A 10 años de la ley 26.852 que conmemora el Día Nacional de lxs Afroagrentinxs y la Cultura Afro, la primera marcha del movimiento de Derechos Humanos de la comunidad afrodescendiente argentina se escuchó fuerte en las calles de Buenos Aires.
Los tambores como expresión ancestral y cultural de la africanidad retumbaron el asfalto de la avenida de Mayo, desde la Pirámide de la Plaza de la Revolución hasta el Congreso de la Nación.
Las historias de vida, las corporalidades afrodescendientes y africanas, sus voces acalladas durante largos años por la existencia del racismo estructural en nuestro país, se presentaron con la contundencia de sus reclamos en unidad de acción política.
Frente a la extranjerización de la comunidad afrodescendiente argentina, la invisibilización de sus aportes en la identidad nacional, la ausencia de perspectiva afro en la currícula escolar, la desvalorización de los derechos ciudadanos de las personas migrantes afrodescendientes y africanas, en defensa del candombe y el respeto de religiones de matriz afro (entre otras demandas y desafíos políticos), la comunidad afroargentina afrodescendiente y africana como resistencia negra nacional se movilizó para desarticular la permanencia de la exclusión social, el avance de los discursos de odio y la violencia racista.
Cuarenta años de democracia en nuestro país requieren conmemorarse fortaleciendo la lucha contra todos los negacionismos, y en ese sentido la comunidad afro también marchó con el orgullo de afirmar su soberanía en la visibilización de la Argentina diversa y plurinacional que necesita, como una política afirmativa, refundarse en el relato oficial para definitivamente incluir a los pueblos que la componen.
Desafíos de inclusión y representatividad política
Como expresa Epsy Campbel Barr, presidenta del Foro Permanente para los Afrodescendientes de las Naciones Unidas, “la estructura de la discriminación y el racismo tiene más que techos de vidrio, tiene techos de hierro que parece no se pueden romper. Sin igualdad étnico racial no hay democracia efectiva ni ciudadanía plena, y por ello tampoco hay desarrollo sostenible”.
En este sentido, desde el movimiento político afrodescendiente organizado sostenemos la necesidad de la implementación de políticas públicas e instituciones que contribuyan a reparar los efectos negativos de la exclusión histórica de la comunidad afrodescendiente en las agendas de gobierno.
En diferentes dimensiones, las llamadas “afroreparaciones” implican un paso fundamental, no solamente en términos simbólicos, sino también en justicia reparativa respecto a las consecuencias de la esclavitud y la relación de ese pasado con este presente de desigualdad social que enfrenta la comunidad racializada.
Como resultado de la lucha sostenida por las organizaciones sociales y gobiernos de raigambre popular que escuchan, a lo largo de estos años de la ley 26.852 se impulsaron desde el Estado Nacional espacios de referencia de la comunidad afrodescendiente. Diferentes programas y proyectos institucionales como la Comisión para el Reconocimiento Histórico de la Comunidad Afroargentina de Inadi, el Programa Afrodescendientes del Ministerio de Cultura de Nación, la Dirección Étnico Racial Migrantes y Refugiados en la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación, y espacios de articulación como la Mesa interministerial de Políticas Públicas para la comunidad afro que integran dichos organismos junto al Ministerio de Educación y el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, surgieron como puntos de partida para la transversalización de los diversos reclamos de la comunidad. Sin embargo, más allá de los enunciados, las organizaciones del movimiento político afrodescendiente reclaman con urgencia ampliar acciones y presupuestos que sean adecuados para el mejor cumplimiento de dichas propuestas políticas.
Al respecto, como parte de las demandas, la comunidad marchó por la incorporación de un Plan Nacional contra el Racismo, la creación del INAFRO como institución nacional de asuntos afroargentinos, afrodescendientes y africanos (inspirados en el Inaes de Asuntos Indígenas) y también por la modificación de la ley 26.485 de la violencia contra las mujeres, para que incluya y nombre a las comunidades lgbttinob+afro.
Asimismo, en la jornada histórica de la 1era marcha del 8 de Noviembre en Buenos Aires se presentó con amplio apoyo de la comunidad, a través de la diputada Mónica Macha, el proyecto de ley de cupo laboral destinado a la comunidad afroargentina, afrodescendiente y africana que busca garantizar un 2% de cupo laboral en el Estado Nacional, ejemplo a seguir para su incentivo e implementación en el sector privado.
Para las personas que leen pueden parecer políticas utópicas, para la comunidad que se liberó de 400 años de esclavitud ininterrumpida, así como en política el que se enoja pierde, desde las trayectorias de las personas afrodescendientes, la esencia del Ubuntu (soy porque somos) fortalece la lucha a través de los tiempos.
Derechos sí, derecha no, memoria verdad y justicia.
La comunidad afrodescendiente argentina es protagonista e integrante de la lucha popular.
Los desafíos de alcanzar representatividad política es parte de los objetivos a cumplir entendiendo que el desarrollo y la implementación de las políticas que cambien la realidad del colectivo como grupo históricamente vulnerado en sus derechos, requiere de procesos que llevan su tiempo. Asimismo, es honesto reconocer que en determinados escenarios políticos es cuando el plano de los avances de la comunidad es posible de cristalizar.
En este sentido, desde la comunidad afroargentina y que los derechos humanos deben garantizarse y afianzarse para toda la sociedad en su conjunto.
Vamos por la construcción de una sociedad más justa e igualitaria. Nuestras voces reivindican la Argentina que intentaron ocultar, el arco iris de colores de nuestra gente y la Matria Negra que debe ser honrada y respetada porque es patrimonio histórico, no solamente de los afroargentinxs, sino de todxs lxs argentinxs.
Capitana María Remedios del Valle ¡presente, ahora y siempre!
*Este artículo contiene lenguaje inclusivo por decisión de la autora.