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Entrevista con Ayana Aubourg, miembro de YAMI, organización contra la encarcelación masiva

«¡Poder en todo lugar donde haya gente!»

Fuentes: TeleSur

Ayana Aubourg tiene 20 años y es miembro de Jóvenes Contra la Encarcelación en Masa (YAMI, según sus siglas en inglés) en Boston, MA. Habla con Cynthia Peters acerca de su trabajo de organización, la experiencia de su familia con el encarcelamiento, y su esperanza con la creciente ola de organización de los jóvenes. -Háblame […]

Ayana Aubourg tiene 20 años y es miembro de Jóvenes Contra la Encarcelación en Masa (YAMI, según sus siglas en inglés) en Boston, MA. Habla con Cynthia Peters acerca de su trabajo de organización, la experiencia de su familia con el encarcelamiento, y su esperanza con la creciente ola de organización de los jóvenes.

-Háblame de YAMI.

Somos un colectivo – una familia – de jóvenes que trabajan para crear conciencia sobre el complejo industrial de prisiones y cómo este está destruyendo a nuestras familias y comunidades. Hacemos protestas de acción directa, educación y fomento de base.

Por ejemplo, nos adentramos en las escuelas secundarias, y hacemos talleres sobre la encarcelación en masa. Me encanta interactuar con los jóvenes. Están motivados para compartir sus historias. Una parte del taller se enfoca en lo que llamamos «decir la verdad».

Después de cada taller, los profesores quedan muy sorprendidos de cómo los estudiantes se enfocaron y cooperaron con nosotros. Hacen preguntas y son muy comprometidos. Se puede ver que conectan los puntos de lo que han experimentado en su propia vida y el análisis que les estamos dando. Es diferente de lo que suelen hacer en la escuela cuando tienen que memorizar hechos y hacer bien en los exámenes. Me gustaría poder haber hecho algo de «decir la verdad» cuando era más joven. Me sentí silenciada toda mi vida.

-¿Cómo te sentiste silenciada?

Mi padre pasaba un tiempo dentro y otro tiempo fuera de la cárcel, cuando yo era pequeña. Luego, recibió una sentencia de 10 años. Solo hablé de ello abiertamente con mis amigos más cercanos. Habría sido bueno si hubiera podido conversar con mis profesores sobre mi situación y no tener que mentir. Al parecer, 1 de cada 28 niños tiene un padre que ha estado o que está encarcelado. Así que probablemente había un montón de niños en mi vida que estaban pasando por lo mismo que yo estaba pasando. Habría sido útil si hubiéramos podido ser más abiertos entre nosotros.

-¿Qué te ayudó empezar a desarrollar una conciencia política?

Conocí a una mentora llamada Dara. Dirigía un grupo de apoyo para mujeres jóvenes de color en mi edificio de apartamentos. Era el único lugar seguro donde las chicas como yo podíamos hablar con libertad sobre nuestras experiencias, salir de nuestros silencios, y cuestionar todo. Aunque mi conciencia política no ha dejado de crecer en los últimos años, fue este grupo de chicas que me dio mis más importantes, «ajá», momentos.

Dara me llevó a conferencias y talleres donde empecé a desaprender lo que el sistema me había enseñado. Empecé a cuestionar lo que estaba aprendiendo en la escuela. Recuerdo que en un taller, alguien me dio un libro de texto y me pidió que trate de encontrar algo acerca de mi herencia, y no pude encontrar nada. Así que me quedé con la pregunta: «¿Por qué este libro de texto habla sólo acerca de la gente blanca?» Momentos como ese me hicieron pensar más. Fue alrededor de ese tiempo que Oscar Grant fue baleado y muerto por la policía.

En una de estas conferencias, conocí a alguien que me invitó a venir a una reunión en YAMI. Estaba muy nerviosa. Pero la reunión fue muy relajada. La gente estaba sentada tranquilamente y hablando de todo. Alguien me dio un libro de Michelle Alexander y una camiseta de YAMI en el primer día. Yo estaba tan contenta después. Nunca me había sentido así antes. Me sentí como que podía aprender algo y que podía ofrecer algo.

-¿Qué efecto ha tenido tu experiencia con el encarcelamiento de tu padre en tu activismo?

Una cosa que estamos tratando de hacer más en YAMI es solidaridad para ir a la corte. Si un joven se enfrenta a cargos, vamos con él o ella – sólo por solidaridad. Queremos demostrar al juez que esta persona no está sola, que esta persona tiene una comunidad a su lado. Luché con esto al principio. Sentí ansiedad sólo de entrar en la sala del tribunal. Es un lugar horrible y degradante. He tenido que ir a la corte con mi padre, y era tan deshumanizante para él y para mí también, porque yo estaba con él. Era como que mi papá no era siquiera una persona. Él era un «peligro para la sociedad.» No era digno de ser considerado un ser humano.

Cuando fui con mi papá, no hubo solidaridad para ir a la corte. Era sólo él y yo. Así que éramos más vulnerables a lo mal que nos hicieron sentir. Pero cuando vas con otras personas, todos sentados juntos – a veces incómodos porque tienes que apretarte en las bancas de la corte. Te sientes conectado y no solo. Es como Fred Hampton [que era un líder del Partido de las Panteras Negro] dijo: «¡Poder en todo lugar donde haya gente!»

-Y me imagino que la solidaridad para ir a la corte te ayuda a construir tu base.

Sí, esta solidaridad nos permite conocer el sistema judicial, los que vamos y estamos presentes y apoyamos a aquellos que son vulnerables y el blanco de la violencia estatal, como la pobreza y la encarcelación en masa. Como la gente va a expresar solidaridad en la corte, entre nosotros empezamos a reconocernos mutuamente. Empezamos a fortalecer las relaciones y permanecer juntos. Nos alimentamos de esas conexiones y construimos uno con el otro en nuestras comunidades. Uno de nuestros miembros más recientes de YAMI es alguien que conocimos mientras mostrábamos solidaridad en la corte. Esperamos que cuanto más personas seamos solidarias, más podremos sentir la fuerza de los números y también atrare a más gente al movimiento.

Estamos movilizando jóvenes de diversas maneras – a través de nuestros talleres sobre la encarcelación en masa, la guerra contra las drogas, y «Parar y registrar». Los estamos invitando a las formaciones de acción directa no violenta y estamos saliendo con ellos a protestas – gracias a la nueva ola de organización que está dándose a través de grupos como Black Lives Matter (http://blacklivesmatter.com/ ). Los jóvenes siempre han sido inteligentes acerca de la comprensión de los problemas que enfrentan, y ahora se están haciendo más análisis y hay más conexión con la organización y la construcción de movimientos.

-¿Cómo todos ustedes en YAMI han desarrollado su análisis?

Hacemos educación interna. Nuestras mentes se están expandiendo tanto. Nos empujamos a nosotros mismos para crecer más. Estamos leyendo a Assata Shakur, Bell Hooks, y Audre Lorde, así como Sangre en el ojo de George Jackson, La lucha interior de Dan Berger, y The New Jim Crow de Michelle Alexander.

Creemos que el capitalismo y la supremacía blanca han creado un sistema donde la mayoría de la gente sufre para que unas pocas personas puedan beneficiarse. La mayoría de los crímenes cometidos hoy se producen en gran medida como resultado del sistema en el que vivimos. El capitalismo, el racismo, el sexismo y la homofobia dividen a la gente. Les da a algunas personas más poder que a otras, y es la causa de que algunas personas sean opresivas con los demás. En un mundo mejor, no tendríamos necesidad de prisiones. Tendríamos estructuras en la comunidad donde la gente rinda cuentas. Queremos desarrollar enfoques de una justicia restaurativa y transformadora,  que no sea punitiva.

-Estás haciendo un montón de trabajo duro. ¿Qué te sostiene?

Al participar en una organización, la gente puede perderse. Pero nosotros nos preocupamos el uno por el otro. Nos preguntamos: ¿cómo podemos ser de más apoyo cuando alguien se ha perdido? Estamos aprendiendo mientras lo estamos haciendo. Estamos tomando acción, reflexionando sobre nuestras acciones, tratando de sumar a nuestro conocimiento, y tratando de crecer juntos también.

En YAMI nos estamos empujando nosotros mismos para crear una cultura diferente en nuestro grupo. Nos sentamos juntos y trabajamos en todo. No evitamos los conflictos entre nosotros. Estamos tratando de construir las relaciones que queremos ver en el mundo, empezando por nuestras propias relaciones. Hay mucho amor en nuestro grupo.

Además, tengo que agradecer a mi madre. Ella trabajó muy duro tratando de hacer nuestra infancia tan normal como pudo. En nuestro edificio, nuestro apartamento era al que todo el mundo venía. Siempre estaba lleno de vida. Ha habido una gran cantidad de odio y dolor en el camino de mi madre, pero ella todavía podía proyectar amor y atraer a la gente a nuestra casa.

A pesar de que hay una gran cantidad de dolor a mí alrededor, quiero proyectar ese tipo de amor. Porque eso es lo que la revolución significa, ¿verdad? ¡Amor!

Texto en español editado por Rebelión.

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