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900 prisioneros palestinos en cárceles israelíes necesitan atención médica inmediata y no la reciben

Fuentes: Oficina de Información Chileno-Palestina

La Sociedad Palestina para el Asunto de los Presos (PPS en inglés), informó que hay 900 detenidos palestinos en las prisiones y centros de detención israelíes que requieren de atención y tratamiento médico inmediato. Algunos de los detenidos fueron heridos por disparos en operaciones que grupos del ejército israelí llevaron a cabo contra los presos […]

La Sociedad Palestina para el Asunto de los Presos (PPS en inglés), informó que hay 900 detenidos palestinos en las prisiones y centros de detención israelíes que requieren de atención y tratamiento médico inmediato. Algunos de los detenidos fueron heridos por disparos en operaciones que grupos del ejército israelí llevaron a cabo contra los presos la semana pasada.

Recientemente, dos detenidos se murieron como resultado del descuido médico; uno de ellos, Morad Abu Sakout, que sólo fue liberado de la prisión israelí después de un empeoramiento agudo de su condición de salud, murió luego en un hospital jordano. El segundo detenido, Jamal Al Saraheen, murió producto del descuido médico en una prisión israelí.

El PPS informó que los detenidos enfermos y heridos enfrentan duras condiciones, y son privados de la atención necesaria y el tratamiento médico. La mayor parte de estas personas no han tenido ninguna clase de cargos oficiales, por lo que se encuentran en cárceles israelíes cumpliendo condenas inexistentes.

Ya suman 14 los detenidos que han muerto en prisiones israelíes desde el estallido de la Intifada de Al Aqsa en septiembre de 2000. Un número significativo de palestinos fue secuestrado por el ejército israelí después de ser heridos por disparos, o cuándo los soldados han parado las ambulancias que los conducen a hospitales locales. La mayor parte de ellos fueron interrogados y atormentados a pesar de sus heridas.

El informe de PPS reveló que hay 900 detenidos que requieren de cirugía y de cuidado médico intensivo. Algunos de ellos tienen cáncer, enfermedades al corazón, a los pulmones, insuficiencia renal, heridas en la médula espinal, y otros sufren de desórdenes neurológicos y psicológicos.

Hay también un número significativo de detenidos que tienen la parálisis, o que han perdido manos o piernas después de ser heridos por el ejército.

La única medicina proporcionada a los detenidos son analgésicos y ha habido un continuo desprecio de la Administración de la Prisión israelí frente a la necesidad de transferir a la mayoría de los individuos a hospitales para tener tratamiento adicional cuando es necesario.

Otros asuntos que aumentan el sufrimiento de detenidos son las condiciones de vida duras y los ataques continuos de parte de los soldados, que en muchos casos disparan balas de caucho revestido y bombas de gas lo que en una cárcel provoca un evidente sufrimiento. Muchos son rociados también con gases que afectan sus sistemas respiratorios y neurológicos.

El abuso psicológico es practicado también por las autoridades de la prisión. Algunos detenidos son amenazados con ser violados e incluso con el abuso sexual a miembros de sus familias.

Cuándo las autoridades de la prisión deciden transferir a cualquier detenido al hospital, el proceso requiere espacios de tiempo prolongados que afecta la condición de salud del detenido y causa complicaciones adicionales.

Una vez que transferidos, son buscados y esposados durante la transferencia a pesar de su enfermedad y de su incapacidad para moverse. Cuándo son hospitalizados, son atados a las camas del hospital.

El hospital de la prisión de Ramle es considerado peor que la prisión misma. Hay generalmente una veintena de detenidos allí, la mayor parte sufriendo de enfermedades graves. El recinto mismo carece de los requisitos básicos de cualquier hospital, la nutrición es pobre, y la atención médica es insuficiente debido al hecho de que no hay médicos especializados.

Muchos presos son mantenidos en el confinamiento y soledad del hospital de Ramle, descrito como «estrecho, oscuro y con celdas subterráneas húmedas» por el informe de PPS.

Las docenas de detenidos liberados reciben actualmente ayuda psicológica debido al tormento y abuso del que fueron sujetos durante los interrogatorios y el encarcelamiento. La estadística publicada por el PPS reveló que 88% de los detenidos fueron atormentados, abusados y no tuvieron condiciones mínimas de salubridad durante el período de encarcelamiento.

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