2 lesakarras fueron detenidos sin prestar oposición a las once de la mañana del domingo. La primera versión excluía la persecución y el forcejeo como causa de las lesiones. Tal vez apuntaban a un hecho casi fortuito: se produjeron en el momento de introducirlo en el vehículo policial. Ya se sabe, los coches los hacen cada vez más bajos y estos chicarrones del norte son cada vez más altos. Como dice el editorial de hoy de El País «es sabido que los miembros de la banda tienen la consigna de denunciar torturas cuando son detenidos con independencia del trato que reciban» por lo que, a tenor de esta primera versión, cabe creer que el detenido fue llevado al hospital para que fuese examinado médicamente y para evitar más coscorrones vista su torpeza en nada colaboradora. Ahora bien, no debieron ser muy diligentes dado que la visita del forense tuvo lugar al menos 16 horas después, una vez finalizados los registros domiciliarios con la presencia de los interesados. Los numeroso vecinos que les pudieron ver no se percataron de los coscorrones de Igor Portu con la puerta del coche policial, por lo que sorprende el parte médico del Hospital donostiarra -¡el documento más objetivo hasta el momento!- al que ha tenido acceso Gara indicando que el ingresado en Urgencias presentaba fracturado el noveno arco costal posterior izquierdo, un importante neumomediastino -afección en la que el aire está presente en el espacio entre el tórax y los dos pulmones-; y la existencia de un neumotórax -presencia de aire en el espacio pleural, que es la capa serosa que rodea los pulmones, lo cuál produce una pérdida del volumen pulmonar-. Por otra parte, gracias al informe de Osakidetza conocemos la versión de la otra parte sobre el trato recibido de manos de la Guardia Civil. Así, refiere que fue golpeado con puños y patadas en cara, tórax, abdomen y extremidades. En este sentido, el médico que atendió al vecino de Lesaka asegura en el informe que sus rodillas y tobillos «muestran múltiples hematomas, erosiones y abrasiones».

En fin, estos son los hechos. He procurado no traslucir el cansancio que los mismos producen a pesar de que un repaso a las hemerotecas daría para días enteros. Cambian las versiones oficiales, pero curiosamente no cambian los ministros, ni los mismos se cansan de repetir más versiones oficiales desde los tiempos del Gal. La restauración borbónica continuista con la represión de la dictadura ha restablecido la famosa ley de fugas de Martínez Anido allá por los alfonsinos años 20. Este personaje terminó su carrera de ministro de Orden Público en el primer gobierno de Franco. El actual ministro de Orden Público, también longevo, que dice cumplir escrupulosamente la ley debería no menos entrar en detalle sobre cuáles son estas leyes, la llamada Ley antiterrorista y la llamada Ley de Partidos me temo, la primera criticada por observadores internacionales del prestigio de Human Rights Watch [1] y Amnistía Internacional; y la última, pendiente de recurso ante el Tribunal europeo de Derechos Humanos de Estrasburgo. Nos alarma pensar que su escrupulosa aplicación ha resucitado el terrorismo policial de la ley de fugas.

Por fortuna, el caso y las pruebas están en manos de la justicia. Espero también que quienes a menudo gazmoñamente se llenan la boca con el estado de derecho depositen de verdad en él su confianza. Volviendo al editorial del llamado diario «de referencia», destaca: » es en momentos como éste cuando más nítida debería quedar la diferencia entre los demócratas y los asesinos. La idea según la cual los malos tratos y la tortura son un mal inevitable cuando se trata de terrorismo no sólo es inaceptable moralmente sino un error confirmado por la experiencia. Nada favorece tanto la reproducción generacional del terrorismo como la imitación por parte del Estado de sus comportamientos.» Si lo dicho es cierto estoy echando en falta a muchos portavoces políticos y mediáticos, mediáticos y políticos, etc., que con reflejos lo corroboren. En cambio, -¡qué pesadilla!- no muestran ser muy respetuosos con el Estado de derecho quienes lo invocan, empezando por el titular del mismo «Etarra en el hospital»: ya lo han juzgado ustedes, señores tartufos. De esta misma forma bien difícil se hace defender las presuntas bondades del sistema si por todos los medios las coaccionan.