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Intervención en el paraninfo de la Universidad de Panamá con motivo de la visita del presidente Bush a Panamá el 6 y 7 de noviembre de 2005

33 razones para rechazar la visita del presidente Bush

Fuentes: Rebelión

Respetado auditorio, queridos compatriotas: Antes de iniciar nuestra intervención, les rogamos ponerse de pie para dedicar un minuto de silencio a la memoria del escritor, periodista y combatiente, Herasto Reyes. Herasto fue dirigente de la Liga Socialista Revolucionaria y del Partido Socialista de los Trabajadores; fue defensor de los pobres y se opuso a algunas […]

Respetado auditorio, queridos compatriotas:

Antes de iniciar nuestra intervención, les rogamos ponerse de pie para dedicar un minuto de silencio a la memoria del escritor, periodista y combatiente, Herasto Reyes. Herasto fue dirigente de la Liga Socialista Revolucionaria y del Partido Socialista de los Trabajadores; fue defensor de los pobres y se opuso a algunas concesiones inquietantes de los Tratados del Canal, en especial, del Tratado de Neutralidad.

Yo tuve el honor de que Herasto me prologara un librito, LAS ARMAS DE GANDHI. Paradójicamente, toda la edición fue secuestrada por las fuerzas invasoras de Estados Unidos aquel 20 de diciembre de 1989 y, si al menos lo hubieran leído, no me dolería tanto, pero ­ como vemos después de Iraq, Libia, Afganistán, Yugoslavia y nuevamente Iraq, es obvio que no lo leyeron o no lo entendieron. Porque allí decíamos que la violencia engendra una mayor violencia y que, cuando los pueblos se disponen a luchar, nada ni nadie puede detenerlos. En honor de Herasto, pues, quisiera proponer que estas jornadas de rechazo a la presencia en Panamá del emperador del mundo, que empiezan hoy y culminan con una concentración pacífica en la Plaza Porras el 7 de noviembre, sean conocidas como «Jornadas Herasto Reyes».

No es fácil hablar de un presidente que dice cosas como las siguientes: «La mayor parte de nuestras importaciones vienen del exterior. «– «Dios me pidió que fuera presidente de Estados Unidos» — «Dios me pidió que invadiera Afganistán». «Tienen que escoger entre los terroristas y los Estados Unidos de América».

La analogía más recurrente es que este emperador es la encarnación de aquel otro: de Nerón, que mandó a quemar a Roma y le echó la culpa a los cristianos, pues Bush hace lo mismo: está destruyendo el planeta y todo lo que hay sobre él, y le echa la culpa a los terroristas. ¿Y quiénes son los terroristas? Todos aquéllos que desobedezcan al nuevo Tirano, todos quienes se resistan a la «Pax Americana», como entonces a la «Pax Romana». Eso sin mencionar que hasta su nombre simboliza el «666» de la Bestia apocalíptica, según algunos terroristas esotéricos. Pero la verdad es que, al igual que Nerón entonces, ¡el actual emperador es el más grande terrorista del mundo!

Más allá de sus frases lapidarias, es difícil referirse al hombre más poderoso de la Tierra que, sin embargo, enmudeció por una súbita parálisis facial, se ocultó y no supo responder a las crisis planteadas por los atentados del 11 de septiembre; que juró capturar a Osama Bin Laden sin encontrarlo, mientras su familia se sienta junto a parientes del supuesto terrorista más buscado en las juntas directivas que ambas dinastías comparten en empresas de petróleo y de armas; de un presidente que se pasó cinco días jugando golf de video mientras flotaban miles de cadáveres en Nueva Orleáns debido al Huracán Katrina que destruyó la Costa del Golfo, haciendo disparar los precios del petróleo; de un presidente que nombró al frente del SINAPROC (Sistema Nacional de Protección Civil) de Estados Unidos conocido como FEMA, a un cuidador de caballos. En esto Bush se parece más al emperador Calígula, que designó como ministro de Roma a un caballo. Por cierto que la madre de Bush expresó, acerca de los damnificados de Nueva Orleans, que solamente se trataba de «unos cuántos negros pobres». De tal madre, tal astilla.

Un periódico de Estados Unidos que se conoce como «The Onion», o sea, «La Cebolla» manifestó (12-28 de octubre) que: «En respuesta a las crecientes críticas de su manejo de la guerra en Iraq y del desastre de la Costa del Golfo, así como en otras áreas como aumento del precio de la gasolina, se espera que el Presidente Bush nombre este viernes a alguien para que gobierne EEUU». Al comentario mordaz, el presidente Bush replicó con una frase de antología: Bush dijo: «En estos tiempos tumultuosos, Estados Unidos necesita a una persona valiente y resuelta que pueda cumplir la tarea» (Saúl Landau, Instituto para Estudios Políticos. «Bush: una valoración», 21 de octubre de 2005), pero en este arranque de franqueza sí estamos de acuerdo con nuestro ilustre visitante porque en estos tiempos tumultuosos, gracias mayormente a su administración, el mundo necesita a un dirigente valiente y resuelto en Estados Unidos que ponga fin a la locura paranoica que nos está destruyendo, mas debemos agradecerle al presidente Bush porque, debido al desastre planetario, ahora estamos más convencidos que nunca que, «Un Mejor Mundo es Posible», ya que uno peor que éste, ¡no es posible!

1. El presidente Bush fue el gobernador que en la historia de los Estados Unidos sentenció a la muerte al mayor número de reos, incluyendo a menores de edad y discapacitados, en su mayoría negros e hispanos.

2. El presidente Bush aumentó la desigual distribución de la riqueza, el desempleo y la exclusión social en Estados Unidos y privatizó numerosas agencias y programas de índole estatal para beneficiar a empresas transnacionales y sus compinches.

3. El presidente Bush redujo drásticamente los impuestos a los ricos y recortó los gastos sociales para hacer más pobres a quienes poco o nada tenían. Como resultado, según el Informe de Desarrollo Humano del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) para el 2005, Estados Unidos es el único entre los países ricos que no cuenta con ningún programa de seguro de salud. Estados Unidos cayó al lugar 43 en mortalidad infantil. Los bebés en Beijing tiene el doble de posibilidades de sobrevivir en su primer año que los nacidos en Washington, D.C.( Landau). Según The Independent (8 de septiembre de 2005): «Los negros en Washington, D.C. tienen una tasa de mortalidad infantil superior a la del estado indio de Kerala.»

4. El presidente Bush aumentó la corrupción en Estados Unidos: Desde su ascenso al poder, 18 ejecutivos de corporaciones han ido a la cárcel por delitos corporativos, entre ellos la camarilla de Bush en ENRON quienes se enfrentan a la posibilidad de ir a prisión por practicar una ética de que «la avaricia es buena».

5. El presidente Bush atacó e invadió a Afganistán en octubre de 2001, en violación de la Carta de la ONU, particularmente el Artículo 51 sobre legítima defensa, acusándola de los atentados del 11 de septiembre, una acción terrorista que, según análisis independientes, parece haberse originado en las entrañas del poder estadounidense. Desde entonces, Afganistán se ha convertido en un campo de concentración de Estados Unidos, y su población subsiste en base al narcotráfico, el tráfico de armas, la trata de blanca y el cultivo de amapola.

6. El presidente Bush proclamó la vigencia planetaria de su política de «Guerra Preventiva», eje fundamental de la Doctrina de Seguridad Nacional de Estados Unidos para el Siglo XXI, una expresión del plan mundial de dominación conocido como «Proyecto para un Nuevo Siglo Americano». Conforme a la «Guerra Preventiva», Estados Unidos se arroga el derecho de atacar a cualquier potencia que ellos consideren una amenaza o posible rival en el campo económico, comercial, militar o especial, porque solamente debe haber una potencia hegemónica en un mundo unipolar.

7. El presidente Bush declaró que Estados Unidos se desligaba del derecho internacional porque la soberanía de su país no admitía restricciones de ninguna clase; a tal efecto, se desvincularon del Convenio de Viena sobre el Derecho de Tratados y de las Convenciones de Viena sobre Relaciones Diplomáticas y Consulares, dejando al mundo en un limbo jurídico, impotente e indefenso legalmente.

8. El presidente Bush aumentó el presupuesto militar de la superpotencia para enfrentar a una amenaza en gran parte ficticia, cuyo monto ­ más de 500 mil millones de dólares este año — supera el presupuesto militar del resto del mundo. Según las Naciones Unidas, con solamente 50 mil millones de dólares se resuelve el problema del hambre en el mundo y con mucho menos se resuelve la muerte diaria de 50 mil niños por desnutrición.

9. El presidente Bush autorizó el Acta Patriótica I y II, para enfrentar al terrorismo internacional, que suponen la decapitación de la Constitución y el estado de derecho en el país modelo de «democracia», así como el desconocimiento salvaje del derecho internacional y las normas más elementales de convivencia humana.

10. El presidente Bush autorizó la «Homeland Security» (Seguridad de la Patria) para extender un control autoritario y represivo sobre su pueblo con el pretexto de la guerra contra el terrorismo, el cual, conjuntamente con otras agencias de seguridad, ha construído cárceles, sitios de retención y tortura, para retener indefinidamente a sospechosos de ese delito al margen de toda protección legal o conocimiento público. Como ha dicho Adolfo Pérez Esquivel, Premio Nobel de la Paz, en carta enviada al Comité Panameño por la Paz y contra la Guerra, Bush «piensa pedir al Congreso 25 millones de dólares para construir una cárcel para detenidos con pocas posibilidades de comparecer ante un tribunal militar por falta de pruebas».

11. El presidente Bush retiró la firma de Estados Unidos del Estatuto de Roma que creó el Tribunal Penal Internacional, con el propósito de asegurar la inmunidad y la impunidad de sus funcionarios civiles y militares ante acusaciones de crímenes de guerra, de lesa humanidad y otros graves delitos, y obligó a casi todo el mundo bajo su mandato a suscribir tratados bilaterales en los que se comprometieron a no juzgar a criminales de guerra de Estados Unidos, a no enviarlos a otros países, ni a remitirlos al Tribunal Penal Internacional.

12. El presidente Bush profundizó la tendencia de Estados Unidos de no suscribir convenios que garantizan los derechos humanos, incluyendo el que prohíbe el genocidio, la tortura y el maltrato a niños y mujeres.

13. El presidente Bush ordenó la invasión a Iraq en 2003, en violación de la Carta de las Naciones Unidas, esgrimiendo argumentos falaces e hipócritas para acusar a Sadam Hussein de amenazar inminentemente a Estados Unidos con armas de destrucción masiva, nucleares, químicas y biológicas, todo lo cual resultó un pretexto para apoderarse de las riquezas petrolíferas y la posición estratégica de la antigua Mesopotamia.

14. El presidente Bush ha asesinado a cientos de miles de afganos e iraquíes desde 2001, y si contamos con la primera guerra a Iraq y el bloqueo ilegal decretado por Bush padre, solamente en este país han muerto más de un millón de iraquíes, la mitad niños.

15. El presidente Bush y el poder corporativo que lo secunda han secuestrado el derecho a la información del pueblo norteamericano y del mundo, al distorsionar los hechos y cifras relativas al 11 de septiembre y la guerra preventiva, a fin de mantener un clima de terror y miedo, propiciador de su actual dictadura.

16. El presidente Bush, a través de su vicepresidente, Dick Cheney, ordenó planificar ataques con bombas tácticas nucleares a la República Popular Democrática de Corea y, con la participación de Israel, a Irán, como parte de su guerra preventiva, a fin de apoderarse de todo el petróleo desde el Medio Oriente hasta el Asia Central en los linderos con Rusia y China, y de reducir las posibilidades de una alianza estratégica en su contra.

17. El presidente Bush ha ordenado financiar, con aprobación del Senado, un vasto plan de desestabilización mundial, particularmente en las exrepúblicas soviéticas, en territorio nacional de Rusia, en la República Popular China, en los países árabes y en Latinoamérica, en las que participan miles de organizaciones no gubernamentales y de supuestos derechos humanos, con el propósito de apoderarse de las riquezas del planeta mediante un control estratégico.

18. El presidente Bush se ha negado a respetar o cumplir los acuerdos de Kyoto para mitigar la destrucción del planeta y es el país que más se ha burlado de las Metas del Milenio para reducir la pobreza mundial.

19. El presidente Bush ha diseñado una estructura global de seguridad que responde al «Nuevo Siglo Americano» y exige la subordinación de las doctrinas de seguridad nacional del resto del mundo a sus planes estratégicos, arrasando con toda noción de soberanía nacional o cooperación internacional, en los cuales la amenaza principal del mundo es el terrorismo, mas no la pobreza, las desigualdades, el desempleo y la exclusión social, como sostiene la mayor parte de los países latinoamericanos.

20. El presidente Bush nombró, contra la opinión del Senado, a John Bolton, exdirector de Seguridad Internacional, como embajador ante las Naciones Unidas, pese a que Bolton es enemigo declarado de esta Organización y su objetivo es conspirar contra su funcionamiento correcto para impedir que la comunidad internacional se convierta en un escollo a los planes hegemónicos y unilaterales de Estados Unidos.

21. El presidente Bush ha fortalecido y ampliado su presencia militar en Latinoamérica y el Caribe, con bases, pistas de aterrizaje secretas, sitios de proyección de fuerzas, monitoreo terrestre, aéreo y marítimo, instalaciones de inteligencia militar, fuerzas especiales, radares, acuerdos que permiten la libre circulación y la intervención de sus fuerzas militares dentro de la región, asistencia «humanitaria» tipo «Nuevos Horizontes», operaciones militares conjuntas, tanto terrestres y aéreas como navales, capacitación de los ejércitos latinoamericanos y las fuerzas policivas y de seguridad, en prácticamente todos los países de la región, salvo Cuba y Venezuela, pero muy especialmente en Colombia y, recientemente, Paraguay.

22. El presidente Bush está impulsando su arquitectura regional de seguridad como punta de lanza de su política exterior, profundizando sus lazos con los operadores de seguridad en toda la región para vehicular a través de éstos su doctrina de Seguridad Nacional para el siglo XXI, la cual contempla criminalizar hasta la protesta social.
23. El presidente Bush ordenó profundizar el bloqueo contra Cuba y perfeccionar su penetración en la Isla, y a tal fin ha autorizado fondos extraordinarios para financiar a la oposición, derrocar a su gobierno y preparar una etapa «postcastro» que llevará inexorablemente al viejo sueño de anexar Cuba a Estados Unidos.

24. El presidente Bush participó activamente en el derrocamiento temporal y frustrado del presidente Hugo Chávez Frías, de Venezuela, contradiciendo la Carta Democrática y el derecho internacional y hace planes para producir un conflicto bélico entre venezolanos.

25. El presidente Bush está presionando para la implantación del ALCA, que no es otra cosa que la absorción y avasallamiento de la economía regional por parte de transnacionales norteamericanas, con la consecuente destrucción del aparato productivo latinoamericano.

26. El presidente Bush es el principal patrocinador del terrorismo, al proteger a Luis Posada Carriles y sus secuaces y no satisfacer el clamor mundial de extraditarlo para someterlo a tribunales competentes de Venezuela, y no cumple con su obligación judicial y moral de liberar de inmediato a los Cinco Héroes cubanos antiterroristas que han sido sentenciados a largos años de prisión y a más de una perpetuidad, no obstante haberse anulado sus juicios por ilegales en Estados Unidos y descalificados, además, por la Comisión de Derechos Humanos de Naciones Unidas.

27. El presidente Bush hizo que Panamá suscribiera diferentes tratados entre 1999 y 2004 que constituyen serias violaciones de nuestra Constitución Política y del derecho internacional y están totalmente viciados de nulidad.

28. En 1999, Panamá y Estados Unidos firmaron un acuerdo secreto de inteligencia militar en torno a actividades navales. Bajo el presidente Bush, Panamá y Estados Unidos firmaron un tratado en diciembre de 2001, perfeccionado en abril de 2002 y redactado en inglés solamente, mediante el cual se les otorga derechos extraordinarios de extraterritorialidad y privilegios diplomáticos a funcionarios, civiles y militares, de 16 agencias federales de Estados Unidos, los cuales no estarán nunca sometidas a las leyes o tribunales panameños ni serán responsables por su actuación. Dicho acuerdo no fue sometido al Órgano Legislativo para su aprobación.

29. Panamá y Estados Unidos firmaron el Tratado Salas-Becker en febrero de 2002, mal denominado Arreglo Complementario, a inicios de nuestros carnavales, que permite la entrada de la guardia costera de Estados Unidos en el espacio marítimo panameño, y de aeronaves de Estados Unidos u operadas por éstos, en nuestro espacio aéreo, así como la entrada de otras ramas de sus Fuerzas Armadas y de aquéllas pertenecientes a terceros Estados, aunque éstos no cuenten con el aval directo de Panamá, con el propósito de cooperar en la represión de delitos internacionales que no se delimitan en dicho acuerdo. En ningún caso dichas fuerzas estarán sometidas a la soberanía panameña. El Tratado Salas-Becker no fue enviado al Órgano legislativo para su aprobación y no ha sido publicado salvo en la Gaceta Oficial. Este Tratado tiene versiones en español e inglés, pero sus textos no se corresponden recíprocamente en numerosas cláusulas, siendo el texto en inglés una versión mucho más lesiva a la soberanía panameña que la versión en español.

30. Panamá y Estados Unidos firmaron en abril de 2003 el Tratado Arias-Watt, mediante el cual Panamá se obliga a no someter a juicio en sus tribunales a ningún ciudadano, civil o militar, de Estados Unidos por crímenes de guerra o de lesa humanidad, así como tampoco a enviarlos a terceros países o al Tribunal Penal Internacional (23 países firmaron el acuerdo, 8 de Latinoamérica), de manera incompatible con el marco jurídico nacional e internacional prevaleciente.

31. Panamá y Estados Unidos firmaron una Enmienda al Tratado Salas-Becker, en la Casa Blanca, en presencia de John Bolton, jefe de Seguridad Internacional y del presidente Bush, mediante la cual nuestro país autoriza a Estados Unidos a abordar en alta mar a cualquier nave bajo bandera panameña en busca de armas de destrucción masiva o sus componentes, algo que constituye una violación del derecho internacional. Teniendo Panamá la flota mercante más grande del mundo, ello significa que nuestro territorio nacional flotante ha quedado sometido a la intervención permanente de dicha potencia, con el agravante de que esos mismos derechos fueron extendidos a terceros Estados afines, a los intereses estratégicos de Estados Unidos, pero en total conflicto con iniciativas de las Naciones Unidas sobre desarme. Asimismo, la Enmienda Escalona-Bolton hace extensivos los derechos del Tratado Salas-Becker a estos otros Estados mencionados en dicha Enmienda. Esta Enmienda tampoco fue enviada al Órgano Legislativo para su aprobación.

32. Bajo el mandato del presidente Bush, en 2003, 2004 y 2005, se han llevado a cabo maniobras navales multinacionales, conocidas como Panamax, para enfrentar supuestas amenazas al territorio nacional y al Canal, en violación de nuestra condición de país sin ejército, del Tratado de Neutralidad que prohíbe la presencia militar extranjera en Panamá y de nuestra Constitución Política que hace descansar exclusivamente en los panameños la responsabilidad por la defensa nacional de la República. Estos acuerdos son desconocidos por completo, persiguen fines ajenos a la defensa de Panamá o del Canal y no fueron tampoco enviados al Órgano Legislativo.

33. El presidente Bush, a través de Colin Powell, Roger Noriega y Otto Reich, amén de la Fundación Cubano-Americana, lograron que la presidenta Mireya Moscoso indultara a Luis Posada Carriles y otros terroristas en agosto de 2004 que planificaron un atentado contra el presidente de Cuba en el año 2000. Según informaciones que circulan ampliamente en Internet, que afirman estos hechos, a la expresidenta le entregaron más de tres millones de dólares y un auto valorado en más de 125 mil dólares, y estas acusaciones bochornosas deben ser investigadas de oficio por nuestras autoridades para determinar si se cometieron delitos conforme a las leyes panameñas y el derecho internacional.

¿QUÉ PERSIGUE EL PRESIDENTE GEORGE W. BUSH EN PANAMÁ?

Se desconoce por completo la agenda del presidente Bush en Panamá, pero sí hay elementos que nos permite avizorar puntos en común. Bush viene a Panamá para decirle al mundo que las invasiones sí pagan, porque ahora nuestro país es ejemplo de democracia, para traspolar (infructuosamente a nuestro juicio) este «éxito» a Iraq. Pero nosotros le decimos que esa democracia es rehén de los partidos tradicionales, proimperialistas y oligárquicos todos, y que ella conspira para impedir una verdadera representación de las grandes mayorías; que esa democracia hiede a corrupción y está manchada de sangre, la sangre de miles de mártires que aún claman por una justicia que se les niega, y que esa democracia tutelada y restringida nos roba la independencia.

El presidente Bush viene a Panamá a lo mismo que vino el presidente Teodoro Roosevelt a principios de siglo; es decir, a ver cómo va la construcción de «su Canal». Bush viene a asegurarse que sus empresas transnacionales como la Bechtel no queden marginadas de los contratos de la ampliación del Canal que, según la Autoridad del Canal sólo costará de cinco o seis mil millones de dólares, en tanto que el subsecretario del Pentágono, Roger Maurer expresó ante el Senado de Estados Unidos que dichas obras costarán más de 16 mil millones de dólares.

Bush viene a asegurarse de que la China Popular no participe en la ampliación de la vía interoceánica y a intervenir en la cuestión de si Panamá debe o no romper sus relaciones con Taiwán y establecerlas con la China Popular. Bush viene a impedir que Panamá se acerque a Venezuela, menos a Cuba, para evitar que el fervor liberacionista en Sudamérica rebase la frontera del Darién. Bush viene a asegurarse de que Panamá no dé marcha atrás en los tratados suscritos con la administración Moscoso, en su apoyo en la guerra contra Iraq o en su calificación de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia como terroristas, hazaña lograda por el gobierno anterior.

Concretamente, el presidente Bush puede estar más interesado en que la compañía petrolera Harken Energy, uno de cuyos propietarios es la familia del actual mandatario, logre una concesión para explorar petróleo en Panamá («Empresa de los Bush buscará petróleo en Panamá», El Panamá-América, 11 de octubre de 2005). Según la noticia: «En la junta directiva de la empresa pusieron, entre otros, a Bush Jr. y a Abdullah T. Bakhsh. Según informes periodísticos, Bakhsh representó los intereses de la familia Bin Laden en EU entre 1976 y 1982.» La petición para explorar petróleo ha sido confirmada por el gobierno panameño. Y aquí se completa el círculo.

Pero yo quiero decirle al presidente Bush: Señor Presidente, hágase un favor a Ud. mismo y no venga a Panamá. Usted no será bien recibido por todos en este país donde asesinan a presidentes (José Antonio Remón Cantera en 1955) y todo queda en el misterio, o donde intentan asesinar (Fidel Castro, 2000; Hugo Chávez en 2005) y los terroristas son liberados ilegalmente o son indultados. Hace poco fue asesinado un humilde panameño convertido al Islam dentro de la Mezquita en Colón, cerca de la Zona Libre, lugar que el FBI considera como fuente del terrorismo internacional al mismo nivel que la Triple Frontera (Brasil, Argentina, Paraguay). Nada se sabe acerca de este crimen, pero la comunidad islámica de Panamá está intranquila.

Pese a todo, es posible que el presidente Bush sí venga a Panamá, porque, como ha dicho el Senador Chuck Hagel, republicano por Nebraska quien aspira a la presidencia de Estados Unidos en el 2008, «Bush está desconectado de la realidad».

Quiero terminar reproduciendo como mías las palabras de Robert Bowan, Obispo de la Iglesia Católica Unida en Florida, Teniente Coronel y excombatiente de Vietnam, cuando en su carta al presidente Bush, antes de la actual carnicería en Iraq, expresó:

«Señor Presidente, Ud. no contó al pueblo americano la verdad sobre por qué somos el blanco del terrorismo, cuando explicó por qué bombardearíamos Afganistán y Sudán. Ud. dijo que somos blanco del terrorismo porque defendemos la democracia, la libertad y los derechos humanos del mundo. ¡Qué absurdo, señor Presidente!

Somos blanco de los terroristas porque, en la mayor parte del mundo, nuestro gobierno defendió la dictadura, la esclavitud y la explotación humana.

Somos blancos de los terroristas porque somos odiados. Y somos odiados porque nuestro gobierno ha hecho cosas odiosas. ¿En cuantos países agentes de nuestro gobierno depusieron a líderes popularmente elegidos, sustituyéndolos por dictadores militares, marionetas deseosas de vender a su propio pueblo a corporaciones norteamericanas multinacionales?»

Concluímos así nuestra intervención, no sin antes clamar:

¡Viva para siempre Herasto Reyes!
¡Vivan los héroes y mártires de la patria!
¡Viva el 3 de noviembre!
¡Viva el pueblo panameño, unido en pos de su soberanía!
¡Exijamos la limpieza de total de los polígonos de tiro y la Isla San José!
¡Abajo la Ley 44, que crea nuevas cuencas hidrográficas contra el derecho a la vida!