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Washington propone a sus agentes en Cuba «comunicaciones globales»

Fuentes: Rebelión

A sus agentes en Cuba que se benefician de los servicios de enlace del mayor «contratista» de la USAID en la Isla, Development Alternatives, Inc. (DAI), la CIA quiere proveer una tecnología de comunicación de última generación que permite comunicar «globalmente», confirmó por advertencia un portavoz del Departamento de Estado, Philip Crowley. Preguntado en conferencia […]

A sus agentes en Cuba que se benefician de los servicios de enlace del mayor «contratista» de la USAID en la Isla, Development Alternatives, Inc. (DAI), la CIA quiere proveer una tecnología de comunicación de última generación que permite comunicar «globalmente», confirmó por advertencia un portavoz del Departamento de Estado, Philip Crowley.

Preguntado en conferencia de prensa acerca de la detención de un infiltrado de la DAI que se dedicaba, con visa de turista, en proveer «teléfonos celulares» a sus contactos, si esto «incluía a equipos tales como GPS y teléfonos satelitales», Crowley declaró textualmente: «Pienso que se trata de comunicar globalmente».

Minutos antes, el mismo portavoz decía, de manera más conforme con la retórica preorientada, que Estados Unidos deseaba «proveer y ayudar a grupos a desarrollar la capacidad para interconectarse y comunicarse».

Desde los hmong hasta los pashtus

La CIA tiene una amplia experiencia en el uso de los teléfonos satelitales en sus operaciones en el mundo entero.

Los pequeños aparatos que permiten comunicarse desde cualquier punto del planeta con los que pagan la cuenta, ya sea directamente en Langley, Virginia, u otro punto de enlace, han aparecido desde ya varios años en zonas donde la inteligencia norteamericana busca penetrar.

Reportes de prensa cuentan cómo la CIA ha provisto a los guerrilleros hmong de la selva lao de tecnología satelital, lo mismo que a controvertidos grupos terroristas de Pakistán.

El primero de junio de 2002 un articulo muy bien documentado del Los Angeles Times («Operation Enduring Payouts», por Rone Tempest and Bob Drogin) [1] describía cómo agentes de la CIA empezaban una negociación con el potente jefe de clan afgano Haji Mohammed Zaman poniendo en la mesa 10 000 dólares en efectivo y un teléfono satelital de marca Thuraya.

En la misma operación, los agentes entregaron a sus «contratistas» pashtus unos cuantos «paquetes de dólares y de rupias -la moneda local- «así como teléfonos satelitales».

No es que un aparato Thuraya o Irridium sean baratos: cada uno, en los mejores casos, valen sus 1 500 dólares, por no hablar de los costos de conexión y el minuto de uso.

Cuando el teléfono celular normal es libremente accesible en Cuba a un costo siempre más razonable y se puede comunicar perfectamente de esta forma con cualquier parte del mundo -¡hasta con rebajas!- la pregunta que surge es sencilla: ¿quién paga la cuenta de tales equipos, fuera de frontera?

«Por encima de la ley de acceso a la información»

Interceptar comunicaciones telefónicas satelitales es una tarea casi imposible, dicen los expertos, por toda una serie de factores. ¿Que comunicaciones «humanitarias» tan secretas pretenden entonces ocultar la USAID y la CIA?

Ya en el 2008 la llamada Agencia para el Desarrollo Internacional promovía el envío clandestino de material electrónico a la Isla a través de contratistas -se hablaba entonces de europeos y latinoamericanos- que realizarían el trabajo sucio que no puede desarrollar legalmente. El plan, por supuesto, favorecería los viajes de agentes de la CIA al país para realizar «evaluaciones en el terreno».

La USAID garantizaba abiertamente a sus contratistas que sus actividades nunca sean divulgadas, «por encima de la ley FOIA de acceso a la información».

Se subrayó entonces la necesidad de hacer llegar a Cuba, a través de aquellos intermediarios, «panfletos de propaganda, celulares y equipos de comunicación modernos».

Con un lenguaje que corresponde a un operativo de misión de espionaje, el jefe para América Latina de la agencia, el colombiano José R. Cárdenas, ex directivo de la mafiosa Fundación Nacional Cubano Americana, confesaba que «resulta difícil» introducir materiales en la Isla y por lo tanto indujo que el trabajo había que «hacerlo de forma clandestina».

Su brazo derecho, una tal Grigsby, abundó en el carácter altamente secreto de las tareas designadas, precisando que si existieran solicitudes de desclasificación de documentos en virtud de la Ley de Libertad de Información (conocida como FOIA), la USAID «solo emitiría «un resumen general» y «mantendría el secreto» de los detalles de los programas de cada ONG, pues se trata de «materiales secretos».

Anthony Christino III, del Buró de Industria y Seguridad del Departamento de Comercio, se refirió, en esta misma confesión colectiva, a la «necesidad» de enviar «computadoras y software» a Cuba, para lo cual sus servicios «facilitarían» licencias.

Clara Davis, la perla de la OFAC, propuso por su parte licencias de viajes, dejando claro que se utilizarían las licencias llamadas «humanitarias» para la infiltración de agentes con la cobertura de proyectos vinculados a la salud pública, el medio ambiente e «iniciativas específicas».

La DAI también tiene cadáveres en el closet

Desenmascarada por el GAO (la oficina federal de auditoria), que descubrió cómo sus contratos en relación con Cuba se distribuían a los amigos sin la menor licitación, la USAID ha tratado de limpiarse la imagen en la distribución de los millones del contribuyente.

Sin embargo, en el tema de la probidad, no es cierto que la firma DAI sea el mejor socio con quien exhibirse.

  Afinales de 2005 la DAI tuvo que pagar 1,2 millones para resolver una grave violación de la ley sobre las facturaciones fraudulentas (False Claims Act).

Las auditorias habían revelado que la DAI -que ahora evoca su integridad en sus declaraciones- había sobrefacturado USAID en tres oportunidades en el marco de contratos millonarios con la agencia.

La DAI usó entonces en proyectos «humanitarios», en particular en Bosnia-Herzegovina, a su subsidiaria llamada MAS International.

A pesar de este delito flagrante, la DAI conservó su relación con la USAID para seguir predicando en el mundo las virtudes del capitalismo.

Comp. fot. RCBaez_Comunicaciones globales CIA S.A

[1] http://articles.latimes.com/2002/jun/01/world/fg-cash1

Rebelión ha publicado este artículo a petición expresa del autor, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.