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La Cataluña suiza y la Cataluña ruandesa

Fuentes: Rebelión

Se me había pasado, ¡menudo error! Menos mal que mi compañera me advirtió de un artículo -«Los catalanes ricos viven hasta 12 años más que los de rentas bajas»- que Jessica Mouzo Quintás [JMQ] publicó en las páginas de El País-Cataluña del 15 de marzo [1]! Una síntesis: «Un hombre de clase alta tiene una […]

Se me había pasado, ¡menudo error! Menos mal que mi compañera me advirtió de un artículo -«Los catalanes ricos viven hasta 12 años más que los de rentas bajas»- que Jessica Mouzo Quintás [JMQ] publicó en las páginas de El País-Cataluña del 15 de marzo [1]! Una síntesis: «Un hombre de clase alta tiene una esperanza de vida similar a la de un ciudadano suizo, mientras que la expectativa de vida de uno pobre es parecida a la de una persona de Ruanda». Les hablo más tarde de ello.

Antes de entrar en ello. Resumo el panorama dibujado, también por Jessica Mouzo, en «La pobreza se recrudece y acosa al 24% de los catalanes». ECAS (Entidades Catalanas de Acción Social) alerta de que la precariedad laboral y en la vivienda también se perpetúa [2]

1. La tasa AROPE -mide la población que vive bajo el umbral de la pobreza, las personas con privaciones materiales severas y aquellas familias con baja intensidad de trabajo por hogar- dibuja el siguiente panorama en Cataluña en 2017 (último año del que se tienen cifras): el 23,8% de la población está en riesgo de pobreza o exclusión (un porcentaje en alza desde 2015); entre la población extranjera, las circunstancias de exclusión social alcanzan al 47,7%.

2. La precariedad laboral y en la vivienda también se perpetúa. La supuesta recuperación económica (lo sabíamos todas) no se traduce en una mejora de las condiciones de vida de la población.: el 87% de los contratos que se firman cada año son temporales; la tasa de pobreza en el trabajo es del 12,2%.

3. De este modo, la mitad (¡el 50%!) de la población catalana tiene dificultades para llegar a fin de mes (los hogares destinan más del 30% de su renta a pagar la vivienda o los suministros; en algunos casos mucho más).

4. La inversión en políticas públicas por parte de la Generalitat ha crecido pero muy tímidamente: el gasto conjunto en salud, educación, protección y promoción social y vivienda se redujo en más de 4.000 millones de euros entre 2010 y 2014. Solo se han recuperado 1.800 (el 45%). Pero las necesidades sociales son ahora mayores y la vida es más cara. El escenario requiere mucha más inversión social de la que había antes de los llamados «recortes».

Milagros Pérez Oliva -«El precariado se cronifica. La desigualdad sigue aumentando pese a que la economía española figura entre las que más crecen de Europa»- confirma la situación [3]. Dos apuntes:

1. El 20% de la población con renta más alta ingresa 5,7 veces más que el 20% de renta inferior, cuando en 2016 la diferencia era 5,5 veces. Sigue subiendo.

2. El salario medio en Cataluña era de 1.725 euros brutos al mes en 2018, mientras que el alquiler medio en la ciudad de Barcelona era de 950 euros al mes (en Nou Barris, un barrio obrero, con una renta muy inferior a la media, de 680).

3. En los últimos 15 años los alquileres han subido en el área metropolitana un 48%.

Volvamos al informe sobre la esperanza de vida.

La situación socioeconómica de los individuos pasa factura a su salud, comenta JMQ, tanto que condiciona incluso su esperanza de vida. Sabíamos del tema, lo habíamos visto en la diferencia de esperanza de vida en la ciudad de Barcelona por ejemplo. Estudiosos como el profesor Joan Benach nos han hablado de ello en reiteradas (e informadas) ocasiones.

Pero hay cosas que ignorábamos. Esta por ejemplo:

A través de una base de datos (anónima) del Servicio Catalán de la Salud (CatSalut), unos investigadores desglosaron el estatus socioeconómico en cuatro grupos según sus ingresos: desde más de 100.000 euros al año -las rentas altas- hasta menos de 18.000 euros anuales -condición socioeconómico bajo (el indicador de renta «muy bajo» correspondía a aquellas personas que reciben ayudas o asistencia social por parte de la Administración). El 66% de la muestra eran personas de bajo nivel socioeconómico, el grupo más numeroso; el 28% eran de nivel medio; el 4%, de estatus muy bajo, y apenas el 1% correspondía a las rentas altas.

Pues bien, según su estudio, publicado en la revista Preventive Medicine [ 4 ] , un catalán o una catalana de nivel socioeconómico alto (más de 100 mil euros anuales) «tiene una esperanza de vida similar a la de un ciudadano suizo». Sin embargo, y por contraposición, un catalán o catalana de renta baja (menos de 18 mil euros anuales) «tiene una expectativa de vida parecida a la de una persona de Ruanda». Suiza versus Ruanda. La investigación ha cruzado datos socioeconómicos, de diagnóstico y mortalidad de seis millones de catalanes (los residentes en Cataluña mayores de 18 años), y «apunta a que la esperanza de vida es hasta 12 años mayor en las rentas altas con respecto a las bajas». ¡12 años, 144 meses, más de 4 mil días! Por géneros, la brecha entre mujeres es de nueve años y entre hombres, de 12.

Lo intuíamos (lo hemos vivido de hecho) pero el estudio lo confirma: cuando más bajo es el estatus socioeconómico, recojo las palabras de JMQ, mayores son las probabilidades de muerte, independientemente de la edad y el sexo.

Con más concreción. Los resultados arrojaron que la esperanza de vida a los 18 años es de 64,9 en los hombres de clase alta (sumados: 82,9 años) y de 70,2 entre las mujeres del mismo estatus social (sumados: 88,2 años). En los ciudadanos de clase baja, la esperanza de vida a los 18 años desciende a los 52,9 años en los hombres (70,9 años) y a los 60,8 en las mujeres (78,8 años).

De este modo, insisto, los investigadores sostienen que la esperanza de los ricos catalanes (64,9 años a los 18) es superior a la esperanza media de Suiza (en 2016, cuando se recogieron los datos, era el país con la mayor esperanza de vida a los 18 años el mundo). En cambio, el grupo de hombres de condición socioeconómica más baja tienen una expectativa de vida (52,9 años a los 18 años) similar a la de Ruanda o El Salvador.

Los resultados de esta investigación siguen la línea asumida ya hace tiempo por la OMS acerca de la influencia de los determinantes sociales en la salud: vivienda, trabajo, los ingresos, el entorno social. Para el cardiólogo Miguel Caínzos-Achirica, epidemiólogo cardiovascular del hospital (público) de Bellvitge de Barcelona y uno de los autores que firman el estudio, hay elementos «que llaman la atención». Este por ejemplo: «En un entorno como este, con todos los factores protectores como la esperanza de vida más alta del mundo y acceso universal a la salud, hay una diferencia de 10 años. Es una diferencia muy grande».

El equipo de Caínzos-Achirica ya había estudiado anteriormente la influencia de los factores socioeconómicos. En patologías concretas, como la insuficiencia cardíaca, la brecha se dispara. «La gente con menos renta desarrolla más enfermedades y su evolución es peor». En otro estudio publicado hace unos meses, el cardiólogo demostró que, en pacientes con insuficiencia cardíaca, las rentas más bajas se asociaron con una esperanza de vida más corta a los 50 años: de 22,2 años en clases altas y 12,8 en rentas bajas. Es decir, de 72,2 años y 62,8 años. En la línea de lo anterior.

¿Alguien habló alguna vez de Cataluña como un solo pueblo? ¿Un solo pueblo en el que las condiciones socioeconómicas determinan en tal medida la esperanza de vida y el desarrollo de enfermedades? ¿Por qué se empeñan tanto algunas fuerzas políticas y asociaciones afines en ver homogeneidades donde existen grandes diferencias en asuntos tan importantes, tan esenciales para todas (y también para todos) como la vida y la salud?

Notas

1) https://elpais.com/elpais/2019/03/14/ciencia/1552594680_503660.html

2) https://elpais.com/ccaa/2019/03/15/catalunya/1552676373_222328.html

3) https://elpais.com/ccaa/2019/03/16/catalunya/1552760986_307273.html

4) «Socioeconomic status, life expectancy and mortality in a universal healthcare setting: An individual-level analysis of >6 million Catalan residents» https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0091743519300787?via%3Dihub

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de la autora mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.