El recoleto parque Zucotti del Bajo Manhattan supo ser lugar de relax para los financistas de Wall Street a la hora del almuerzo. Pero desde hace semanas es un campamento de cientos de manifestantes del movimiento Occupy Wall Street. Desde el 17 de este mes manifestantes de todo Estados Unidos se suman al movimiento que […]
El recoleto parque Zucotti del Bajo Manhattan supo ser lugar de relax para los financistas de Wall Street a la hora del almuerzo. Pero desde hace semanas es un campamento de cientos de manifestantes del movimiento Occupy Wall Street. Desde el 17 de este mes manifestantes de todo Estados Unidos se suman al movimiento que cuestiona las injusticias del sistema capitalista y reclama más democracia y libertades individuales.
La base está instalada frente a Liberty Plaza, que supo ser el cuartel general de la Nasdaq (acrónimo de National Association of Securities Dealers Automated Quotation), la bolsa de valores electrónica, y donde funciona hoy la oficina de la corporación para el desarrollo del Bajo Manhattan, encargada de la reconstrucción de la zona devastada por el ataque del 11 de septiembre de 2001.
«Esto es un renacimiento democrático», dijo el martes 27 a varios periodistas el activista y profesor de la Universidad de Princeton, Cornel West, antes de dirigirse a unos 2.000 manifestantes que celebraban una asamblea general de Occupy Wall Street (Ocupemos Wall Street).
La convocatoria inicial de la protesta la hicieron en junio dos grupos de activistas sociales, hackers y artistas: Adbusters y Anonymous.
«Intentamos construir la comunidad y la cultura que quisiéramos ver en el mundo», explicó Isham Christie, estudiante de filosofía y de teoría del cine del centro de graduados de la City University of New York y uno de los organizadores de la manifestación. Para él se trata de una «lucha por un mundo más justo».
«La gente alienada de la sociedad de consumo o la que no tiene trabajo o no tiene vivienda. puede venir y recibir apoyo», dijo Christie a IPS. «Intentamos crear una alternativa a la sociedad capitalista, explotadora y opresiva en la que vivimos».
«Si la única verdadera guerra fuera la guerra a la pobreza, entonces pondríamos dinero en ella», decía un cartel que West alzó en la manifestación.
«Me gustaría que cambiara toda la estructura social, las ideas de capitalismo y distribución de la riqueza. Me gustaría ver un cambio hacia algo que honre realmente al verdadero pueblo», dijo a IPS otro manifestante, Gaye Ajoy, nacido en Turquía.
«Estoy en contra del uno por ciento de la población que es propietaria del país entero y no le importa nadie más», agregó.
Ajoy cree que los puntos de vista de sus compañeros se asemejan a las ideas del movimiento contracultural de 1960 y 1970 y de activistas como Martin Luther King Jr. O Gloria Steinam.
West apuntó a la diversidad de los presentes. «Es sublime ver todos los diversos colores, géneros y orientaciones sexuales, y todas las culturas diferentes en esta Liberty Plaza».
Un movimiento popular
Comparado con la estructura elitista de los bancos y empresas a los que confronta, Occupy Wall Street no tiene jerarquías. Todos pueden hablar y participar en las discusiones, y por tanto cualquiera puede asumir una responsabilidad o rechazarla.
Brian Phillips, de 25 años y consultor de Google del noroccidental estado de Washington, llegó a Nueva York hace unos días y ya es el director de comunicaciones de la protesta. Como muchos otros, renunció a su vida anterior para tomar parte en el movimiento.
«Era director comunitario en mi estado, manejaba un complejo de cuatro millones de dólares», dijo a IPS. «Renuncié a mi empleo, hice autoestop todo el camino para estar aquí y ayudar a esta gente».
La comunicación, interna y externa, es clave para estas protestas. Mediante sitios de Internet, cámaras web, Twitter y transmisiones en vivo, Occupy Wall Street se conecta con otros movimientos nacionales e internacionales.
«Es muy, muy importante que estemos conectados a Internet», explicó Phillips. «Necesitamos que el mundo vea y sepa lo que estamos haciendo».
«Porque transmitimos desde Occupy Wall Street, que es el cuartel general de la revolución, tenemos otras 10 ciudades que empiezan a estar ocupadas, por ejemplo Boston, Chicago, Los Angeles, Austin, Charlotte. Hay un montón de lugares sumándose. Se está haciendo grande y está creciendo más rápido de lo que esperábamos».
Occupy Wall Street también está atrayendo a medios locales e internacionales gracias al creciente apoyo de figuras conocidas, como el lingüista Noam Chomsky y el rapero Immortal Technique.
El hecho de que la policía neoyorquina arrestara a unas 80 personas en una marcha no autorizada hacia la sede de las Naciones Unidas también atrajo a los medios.
«Las empresas mediáticas, NBC, MSN, todas esas, no van a informar sobre nosotros, no van a decir la verdad», dijo el informático a IPS.
Conexiones mundiales
Alguien que quería saber lo que realmente pasaba en el parque Zucotti era Bettina Schröder, de la ciudad alemana de Colonia, que leyó sobre el movimiento en Internet estando de visita en Nueva York.
«Sabíamos que estaba pasando algo y vinimos», dijo. «Creíamos que era más pequeño, es bueno ver que hay bastante gente. Espero que sean más y más. Apenas está empezando».
Martin Peutsch, novio de Schröder, estaba especialmente satisfecho con el lugar elegido. «Wall Street es el sitio correcto. Muchos estadounidenses han sufrido mucho con la crisis bancaria», dijo a IPS.
«Es hora de movilizar la resistencia y mostrar a los bancos de Estados Unidos que no pueden hacer lo que quieran y seguir como si nada».
Schröder señaló también el aspecto internacional de este movimiento. «Hay muchos otros en tantos países diferentes. La gente está hablando, y es realmente bueno».
West comparó el «otoño estadounidense» con la Primavera Árabe y predijo que Occupy Wall Street tendrá larga vida, siempre que los manifestantes se mantengan firmes.
«Debemos sostener el impulso, porque es imposible traducir la cuestión de la codicia de Wall Street en uno o dos reclamos», dijo West.
«En definitiva, estamos hablando de lo que Martin Luther King llamaría revolución -una transferencia de poder de los oligarcas a la gente común de todos los colores-, y es un proceso gradual, democrático, no violento. Pero es una revolución».