La retirada de las tropas estadounidense que han estado interviniendo en Siria contra Bashar el Assad y apoyando la guerra terrorista contra el gobierno legítimo de esa nación del Oriente Medio, parece haber sido revertida por decisión de lo que se conoce como el Estado Profundo estadounidense. Todo indica que Trump está sucumbiendo una vez […]
La retirada de las tropas estadounidense que han estado interviniendo en Siria contra Bashar el Assad y apoyando la guerra terrorista contra el gobierno legítimo de esa nación del Oriente Medio, parece haber sido revertida por decisión de lo que se conoce como el Estado Profundo estadounidense.
Todo indica que Trump está sucumbiendo una vez más ante la presión política del Estado Profundo, dice la senadora republicana por Carolina del Sur Lindsey Graham quien visitó la Casa Blanca el 30 de diciembre y luego informó a los periodistas que había hablado con el Presidente y éste le aclaró que sus planes de retiro solo se están «ralentizando de una manera inteligente», según dijo Graham a NBC News. Por su parte, el Washington Post describió la decisión de Trump como una situación de pausa, no una retirada.
Según dijo la senadora a la prensa, «el presidente prometió destruir al ISIS y va a mantener esa promesa. Sólo que aún no se ha llegado a ese punto. Pero, como ya estamos dentro de lo que en futbol se llama la línea de 10 yardas, el presidente entiende que es necesario terminar el trabajo».
Para el Senador estadual republicano de Virginia, (Distrito 13) Richard Black «los principales medios de comunicación se niegan a reconocer que la lucha más dura contra ISIS y Al Qaeda ha sido llevada a cabo todo el tiempo por Siria y sus aliados. De hecho, en Estados Unidos se califica la lucha de Irán contra los terroristas sirios de «actividad maligna» y se pretende ignorar el hecho de que Al Qaeda en Siria es al Nusra, que es progenie de la fuerza de Al Qaeda que secuestró jets y los lanzó contra las Torres Gemelas y el Pentágono, matando a 3.000 estadounidenses el 11 de septiembre de 2001. El autor ganador del Premio Pulitzer, Seymour Hersh, escribió que una revisión de la política siria realizada por la Agencia de Inteligencia de Defensa en 2013 reveló que el programa secreto de la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos (CIA) llamado Timber Sycamore para el suministro de armas y entrenamiento, apoyado por servicios de inteligencia árabes como el Servicio de Seguridad de Arabia Saudí había desempeñado un papel de peso en la guerra estadounidense contra Siria.
Lanzado en 2012-13, Timber Sycamose suministró dinero, armamento y entrenamiento a las fuerzas terroristas que lucharon contra el presidente sirio Bashar al-Assad en la Guerra Civil Siria que, según funcionarios estadounidenses, ha entrenado y armado a miles de terroristas incluyendo específicamente los de ISIS y a Al Qaeda. El presidente Barack Obama autorizó secretamente a la CIA a comenzar a armar a los «rebeldes» de Siria en 2013. Hay pruebas sólidas de que Estados Unidos planeó derrocar a Siria en 2001; la Embajada de Estados Unidos en Damasco publicó una estrategia detallada para desestabilizar a Siria en 2006, mucho antes de la llamada «Primavera Árabe», cuyo enfoque sistemáticamente ha sido derrocar a su gobierno constitucionalmente electo, reconocido por la ONU.
«Es repugnante escuchar decir repetidamente que «Bashar al-Assad asesinó a 500.000 habitantes de su país», como si los terroristas apoyados por Estados Unidos no hubieran jugado ningún papel en los asesinatos. He visto cientos de decapitaciones y crucifixiones en fila, pero ninguna cometida por las tropas sirias. Los principales crímenes de guerra, como la decapitación de 250 soldados sirios después de correr por el desierto en paños menores, apenas fueron mencionados por la Hermandad Siria Musulmana.
«Durante un viaje de cinco horas a través de la Siria liberada este septiembre, hablé con mucha gente, desde pastores del desierto hasta monjas y religiosos musulmanes. Hubo expresiones palpables de alegría porque las fuerzas armadas sirias les habían liberado de los terroristas, sumado a ello el amplio apoyo popular e inequívoco al Presidente Bashar al Assad y a las Fuerzas Armadas sirias».
Esta desastrosa guerra nunca habría ocurrido sin la planificación y ejecución estadounidenses. Habría terminado hace años y cientos de miles de bajas se hubieran evitado si hubiéramos cerrado nuestras bases de entrenamiento y logística en Jordania, Turquía, Arabia Saudí y Qatar. La guerra de Siria tuvo poco que ver con la «Primavera Árabe» y mucho que ver con las acciones clandestinas de la CIA, el MI-6, el Mossad israelí, el MIT turco, la DGSE francesa, el GID saudí y otros que trabajaban con la Hermandad Musulmana Siria. Entrenamos y reclutamos a muchos más terroristas de los que matamos, y volveremos a chocar con esos supervivientes en otros momentos y lugares.